02
─Te juro que aún no puedo creer que te tomara más de una hora poder arreglarte ─regañó de forma molesta Taehyung, estacionando su auto frente a una lujosa casa. Jungkook se inclinó levemente sobre su asiento─. Estoy llegando extremadamente tarde a la junta con mi jefa. ¡Me va a matar!
El menor sonrió.
─Una vez que llegues tarde no hace daño, ¿no? ─preguntó divertido, recibiendo una mirada amenazadora por parte del mayor.
─Es por esto que dudo que realmente algún día aprendas a ser responsable, Jungkook.
Jeon rodó los ojos y desabrochó su cinturón.
─Estoy en mi proceso de cambio. No esperes milagros tan pronto. Tenme paciencia.
Ambos se bajaron rápidamente del vehículo y se miraron entre sí nerviosos.
─No me dejes en vergüenza, Jungkook ─reprochó el mayor. El menor abrió la boca ofendido─. Si fallas, mis jefes nunca más confiarán en mi cuando les recomiende a alguien, y si eso pasa, yo mismo me encargaré de arrancarte esos lindos cabellos que tienes en la cabeza.
Una falsa sonrisita se posó en los gruesos labios de Kim, asustando levemente al ya nervioso pelinegro.
─Sólo entremos, ¿sí? ─pidió Jeon inquieto─. Quiero deshacerme de estos nervios lo antes posible.
Taehyung asintió en acuerdo.
Ambos caminaron algunos pasos hasta la lujosa y acogedora entrada de aquella casa. El jardín del lugar era inmenso, y parecía adornado por alguna persona amante de las lindas y tiernas decoraciones de nomos, pequeños hongos, figuras de cerámica y demás. Habían diferentes tipos de plantas y flores por doquier, y aunque la jardinería no era algo que Jungkook amara, aquel espacio le transmitía una bonita y feliz calma que no podía explicar.
Taehyung se posicionó delante de la gran puerta de madera que impedía el paso al interior de la casa, y con algo de duda se animó a tocarla dos veces para captar la atención de los dueños.
No pasó mucho tiempo antes de que una señora de mediana edad abriera la puerta y les sonriera con cortesía.
─Buenas tardes, jóvenes. ¿Puedo ayudarles en algo?
Taehyung habló primero.
─Buenas tardes. Soy Kim Taehyung, asistente de la señora Park Suni y del señor Park Hajoon. Quedé de juntarme con la señora Kim antes de dirigirme a la empresa, ¿podría avisarle que ya me encuentro aquí, por favor? ─habló, en un tono serio y educado.
Jungkook alzó una ceja con gracia.
─Claro, joven. Espere un momento, por favor ─La mujer estaba por voltearse cuando notó la presencia de Jeon─. Disculpe, ¿y usted es...?
Jungkook sonrió amablemente.
─Oh, disculpe, me presento ─Extendió su mano y habló─. Soy Jeon Jungkook. Vengo debido a que estoy interesado en poder conocer al señor Park Hajoon por el trabajo de... ─Las palabras del menor quedaron en el aire por un momento, sintiendo cierta vergüenza de pronunciar la palabra 'niñero' en voz alta. Tragó duro─...cuidador.
La mujer lo observó de arriba a abajo con curiosidad. Las palabras del menor la habían sorprendido un poco, pero rápidamente asintió en comprensión mientras pensaba en si aquel chico podría ser capaz de llevar a cabo aquel trabajo tan... complicado.
Sonrió amablemente.
─Claro. Entonces, por favor, síganme.
La mujer ingresó a la casa con Taehyung y Jungkook detrás. Cerraron la puerta y se encaminaron con sutileza hacia el inmenso y elegante salón principal.
Allí se encontraban dos adultos, un hombre y una mujer bien vestidos con varios papeles en las manos mientras hablaban entre sí y se movían de aquí para allá con firmeza. La mujer que los había recibido se posicionó delante de ellos para captar la atención de los mayores.
─Señores, disculpen que los interrumpa, pero han llegado Kim Taehyung y Jeon Jungkook para hablar con ustedes.
Ambos hermanos voltearon a ver a los más jóvenes con distintas expresiones. Fue Suni quién reconoció a Taehyung rápidamente y le sonrió con gracia al verificar la hora.
El menor enrojeció.
─Gracias, Misuk. Puedes retirarte ─habló Hajoon en tono amable.
La mujer asintió y a los pocos segundos se retiró de allí bajo la atenta mirada de todos los presentes.
Jungkook estaba que se moría de los nervios.
─¿Crees que estas son horas de llegar, Taehyung? ─preguntó Suni burlesca.
El menor infló sus mejillas.
─A veces las cosas no salen como uno espera, jefa ─contestó él divertido, provocando que una de las cejas de la mayor se alzara. Kim se encogió de hombros─. Lo lamento, no volverá a pasar.
La mujer sonrió con amabilidad y negó lentamente al cabo de algunos segundos.
─No te preocupes. Es la primera vez que llegas tarde a alguna junta, así que no hay ningún problema, Tae. Hajoon y yo hemos estado informándonos y poniéndonos de acuerdo con las bajas de ventas que este último mes han estado afectando levemente a la compañía, pero ya estamos casi al corriente nuevamente para generar nuevas estrategias de marketing que logren aumentar mucho más las ganancias del próximo mes ─Las palabras de la mujer lograron distraer brevemente la nerviosa y ansiosa mente de Jungkook, quién no dejaba de divagar en el posible trabajo que podría o no ser la salida de rutina que tanto necesitaba.
Taehyung se mantenía serio y atento a las palabras de la mayor, asintiendo en el proceso y deslizándose ligeramente hacia sus jefes para observar los papeles que mantenían en sus manos mientras su jefa continuaba explicándole lo que planeaban hacer en la empresa.
Jungkook se mantenía quieto en su lugar sin saber qué hacer.
Park Hajoon, por otro lado, fue quién se descuidó por un momento de la conversación empresarial que mantenían su hermana y su asistente para desviar su oscura y amigable mirada hacia la figura desconocida de aquel pelinegro que, para ese entonces, se hallaba jugando con sus dedos.
Frunció el entrecejo levemente y caminó sigilosamente hacia el joven muchacho.
Jungkook notó la presencia del señor Hajoon caminar hacia él de forma lenta y cautelosa, provocando que los nervios se volvieran a apoderar de él.
«Tranquilo. Eres un tigre, hombre. Saca tus garras y sé valiente. Eres el rey de la selva». Pensó inquieto.
─Buenas tardes ─saludó el mayor al llegar a su lado─. Mi nombre es Park Hajoon, y el tuyo deber ser Jeon Jungkook, ¿verdad?
Jeon tembló imperceptiblemente en su lugar mientras levantaba el mentón y demostraba una actitud predominante y profesional ante el hombre frente a él, que por cierto era extremadamente atractivo.
No se sentía seguro ahí, se sentía intimidado.
─Así es, señor. Soy Jeon Jungkook. Es un placer conocerlo ─contestó, extendiendo automáticamente su mano para estrecharla con la del mayor.
Hajoon sonrió simpáticamente, notando el ligero temblor en la voz del joven.
─Si no es mucha intromición, ¿podría saber a qué se debe tu visita el día de hoy?
Jungkook respiró profundamente y pensó en cómo soltar su interés por el trabajo de niñero sin sonar muy desesperado e imbécil en el proceso.
Vaciló durante algunos segundos.
Hajoon alzó una de sus cejas curioso.
─En estos momentos me encuentro en busca de trabajo, señor, y gracias a la recomendación que me brindó el joven Kim estoy interesado en saber si cuento con las capacidades para poder ser el niñero que sé que está buscando. No tengo mayor información sobre el trabajo, pero estoy dispuesto a aprender y saber lo necesario para dejarlo satisfecho.
Hajoon observó a Jungkook con atención mientras el joven pronunciaba cada palabra con rapidez. Se mantuvo serio y expectante todo el tiempo, logrando alterar los sentidos de alerta del menor al imaginar lo patético que debía de verse en ese momento.
«Dios mío, soné demasiado desesperado. No me aceptará. Tengo que desaparecer de acá antes de que mi imagen quede manchada como la del más necesitado de atención».
─¿Así que te interesa el trabajo de niñero? ─preguntó Hajoon con lentitud, más para sí mismo que para Jeon.
Jungkook asintió frenéticamente, y luego golpeó su frente mentalmente.
«¡Deja de lucir tan desesperado!».
─Si realmente te interesa el trabajo, necesitaré que me acompañes a mi despacho para hablar con más calma acerca del tema. No es algo que cualquiera pueda tomar, por eso mismo tengo que informarte correctamente de la situación antes de aceptar cualquier cosa ─Le informó Hajoon con expresión neutra, ganándose un suave asentimiento de cabeza por parte del contrario. El mayor volteó hacia atrás─. Suni ─llamó la atención de la mujer─, encárgate de lo demás mientras tanto. Debo atender un asunto importante, así que ante cualquier cosa puedes encontrarme en el despacho.
Su hermana asintió con lentitud siendo seguida por la curiosa mirada de Taehyung, quién detuvo sus ojos en los aislados de Jeon.
─Sígueme, Jungkook.
Hajoon no perdió ni un segundo más antes de comenzar a caminar hacia la salida del salón principal. Jungkook lo siguió rápidamente desde atrás mientras observaba con atención todo a su paso y comparaba inconscientemente su antiguo hogar con aquel en el que se hallaba.
Tenía ganas de conseguir aquel trabajo para hacerse mucho más sencilla la tarea de cambiar pronto su aburrida y sedentaria rutina por una mucho más movida y agitada. No quería perder el tiempo buscando trabajos de aquí para allá sin hacer nada más. No sabía cuánto tiempo realmente podría tomarle encontrar uno como las personas normales, pero claramente tampoco poseía ganas de hacerlo. Quería ser útil para sí mismo y conseguir aquel empleo sin que existiera la opción de ser rechazado, pero no conocía para nada lo que debía hacer realmente allí si llegaba a ser aceptado.
Quería demostrarle a su familia, a sus amigos y, sobretodo, a sí mismo que podía ser autovalente, independiente y responsable con lo que se proponía. Quería dejar de ser catalogado como un idiota que siempre necesitaba de la ayuda de los demás para salir adelante.
No. Ya basta.
¿Qué tan difícil podía ser trabajar de niñero?
¿Vigilar a un niño ─O a un adulto según lo que había escuchado de Taehyung─, acompañarlo y asegurarse de que coma?
No sonaba tan difícil.
Él lo haría, cueste lo que cueste.
Ambos se detuvieron frente a una reluciente puerta de madera al final del primer piso. Hajoon rebuscó entre los bolsillos de su blazer negro un pequeño manojo de llaves dorado, y luego de distinguir cuál era la correcta; abrió la puerta con cuidado.
─Entra, por favor.
Jungkook hizo caso, y con algo de cautela ingresó al oscuro cuarto que al cabo de algunos segundos fue iluminado por dos distintas y brillantes luces. Hajoon cerró la puerta y se encaminó ágilmente hacia su escritorio para sentarse en su fina y elegante silla de cuero café.
─Siéntate, Jungkook ─le indicó el mayor, apuntando brevemente a la silla frente a él.
Jungkook no tardó mucho tiempo en hacerle caso, ya que sentía que solamente de los nervios en cualquier momento sus piernas podrían jugarle en contra.
─Muy bien. Primero quiero agradecerte por interesarte en este trabajo. Sé que no tienes mucha información al respecto, pero aún así admiro que te hayas animado a venir para saber de qué trata. Eso no lo hace cualquiera ─las palabras de Hajoon sonaban algo intranquilas, lo cuál generaba cierta sospecha por parte de Jungkook, quién sonrió con cortesía─. No es fácil explicar de qué trata este cuidado, pues por más que ya me ha tocado entrevistar a cinco personas antes, todas han terminado por marcharse luego de... entender lo que realmente deben hacer.
Jungkook frunció el entrecejo confundido, y sus nervios aumentaron nuevamente.
¿De qué iba aquel trabajo en realidad?
¿Era algo malo?
¿Por qué los otros postulantes se habían ido al saber lo que debían hacer?
¿Debía él huir también?
Apretó los labios.
─Escucha, no quiero alargarme mucho más ni ponerte nervioso con la confusión que puedan generar mis palabras, así que te diré lo más importante de este trabajo ─Jungkook asintió en compresión y se acomodó en su asiento─. Tengo un primo de veintidos años al que necesito mantener vigilado la mayor parte del día a causa de un serio problema que posee. Sufre de una adicción muy avanzada, y por más que lo he llevado a rehabilitación, se niega a aceptar ayuda de cualquier tipo, y eso me tiene cada vez más preocupado ─Hajoon juntó sus manos entre sí sobre el escritorio antes de continuar─. Está enfermo, y cada día temo más por lo que le pueda llegar a pasar si le viene una nueva sobredosis. Nunca me escucha y tampoco me hace caso. No comparte ni conmigo ni con mi hermana, tampoco con los empleados, ni siquiera tiene amigos que lo acompañen. Él está solo sumergido en ese mundo, y yo ya no puedo quedarme de brazos cruzados por más tiempo.
Antes de seguir, Hajoon le dio un tiempo a Jungkook para procesar la reciente información brindada.
El menor se mantenía serio y callado, sin saber realmente qué decir. Tenía muchas preguntas en su cabeza, pero no se sentía capaz de abrir la boca para soltar algo.
¿Adicción? ¿Drogas? ¿Soledad? ¿Enfermedad?
Algunas confusas piezas comenzaban a tomar algo de sentido de pronto, y Jungkook se cuestionó descaradamente si acaso él podría ser la persona correcta para tratar con alguien así.
─¿Cómo se llama su primo?
Hakoon suspiró.
─Jimin. Park Jimin.
«Jimim. ¿Cómo serás en realidad, Park Jimin?»
─Él no solía ser así antes, ¿sabes? ─continuó el hombre con nostálgia─. Jimin solía ser un niño muy amable, amoroso y obediente, y jamás descuidaba su salud, pero pienso que mi descuido y mi falta de atención en su adolescencia hizo que cayera en los brazos equivocados. Yo lo quiero y lo amo como a un hijo, pero aún así no fui capaz de ver las señales que él me daba a los quince años. Hace tan solo un año, cuando su adicción llegó al límite de la dependencia, fue cuando me enteré de lo enfermo que estaba ─Los ojos de Hajoon se aguaron levemente, y aquel detalle Jungkook lo pudo notar sin mucho esfuerzo─. Más que un niñero, yo busco a alguien que lo acompañe y que lo cuide, Jungkook, tal y como un guardaespaldas. Quiero que la persona que acepte el trabajo pueda estar atento al comportamiento de Jimin para impedir que tenga alguna crisis y que recaiga nuevamente. Él odia la idea de tener a un desconocido encima suyo vigilándolo todo el tiempo, y lo entiendo, pero realmente lo que él diga no influye mucho en este momento, porque esta es la medida que tengo que tomar si no lo puedo llevar a rehabilitación. Quiero salvarlo, pero no me permite acercarme a él para hacerlo ─Un pequeño silencio se formó entre ambos, brindándoles la tranquilidad que anhelaban por un escaso momento─. En cuanto al dinero ─vaciló─, yo pagaría lo que fuera necesario para ayudar a mi primo.
Jungkook asintió en comprensión, entendiendo perfectamente que la situación que abordaba aquel trabajo no era para nada sencilla a comparación de lo que él había imaginado.
No sabía qué hacer o qué decir. No le interesaba el dinero en lo absoluto, el tema ahora iba más allá. No quería equivocarse, pero tampoco quería asumir una responsabilidad tan grande que no sabía si sería capaz de cumplir.
Estaba muy confundido.
Entreabrió los labios para murmurar brevemente su opinión al respecto, pero antes de que pudiese soltar alguna palabra, la puerta detrás de él se abrió de golpe, asustándolo horriblemente en el acto.
¿Qué...?
─¡Hajoon! ¡Ya te dije que no me interesa una mierda tener a un niñero detrás de mi todo el día! ¡¿Por qué nunca respetas mis putas decisiones?! ─vociferó enojada una voz desconocida para Jeon.
Hajoon frunció el entrecejo molesto, y rápidamente se levantó de su asiento para apuntar a su primo.
─¡Tenme más respeto, Jimin! ¡Soy tu primo y tu mayor te guste o no! ¡Así que deja de insultar y de utilizar malas palabras!
─Entonces podrías respetarme tú a mi primero, ¿no lo crees?
─¡Ya basta!
Jimin se quedó en silencio de brazos cruzados mientras rodaba los ojos. Hajoon estaba cansado de su irritable actitud.
Jungkook por su parte, sentía mucha curiosidad por saber cómo lucía y quién era el tal Park Jimin que tanto preocupaba a Hajoon. Volteó la cabeza lentamente hacia atrás, y al cabo de algunos segundos se topó con la más bella y triste imagen que sus negros ojos pudieron observar.
Frente a él se encontraba un chico alto, de piel un tanto pálida y cabello negro. Este mismo se notaba sumamente descuidado y largo, pues le llegaba por debajo de los hombros. El flequillo de adelante lograba tapar ligeramente gran parte de su rostro, y las puntas se observaban totalmente quemadas. Llevaba ropa holgada en exceso, probablemente de tres o cuatro tallas más grandes. El cuerpo del chico emanaba varios olores representativos a distintas sustancias que no lograba distinguir, y aunque no podía observarlo bien por las vestimentas tan sueltas, suponía que el joven no debía pesar más de cuarenta y cinco kilos, pues su rostro se hallaba demasiado esquelético y marcado para la contextura de una persona normal. Sus labios se encontraban resecos y sus mejillas algo pálidas. Grandes ojeras reposaban debajo de sus ojos, y una postura molesta pero decaída predominaba la presencia del joven adulto.
Era muy lindo, pero también muy triste de ver.
─No aceptaré que nadie me ande siguiendo por todas partes. Merezco tener mi privacidad también, ¿no? ─la voz sarcástica y fría de Jimim logró sacar a Jungkook de su burbuja.
Bajó la mirada pensando en qué era lo que más le convenía, y escuchó atentamente la conversación de ambos primos.
─Jimin, esto lo hago por tu bien. No lo ves así ahora, pero te aseguro que esto será lo mejor ─Intentó convencerle, pero Jimin bufó─. Quiero ayudarte, y esto claramente no será para siempre, será sólo hasta que... ─Fue interrumpido.
─¿Hasta qué? ¿Hasta que deje de ser un maldito adicto? ─preguntó el menor indiferente─. Quiero que te quede algo claro, Hajoon; si yo estoy así, es porque yo quiero estar así, y ningún imbécil me va a decir qué hacer y qué no hacer, ¿entendido? ¡Es mi vida y yo decido cómo acabarla!
Jungkook alzó la mirada sorprendido, y rápidamente se puso de pie para dejar a los contrarios solos sin sentirse tan incómodo. Ninguno había notado su presencia luego de discutir, por lo que al levantarse ambos pares de ojos se posaron sobre su figura con distintas expresiones.
─Oh, Jungkook, disculpa que te haya ignorado. En verdad yo no... ─sus palabras fueron interrumpidas por Jimin.
─¿Quién es él?
Hajoon carraspeó.
─Un postulante a ser tu guardaespaldas.
Los ojos de Jimim se enfocaron fríamente sobre los curiosos ojos de Jungkook, creando una extraña mezcla de miradas. La mirada de Park era dura, distante e indescriptible, mientras que la de Jeon se caracterizaba por ser amable, confusa y amena en todo sentido.
Jungkook observaba atentamente los castaños ojos del contrario, analizando su mirada a través de cada contorno que el iris demostraba. La expresión de los ojos de Jimin era muy particular, tanto que alteraba el sentir de Jungkook al intentar entender lo que aquella vacía y distante mirada le quería transmitir.
Dolor, sufrimiento, rabia y... tristeza.
Eso transmitía la perdida mirada de Park Jimin.
Jungkook lo observó con cuidado. Jimin frunció el entrecejo luego de un rato, pero poco tiempo después de compartir inexplicables e inalcanzables miradas que ninguno supo descifrar en su totalidad; las tiernas y delgadas mejillas de Park se tiñeron de un suave color rojizo que se apoderó de los hipnotizantes ojos de Jeon.
Fue Jimin quién rompió aquel profundo y placentero contacto visual al sentirse confusamente vulnerable.
Mordió su labio inferior y observó a su primo.
─Hablaremos luego ─soltó algo ido y cortante antes de darse la vuelta y abandonar la habitación con agilidad.
Jungkook se quedó anonadado observando la puerta por donde había salido Jimin.
Se sentó nuevamente y pensó perdidamente en aquellos profundos, misteriosos, solitarios y tristes ojos cafés que le habían transmitido tanto en tan poco tiempo. Podía sentir algo especial en aquel vacío y confuso chico que pedía a gritos ser liberado del dolor que abarcaba en sus ojos. No sabía cuál sería ese tormento y ese pesar que tanto lo angustiaba, pero con aquella mirada supo descifrar una conexión que iba mucho más allá de lo esperado. Él era sólo un inocente chico que, quizás, necesitaba encontrar una última esperanza antes de sucumbir ante sus demonios.
No podía ignorar ese sentir, necesitaba verlo y decirle que ya nunca más estaría solo otra vez, pero no podía. No podía hacerlo. No lo conocía.
─Jungkook, lamento que hayas tenido que ver eso. Jimin es difícil de tratar, y ahora que has visto cómo es me imagino que no querrás... ─Antes de que el mayor siguiera disculpándose por la actitud alterada de su primo, Jungkook alzó levemente una de sus manos y negó con la cabeza, sorprendiendo en el acto al hombre.
Se levantó de su asiento y sonrió amigablemente antes de decir lo siguiente:─No se preocupe. Entiendo un poco por qué ha reaccionado así. No es algo para juzgar.
Hajoon observó atento al pelinegro frente a él, casi sin creer en lo que un chico tan joven podía hacerle entender.
Sonrió ladino.
Él era perfecto para el trabajo.
─¿Eso quiere decir que aceptas esta responsabilidad?
Jungkook tomó algo de aire antes de responder.
─Señor Hajoon, me encantaría poder ser el guardaespaldas de Jimin si usted me lo permite. Quiero ayudarlo, porque aún sin conocerlo, sé que él puede salvarse.
Hajoon suspiró satisfecho.
Quizás él era lo que necesitaba su primo.
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