Denis 2
Vi como la arrastraba a la salida, como si fuera una niña por la que tienen que decidir, me llena de rabia que su familia quiera controlarlo todo, los negocios en el bufete de mi padre, e incluso la vida de su hija. Me hubiera encantado estampar mi puño en su cara y por lo menos mandarlo al hospital.
Me sacudí del agarre de esos imbéciles de un tirón, la alegría por haber ganado se había esfumado por completo, las miradas de todo el mundo estaban clavadas en mí como si estuvieran delante de un monstro.
Estaba furioso de verdad, si no me iba de este lugar de inmediato, descargaría mi furia con quien fuera que se me pusiera en frente.
No había pisado todavía la banqueta, cuando Kim me bloqueo el paso llenándome de preguntas. — Vi lo que ha pasado ¿Estás bien? ¿Te ha golpeado? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que te acompañe al médico? — si no me sentía mal antes, tanto cuestionamiento empezaba a marearme, y a aumentar el pésimo humor que ya tenía.
— Kimberly estoy bien no necesito a ningún médico. Solo necesito estar solo.
—Yo puedo ayudar a que te sientas mejor— me dice con voz seductora, si este hubiera sido otro momento habría aceptado sin chistar.
Pero justo ahora quería que dejará de coquetearme y se marchará. Mi cabeza necesitaba otro tipo de distracción que no fuera sexual, para mi gran fortuna algunos de mis amigos llegaron a mi rescate.
— No ibas a irte a festejar sin nosotros ¿o sí? Porque si es así, lo siento por ti pero el sexo va a tener que esperar— bromeo Charlie, la chica hizo cara de pocos amigos al verlos llegar no obstante fingí no darme cuenta de eso y le seguí el paso a los chicos.
Nos subimos al carro de este, e hicimos camino hacia el bar que está cerca del estadio. Charlie aparco la camioneta con una maniobra que provocó que todo se tambaleara un poco adentro.
Nunca ha sido cuidadoso al conducir, por eso que no ha podido convencer a sus padres que le compren un auto de último modelo.
—Tu amigo es un maldito suicida. — Joder había olvidado que Kim venía con nosotros. La chica baja del auto mirando el estacionamiento como si fuera un milagro haber llegado aquí con vida, sacude el polvo invisible de su ropa, acomoda su cabello rubio detrás de sus hombros y saca un pequeño espejo de su bolso.
—Todo está en su lugar— le dice a su reflejo.
¿Qué fue lo que me hizo fijarme en ella? Tuvo que ser algo que me atrajo bastante, porque su sencillez, no lo es.
Se vuelve hacía mí con gesto interrogante.
— ¿Cómo me veo? —me preguntó, la mire desde sus largas piernas, recorrí con la mirada sus esbeltas caderas hasta sus bien proporcionados pechos a los que cubría o intentaba cubrir con ese pequeño vestido de estampado floral.
Empiezo a recordar porque me atrajo, y al parecer mi cuerpo también empezaba a recordarlo.
— Bien — respondí a duras penas, con mi voz casi inexistente.
— ¿No quieres festejar de otra manera? ¿Y en otro...lugar? — sugiere usando un tono sugerente, acercándose a mí con la intención de provocarme.
De pronto su propuesta se volvió más apetecible que unos tragos de cerveza, cuando estaba a punto de aceptar Charlie gritó desde la puerta.
— ¡¿Ustedes no piensan entrar?!
— Ya voy. —le anuncie al muchacho optando por entrar al bar con mis amigos, sabía que mi decisión haría rabiar, por lo que caminé con más rapidez para no darle tiempo de repelar, o hacer una escena novelesca.
Me acerqué a la barra para reunirme con los demás que ya bebían y comentaban animadamente sobre los grandiosos resultados del partido.
— El hijo prodigio ha regresado ¿Vas a decirnos ya, que le diste a satanás a cambio para darte el don de hacer anotaciones milagrosas? —Dice Joshua con una evidente ebriedad en tan poco rato.
—Le di muchas horas de entretenimiento—respondí con fastidio, él arqueo una ceja, caminando hacia mí con evidente dificultad.
—T-T- Tú no me engañas... E-eres-s el diablo. — dice arrastrando las palabras, y apuntándome con un dedo acusador, luego se tumba en un banco cercano al mío.
— ¿Qué vas a pedir guapo? ¿Lo de siempre? — Esmeralda la mesera del bar me pregunta, a lo que asiento enseguida.
—Yo... dame tu magia alcohólica otra vez— demanda Joshua a la chica sin que ella tomara su orden aun.
— ¿Tú que ordenarás? — le pregunta a Kim que se sentó de mala gana junto a mí, parece asustada por no ser uno de esos lugares lujosos de los que está acostumbrada— ¿Vas a ordenar algo? — Repite Esmeralda de nuevo
— ¿Tienes algo que sea nutritivo que no tenga grasa? — la mesera apoya las manos en la barra pensativa.
—Agua— Kim le lanza una mirada asesina entonces se vuele a mi realmente furiosa.
—No sé cómo la pasas bien en estos lugares y con este tipo de gente— les dedica una mirada de desprecio a los chicos, empuja el banquillo hacia atrás, antes de irse mira a todos los que me acompañaban con repugnancia, luego la dirige hacia mí y dice:
—Llámame cuando quieras verdadera diversión.
Toma su bolso y se marcha sin más, todos se quedaron en silencio por un segundo. La veo perderse entre la gente, hasta que ya no distingo su figura, me pongo derecho en mi banquillo, miró a todos con mucha seriedad ellos me miran a mí ansiosos.
—Creo que se enojó— digo y el silencio termina en carcajadas.
Las bebidas se encuentran frente a nosotros, tomó la mía, Coca-Cola con Jack Daniel algo ligero para la ocasión.
— ¿Qué festejamos hoy? —inquiere Esmeralda desde el otro lado de la barra.
—Que derrotamos a los Rivers — Louis responde a la pregunta de Esmeralda.
— Propongo un brindis— dice Charlie — Por el mejor jodido equipo de todo el jodido mundo.
— ¡Salud! — todos levantamos y chocamos las bebidas unas contra otras.
Podría haber dicho que este era un gran día, porque habíamos ganado y estábamos celebrándolo. Pero mentiría si lo dijera, me faltaba algo o más bien alguien, Cara no estaba aquí conmigo y eso me hacía sentir muy enojado con ella.
Es mi mejor amiga desde siempre, tenía que estar celebrando conmigo y no lo estaba, tiene un don que casi nadie posee, y es el de hacerme enojar con mucha facilidad, así como también hacer que olvide que lo estoy.
Y sé que el que no esté aquí no es culpa suya, sin embargo me molesta que no pueda acompañarme en un acontecimiento para el equipo, después de todo ella también es parte de nosotros.
— Tierra llamando a Denis— la mano de Esmeralda va de arriba hacia bajo para sacarme de mis pensamientos. — ¿Pensando en tu chica?
Niego con la cabeza, ante su pregunta. —En Cara— contesto, ella sonríe.
—Esa chica si me agrada, por cierto ¿dónde la has dejado? Siempre está pegados el uno al lado del otro.
— Si, ¿dónde la has dejado? Esta noche cuando la vi en el juego, quería follarla duro para ver si esa cara de ángel solo la tiene para guardar las apariencias y en la cama sea toda una experta— comenta Joshua irrumpiendo en la conversación que estaba manteniendo con Esmeralda.
De pronto sentí como la sangre me hervía por dentro, poseído por aquellas sensaciones coléricas lo sostuve por el cuello apretándolo con todas mis fuerzas, lo empujé contra una repisa de cristal que se encontraba cerca de la barra de tragos.
Los cristales se esparcieron por el suelo, mi puño fue directo a su cara una y otra vez, sacando toda esa adrenalina y enfado que me habían obligado a guardar con el padre de Cara.
—No vas a acercarte a Cara de esa manera ¿Comprendes? Si no sabes respetarla, yo te enseñare— le lanzó un ultimátum nunca había sentido tanta rabia como la que estoy sintiendo ahora.
Louis me quita de encima llevándome hacia atrás, luchando con mi fuerza pues quería volver allí para dejarle claro que podía meterse con todo el mundo.
Menos con ella.
— Joder, Denis esta ebrio no sabe lo que dice— dice tratando de tranquilizarme, mi respiración estaba acelerada y mis manos temblaban.
— La policía está aquí— anuncia Charlie.
Mierda, mierda lo único que me faltaba, talle mis manos en mi cara como si de esa forma desapareciera mi frustración y enojó.
Pero aún seguían ahí.
Charlie y Louis me acompañaron a enfrentarlos. Afuera dos patrullas se hallaban estacionadas de ellas descendieron el comandante Venus y su fiel ayudante Shane, ese par patrullan la ciudad de vez en cuando para asegurarse que no hubiese anomalías, y justamente tenían que patrullar hoy.
Carajo.
—De nuevo en problemas Prestón— hablo el comandante Venus, no dije nada, me limite a mirarlo en silencio.
Él hizo un gesto para que lo siguiera y acepte, nos dirigimos a un lugar lejos de la gente, suspiró evidenciando el fastidio que esto le producía, antes de decir nada.
— He sido muy condescendiente contigo Denis porque aprecio mucho a tu padre y sé que tú eres un buen muchacho, sin embargo, no puedo hacer como que no pasa nada todo el tiempo — hace una pausa dramática que parece eterna para mí. —Tu padre va a enterarse de todos los problemas en los que has estado metido, ahora no lo haré, te dejaré ir pero si te descubro en otro problema, vendrás conmigo. —me advierte con solidez al hablarme.
—No habrá próxima vez— le aseguro
—Eso espero— me toco el hombro a manera de comprensión dejándome ir regresé al estadio por mi auto.
Subí a este aunque aguardé un momento antes de hacerlo andar.
Día de mierda.
Conduje sin rumbo fijo y me detuve frente a una casa que reconocí cuando mis ojos se acostumbraron a la obscuridad.
La casa de Cara.
¿Qué hago aquí?
Era una pregunta que no podía responderme en este momento, lo único de lo que estaba completamente seguro era que este no era el día que esperaba, y quería que terminará ya.
Bajé del auto me acerque a la parte que daba hacia su ventana, calculé la distancia que había entre su habitación y el suelo. No era tan peligrosa y aun si lo fuera no me importaba, escalé la barandilla hasta llegar a la habitación abrí la ventana adentrándome en ella.
Al escuchar el chirrido de provoque al abrir la ventana Cara se levanta de la cama de un salto, aunque la luna era la única luz que nos alumbraba pude percibir en sus ojos tristeza teñida en ellos.
¿A su padre no le había bastado con lo de esta noche?
— ¿Qué es lo que haces aquí Dénis? — Me rasco la nuca buscando una respuesta que suene aceptable, no quiero contarle que he peleado con Joshua, ni tampoco que casi soy arrestado.
—Tuve un mal día hoy eso es todo, solo busco algo de tranquilidad— le expongo mi explicación, me mira algo confundida pero luego su rostro se relaja y luego me sonríe. Me acerque a ella y la envolvi en mis brazos, la frustración de toda esta noche se va y vuelvo a sentir la tranquilidad que había perdido.
— Creí que nos odiábamos -dice con la cara hundida en mi cuello.
— Podemos odiarnos mañana. — susurro dejándome envolver por su calor.
Nota de la autora: No sé como agradecer a toda esa gente que a leído mi historia, yo que pensaba que solo tendria unas cuantas vistas por ser el primer dia, y me topo con 89 ¡es fantástico! GRACIAS.
Por el buen recibimiento, por los comentarios de aliento y los votos.
Son ustedes increíbles.
Voten y comenten quiero saber su opinión.
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