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Capitulo 68

Los días solían pasarse rápido para los demás pero para mí era todo lo contrario. Las noches eran lo peor.

Ahora entendía el porque de muchos éxitos de los mejores escritores, poetas, músicos...

Era increíble el poder que la mente tomaba sobre uno mismo; podía hacer que tu solo te autodestruyeras con el solo pensar que no eras suficiente para esa persona o que tal vez ya tenia tu remplazo.

También tenía ese poder que te hacía reflexionar, te hacía pensar que eras mucho y que lo mejor era irte de donde no tenian ni idea del inmenso valor que valías.
Había mil formas de matarte a ti mismo. Mil formas de pensar, mil formas de querer luchar y salir adelante. Al final de cuentas, cada uno decidia de que forma pasar el trago amargo de un corazón roto.

Después de mi separación con Juan Pablo, no había querido saber de nada ni de nadie. No había salido de la cama.
Dylan estaba preocupado, trataba de estar la mayor parte del día conmigo pero yo misma le había dicho que no era necesario cuidar de mi como una niña pequeña. Sabía que él tenia una vida y no quería que por mi tristeza amorosa él la pusiera en pausa.
Sharon también estaba a mi lado, y por mas mandona que fuera, no logro sacarme de mi habitación.
Carlos, él llamaba a diario para saber como estaba, a mi querido amigo Dylan se le había salido decir que me encontraba en una tusa horrible por mi rompimiento con el colombiano. Asi que él no perdia la oportunidad.
Los otros tres colombianos estaban al pendiente de mí. Isaza regañaba siempre al otro par cuando intentaban mensionar a Villa, era gracioso pero también era difícil, pues sentía que ellos estaban contra la espada y la pared. Eran como los hijos de un matrimonio que no funcionó y ellos no sabían a dónde ir si con su mamá o su papá.

- Sharon: ¿Algún dia tendrás que salir de vuelta al mundo, sabias?

Le di una mirada rápida y luego la regrese al libro que me encontraba leyendo.

- Buenos días para tí también, Sharito.- le di una mueca de sonrisa.-

- Sharon: Minetteeee vamooos, sal de tu burbuja de depresión y vamos a divertirnos, hoy la abuela se encargará de la cafetería y trabajo en la tarde noche.

- Oh ¿e iriamos de compras?- intenté sonar emocionada.-

- Sharon: ¡Si!- la pelinegra cambio su semblante de decepción a uno lleno de emoción.-

- ¡Genial! Me quedo en casa.-

Toda la felicidad que había habitado por poco tiempo en su cara había desaparecido.

- Sharon: Maldita sea contigo, Minette.- bufó.- eres...

- Ya me se tus regaños, mejor vete a hacer algo productivo que conmigo no lograrás nada.-

Comenzaba a cansarme de que ella y Dylan me dieran sus tontos discursos de superación.
¡Al carajo, todos teníamos distintas formas de sanar un jodido corazón roto!

- Sharon: Bien ¡Si quieres hundirte en tu mierda entonces hazlo!

- Ajá.- respondí sin interés alguno y volví mi vista a mi lectura.-

Escuché como murmuraba algunas cosas que no logré entender y luego salió rápido de mi cuarto sin cerrar la puerta. Iba a gritarle que lo hiciera pero otra voz me ganó.

- ¡Ey!

Escuché la voz de Dylan por el pequeño pasillo.

- Sharon: ¡Agh estoy harta!- la escuché gruñir.-

- Dylan: Cada día es mas difícil ¿cierto?- habló con la voz cansada.-

- Sharon: Ese maldito la dejó peor de que creímos.

- Dylan: Ella podrá con esto, siempre puede.

- Sharon: Pues se esta tardando bastante.-

- Dylan: Ella tardará el tiempo que necesite. No es fácil sanar un corazón roto.

- Sharon: Ya lo se.- dijo casi en un susurro.- bueno tengo que irme. Suerte con la fiera que hoy está insoportable.- ambos rieron y yo solo fruncí el ceño molesta.-

Cerré mi libro y me quede mirando a un punto fijo de la habitación. Pensando mucho y nada a la vez.

- Dylan: Me voy al trabajo, debo hacer unas cuantas cosas, regreso en tres horas.- se acercó hasta mí y dejo un beso en mi frente.-

Bien, ahora ya tenía cargo de conciencia.
No quería que mis amigos la pasaran mal por mi culpa. Asi que sali de la cama sin pensarlo y me metí a bañar con agua fría para quitar todo signo de flojera que habitaba mi cuerpo.
Al salir tome una toalla y me enrollé en ella para comenzar a buscar mi ropa.
Opté por unos jeans desgastados, una  blusa blanca y unos botines negros.

Mi maquillaje fue básico, en realidad solo era el único que sabia hacerme. Pero esta vez traté de usar un poco mas de corrector para tapar mis ojeras de días.
Me giré y mire a mi alrededor torciendo la boca.
Ahora tocaba arreglar mi cuarto y todo el departamento.

Me llevé hora y media en poner todo en orden. Reptilia de The Strokes sonaba por todo el lugar mientras yo hacía bailes raros, deje de alocarme cuando escuché como abrían la puerta principal.

- Dylan: ¿Netti?- sus ojos se abrieron.- ¿Tu estando fresca y activa? Guao eso es... ¡Maravilloso!- corrió a darme un abrazo.-

- Bueno ya era hora ¿no crees?- sonreí.-

- Dylan: Extrañaba esa linda sonrisa.- acarició inocentemente mi mejilla.- espero que hoy nada haga que se borre de tu rostro.-

Iba a responder pero alguien tocó la puerta.
Caminé rápido para abrirla y ver de quién se trataba...

- ¡Martín, Isa!- ahogué en un grito y me abalance sobre ellos dos.- ¡Dios que feliz estoy de verlos!

- Isaza: Mas felices estamos nosotros de verla activa.- acarició mi cabello despeinadolo un poco.-

- Martin: ¿Cómo estás?

- Mejor ahora que estan aquí.

- Dylan: Auch, eso dolió.- llevo su mano a su pecho y reí negando.-

- Pasen, estan en su casa.- ambos se quedaron callados e Isaza carraspeó.-

- Isaza: En realidad...- se hizo a un lado y ahí estaba él. Aquel causante de todo mi desastre emocional.-

- Villamil: Hola.- sonrió de lado.-

Su rostro lucía cansado, estaba lleno de ojeras al igual que yo y su cabello comenzaba a crecer y estaba más despeinado.
Mi corazón se había vuelto a romper al verlo de tal forma.

No me salieron las palabras y solo lo miré y le moví la cabeza en forma de saludo.

- Bueno...- dije nerviosa.- pasen.-

- Villamil: Yo los dejo aquí, voy a alcanzar a los demás en el hotel para dejar mis cosas y los veo... los veo luego para comer.- dió una última sonrisa y se giró.-

- Espera, Juan Pablo...- su nombre me salió en un susurro.- también puedes quedarte, también es tu casa ya lo sabes.- moví los hombros y baje la mirada.-

- Villamil: Gracias, Nett pero prefiero no incomodar.-

- Y-yo... no...- suspiré.- no lo haces.-

- Martin: Bien Papo, entra entonces.- Martín había terminado con esta diminuta conversación incómoda y se lo agradecía.-

- Ya saben que pueden tomar lo que quieran... Yo debo salir.-

Fui a mi cuarto en busca de mi pequeño bolso y luego regresé al living con los demás.

- Dylan: ¿Que? ¿a dónde irás?

- Iré...- me puse a pensar con rapidez. Carajo a donde iría.- iré a un lugar.- dije sin pensar.- llegó más tarde. Adiós.-

Sali del departamento dando un fuerte portazo. Mi respiración estaba agitada y mi corazón latia a mil por minuto.

- Villamil: Ey, Minette.- tomo de mi muñeca antes de que pudiera dirigirme al elevador. No sabia en que momento habia salido.- ¿Podemos hablar?

Una gran furia recorrió mi cuerpo. Ahora ya no eran nervios, era enojo y mucho.

- ¿Ahora si quieres hablar?- pregunté seria y cortante.-

- Villamil: Si, ammm yo...

- Nada. Ahora soy yo quien no quiere hacerlo.- me solté de su agarre.- asi que si me disculpas... Me voy.-

Dije decida y salí de ahí.

¿Que se creía éste? ¿Que podía regresar y poner su cara de cachorro conmigo? o ¿Que yo iba a estar a su disposición cuando se le bajará el berrinche con sus celitos?

Pues NO, señor, no.

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