Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cara 6


Nota de la Autora: ¡PTLHS ha llegado a 2k con tan solo 6 capítulos Muchas Gracias!

Capitulo dedicado a : katheryn_4 muchas gracias por leer comentar y votar un pedacito de mi corazón te pertenece


A la mañana siguiente me levantó más temprano de lo usual puesto que las oleas de dolor en mi pecho son cada vez más intensas, gracias a la imagen de Denis sosteniendo a esa chica en brazos.

No sé cómo hice para que no viese el daño que me hacía verlo así.

O tal vez si lo hizo y no le importó.

Su mirada sin luz, invadida por la amargura era un recordatorio latente de que lo había perdido.

Había perdido a mi mejor amigo, lo había perdido todo... respiro lo más hondo que puedo en un intento de calmar la tristeza que esto me produce poniendo toda mi concentración en la pantalla de la computadora en donde observo el borrador de lo que fue mi historia, la historia con la mi sueño comenzó y acabo al mismo tiempo.

Otra persona está cumpliendo tu sueño.

Ella es mejor que tú.

Me recrimina mi voz interior. Quizá tenga razón, quizá confié demasiado en la historia. Y no me detuve a pensar que Ginger podría superarme como lo hizo.

Tal vez si es mejor que yo. .

Cierro el documento, dirijo el puntero a él y hago doble clic de modo que las distintas opciones se desplegaron en la pantalla. Presiono eliminar, un recuadro de: ¿Está seguro que desea eliminar el archivo bajo el nombre Una carrera entre el amor, tú, y yo? Abarca la imagen principal del computador.

Estoy por presionar si cuando la aterciopelada voz de Elissa llama mi atención.

— ¿Qué haces despierta tan temprano? — mi mirada se centra en la chica de pijama salpicada de estrellas, las bolsas bajo sus ojos son una prueba contundente de lo poco que ha dormido. Arrastra los pies hasta situarse a junto a mí en el sillón abrazándose las piernas tratando de acurrucarse con su propio cuerpo.

— No tuve una buena noche— le respondo a lo que Elissa asiente, su expresión luce preocupada, creo saber la razón de eso. — ¿A ti que te tiene tan distraída, Matías está bien? — mi pregunta la afecta tan pronto como la formule, una mezcla de tristeza y angustia genuina destella en sus ojos.

— No, no lo está, n-no lo está en absoluto — susurra procurando hallar algo de fuerza en sus palabras. — Ayer por la noche me contó que la situación con su familia está cada vez más difícil.

Cierta envidia se filtra en mis adentros, quisiera que Denis hiciera lo mismo conmigo, que hablara de eso que le lástima, que me dijera cuanto le duele lo que le hizo su madre, que me dejará estar ahí para él.

No obstante ha construido un muro invisible para protegerse, uno donde ni siquiera yo puedo traspasar. Pero me siento egoísta al sentirme celosa de la confianza de Matías hacia mi hermana sólo porque yo lo único que tengo de Denis es... nada, absolutamente nada.

Una punzada dolorosa golpea en mi interior al darme cuenta de eso, sin embargo lo que Elissa dice a continuación me deja sin aliento.

— Dijo que su padre casi muere ahogado en alcohol mientras cuidaba del pequeño Allen, de no ser porque Denis llegó a tiempo. .no sé qué hubiera pasado, y no se me ocurre que hacer o decirle para animarlo. Mostrarle mi apoyo.

No digo nada durante varios segundos, me es difícil procesar la información que Elissa conocía y yo no, ella parece enterarse de eso al ver mi semblante.

Quiero creer que he oído mal, que no estaba hablando de la familia Preston, de la familia que ya de por si atraviesa por algo complicado, que hablaba de otro padre y no el de mi mejor amigo.

Pero el asombro expandiéndose por toda su expresión me dice que todo es verdad.

— No lo sabias... — dice más para ella que para mí, suelta una maldición que no soy capaz de entender, por lo conmocionada que estoy justo ahora, luego se disculpa una y otra vez sin parar. Pero la interrumpo en el momento en el que soy capaz de encontrar el sonido en mi voz.

— Dile que lo amas tanto como puedas, dile que no lo abandonaras— mi voz suena entre cortada, dispuesta a romperse en sollozos en cualquier momento.

Pero me obligo a seguir hablando.

— Abrázalo, como si con tus abrazos pudieras reparar cada una de las piezas que su madre destrozo al marcharse, dile que esa sólo es una prueba que van a superar juntos como lo han hecho siempre; hazlo sentir seguro de que tú nunca te irás. .

La castaña me mira con pena, se acerca a mí envolviéndome en un sólido abrazo.

La opresión en mi pecho me ahoga.

— Tienes que decírselo Cara, él tiene que saber todo lo que me has dicho— susurra en mi oído aun abrazándome. Si tan sólo pudiera. .

Dos horas más tarde en la clase de redacción avanzada, el profesor Thomas, nos dio la tarea de escribir una carta dirigida a alguien que ya no esté con nosotros, donde expresemos todo eso que nos faltó decirle cuando se fue.

Pues dice que como escritores tenemos que ser los primeros en sentir las emociones que queremos darle al personaje para hacerlo más real, más y luego transmitirlo al lector.

¿Porque la tristeza tiene que ser el tema principal, porque si es así como me he sentido los últimos meses? No obstante me limito a seguir las órdenes dictadas comenzando a plasmar en mi cuaderno aquello que he tratado de contener todo este tiempo:

Querido Denis

Se que no debería escribirte esta carta porque tú sigues aquí, vivo... sin embargo, me siento en la necesidad de escribirte a ti y sólo a ti. Porque siento que te voy perdiendo con el paso del tiempo. Tengo que decirte eso que no te dije antes, jamás pensé que nosotros llegaríamos a este punto donde a pesar de ser físicamente los mismos, realmente ya no somos ni la mitad de lo que alguna una vez fuimos o creíamos ser.

Sinceramente después de lo que atravesamos pensé que ya nada podría separarnos.

Pero me equivoque...

Que tonta fui al creer que tendría todo el tiempo del mundo para decirte cuán importante eras para mí, para abrazarte infinitamente y mirarte a los ojos rebosantes de alegría hasta estar segura de haberlos guardado en mi memoria.

Si me hubieran dicho lo que pasaría...

Mi pecho se contrae de tal modo que duele, las lágrimas amenazan con embarrarse en mis mejillas, pero soy lo suficientemente testaruda para permitirlo. Tomó una bocanada de aire para sosegar el sentimiento angustioso y reanudo mi escritura aun a pesar del temblor en mis manos.

Te habría sacado una sonrisa sólo para tener el consuelo de contemplarla una vez más, te hubiera recordado una y mil veces porque eres mi mejor amigo, para que tal vez con un poco de suerte, esa fuera una buena razón para no olvidarte de mí...

Habría buscado mil pretextos para pasar las últimas horas a tu lado sostenida de tu mano, viendo nuestra última película, tener nuestra última caminata en el muelle, hablar hasta que el sueño termine por vencernos; incluso discutir por One Direction y Sum 41 por última vez. .

El dolor en mi pecho se intensifica tanto que escribir se ha vuelto una tarea insoportable, percibo algunas miradas curiosas a mis espaldas antes de seguir con esta tortura.

Denis si hubiera sabido que esa seria tu última vez siendo mi Denis... nunca te hubiera soltado. .

La culpabilidad hace acto de presencia en mi interior acompañada de una lágrima escurridiza.

—Señorita Williams. ¿Se encuentra bien? — interviene el profesor Thomas con preocupación.

Levanto la cabeza, limpio mi mejilla con rapidez, suelto el bolígrafo como si este quemara y lo miro.

—Yo... — titubeo con la respiración atascada miradas ya interesadas se clavan en mi —N- Necesito ir al baño—le comunico y sin esperar su autorización salgo del aula dando grandes zancadas.

— ¿Qué le pasa? —murmuran algunos alumnos en cuanto abandono la clase.

El pasillo vacío se torna interminable a medida que avanzo con rapidez.

Quiero correr, quiero escapar de la tristeza que me muerde las entrañas por aquella sensación de perdida inexplicable es casi como si tuviera toda la intensión de acabar conmigo.

De pronto mi carrera es detenida por un golpe sordo que no fui capaz de percibir, todo el lugar me parece un tanto borroso debido a la prisa que llevaba mientras corría.

— ¿Ratoncita va todo bien? — indaga Joshua curioso y quizá hasta preocupado, levanto la mirada encontrándome con sus ojos verdes examinando mi expresión.

Es casi imposible que al ver sus ojos mi mente no viaje al recuerdo de unos todavía más bonitos, los cuales amaba cada vez que se entusiasmaban porque había un brillo casi hipnótico. Brillo que fue opacado por la decepción y tanto sufrimiento.

Reúno las fuerzas necesarias para poder hacerle frente su pregunta.

¿Debería decirle la verdad? Decirle que hace mucho que olvide el significado de lo que es estar bien.

O ¿seguir mintiendo como lo he hecho hasta ahora?

Solo para evadir las explicaciones.

—Sí. Todo va bien, es solo que tenía algo de prisa por irme— mi respuesta provoca que una mueca decepcionada nazca en su boca.

—Justo estaba por enviarte un mensaje para invitarte a dar un paseo, tú puedes elegir el día — dice con tristeza, y puede que me hiciera sentir conmovida por la sensibilidad que estoy cargando.

Pero no es tan convincente para lograr que acepte.

—No lo sé Joshua, no creo que sea buena idea. — Joshua acaricia mi mejilla mirándome a los ojos, pero la sensación que acompaña a su gesto no es precisamente linda.

Y no sé porque.

—Te hará bien. Creme, te hará bien. —desliza su mano en mi mejilla un par de veces más, los estudiantes abarrotan los pasillos como señal de que el receso ha dado comienzo.

Quizá no sea tan malo dar un paseo juntos, después de todo es con él con el que he pasado todo este desastre y no ha hecho más que apoyarme.

—Está bien, acepto— la sonrisa del chico se ensancha con alegría.

—Llámame cuando te decidas por el día. — me comunica antes de darse la vuelta e irse.

Lo observo perderse en la multitud.

¿Habré hecho bien en aceptar su invitación?

Es entonces cuando el vibrar de mi teléfono me saca de mis conjeturas, lo sacó del bolsillo trasero de mi pantalón sorprendida de que quien está esperando por mi contestación sea nada más y nada menos que Rene Prestón.

El desconcierto me invade en su totalidad.

Él nunca me ha llamado, pero tal parece que no colgará hasta que le tomé la llamada.

Así que lo hago.

— ¿Hola? —respondo dudosa

— ¡Dios!, gracias— lo oigo decir del otro lado de la bocina entre susurros.

—Cara dime que aún no te has ido de la universidad —el tono que usa es desesperado casi suplicante, cosa que empieza a asustarme.

—Aún estoy aquí —no me deja preguntar el porqué de su urgencia por saber dónde estoy. Ya que se adelanta a decir:

—No te muevas de donde estas, tengo que hablarte de algo importante. Se trata de Denis.

Es ahí cuando mi pulso se detiene, por completo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro