Cara 59
Cuenta Regresiva: 2
Nota de la Autora: Respira hondo, muy hondo y sostén tu corazón
Miro el teléfono por milésima vez en la media hora que llevo aquí esperando, no hay una llamada o mensaje que anuncie que no vendrá, el frio me cala los huesos aunque intento darme calor con los brazos.
No vendrá.
Denis no vendrá.
Me levanto y me voy por donde vine, mientras hago mi camino a casa marco el número de Preston pero en su lugar responde la contestadora aprieto mis labios en una fina línea.
¿Qué le habrá pasado?
¿Se habrá arrepiento de venir a hablar conmigo?
Entro a casa y voy directamente a mi habitación, Elissa estaba esperándome caminando de lado a lado, cuando me vio entrar se apresuró a llegar hasta donde estaba tirando de mi brazo arrastrándome hasta bordillo de la cama.
— ¿Le dijiste? —inquiere ansiosa de que le contara
Niego desanimada. —No puede hacerlo...
— ¡¡¡ ¿Qué?!!! ¡No puede ser que seas tan cobarde ya lo habíamos hablado Cara, dijiste que se lo dirías y justo te envió ese texto. ¡Era la oportunidad perfecta! —refunfuña alterada.
—No le dije porque no estaba ahí Elissa, no llego ¿cómo iba a decírselo? —le expongo cuando por fin deja de recriminarme mi supuesto error. Entonces mi hermana relajo su entrecejo arrugado para mirarme apenada.
— ¿Te dejo plantada? —me cuestiona Elissa, me levanto de la cama y camino tratando de ordenar mis ideas.
—Denis no me dejaría plantada así sin más Elissa, no responde el celular ¿Y si le paso algo de camino? Voy... voy a ir a su casa para ver si está bien —decido de pronto la mano de la castaña tira de mí devolviéndome a mi lugar inicial.
—Espera, espera no te aloques, las malas noticias son las primeras en llegar ¿Porque no intentas llamarlo otra vez? Tal vez su teléfono se quedó sin batería. —propone mi hermana.
Trato de no perder todavía más la cabeza y hago lo que me ha sugerido, al cuarto timbre con mi inquietud al borde su voz me inunda de alivio.
— ¿Sí?
— ¡Por dios Denis! ¿Estás bien? ¿Porque no me respondías? ¿Porque no llegaste? —era como si estuviera hablando sola porque no emite ningún sonido por unos largos segundos— ¿Denis sigues ahí?
Un suspiro pesado le sigue a mis palabras.
—Sigo aquí, n-no pude ir porque... porque Amara me necesitaba para algo y se me hizo tarde, lo siento —su voz es áspera e indiferente.
— ¿Seguro que estas bien? —insisto otra vez.
—Seguro... —dice esta vez más convencido, o eso es lo que trataba de aparentar.
Elissa al verme tan centrada en Denis me dice por señas que ira a su recamara, pero antes me susurra un "díselo" para luego salir cerrando la puerta detrás de si.
—Vale, no insistiré más ¿vas a decirme de que tema querías hablarme?
—Tonterías —suelta como si nada, a mí me comienza a desconcertar su actitud.
— ¿Tonterías? —Repito lo que ha dicho.
—Sí, solo quería hablar y ya —muerdo mi labio inferior para no gritarle que su actitud está poniéndome al límite, porque sé que miente cuando dice que está bien.
No quiero forzarlo a decirme que es lo que pasa, aunque es por eso por lo que lo he llamado. —Pues yo si quería hablarte de algo... —confieso.
—Estoy muy cansado... ¿puedes decírmelo otro día? —me corta de la nada, suspiro profundamente para seguir conservando el control accediendo a su petición.
—De acuerdo, que descanses. Te quiero...—manifiesto pero el abandono abrupto de la llamada suena al terminar la última frase. ¿Qué es lo que le pasa?
Me pregunto mientras proceso aquella llamada dejándome atrapar por el sueño.
Por la mañana me quede en la cafetería escribiendo un nuevo capítulo de mi novela secreta mientras esperaba a que la clase de literatura comenzará. —Amiga mía aquí estas —Joshua dice con ese tono arrogante.
—Hola Joshua —lo saludo sin despegar la mirada de la pantalla.
—Que tranquila estas, se nota que no te has enterado de nada —dice y sus palabras me ponen alerta.
— ¿Enterarme de qué? —Pregunto ahora con toda mi atención en el chico que juega con el pestillo de su pajilla con desinterés.
—Esta mañana a Denis lo llevaron a detención y a la enfermería con Becky —la información otorgada me petrifica por unos segundos.
— ¿Qué? Pero... ¿Por qué? —inquiero para saber más de ello, Joshua se encoge de hombros restándole importancia.
—Según mis contactos, se metió en una discusión con un chico que por supuesto término en una pelea muy fea —gesticula al revivir la imagen en su cabeza— Y ahora creo que sigue en la enfermería —cierro de golpe la computadora.
La guardo en el bolso yéndome a la enfermería tan rápido como mis pies me lo permitían. — ¡De nada Ratoncita! —escucho que el pelinegro exclama a distancia.
Abro la puerta de un empujón por la fuerza implicada causando un sobresalto de parte de Becky que se concentraba haciendo anotaciones de un paciente que no era Denis.
—Cara... ¿Pasa algo? —me pregunta preocupada, el chico al que atiende me mira como si tuviera miedo de mí, tome el aire necesario para hablar y explicarme con claridad.
—Denis... ¿dónde está? —Becky saca un algodón de una pequeña bolsita, la sumerge en alcohol, y se la entrega al muchacho para que lo mantenga en su nariz la enfermera viene hacia mí apartándonos del chico para no ser escuchadas.
—Denis está en el baño, lo he mandado a lavarse y creo que le haría bien hablar contigo —luce angustiada al igual que yo lo estoy ahora mismo.
Doy un leve asentimiento. —Gracias Becky —la mujer me sonríe con calidez y de esa forma voy en busca de mi amigo.
No me tomo el tiempo en pensar lo que dirán de mi si alguien me ve entrando al baño equivocado, entro en el encontrándome con sus ojos reflejados en el espejo empañado.
Noto que tiene la ceja y el labio con restos de sangre molida. —Este es el baño de hombres ¿no ves el letrero? —Musita exacerbado.
—Ya lo sé, si lo veo — le respondo con el mismo tono, nuestras miradas chocan en el cristal, la suya era tan gélida e inquebrantable.
Tanto que por un instante pienso en apartarla, pero no lo hago.
—Si ya lo sabes ¿porque estás aquí? —Inquiere con voz exigente, me acerco dos pasos más a él.
—Ya me enteré lo que hiciste hoy —le digo con tranquilidad para no alterarlo mas de lo que era obvio que estaba.Una sonrisa sarcástica brota de sus labios, luego se gira quedando frente a mí.
— ¿Y vienes a sermonearme también tú? —me cuestiona, le quito el papel con el que se quitaba el resto de la sangre haciéndolo yo por él.
—No — respondo.
El rizado hace una mueca de dolor cuando presionó ligeramente el papel en la herida. —Solo quiero saber qué te pasa —continúo diciendo, esto hace que se aleje de mi intento por ayudarle.
—Pasa que quisiera desaparecer en este momento, quisiera largarme ya de aquí —me mira y puedo captar la vulnerabilidad que lo envuelve en estos instantes.
Quiero abrazarlo.
Quiero decirle que estoy para él.
Que quiero estar con él, en todas las maneras posibles.
Pero no lo hago porque sé que va a rechazar esas palabras justo como las rechazo anoche, en su lugar le propongo algo que tiene todas las posibilidades de ser rechazada pero aun así se lo hago saber.
—Vámonos, si vas a desaparecer déjame desaparecer contigo.
Denis me analiza unos segundos, buscando algo para decir a eso, me aproximo a él y este retrocede.
—No —sentencia—Quiero hacerlo solo —me muerdo el labio inferior tratando de sosegar mi desesperación.
—Pues no lo harás —es mi turno de decidir, el verde esmeralda de sus pupilas se intensifica mirándome con dureza.
— ¿Porque no? —gruñe sin molestarse en disfrazar un poco su estado de animo actual.
—Porque desde el día en el que me conociste dejaste de estar solo —uso el mismo tono grosero que él ha usado conmigo.
—Pues ojalá no te hubiera conocido nunca —brama sin darse cuenta de lo cruel que ha sido, sus palabras las sentí como navajas encajándose repentinamente en lo más profundo de mi pecho.
Pero traté de disimular el dolor.
—Desgraciadamente lo hiciste y no pienso dejar que te vayas sin mí —argumento decidida, el chico expulsa un suspiro frustrado pues sabia que lo que decia era verdad.
—Vámonos entonces —refuta sin un atisbo de ánimo.
Ambos hacemos camino hacia el estacionamiento en silencio, subo del lado del copiloto mientras que Denis toma el volante manejando a ningún lugar en particular, pasamos por calles desiertas que nunca había visto.
Cuando de repente su velocidad aumenta de manera dramática, acción que me asusta bastante lo veo apretar el acelerador hasta el fondo.
—Denis ¿Qué haces? Baja la velocidad —le pido azorada, pero lo único que hace es aumentarla más— ¡Denis para! —levanto la voz para que me escuche pues parece que no está centrado en la realidad.
Mis intentos por traerlo de vuelta no dan resultado, el accidente de Adam toma lugar en mi memoria estando frente a estas circunstancias, en lo único que puedo pensar es:
Voy a morir como mi hermano lo hizo.
— ¡Denis para por favor! —Sacudo su brazo en un acto desesperado— ¡Denis detente ya! —Le suplicio con las lágrimas mojándome las mejillas. El chico reacciona a tiempo pisando el freno con brusquedad el impacto provoco que mi cuerpo se balancera hacia adelante.
Quedamos varados en el medio de una carretera desolada, respiro varias veces para calmar los fuertes latidos de mi corazón, Denis por su parte baja del auto para recargarse en el cofre del mismo.
Una vez que el susto se disipó un poco, bajo ahora llena de coraje.
— ¿Me puedes explicar qué demonios pasa por tu cabeza? ¡Ibas a matarnos! —exclamó furiosa.
No se atreve ni a mirarme.
Ni a decir nada.
— ¡Dime algo maldita sea! —le exijo ya cansada, Denis clava los ojos en mí y su voz sale disparada.
— ¡Lo siento! ¿Está bien? E-es... solo que no sé que hacer —dice pasándose una mano por su cabello, su expresión frustrada me preocupa, la ansiedad que siente, por lo que sea que le esté sucediendo es visible hasta para mí.
—Denis ¿qué es lo que te pasa? Cuéntamelo juntos hallaremos la solución a esto —mi petición imprime suplica.
—Esto no tiene solución Cara, ya nada lo tiene —argumenta lleno de angustia e incluso decepción, esa luz que tanto me gustaba de su mirada ya no estaba.
Se había ido, se montò en el cofre de su auto observando el cielo gris.
— ¿Porque lo dices? ¿Qué es eso que no tiene solución? —Indagó desde mi sitio.
—Mi madre se ha marchado, se ha ido con él hombre con el que engaño a mi padre por quien sabe cuánto tiempo —expresa con dolor y rencor a la vez mientras que a mí se me atoran las palabras en la garganta.
Esperaba todo menos eso.
Se lo que es el engaño en la familia pero que él esté pasando por el mismo dolor me duele más que cuando me paso a mí.
Se baja de un salto del coche, sé que tiene toda la intención de volver al auto pero no se lo permito al inmovilizarlo con mi abrazo inesperado, sé lo mucho que lo necesita aunque diga lo contrario, y yo necesito hacerle sentir que lo quiero.
Que no está solo.
Que yo estoy ahí.
No me envuelve con sus brazos como hubiera querido que lo hiciera.
No obstante tampoco se niega a que lo consuele, permanecemos así no sé por cuánto tiempo, hasta que él decide que ya es suficiente despojandose de mis brazos. No quiero que lo haga, quiero quedarme así hasta que le quede claro que no me iré.
El verde de sus ojos me escruta haciendo a mi corazón desbocarse.
—Díselo ahora, dile lo que te has negado a decirle todo este tiempo. Dile que lo amas —mi voz interior grita con fuerza, ya no estoy dispuesta a perder mi felicidad por un estúpido pasado, o por un tonto miedo irracional a que me rompan de nuevo el corazón.
—Denis yo tengo algo que decirte...
Sé que es egoísta exponerle mis sentimientos en estas circunstancias, pero es que, si no lo hago ahora, no lo haré nunca. —Yo también tengo algo para decirte, pero hazlo tu primero —dice después de mí.
Niego a su petición enseguida quiero oírlo hablar, quiero saber qué es lo que piensa. —Adelante hazlo tú, yo puedo esperar —lo animo a hacerlo, Denis asiente dispuesto a tomarme la palabra.
—De acuerdo, entonces yo empiezo. —el sonido de su voz se había vuelto un tanto sombrío. — ¿sabes? Creo que tenías razón después de todo —lo miro confundida.
— ¿En qué? —Me aventuro a preguntarle con la mirada en la suya.
—En no aceptar estar conmigo, justo hace unas horas la primera mujer a la que amé acaba de hacerme pedazos, ahora siento que soy capaz de destruir a cualquiera. Incluso a ti, supongo que tú ya lo presentías. Sin duda fue la mejor decisión que has tomado por los dos —punzadas de dolor incipiente me invaden por dentro por tal declaración.
Tengo que retomar las fuerzas que no tengo para no echarme a llorar frente a él, ahora que me decidía a ser valiente.
Ahora que me di cuenta de que el amor que tanto buscaba estaba bajo la etiqueta de "mi mejor amigo".
Lo había perdido ante mis ojos, y ya no podía hacer nada para cambiar eso.
Capitulo dedicado a:
MUCHAS MUCHAS GRACIAS por cada voto y comentario que me regalas pero sobre todo gracias por tanto apoyo un pedacito de mi corazon es tuyo.
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