Cara Epilogo
Nota de la Autora: Gran final de Por TI Lo Haria. ETERNAMENTE GRACIAS
—Cuéntame que fue lo que paso con Denis —insiste Joshua por enésima vez mientras caminamos por el patio principal.
—No quiero hablar de Denis ahora Joshua, de verdad si quieres ayudarme no lo nombres en por lo menos un siglo —le pido desganada. Todavía estoy molesta y desconcertada por cómo me trato ayer, por más que intento comprenderlo me cuesta.
— ¿Entonces si fue algo fuerte? —Inquiere insistente, me limito a encogerme de hombros Joshua inspira profundo exasperado por mi renuente necedad a guardar silencio.
Entro al pasillo con los pasos de Joshua pisándome los talones, las miradas de todos los alumnos entrometidos se posaron en nosotros como se ha vuelto una costumbre siempre que Joshua me acompaña.
—No entiendo porque siempre que vienes conmigo nos miran como si me acompañara un asesino —musito con voz grave antes de adentrarme a la cafetería.
—No le caigo bien al 50% de los estudiantes y para el otro 50% yo soy quien los odia a ellos —declara sin remordimiento.
— ¿Y porque conmigo tu odio despectivo no funciona? Digo no tenemos algún tipo de relación cliché para culpar —expreso con sequedad mientras avanzamos por la fila.
Joshua medita su respuesta sin embargo un sonido sordo de sillas y mesas cayendo, además de gritos alarmados de alumnas irrumpe en nuestra monótona conversación.
Suspiro con pesadez al adivinar que se trataba de otra estúpida pelea entre estúpidos estudiantes sin nada mejor que hacer, más cuando escuche la voz del atacante fue cuando todo cambio.
—Te dije que no te metieras en donde no te llamaban. —brama invadido por el cólera, Joshua al ver que he palidecido busca el detonante de mi reacción con la mirada para antes de darme cuenta ya estoy tratando de localizar al rizado problemático entre la multitud de espectadores.
Mis ojos no pueden creer lo que ven lo que Denis está haciendo, amedrentando a un pobre chico delgaducho que apenas y se puede sostener sobre sus huesos.
— ¡Denis déjalo tranquilo! —me apresuró a detenerlo poniéndome delante del chico que yace en el piso, su mirada me dedica toda la rabia que es ecapaz expresar.
— ¡Quítate, no lo defiendas! —Me ordena a gritos.
— ¡No lo voy a hacer! —Me niego a pesar de que sé que lo haré enfadar más todavía su mandíbula se aprieta y no le dejo otra opción más que irse del lugar, o eso pretendía de no ser por la llegada del director para poner orden en este desastre.
— ¿Qué está pasando aquí? —su pregunta va directamente a los implicados.El chico mira al profesor y luego a nosotros.
—El me golpeo y ella quiso adueñarse de mi dinero —bajo la mirada a los billetes que están bajo mis pies aturdida.
¿Que yo le robe qué?
Lo miré incrédula esperando a que dijera que está bromeando o algo... yo lo defendí de una paliza segura y ahora está diciendo que quise robarle, no se desmiente y el director nos mira a mí y Denis de mala manera.
—Las cosas no pasaron así —me defiendo.
Denis por el contrario permanece en silencio, el director Ernest se cruza de brazos. —Los dos vendrán a detención — nos ordena a ambos— Y todos ustedes regresen a sus salones ahora —quejidos y maldiciones hacia nosotros se escuchan de los presentes.
Nos disponemos a seguir al director a detención.
Maldita sea la hora en la que defendí a ese idiota, entramos a la oficina y el director nos dice que esperemos aquí mientras va a buscar nuestros expedientes, me paseo de un lado a otro ansiosa.
Otra vez en detención, otra mancha en mi expediente, una oportunidad menos para ir a Londres. —Vas a hacer un hoyo en el piso —la voz del culpable de este embrollo me regresa a la realidad.
Giro sobre mis talones para enfrentarlo, esta tan cómodamente sentado en el sofá que no parece estar en detención, eso me aumenta la rabia.
— ¡Todo esto es tu culpa! —espeto en su cara.
—No iba a permitir que mi jodido problema fuera regado a toda la escuela por un estúpido nerd de computadoras. Además yo no te dije que vinieras de entrometida a defender a ese gusano de mierda, así que acéptalo es solo tu culpa, así como es tu culpa estar un paso más lejos de Londres y sabes que... me da gusto que así sea —una punzada de tristeza me golpea el pecho luego de sus palabras.
Por cómo es capaz de echármelo en cara sabiendo que siempre he soñado con ir allí y levantar mi escuela de escritura y está aquí alegrándose de mi mala decisión.
Lo miro con desilusión.
Miro a los ojos al que se suponía era mi amigo, y del cual estoy enamorada seguro que mi diario se llevará ese secreto escrito en sus hojas maltratadas pérdidas en algún lugar
Al igual que lo hare yo...
— ¿En quién demonios te has convertido? —le cuestiono sin reconocer al chico delante de mí.
—En alguien del cual debes mantenerte lo más lejos posible —dice con tono sombrío. Estoy a punto de llorar, no quiero esta mala versión de Denis vea como me desmoronó por su causa.
■■■
Al terminar las clases recurrí al único lugar que me inspira calma, el muelle, pero al instante en el que pise ese lugar quise volver por donde vine. Denis estaba sentado en la orilla del mismo pensativo.
Se nota triste bajo esa máscara fría que ha llevado consigo de un tiempo hacia acá, quisiera abrazarlo y hacerle entender que quiero atravesar con él cualquier dificultad.
Pero se ha encerrado tanto en sí mismo que ni siquiera yo puedo entrar.
Me doy la vuelta con toda la intención de irme a casa, pero su voz me paraliza en mi sitio. —No te vayas, necesito hablarte —me pide mientras se acerca a donde me he quedado.
Un millón de sensaciones me recorre las terminaciones nerviosas, cuando me giro lo tengo a tan pocos centímetros de distancia mis ojos van directo a sus labios y luego a sus ojos.
Tienes que dejarlo hablar, antes de perder el control. Me ordeno a mí misma.
Doy un paso atrás para mantener mi distancia, o corro el riesgo de arrojarme contra sus labios sin importarme nada. — ¿De qué quieres hablar? —el ojiverde se rasca la nuca antes de decir nada.
—Y-yo... no, no me alegro de que no puedas ir a Londres —dice con dificultad ,tardo en procesar sus disculpas puesto que me esperaba todo menos eso— Soy un desastre ahora Cara, las estupideces salen de mi boca cada cinco minutos y...
—No te preocupes Denis, yo te entiendo —lo interrumpo a la mitad de su discurso.
El muchacho me observa confundido. — ¿Cómo puedes entenderme y estar tan en paz después de cómo te he tratado? —expresa contrariado.
—Porque... —te amo— Te conozco, se quién eres y en este momento estas tan asustado que crees que nadie comprende tu situación, pero Denis yo la comprendo pase por lo mismo y tú me sostuviste de caer al abismo. Ahora... yo necesito que me dejes estar a tu lado —le suplico con la voz entre cortada.
No quería sonar de esa manera tan desesperada, pero verlo así de roto me rompe a mí en dimensiones inauditas, él retrocede negándose a mi cercanía.
Ráfagas fraudulentas de dolor me llenan al percatarme de eso.
—No te me acerques Cara —suelta y me lástima como nadie— Se lo que crees sentir por mí —dice provocando que me congele desde donde estoy.
— ¿Qué? ¿Cómo que lo sabes? ¿Cómo? —Lo cuestiono desconcertada casi a punto de hiperventilar, Denis saca de su sudadera el diario que creí perdido.
Fue entonces cuando sentí náuseas, mareos y todo tipo de síntomas.
No puede ser.
Denis lo sabe, todo este tiempo estuvo husmeando entre las páginas de mi diario.
— ¿Leíste mi diario?
—Creí que tendrías ahí la estúpida historia de Taylor y tú, nunca me imaginé que tuvieras un diario —se excusa haciendo que el cólera me invada de formas inimaginables.
— ¡Eso no te da ningún derecho a indagar en mis cosas, es mi diario! —protesto indignada.
— ¡No me grites, un maldito diario no se lleva en una mochila, cualquiera podría leerlo! —proclama igual de enfadado.
— ¡No si respetará lo que no le pertenece! —. le escupo alterada.
Su mandíbula esta apretada y sus manos hechas puño, nunca habíamos llegado a esto.
— ¡Pudo haberlo leído un extraño, pero fui yo quien lo hizo. Yo te conozco!
— ¡Eras tú quien no debía leerlo! —espeto.
El silencio reinó entre nosotros, realmente estaba cansada de seguir discutiendo, así que agradecí que así fuera, estar juntos se estaba volviendo insoportable y muy complicado.
Libero un largo suspiro de frustración, luego rompió el silencio diciendo:
—Prométeme algo ¿vale? —el tono de su voz sonaba más tranquilo.
Eso aminoró mi ansiedad un poco.
Me estaba mirando podía sentirlo.
— ¿Que promesa?
—Promete que jamás, jamás vas a enamorarte mí —dijo con frialdad, pero alcance a percibir algo de desesperación también.
Sentí como sus palabras estrujaron mi corazón y eso fue de verdad muy doloroso, no quería encontrarme con su mirada, me asustaba no encontrar en sus ojos a mi mejor amigo.
Pero tuve que hacerlo de todos modos, tragué saliva para deshacerme del nudo que se formó en mi garganta.
—No puedo prometer algo de lo que no estoy segura si pasara —su mirada me analiza el rostro.
—Tienes que hacer todo lo posible para no hacerlo —aquello era una súplica desesperada.
—Lo siento Denis pero ya no puedo hacer nada —le informo, su rostro se vuelve confusión.
— ¿Porque?
—Porque lamentablemente para ti... —una lagrima escapa de mis ojos y tomo aire para poder sacar mi voz que suena rota— Ya estoy enamorada, perdidamente enamorada... —mi declaración parece aterrarlo, no me gusta la sensación que su expresión me provoca.
—Eso no puede ser... —la incredulidad invade su rostro, mis uñas se hunden en las palmas de mis manos a causa de la ansiedad que todo esto me produce.
—Pero lo es Denis lo ha sido siempre. —le digo a pesar de su negación.
— ¡Pero no justo ahora! ¿No alcanzas a entenderlo verdad? Te voy a destruir Cara ¡No debes amarme! —me exige a gritos desesperados.
—Yo no elegí, nadie lo elige. Te amo Denis, lo siento pero te amo y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo.
—No me digas eso de nuevo, por favor no —me ruega ya debilitado por toda la situación. Yo cansada de respetar las distancias entre nosotros decido romperla arriesgándome a todo.
Sujeto con ambas manos su rostro besando sus labios sin previo aviso de lo sucedido, Denis apenas y es consciente de lo que pasa aquí sus labios apenas y se mueven contra los míos, pero cuando logra acostumbrarse me responde con la misma intensidad.
Quiero que este beso sea prueba suficiente de que mi amor por él va más allá de su firme capacidad de destruirme.
Aferro mis manos alrededor de su cuello para atraerlo más a mí, pero es más rápido y me atrae a su cuerpo, no puedo evitar emitir un jadeo cuando su boca se concentra en mi cuello, sin embargo esto no dura demasiado, pues vuelve a besarme esta vez con más calma.
—Te amo, te amo tanto... —logro comunicarle entre beso y beso.
No obstante esa frase tan corta y significativa, bastó para que detuviera ese apasionado beso, lo miré a los ojos esperando que él me respondiera lo mismo o al menos algo de asombro en sus facciones.
Pero para lo único que me miro fue para grabar en su memoria mi expresión dolida y los pedazos de mi corazón rotos por sus palabras no devueltas.
—Me habría encantado escuchar esas palabras de tu boca mucho antes de todo esto, quizá mi respuesta hubiera sido muy diferente a la de ahora —la perplejidad me invade.
— ¿A qué te refieres? —la gélida mirada de ese nuevo y desmejorado Denis se conecta con la mía.
—Creo que me amaste demasiado tarde.
Nunca me imaginé que una sola frase de la persona que amas pudiera tener el poder de destruirte en cuestión de segundos, al terminar de hablar Denis se marchó dándome la espalda.
En cambio, yo solo veía con lágrimas en los ojos como se me iba la oportunidad de ser feliz.
Todo por perder el tiempo creyendo que mi felicidad la encontraría amando a quien no me amaba, y justo en este momento esa felicidad.
Esa que tanto buscaba se me escurrió ente las manos.
Está yéndose con él mi corazón...
■■■
Querido Denis:
Aunque me destruyeron tus palabras, debo darte las gracias pues me diste la mejor de las lecciones, nunca perder el tiempo cuando personas tan maravillosas te están amando. Sin duda rompiste con todo el cliché demostrándome que puedes ser el jugador de fútbol americano más sexy y no ser un patán arrogante que goza de la misoginia.
Mientras que la protagonista tonta se enamora de ese prospecto y manda a la mierda al único chico que le ha cuidado el corazón.
Gracias por enseñarme que el amor no solo se demuestra con besos y te amos, sino que también hay amor en los abrazos, en los "estoy aquí " en los" por ti lo haría".
En una amistad como la nuestra. Porque, aunque mi corazón ahora te pertenece completamente, jamás dejaras de ser mi mejor amigo, la persona que siempre amé sin saberlo.
Amó ahora y amaré para siempre.
Gracias por mostrarme otro tipo de amor menos destructivo, más honesto, divertido, apasionante, hermoso y fuerte que aunque no supe verlo antes.
Aprendí a amar de otra manera gracias a ti.
— ¿Qué haces aquí escondida? —Pregunta Marcelo interrumpiendo en mi escrito, viniendo a la estantería en la que recargo mi espalda mientras estoy sentada en el piso de mi lugar favorito.
La librería.
Sentándose a mi lado imitando mi posición. —Escribo —le respondo, el moreno me regala una sonrisa de lado.
— ¿Esa carta es la numero infinito que escribes para Denis? —adivina dejándome boquiabierta.
— ¿Cómo sabes que escribo cartas para Denis? —se encoge de hombros despreocupado.
— Mi cicatriz tiene otro ojo, mientras trabajo ella te observa —bromea y no puedo evitar sonreír.
— ¿Cómo puedes tú mismo burlarte de la cicatriz que marco tu vida? —le pregunto interesada, Marcelo me dedica una mirada amable estirando sus piernas para estar más cómodo antes de exponerme su respuesta.
—Todos tenemos una cicatriz que ha marcado nuestra vida, solo que la mía es visible para las personas. Me burlo de mi desgracia porque fue ella misma la que me enseñó a ser fuerte y valorar cada segundo, cada amigo sincero. Todo —sus palabras me llenan de aliento y agradezco en silencio que entre esos amigos este yo.
—Tienes razón, no lo había visto así. —le hago saber.
— ¿Porque no vas a entregarle esa carta a Denis? —me propone, miro la carta con duda.
—No lo sé, Denis ya no es Denis —el moreno asiente.
—Se volvió otro ¿no? —le digo que si con la cabeza.
—No lo reconozco.
—Nadie lo reconoce Cara, ni el mismo se reconoce, pero el dolor le hace eso. Te vuelve una persona que no eres, aunque él no te lo diga y parezca lo contrario te necesita más que nunca. Si me permites aconsejarte, no te rindas con él lucha como él lo hizo una vez por ti, Denis se lo merece. —argumenta lleno de sabiduría.
Después de hablar con Marcelo entendí muchas cosas.
Que el amor que siento por Denis no era un amor cualquiera.
Que no solo los chicos tienen que jugársela por nosotras, eso es solo algo que la sociedad se encargó de meternos en la cabeza.
Al menos eso pienso yo, si es que esta teoría es errónea entonces Denis acaba de demostrarme que por él soy capaz de inventarme cualquier teoría para romperla.
Me dispongo a adentrarme al estadio donde todas las panteras entrenaban sin descanso, busque a Denis con la mirada encontrándolo calentando en una esquina.
Pasó entre los jugadores que miraban mi andar sin saber que hacia aquí en medio de un entrenamiento tan importante, ya que la final con los Rivers estaba cerca.
—Denis ¿podemos hablar un momento? —le consulto.
—Estoy ocupado —dice con fastidio.
—No tardaré mucho. —le explico.
—No quiero escucharte —escupe para que yo me rinda y lo abandone, no obstante sucede todo lo contrario a eso. Lo tomo del brazo para que me mire y deje de ignorarme. —Pues vas a escucharme lo quieras o no. —arguyo con exigencia.
Su mirada lúgubre me escruta irritado, no se niega de nuevo así que voy al grano. —Voy a luchar por ti, voy a recuperarte.
Una sonrisa sarcástica surca sus labios.
—Eres taaaan divertida —menciona con fingida alegría.
No le quito los ojos de encima.
—Hablo en serio Denis, voy a luchar por ti porque te amo — le hago saber sin titubeos, al ver mi determinación su semblante se vuelve serio.
Se cruzó de brazos dispuesto a lanzar palabras hirientes, lo sé porque empiezo a conocer a este nuevo Denis y su habilidad para lastimarme con una facilidad sorprendente.
—Vas a luchar por mí... por recuperarme —repite mis palabras con ironía, luego se queda pensando causando que un escalofrío me recorra el cuerpo— Dime Cara, sinceramente ¿Estarías dispuesta a enfrentarte a mí? A este —hace comillas con sus dedos— nuevo Denis, tan diferente a tu mejor amigo ¿así es como tú me describes no? —me pregunta ladeando un poco la cabeza.
Siento la bilis formarse en mi garganta.
Odio su actitud, pero asiento.
—Por ti lo haría —respondo decidida sin despegar mi mirada de la suya.
Vuelve a posarse esa sonrisa que antes tenía en su boca, su mirada revelaba cierto asombro que trata de disfrazar con desinterés.
—Buena suerte... —comenta a modo de reto, aquella frase tan simple solo había sido el comienzo de una lucha que no estaba dispuesta a perder.
No iba a rendirme.
Pues me había dado cuenta que por él sería capaz de todo, no importa cuánto dolor tenga que soportar para lograrlo.
Porque...
Por ti lo haría Denis.
Por ti lo haría siempre...
Capitulo dedicado a : Todos y cada uno de ustedes inmortales tanto a los que expresaban su apoyo en comentarios como a los que solo me regalaban votos pero estaban ahí leyéndome siempre es hora de que junten los pedacitos de mi corazón y lo vuelvan uno porque con ustedes es donde se queda se que lo deje en buenas manos y que estará bien cuidado.
Esto no es un adiós, si no un hasta pronto los amo y los amare siempre MUCHAS GRACIAS
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