Cara 3
No quería levantarme.
No quería enfrentar otro día más en donde todo el mundo me mira como si estuviera loca, sin embargo; sabía a la perfección que si no me levantaba de la cama mi madre iba a estar encima de mí todo el día; por lo tanto preferí levantarme y ducharme para ir a la universidad, era apenas la primera semana del último curso, prefería estar ahí que bajo el escrutinio de personas que solo me juzgan sin tener un motivo valido a mi parecer.
Tomé mi teléfono, yendo directo a mi WhatsApp solo para enviar un único mensaje dejando de lado los otros tantos que esperaban mi respuesta. Me concentré en escribir dicho mensaje:
Yo:
Hola amor, quiero saber ¿Cómo estás? ¿podemos vernos hoy? De verdad me haces falta, estoy cansada de que mi propia familia no haga otra cosa más que juzgarme y mirarme con lástima.
Te necesito, no olvides que te amo.
Bicho:
Estoy bien, ignóralos brujita ambos sabemos que no estás loca, yo estoy aquí. Contigo, si me necesitas podemos vernos hoy en el muelle cuando salgas de clases ¿te parece? Te amo brujita.
Le sonreí a la pantalla de mi teléfono, para luego hacer lo que antes pretendía, lo cual me tomó quince minutos por mucho; no obstante, hice más de lo que debía para que el tiempo de esas miradas fueran mínimas. Cuando bajé escuché que Elissa y mi madre cuchicheaban en la cocina, asi que me fui de puntillas para ver que podía oir, pues siempre que hablaban asi era seguro que yo era su tema de conversación.
O al menos asi es como ha sido este último mes, y tanto mi lado masoquista, como el curioso quisieron saber con qué tontería salían ahora.
Mas aun lo que oí detrás de la puerta no era lo que esperaba escuchar en realidad. —Matías me lo contó anoche. —decía Elissa.
—¿Cómo fue? —la cuestionó mi madre.
Elissa suspiró antes de hablar.
—Allen estaba esperándoloen su habitación para pedirle que le hablara con la verdad, Matías dice que no podíanegarle ese derecho por más pequeño que fuera, pero no tuvo el tacto suficientepara hacerlo y se lo dijo asi; como si no tuviera sentimientos, aun cuando losentía todo mamá y ahora se siente muy culpable. — susurraba la castaña.
—¿Qué le dijo? —indagó mi mamá.
—Le dijo que Denis estaba muerto, asi sin más. — sus palabras no hicieron más que oprimirme el pecho y que mi lado impulsivo, ese que no ha dejado de asomarse los últimos días saliera de nuevo a la luz.
—¡Denis no está muerto! ¡Dejen de decir estupideces! — grité de repente llamando la atención de ambas mujeres, las cuales me siguieron el paso cuando adivinaron mis intenciones.
Ya que salí de casa con paso firme y rápido, crucé la acera y toqué la puerta de la casa Preston, a los pocos minutos la puerta fue abierta por la prometida de Rene. —Cara, no esperaba verte aquí. —argumentó sorprendida.
—¿Esta Matías? —la cuestioné, Erika me miró extrañada, pero contestó:
—Dame un minuto. — dijo, sin embargo, antes de que siquiera lo llamara el chico al que buscaba apareció detrás de ella.
—¿Me buscaban? Las escuché decir mi nombre—comentó el muchacho mirándonos a ambas.
—Soy yo la que te busca—repusecon brusquedad—, quiero saber ¿Por qué carajo le dijiste a Allen que Denis estámuerto? —exigí saber molesta causando que tanto Erika como Matías me observaran de la forma en la que todos lo hacían.
—Por que merece saber la verdad Cara, por eso lo hice. — contestó con tono triste, lo cual provocó que mi enojo aumentara.
—Él no está muerto, está ayudando a Rene con su boda ¿no es asi Erika? Díselo. le pedí a la chica. Pues esta solo agachó la cabeza en lugar de secundar lo que yo había dicho antes. —¡Díselo! — le grité, pero siguió sin decir una palabra. Cuando estaba a punto de hablar Elissa llegó a intentar detenerme; cosa que por obvias razones ya no pudo hacer. —¿Qué carajo estás haciendo Cara? Vamos a casa por favor. —dijo tomándome del brazo para llevarme de regreso sin embargo el enojo creciente en mi interior me hizo arrebatarle mi brazo con fuerza.
—Suéltame Elissa, dejen de tratarme como si estuviera idiota protesté en un reclamo desesperado, di un paso atrás de mi hermana en tanto sacaba el celular de mi bolsillo trasero —, piensan que miento ¿no es asi? —indagué contemplando a todos como si ellos fueran los dementes.
Lo desbloqueé y busqué la últimaconversación que había mantenido con mi novio esta mañana. —Nos veremos despuésde clases en el muelle —les dije mostrándoles mi teléfono; los tres chicos se acercarona la pantalla, luego intercambiaron miradas extrañadas entre ellos para despuésvolver a posarla en mí. Esta vez con un toque de lástima en ella—Cara...—dijo Matías con tono melancólico —,Denis no te respondió solo eres... tú. —sus palabras fueron un valde de agua helada.
—No...ahí está el mensaje. — dije, Elissa me miro molesta.
—No hay nada ahí Cara, por dios deja tu fantasía. protestó mi hermana con brusquedad causando un silencio abrumador, yo los miré un segundo y retrocedí sin quitarles la vista de encima.
—Yo no estoy loca como ustedes creen...no lo estoy. —murmuré para después ir en busca de mi auto; cuando estuve dentro arranqué el motor y conduje a la universidad sintiendo como todo el cuerpo me temblaba de rabia pura, el pecho me subía y bajaba y la respiración empezaba a faltarme conforme pasaba el tiempo. No sé cuánto había pasado, pero mi visión se había vuelto algo borrosa mi primer pensamiento fue «voy a morir» por lo tanto me bajé del auto y me di cuenta que había llegado a la universidad.
Corrí por el pasillo intentando llegar al baño, en el proceso oí la voz de Maddie decir mi nombre, pero no me detuve, cuando llegué me encerré en un cubículo vacío haciéndome un ovillo en una esquina respirando con fuerza para no dejar que se me escapara la vida.
El corazón me latía tandeprisa que por un segundo creí que se detendría en cualquier momento, en ese instantealguien entró; sin embargo, no quise siquiera mirar de quien se trataba, no quería que nadie me viera en este estado tan deprimente.
No obstante, unos minutos más tarde la puerta de mi cubículo se abrió mostrando a una Maddie preocupada de solo contemplarme.
—Cara... ¿Qué te pasa? —me preguntó cuando se arrodilló junto a mí, alcé la vista hacia ella para responder.
—No... pu-edo res-pirar—le hice saber— Me voy... me voy a morir Maddie, ayúdame... —le comuniqué desesperada, en cuanto me escuchó la rubia se levantó yendo hacia los lavabos. Mojó un papel higiénico y luego regresó volviendo a arrodillarse frente a mí.
Después procedió a pasar el papel por mi nuca y cienes, el agua fría llenó mi sistema —Cara escúchame, respiremos juntas ¿de acuerdo? —me indicó empezando a inhalar y exhalar para que la imitara.
Lo hice tratando de concentrarme solo en eso, tras pasar unos minutos en la misma actividad logré tranquilizarme poco a poco. Estas sintiéndote mejor ¿cierto? —inquirió notando la mejora en mi rostro, yo asentí despacio.
Tres minutos después nos pusimosde pie en silencio dirigiéndonos de vuelta al pasillo; caminamos juntas por elmismo hasta que me atreví a preguntarle esa duda que se instaló en mi mentecuando ya me había empezado a calmar. —Puedo preguntar ¿Cómo es que supistemanejar todo ahí adentro? —Maddie suspiró como si un recuerdo se le hubiese venido a la mente.
—Digamos que he pasado por cosas algo complicadas que me han provocado ansiedad—me compartió algo pensativa luego de pasar saliva, lo cual me hizo creer que eso por lo que había pasado era mucho más difícil de lo que expresaba.
—¿Algún día podrás contármelo? —le pregunté cuidando el no parecer una entrometida, la muchacha asintió luego de fijar sus ojos en mí.
—Cuando esté lista lo haré, te lo prometo. —comentó ofreciendo una sonrisa tímida, se la devolví a modo de respuesta creyendo que ahí terminaría todo sin embargo no fue asi, ya que ahora fue ella la que habló: —, te molesta si preguntó ¿Qué te causo el ataque de ansiedad? —me lamí el labio inferior dudando de si debería contarle o no debido a que no sabía si ella también me miraría de esa forma, pero aun asi, me atreví a decírselo.
—Es solo que...estoy harta.
—¿De qué?
—De que todos me digan queDenis ha muerto, cuando yo sé que no es asi. De hecho, hoy quedamos de vernosen el muelle cuando las clases terminen —Maddie me observó con cierta tristeza navegandoen sus pupilas y pensé que diría algo parecido a lo que me reprochaban losdemás. —Estás pensando que estoy loca ¿Verdad? No me sorprendería si es asi, últimamente todos piensan eso de mí.
Maddie negó con la cabeza enseguida. —Yo no pienso que estés loca, a menos claro que comiences a decirme que ya no escribirás esa novela que me tiene tan enganchada. Ahí si te diría demente. —sonreí agradecida de que por primera vez una persona no me juzgara de una manera tan cruel, iba a externarlo en voz alta, pero cuando estaba por hacerlo una voz masculina detrás de nosotras nos interrumpió.
—¡Cara! —mi amiga y yo nos giramos a encarar al responsable, más aún cuando lo hicimos el semblante de Maddie se transformó a uno de desprecio total, el antes mencionado se acercó a donde estábamos. —Hola Maddie. —Joshua la saludó de modo cortés, no obstante; la chica le dedicó una mirada de odio genuino; ese que imprime cada vez que el pelinegro está cerca.
—Cara, te veo después ya no puedo estar aquí. —mencionó antes de irse de largo por lo que restaba del pasillo que daba a la cafetería dejándome un tanto confundida. Pues no acabo de entender el porqué de su odio desmedido.
—No sé porque me odia tanto. —argumentó Joshua viendo junto a mi como la chica se alejaba.
—¿Seguro que no lo sabes? —le pregunté dirigiéndole una mirada inquisitiva.
—No, y la verdad justoahora no tengo cabeza para pensar en las razones que tenga...—comentó cabizbajo y de inmediato recordé lo mal que aún estaba por el viaje que había hecho Amara.
—Aun estas triste por lo de Amara ¿cierto? —indagué buscándole la mirada, Joshua solo asintió mostrándose afectado por el solo hecho de haberlo recordado.
Odio ser el que más sufre por esto, estoy molesto, pero la echo de menos. —me confesó soltando después un suspiro. En todo este tiempo que llevo conociendo a Joshua nunca lo había visto tan triste como ahora lo estaba; es más, dudaba que alguna vez hubiera estado enamorado de otra chica.
—¿No han intentado hablar siquiera para arreglar sus diferencias?
—No estoy listo para eso todavía. ¿tú lo has hecho?
—Algunas veces nos enviamos mensajes. — le comuniqué esperando no empeorar su ánimo con esa información; sin embargo, lo único que hizo fue suspirar como tratando de evadir el tema, lo cual para no extenderlo aún más decidió preguntarme:
—Y... ¿Cómo vas con Denis? —sus ojos se posaron en mí una vez que terminó de hacer la pregunta.
—Todo va bien de hecho,excelente. —le contesté a la defensiva de forma inconsciente debido a todosesos comentarios mordaces que he recibido tantas veces, y cuando me di cuenta de mi comportamiento me sentí culpable.
—Lo lamento. —dije en un susurro sin embargo a él pareció no importarle, ya que en lugar de darme una respuesta preguntó:
¿Y dónde está? No lo he visto— cuando iba a decirle que lo vería hoy, la alerta para iniciar las clases se hizo presente.
Las horas pasaron demasiado lentas, tuve que soportar las mismas miradas de lástima que mi familia me da cuando creen que no me doy cuenta, seguía sin entender las razones del porqué; me daban ganas de enfrentarlos y gritarles que me dejaran tranquila, pero eso me metería en problemas y no estaba dispuesta a lidiar con uno más. Asi que dejé que pensaran y murmuraran lo que quisieran solo quería que las clases llegaran a su fin para poder encontrarme con Denis y decirle lo mucho que lo echaba de menos.
Cuando las clases terminaronfui la primera en salir de ahí, hubo incluso algunos alumnos que mecontemplaron desde sus lugares, pero no me importó. Fui a mi auto y condujedirecto al muelle acompañada de «so Long Good bye» de sumn41 al llegar el aire frescome golpeó la cara, subí los peldaños contemplando el panorama, cuando posee lamirada justo donde Denis y yo bailábamos nos imaginé asi, bailando y sentí como mi corazón se hundió en mi pecho, pero lo ignoré y decidí esperarlo sentada a la orilla de este.
Dejando que la corriente de aire jugueteara con mi cabello, viendo como las gaviotas levitaban en el cielo en manada, en busca de un nuevo hogar; diez minutos más tarde el sonido de unas pisadas me hizo girar la cabeza en dirección al sonido de estas.
—Denis...—dije emocionada no obstante, me encontré con Maddie acercándose a mi provocando que dicha emoción se esfumara tan rápido como había aparecido.
—No soy Denis, pero vine a esperarlo contigo. —dijo la rubia tomando asiento junto a mi, nos quedamos calladas un par de segundos viendo pasar al puñado de aves en el cielo, de repente me nació la necesidad de decirle:
—Gracias por lo de hoy, sobre todo por estar aquí...— le dije aun observando el cielo.
—Es lo que hacen las mejores amigas...—repuso la rubia a mi lado.
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