Denis 58
Cuenta regresiva 3
Me ignoro sin dejar que dijera nada.
Maldita sea la hora en que acepte ayudarle a esa chica, acaba de destrozar todas las posibilidades que tenía con Cara.
Todas.
La maldita impotencia de no poder explicar lo que realmente paso, y sus palabras instalándose en mi cabeza me revuelven los pensamientos para ella besarme fue un error.
Así como tú le dijiste a Kim ¿te acuerdas? Me recrimina mi conciencia, aprieto mis manos en un puño y con quien descargue esa furia contenida que hervia dentro de mí fue con el casillero frente a mi, tirándole un golpe a la puerta. Los mirones del pasillo me juzgaban de loco observándome de reojo a excepción de un chico que si me mira directamente.
— ¿Que, nunca has visto a alguien golpear un casillero? —Lo enfrentó y desvía su mirada a otro lado.
—Oye el casillero no tiene la culpa de tus berrinches —dice Louis a mis espaldas.
—Siii —sueltan Charlie y Marcelo al mismo tiempo.
Me giro hacia ellos, aún con cara de pocos amigos.
—No importa y no es ningún berrinche, sólo no me hables ahora ¿sí? —le pido y él sólo asiente en comprensión.
Charlie carraspea para decir: —Comer algún alimento después de estar enojado como aquí lo está nuestro queridísimo amigo crea felicidad.
— ¿Qué tipo de alimento? — inquiere Marcelo con curiosidad
—La pizza.
— ¿Quién te lo dijo? —Pregunta ahora Louis
—Mi estómago —todos lo miramos con mala cara— ¿Qué? A mí me funciona no sé a ustedes, no de verdad tengo hambre —se sujeta el estómago haciendo una mueca.
—Es mejor que vayamos a la cafetería antes de que el que haga berrinche sea él —nos advierte Marcelo.
Alzó una ceja. —Pensé que su novia era Bárbara, no tú. —arguyo yendo dentro de la abarrotada cafetería sentándonos en una mesa vacía a esperar que la fila se reduzca, dirijo la mirada a la mesa de atrás visualizando a Cara leyendo un libro sin compañía. — ¿Porque Bárbara no está con Cara? —investigo con mis respectivos amigos.
—Se fue antes del almuerzo, ella y Nora tenían una reunión que ya no podían atrasar —me resuelve la duda Charlie.
— ¿Y porque no fue con ellas?
—Si dejarás de verla como idiota y me pusieras atención te lo diría —me reclama el chico, sin embargo eso no es lo que me hace voltear en dirección a Charlie sino la forma en la que me mira Cara por tan sólo un segundo.
Pues me mira como si estuviera triste.
Al apartar la mirada de mí se pone de pie para salir de la cafetería, no pasa ni un segundo cuando ya quiero seguirla. — ¿A dónde vas? —dicen los chicos a la vez, pero para entonces ya estoy fuera de su alcance tratando de seguirla.
Pero ya se habia desvanecido entre la gente, busco por todos lados y entonces recuerdo que no he buscado todavía en el lugar más importante de todos.
La biblioteca.
Me introduzco a la habitación llena de libros y efectivamente está allí con las piernas estiradas y la cabeza recargada en la madera de una de las estanterías mirando al techo pensativa, me coloco a su costado en su misma posición sin hacer preguntas.
Permanecemos así unos minutos hasta que es ella la que habla.
— ¿Crees que soy mala amiga? —dejó de mirar el techo luego de su angustioso cuestionamiento para mirarla a ella que aún tenía la mirada arriba.
— ¿Me lo preguntas a mí?
—Los libros no me pueden contestar —el tono sarcástico con el que habla me hace reír.
—Yo pienso que eres la persona más entregada al dar tu amistad.
Si lo sabré yo que no quieres quererme por culpa de esa cualidad tuya.
—Si es así entonces ¿porque me abandonan siempre? ¿Porque simplemente se van? —la tristeza es muy evidente en su tono de voz, lo cual me desespera no poder hacer mucho para desaparecerlo.
— ¿Es Bárbara cierto? —indago más que convencido, ella responde con un si con la cabeza.
—No le tomaba mucha importancia antes, tiene todo el derecho de tener todas las amigas que quiera, pero ya no se toma el tiempo de hablar conmigo. Ya ni siquiera me necesita si Nora esta al rededor. Y si te preguntas si son celos, si lo son ella es la única amiga que tengo —atientas busco su mano para envolverla en la mía.
—Si te sirve de algo, aquí estoy yo —intento darle algo de consuelo.
Cara se sonríe.
— ¿Siempre seremos amigos? —Niego rápidamente y mi mueca era de fastidio.
—Yo no quiero ser tu amigo Cara, lo que viste en el pasillo...
—No quiero hablar de eso —objeta levantandose tan rápido de su sitio que me costó procesar el movimiento, hago lo mismo interponiéndome en su camino.
—Yo sí quiero hablarlo.
—Denis... — me mira y trata de evadirme dando un paso al lado contrario, pero camino a su ritmo negándole el paso.
—No vas a irte de aquí hasta que me hayas escuchado —la chica suspira rendida y se apoya en la repisa para oír mi discurso, me planto frente a ella comenzando a explicarme.
—Esa chica me pidió que le explicará un ejercicio de estadísticas y estaba diciéndome que apoyaba a las panteras entonces sin que me lo esperara siquiera se lanzó a besarme de la nada, yo no tuve nada que ver en eso. Te lo juro brujita... —sus ojos caramelo me estudian mientras habló.
—No entiendo porque me explicas todo esto. —argumenta confundida.
—Porque te amo —confieso y es como si una oleada liberadora flotara alrededor de mí. ¿Cuánto tiempo hacia que guardaba esto?
¿Porque no sentí lo mismo con Ginger o Arielle cuando se los dije? Cara se hallaba asimilando lo que acabo de decirle anonadada al igual que yo.
—No puedes amar a alguien en tampoco tiempo —repone aun con los ojos fijos en mí.
—Tal vez te amaba desde antes de incluso aceptarlo yo mismo —mis palabras nos golpean a ambos por igual, esta chica está haciendo que conozca cosas de mí que ignoraba por completo.
Cara baja la cabeza evitando mi mirada. —No me mientas —susurra concentrada en sus manos, le tomo la barbilla elevándola al nivel de mi rostro.
—No Cara, yo no soy Taylor —sujeto su mano llevándola a mi pecho. —Cada uno de estos latidos es tuyo, yo soy tuyo —manifiesto sincero, su semblante se llena de confusión, sorpresa, miedo y tristeza.
Acaricio su mejilla y sin pedirle permiso robo un beso de esos labios que ya me resultan familiares puesto que algo me dice que quizá esta iba a ser la última oportunidad que iba a tener para besarla.
Nuestros labios se funden volviéndose una sola pieza, mi lengua acaricia la suya de forma tan delicada disfrutando de cada segundo, sus dedos se enredaban en mi cabello y lo revolvía al compás del beso. Sí la forma en la que me está besando justo ahora hablará diría que me ama igual o más de lo que yo la amo a ella.
Pero su parte racional toma el control de la situación poniendo una brusca distancia entre los dos. —No Denis, para —susurra recuperando el aliento. —Si dices no ser como Taylor demuéstramelo —me pide casi suplicando.
— ¿Como?
—Dame la oportunidad de decidir, de decidir lo que quiero para mí —mi parte egoísta me dice que se lo niegue porque ese beso que me acaba de dar lo ha decidido todo.
No obstante, quiero demostrarle que lo que dije era cierto.
— ¿Qué es lo que tú quieres? —Le pregunto y suelta un poco de aire.
—Quiero, necesito que seamos amigos como antes, antes de todo esto. Eso lo quiero —esa fue una puñalada trapera para mí. Y me duele como el infierno, mas aun es más fuerte el amor que le profeso que cualquier dolor que puede causarme su decisión.
Quien diría que Denis Prestón, el muchacho que decía cuándo y cómo debían terminar las cosas con las mujeres estaría aceptando otras condiciones que no fueran impuestas por el mismo, con tal de seguir al lado de la mujer que un día dijo:
Es demasiado tonta para enamorarme de ella.
Y resulto que el tonto siempre fui yo.
—Está bien —le digo observándola por un instante como lo que siempre he amado, sus ojos tienen un brillo que casi me hace pensar que está esforzándose para controlarse.
Desvió mi mirada lejos tratando de tomar el valor del que requiero para retirarme y rendirme por primera vez, dejando a alguien que ahora sé que amo. —Sera como tú quieras —intento ocultar el dolor que me produjo su decisión y sin más abandono la sala repleta de libros.
■■■
—No puedo decir que las cosas ya estén bien de hecho siguen igual o peor — me cuenta Louis— Ni siquiera he podido conseguir un trabajo estable que encaje con la escuela, he conseguido trabajo en un restaurante que solo abre los domingos pero es muy poco lo que pagan, necesito un trabajo entre semana tambien.
Resoplo decepcionado al oír que las cosas con mi mejor amigo no van bien.
—Me estoy desesperando ¿sabes? Es agobiante no poder hacer nada por mi padre —me observa con un destello de tristeza asomandose por los orbes azules de sus ojos.
Y tan solo eso fue suficiente para que yo también me sintiera agobiado y experimentara la misma tristeza que él trasmitía.
Louis cerró los ojos un momento recargando la cabeza en el árbol de roble como lo estoy haciendo yo. —Si tan solo ese maldito abogado hiciera bien su trabajo, demostraríamos que mi papá no desfalco a esa empresa —dice desolado, en cambio a mí su última oración me pone alerta.
— ¿Abogado? ¡Eso es! —Salto de mi lugar de pronto entusiasmado.
— ¿Qué? —Mi mejor amigo pregunta igual de sobresaltado que yo.
—Tu papá necesita un buen abogado, mi papá es abogado mierda ¿cómo no se me había ocurrido antes? —Me cuestiono emocionado por haber hallado la posible solución de todo este embrollo— Mi padre puede ayudar al...
—No — el castaño irrumpe a mitad de mi frase, lo cual me descoloca bastante.
— ¿Qué? ¿Porque no? —inquiero abrumado.
—Porque no quiero que pienses que te utilizó para salir de los problemas gordos yo, yo puedo solo — entrecierro los ojos dedicándole la mirada más sarcástica que puedo darle.
—No te ofendas Lou pero eso es lo más estúpido que me has dicho, contéstame esto... ¿qué somos? —mi pregunta lo desconcierta
Sin embargo aventura a responder.
— ¿A-amigos? —Niego a su fallida contestación.
—Mejores amigos, los mejores amigos se apoyan y ayudan en todo momento no solo cuando las cosas marchan bien —expongo el aludido me mira algo perdido y luego me ofrece una sonrisa cálida.
—Hombre gracias, no sé cómo pagarte esto.
—Pero si no es gran cosa... —rueda los ojos por mi habilidad para restarle importancia a lo que haré.
—Tú y tu modestia. Por cierto ¿pudiste encontrar a Cara? —Su pregunta reconstruye en mi mente aquel momento en la librería despertando también felicidad por que su beso fue la prueba que necesitaba para darme cuenta que Cara por más que quisiera negárselo a si misma sentia lo mismo por mí. Ya no me cabia la menor duda de ello, sin embargo el dolor también acaparo mis emociones.
Pues ella era la mujer que un día pensé no existía y ahora se rehúsaba a estar conmigo que tarde me vengo a enterar de que tuve a la persona indicada ante mis ojos todo el tiempo y no lo supe verlo antes.
— ¿Denis, a donde te has ido? —La voz de mi amigo me devuelve a la realidad.
— ¿Eh? Lo lamento estaba pensando...—le respondo retraido.
—Si me di cuenta ¿y bien que paso con Cara? —Volteo a mirarlo meditando la respuesta que voy a darle cuando el timbre para la última clase decide por mí.
—Creo que me tendrás que contar luego, toca cálculo ¿hiciste la tarea? —Inquiere mientras seguimos el paso para entrar a la escuela.
— ¿Había tarea? —dude a lo que Louis solo se limito a negar.
Ya en casa me dediqué a hablar sobre el caso de Louis con mi padre, no me costó mucho hacer que aceptara llevar su caso ya que él sabe que Louis es de las amistades que más aprecio, acepto y me escucho para empaparse del caso y saber de dónde partir.
No obstante note lo distraído que estaba como si su mente lo absorbiera en otras cosas. —Me ocupare hijo, por favor ahora déjame solo —su tono de voz sonó distante y lúgubre a la par de su mirada vacía.
— ¿Pasa algo papá? —Me atrevía preguntar, sus ojos centrados en los papeles frente a él viajan rápidamente a mí.
—Te dije que te fueras —me ordena con voz fuerte, el asombro se azota en mi rostro por su reaccion agresiva y demandante, nunca se había dirigido de esa forma a ninguno de nosotros. Pero no me queda más que obedecer y hacer lo que dice.
El día transcurrió tan cotidiano como siempre la tarde-noche se abrió paso y en mi puerta se escuchan dos golpes. — ¿Se puede? —El rostro de Rene se asoma en el espacio entre abierto sin levantarme de la cama donde intentaba dormir un poco cedo a su petición.
Mi hermano mayor deambula por mi habitación recostándose a mi lado en silencio.
— ¿Vienes a pedirme la camioneta otra vez? —Indago cuando veo que no dice nada.
—No —enmudecemos otra vez unos instantes hasta que Rene vuelve a hablar.
—Desde hace unos días te he visto muy callado, pensativo y bueno me preocupo por ti; soy el mayor después de todo ¿no? —Suspiro escuchándolo
—Creo que estoy jodido, eso es todo. — Le expongo .
— ¿Porque?
—Porque me enamore, me enamore de verdad —Rene vuelca su cabeza para mirarme a los ojos.
— ¿De ella, no es cierto? —Pregunta refiriéndose a Cara, yo solo muevo la cabeza afirmando su incógnita.
—Siempre lo supe —expresa satisfecho.
—Sé que ella también siente algo por mi puedo percibirlo, hoy pude sentirlo cuando... nos besamos —le confieso—, pero ella no quiere estar conmigo. — le cuento con desilusion en la voz.
—Tal vez tiene miedo de ser lastimada, Denis tu historial con las chicas no es muy pulcro que digamos y quizá a ella también la han lastimado...
—Lo hicieron... —le confirmo.
—Ahí lo tienes hermano, un corazón roto no confía tan fácil en las palabras de amor. Aunque estas sean sinceras —sus palabras remueven ciertos sentimientos en mí.
— ¿Cómo puedo hacer que confíe en mi dé... de esa manera quiero decir amorosamente? —Titubeo y Rene medio sonríe.
—No pensé que llegaría verte así nunca.
—Pues no es exactamente como lo pintan en las películas de sencillo —me muerdo el interior de la mejilla.
—En las películas fingen, esto es la realidad. —apunta con sabiduría, típico de Rene.
— ¿Entonces qué debo hacer? —indago ya desesperado, Rene se pone derecho para poder marcharse.
—Demostrarle que ella es a la única que quieres en tu vida ahora —apoyo mi peso sobre mi codo con una duda regodeándome la cabeza.
— ¿Y si a pesar de eso no me acepta? —Sueno más preocupado de lo que pretendía hacerlo.
—Te quedará la satisfacción de haberlo intentado —dice antes de caminar fuera de la habitación.
—Rene —mi voz hace que se pare en seco a escucharme lanzándome una mirada atenta— Gracias —el chico sonríe en respuesta para luego desaparecer en dirección a la planta baja.
Enseguida tomo mi teléfono del mueble al lado de mi cama desbloqueado la pantalla para enviarle un mensaje a la chica en cuestión, en donde tecleo lo siguiente:
Yo: Brujita ¿estas ocupada?
Cara: Para ti nunca estoy ocupada ¿Qué necesitas?
Una sonrisa boba sobresale de mis labios al leer su respuesta y tecleo más rápido.
Yo: ¿Crees que puedas huir del ogro de tu padre por poco tiempo? Necesito verte.
Cara: Soy una experta huyendo para ir a verte ¿lo olvidas?☺ ¿dime dónde?
Pienso en un lugar cercano y rápido para reunirnos a la mayor brevedad posible.
Yo: ¿El parque?
Cara: Te veo ahí.
Y con eso último dejamos los mensajes de lado y me dispongo a dejar la recamara yendo hacia abajo para así poder reunirme con ella. En donde le diría que ella no es una más en mi lista, que ella es a la única que quise y quiero ahora.
Después de todo ya he pasado lo peor para decir que en definitiva era la mujer que realmente quería, paso por la sala de estar y veo que todos están ahí reunidos. Pero no es para nada una junta familiar de risas y bromas.
Percibo una pesada tensión alrededor, además de unas maletas negras y al más pequeño de mis hermanos llorando desconsolado aferrado a unas piernas delgadas.
Abrí mi panorama descubriendo que a quien Allen se aferraba con tanta fuerza era mi madre, mis músculos se pasmaron de inmediato. — ¿Qué pasa aquí? ¿De quién son esas maletas? ¿Porque Allen llora de ese modo? —no recibo contestación a ninguna de mis preguntas más que miradas compasivas de los presentes.
Cosa que solo sirve para confundirme y alterarme, mi madre me dirige una mirada que no se como descifrar, Amara intenta acercarse a mí no obstante mí padre pone su brazo delante de ella impidiendo que siga caminando.
La mira un momento para después decir: —Yo se lo digo —Amara solo tiene fuerza para asentir, su rostro se nota lloroso al igual que sus ojos.
Mi hermana regresa a donde estaba y en su lugar viene mi padre.
—Christopher no lo hagas por favor, no se lo digas así —suplica mi madre pero fue ignorada cual fantasma.
— ¿D-decirme qué? —investigo de repente asustado, papá me indica que lo siga a un lugar alejado mis piernas apenas responden para seguirle el paso, una vez que estableció una distancia prudente se giró hacia mí diciendo:
—Denis... ¿Recuerdas aquella vez que te dije que todo cambiaría? Pues ese día llego, y te pido que seas fuerte también. —expresa mirándome cauteloso.
—No entiendo ¿qué es todo esto? —mi voz se volvió temblorosa presa de la confusión total, había un poco de miedo también, mi padre suspiro tratando de encontrar que decir. —Tu madre va a irse de casa —me comunica sin quitarme la mirada de encima.
El shock se instala en mi costándome reaccionar ante lo dicho.
— ¿Q-que porque? —balbuceo con la voz ahogada.
—Porque ha estado saliendo con alguien a mis espaldas durante los últimos dos años —me informa con la mandíbula apretada, la información me golpeo duro y fuerte. Mi respiración se agitó, un dolor interno me ataco el pecho.
Era un dolor que jamás en mi vida había experimentado antes.
Era como si las palabras heridas de mi padre me hubieran roto por completo.
De alguna manera mi cuerpo encuentra la manera de girar sobre su eje deseando desaparecer y alejar el dolor que me aqueja ahora, pero cuando lo hice mamá se hallaba delante de mí con las maletas bajo sus pies mirándome con las mejillas empapadas.
—Hijo... —pronuncio con voz quebrada.
Estaba presenciando el final de mi familia y yo que pensaba que lo peor ya había pasado.
Pero no.
Lo peor para mi apenas estaba empezando...
Capitulo dedicado a: Pandi_Cornio_
Gracias por todo tu apoyo votos, comentarios y cariño un pedacito de mi corazon es tuyo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro