Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Denis 12




Maratón POR TI LO HARÍA 2/7





Si me volvía hacia atrás y la miraba llorar por culpa mía.

Iba a regresar, e iba decirle que sí a todo lo que me pidiera para que me perdonara por hacerla suplicar en vano.

Pero si me quedaba...

La pondría en una situación difícil conviviendo con el asesino de su hermano.

Ella tiene una idea equivocada sobre mí, cree que soy bueno, no obstante alguien que provoca la muerte de un chico ebrio, y que además es familiar de su mejor amiga. No puede ser considerado una buena persona.

Cara merece tener a su lado a todas las personas buenas que existen en el mundo, y yo no estoy entre ellas. Es por eso que he decidido mantenerme lo más alejado posible, para que no corra ningún peligro.

Aunque me muera por volver, no lo hare, sacare toda la fuerza de voluntad que hay en mí y resistiré la distancia que yo mismo estoy poniendo entre nosotros. Taylor sabrá como distraerla para que no me extrañe.

Vi como la hacía relajarse luego de mi actitud fría y distante de la mañana, aun cuando no me guste admitirlo abiertamente.

Taylor la vuelve una persona feliz.

El viaje en carretera rumbo al condado de San Francisco ha sido muy largo, mamá es la más satisfecha de que haya tomado esta decisión apresurada, le ha llamado al tío John y le ha pedido que me dé asilo en su casa con su pequeña familia. La tía Maggie es la más emocionada de que pase una temporada con ellos, me ven como un hijo más puesto que no pudieron tener otros después de Kevin, el chico según recuerdo, y me conto mi madre: hacíamos enojar al tío John con nuestras travesuras.

Que muchas veces eran algo pesadas.

Espero sea igual de divertido que antes, estaciono la camioneta frente a una casita colorida. Todas las casas parecen iguales como si fuesen de muñecas, lo que les da un toque diferente son las pequeñas cercas que algunas casas poseen, esta es de un amarillo chillante adornada con plantas y pasto por ambos costados de la casa, un gran árbol lleno de flores azules la hace lucir aún más acogedora de lo que seguramente es.

A Cara le encantaría vivir aquí por lo simple y bonito que es todo, lo sé por lo mucho que la conozco.

Subo las escaleras y tocó la puerta, después de unos segundos la tía Maggie me aprieta en sus brazos tomándome desprevenido.

—Bienvenido a casa cielo —arguye con todo el cariño con el que alguna vez me recibieron cuando era un niño. Le devuelvo el abrazo quedándonos asi por un rato.

Es cálida.

—Gracias —digo amablemente en tanto nos separamos del otro, y entro a la sala dejando mí maleta en el piso, la tía Maggie me ve hacerlo e intenta levantarla de ahí. — Oh no. Aquí tienes tu propia habitación cariño, déjame llevarte a ella. —le quito la maleta de las manos, para luego agregar:

—Yo llevo esto.

Me sonríe agradecida disponiéndose a guiarme a donde sería mi habitación en la planta alta de la casa.

—Cuando tu madre llamó diciendo que vendrías, estaba tan emocionada que me atreví a arreglar uno de los cuartos de vistas para ti. —me informa con la misma emoción que describe haber sentido.

Entramos a la pequeña habitación de un bonito verde agua, mi color favorito.

Todo está muy bien distribuido: la cama está justo en el centro de la recamara, con mantas blancas y lisas, dos cojines azul y blanco yacen como adorno sobre esta la hacen ver más llamativa. Un escritorio de madera de pino color café, con lapiceros, una lámpara azul cielo encima de este, y una silla de madera desgastada, esta entre el ventanal y la cama.

Asimismo un pequeño librero clavado en la pared repleto de películas y discos musicales descansa en una de las esquinas, sin duda este sería el lugar perfecto, para vivir si Cara estuviera aquí.

Claro que ella llenaría de libros todas las habitaciones.

— ¿Qué te parece? —Me pregunta la mujer entusiasmada pero con un toque de ansiedad.

—Cómodo y bonito. —contesto dándole una última ojeada.

—Me da gusto saberlo cielo. —repone satisfecha. — Ahí están los cajones vacíos para que guardes tus cosas —señala el amplio ropero que quedaba al lado de la puerta del cuarto.

Pongo la maleta sobre la cama.

—Estaré abajo terminando la comida que te he preparado.

—Gracias por toda tía Maggie — la mujer me sonríe con ternura.

Esa sonrisa es tan parecida a como me sonreía Cara para darme un poco de tranquilidad.

Estando ya solo me dispongo acomodar la ropa en los cajones vacíos, no le dije a nadie que estaría aquí un buen tiempo. Solo a mí familia, al director Ernest que es buen amigo de mi padre y que gracias a ello me ha dado un "permiso especial" por tiempo indefinido para que mí ausencia en clases no afectará mis buenas notas.

¿Pero cuánto tiempo será el adecuado para quedarme aquí? O mejor dicho. ¿Cuánto tiempo estaré dispuesto a soportar sin la compañía de mi familia y amigos, sin Cara?

No se responderme a mí mismo esas preguntas, lo único que sé es que será el tiempo suficiente para olvidar de nuevo lo que hice.

O al menos superarlo, porque si Cara llega a enterarse de esto no me lo va a perdonar nunca. Cuando terminó de vaciar la maleta, saco mí cámara profesional del estuche en donde venía. En mis ratos libres me gusta tomar fotografías de todo lo que me agrade, o algo que quiera recordar siempre como; paisajes, puestas de sol, personas, momentos.

Me resulta sumamente fascinante lo que una fotografía puede hacerte sentir cuando la ves de nuevo después de algún tiempo.

Es como trasladarte a ese día y volver a vivirlo una vez más.

— ¡Cariño la comida esta lista! —me llama la tía Maggie desde la planta baja, por lo que dejo la cámara sobre el escritorio, y bajó para reunirme con mi tía que está acompañada de su esposo en el comedor.

—Que gusto volver a verte muchacho —menciona con alegría al verme llegar. — Espero que te sientas bien estando aquí, hace mucho que no tenemos visitas tan agradables. ¿No Maggie? —comenta cuestionándola con cierta nostalgia al hablar.

Me recuerda mucho a mi papá.

La mujer afirma a su pregunta con un leve asentamiento de cabeza.

— Ya lo estoy tío, gracias por recibirme. —le comunico haciendo que me mirase complacido por que asi fuera.

— ¿Cómo no iba a hacerlo? Si eres mi sobrino favorito, solo no lo comentes con tus hermanos. —bromeó arrancándonos algunas risas, ahora sé de qué parte de la familia Matías heredo esa personalidad tan picara y despreocupada.

Ya que pesar ser un hombre mayor su carácter liviano, tanto como esa picardía que derrocha por donde quiera que va lo hace ver joven. No es como esos viejos cascarrabias enojados con el mundo.

—No les diré. —le aseguro. — Si lo hago creo que me odiaran, si ya lo hacen en secreto por ser el más sexy, ahora imaginé si les digo que soy su consentido. —musito elevando la ceja.

El tío se ríe a carcajadas por mí comentario

—Eres igual que tu padre, siempre siendo tan gracioso, incluso cuando no quería serlo.

—Sí, mi madre también me lo ha dicho. —le doy la razón aun con un asomo de sonrisa.

—Por cierto ¿cómo esta ella? —Pregunta la tía Maggie, en tanto se servía un poco de agua fresca.

—Está bien, fue ella la que me animo a venir a San Francisco. —le cuento, mientras saboreo la lasaña que preparo.

—Por un momento pensé que era por lo de... —misita el hombre, más aun no termina la frase dejándome con la intriga.

— ¿Por qué? — lo cuestiono enseguida.

— Nada cariño, no me hagas caso.

— ¿Gina sigue empeñada en quitarle del camino a esa muchachita? —El tío John mira con curiosidad a su mujer, a lo que esta le lanza una mirada de advertencia.

— ¡John! Siempre tan imprudente —lo reprende, yo hago como que no entiendo nada para saber más.

— ¿Que muchacha?

—Una muchacha con ojos muy bonitos, color caramelo —sus ojos se pierden en la distancia al rememorar de lo que habla. — La traías contigo muy a menudo cuando eras más joven. Cara creo que se llamaba —sonríe al recordar perfectamente su nombre, luego arruga la nariz— a tu mama nunca le agrado como la mirabas, ni cómo te emocionabas cuando estabas con la chica. Porque le recordaba a...

— ¡Basta! Deja de meterte en donde no te llaman John —le interrumpe tía Maggie

¿Traje a Cara a que conociera a mis tíos de San Francisco? ¿Aun en contra de mí mamá? ¿Porque no me acuerdo de eso? He hecho tantas cosas con ella que muchas de estas cosas me las tiene que recordar ella misma u otras personas.

Tengo mala memoria, puede que sea a causa del accidente.

—Ya, ya mujer... mejor me voy antes de ser hombre muerto, bienvenido espero te quedes mucho tiempo.

Con paso rápido sale de la cocina, para luego salir de la casa, pues a lo lejos se escuchó como fue que cerró la puerta principal.

Cada vez me convenzo más de que mi familia y la de mi amiga ocultan un secreto de los grandes, eso me hace querer saber que es.

Ya que es ddemasiado misterio como para ser algo sin importancia.

Me pregunto si a Cara también le suceden esta clase de comportamientos sospechosos de parte de su familia, o es solo la mía.

— ¿Qué tal estuvo la comida?

—Deliciosa.

—Me alegro, si quieres mañana puedo preparar tu comida favorita, solo que tendrás que decirme cuál es. —Sonríe avergonzada de no saber esa insignificancia.

—Toda la comida es mi favorita —le digo llevando mí plato al fregadero.

Mamá nos ha educado muy bien con respecto a la cocina.

Dice que no por ser hombres le huiremos a lavar nuestros platos o limpiar la cocina, abro el grifo y comienzo a enjuagarlo bien.

—Deja que yo lo haga —intenta alejarme, pero no se lo permito.

—Está bien, quiero ayudar —arguyo continuando con lo que hacía.

Ella me mira feliz pero con un dejo de tristeza nadando en su mirada.

— ¿Pasa algo? —Le pregunto y menea la cabeza en negativa.

—Nada, solo quisiera que Kevin fuera un poco como tú.

"Oh, oh dos chicos problema en la misma casa, no suena bien"

Creía que Kevin era un buen chico, de esos que se matan estudiando hasta el anochecer, mientras chicos como yo hacemos lo nuestro.

Sonsacarlo a beber cerveza.

Pero me equivoque, tendré que ser yo el niño bueno y aburrido si quiero tener donde dormir.

—Y... ¿dónde está él? —me animo a indagar un tanto incomodo, rascándome la cabeza.

—No lo sé —dice entre sollozos.

Ay no, si sigo haciendo llorar a las mujeres, dejare de ser un galán, y me gusta ser el galán que toda mujer sueña. No quiero perder eso.

Me acerco a consolarla. — No llores tía —le acaricio las mejillas mojadas por las lágrimas.

Todos tenemos problemas, y ahora soy consciente de eso.

No sé porque llegue a pensar que yo era el que tenía los peores problemas del mundo.

—Se va, y vuelve de repente, tiene una mala actitud con nosotros —me comparte a modo de desahogo.

—Cuando somos adolecentes nos creemos dueños de todo,y pensamos que las reglas de nuestros padres son para martirizarnos, no obstante al crecer nos damos cuenta que sus reglas solo eran para prepararnos para enfrentar la realidad. Dale tiempo, ya madurara.

Cuando logra calmarse me abraza y me da las gracias por milésima vez, si algún día decido volverme psicólogo no moriría de hambre.

Lo acabo de descubrir.

Todo iba tan bien hasta que una llamada de mi madre me dijo: "si creías que te librarías de tu madre, te equivocas".

Fue entonces que recuerdo que olvide avisarle que había llegado con bien, lo que significa que me hará pedazos telefónicamente. Respiro hondo, muy hondo y voy a enfrento a la fiera...

—Mamá...hola, ¿cómo va todo en la cuidad que nunca duerme?

Niego con mi cabeza, no se me ocurrió nada mejor para decir.

—Déjate de bromas Denis ¿Porque no me avisaste que habías llegado a casa de tus tíos? —suena más enfadada de lo que pensé.

¡Ups!

—Verás —piensa algo rápido Denis, me presiono en silencio. — Llegue distraído y con mucha hambre, ya sabes que cuando tengo hambre me da por olvidar cosas.

Enredo en mí dedo uno de mis rizos para tener las manos ocupadas.

La escucho reír, no solo tengo experiencia enamorando chicas sino también a la más importante, a mí madre. Esa es una de las razones por las que amo ser yo.

—Está bien, tu ganas —se rinde al fin liberando un suspiro, una sonrisa se forma en mí boca. — ¿Cómo te han tratado los tíos?

—Bien, me agradan, la tía Maggie cocina delicioso.

—Sal a conocer el lugar, o mejor dicho a que lo recuerdes, tal vez conozcas alguna chica de tu edad...

Pongo los ojos en blanco, ya vamos a empezar con eso de las chicas para alejarme de Cara. ¿No le basta con que este aquí, lejos de ella por voluntad propia?

—El tío John me estuvo platicando algunas cosas —le corto el tema de tajo, pero se queda en silencio al mencionar eso último. Pensé que había colgado la llamada.

— ¿Mamá estas ahí?

— ¿Cosas? —indago de repente. — ¿Te dijo algo de...?— el silencio se interpuso de nuevo en el teléfono.

Esta alterada, algo está ocultando y me esta enloquecido.

— ¿Tenía que decirme algo? —Le pregunto de manera insistente para hacerla hablar.

— Nada —más silencio. — Tengo que colgar, te amo hijo — musita y de repente corta la llamada.

— ¿Hola? ¿Mamá? —indago a la nada, no oigo más que el sonido del teléfono descolgado. Provocando que me quedara más que molesto.

Necesito tomar aire o hare destrozos aquí adentro.

Subo por mí cámara fotográfica y segundos después bajo otra vez.

—Tía Maggie saldré a caminar un rato —le aviso desde donde estoy.

—No tardes y tampoco te alejes mucho. — la oigo decir antes de salir.

San Francisco es mucho más bonito de noche, las avenidas son tranquilas y melancólicas, todo lo contrario a Nueva York. No hay autos amontonados para irse a trasnochar a los antros, que no voy a negar que yo también soy de aquellos que les agrada irse de juerga y ponerse ebrio hasta perder el sentido.

Pero me gusta esta tranquilidad, sin nada de voces diciéndome que es lo que está bien y que no, con quien debería estar, y con quién no.

Camino sin rumbo por un rato, veo a una chica desde una distancia prudente caminando distraída del mundo con audífonos puestos, disfrutando de la soledad. Tomo mí cámara y ajusto la lente con cuidado de que no me vea y capturo la imagen.

¿De qué estará huyendo ella? ¿A quién quiere callar con la música en sus oídos?

Sigo andando hasta que llegó a un puente enorme donde puede verse una vista espectacular desde aquí, tomo otra fotografía.

"Se las mostrare a Cara cuando regrese." Digo para mis adentros, si es que no me odia para cuando vuelva.

— La extraño. — le admito a la nada en un susurro, mirando el cielo oscuro.

—A ti es a quien quería ver. —dice una voz cantarina detrás de mí.

Me giro sobre mis pies para saber de quién le pertenecía aquella voz y me sorprende toparme con la presencia de Arielle quien me mira, y sonríe de forma coqueta.

Nota de la autora: Hola pequeñitos ¡que empiece el maratón! Voten y comenten mucho para motivarme a subir porque ahora si que estoy muy SAD los amo y disfrútenlo.

Capitulo dedicado a :@saetuyso GRACIAS por ser constante en votos y comentarios me animas mucho un pedazo de mi corazón es tuyo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro