— Raúl: ¿Se puede saber qué horas son estas de llegar, señorita? ¿Dónde te habías metido? — salté en mi lugar en cuanto escuché su tono serio.

—Y-Yo...— respondí nerviosa pero mi padre me interrumpió dando una carcajada.

— Raúl: Es broma, hija — carcajeo sentado en el sofá con algunos papeles sobre su regazo.

- Muy gracioso — rodé los ojos sonriendo.

- Raúl: Pero si quiero saber donde andabas.

— Me aburrí mucho aquí y decidí salir a caminar un rato — respondí elevando los hombros sin importancia.

- Raúl: Bueno, bueno.

Caminé hasta la sala y me dejé caer en uno de los sillones. Mi mamá salió de la cocina en cuanto me escuchó llegar para reunirse con nosotros.

- Raúl: ¿Cómo fue tu primer día?

Preguntó muentras leía algunas hojas de su trabajo.

- Sorprendentemente bien. Hice amigos, cuatro, un récord para quien es nueva. Todo el día me la pase con ellos, son unos chicos muy agradables, la verdad.

- Papá: ¿Chicos? — dejó de lado las hojas para prestarme total atención —Y porque tenían que ser NIÑOS... y cuatro para acabarla.- dijo en un tono muy gracioso.- Bueno de ellos sacaré algún yernito, de eso estoy seguro — aliviando sus celos de papá sobreprotector.

- Nada de yernitos— arrugue la nariz — estás loco.

_ Estefanía: Que bueno que rápido hayas encontrado amigos cielo me da mucho gusto.

- Gracias ¡Oh casi lo olvido! ¿Saben quien es uno de esos chicos? El hijo de la señora Clemencia, de hecho él me vino a dejar ya que vivimos cerca y mañana vendrá por mi para irnos juntos a al colegio.

- Raúl: ¡Ajá! El primer candidato a yerno — ensanchó su sonrisa — Te lo dije.

Luego de una peque discusión sobre ese incómodo tema cenamos tranquilos. Poco después decidí irme a mi habitación para darme un baño y después ponerme ropa cómoda para dormír. Me quedé pensando en todo lo que había sucedido el día de hoy, en como mi vida estaba comenzando a cambiar de a poco.
Había una pregunta que rondaba por mi cabeza desde el día uno que pise este país ¿Será que aquí logro encajar bien?
Sí bien me conocía, sabía que era una persona bastante insegura para mi edad pero algunas veces era algo que no podías controlar.

*

Mi segundo día de clases, hice la misma rutina, tendí mi cama, prepare mi ropa de escuela, me metí a dar un baño para estar más activa, me arregle un poco y baje a desayunar.

- Estefanía: Buenas días nena.- saludó mientras  servía el desayuno dejaba un beso en mi mejilla.

El desayuno iba de lo más tranquilo. Mis padres hablando como siempre de su trabajo. Hasta que el timbre sonó. Inmediatamente supe quién era la persona detrás de la puerta.

Rápidamente me levanté y para abrir la puerta.

— Villamil: Hola Minette ¿Lista?

— Sip pero espera deja voy a lavarme rápido los dientes — sonreí — pasa.

Me hice a un lado para que pudiera pasar.

Se sentó en la sala, mientras yo corrí a lavarme los dientes, e ir al comedor a despedirme de mis papás.

— Me voy ya al colegio, Juan Pablo llegó por mí, los veo más tarde los quiero.- me despedí de ellos lo más rápido que pude.

— Raúl: ¿Podemos conocer a nuestro yerno?.- su rostro dió risa pícara.

—Ningún yerno, y no, se nos hace tarde bye.

Salí de la cocina a paso apresurado.

— Listo, vámonos.- dije mientras tomaba mi mochila-.

— Villamil:Tienes una linda casa por cierto.

- Gracias.

Salimos de casa mientras íbamos hablando sobre cosas sin sentido.