Narra Minette

La noche casi llegaba, y aun no llegaban mis padres, me sentía sola, yo sabia que mis padres me amaban, sabía que mis hermanos y yo éramos su prioridad  y es por ello que se mataban trabajando para tratar de darnos siempre lo mejor, pero yo sentía que faltaba que ellos nos pusieran un poco mas de atención en el aspecto emocional.

Decidí salir a caminar un poco por las calles, no alejándome tanto, pues aun no me familiarizaba muy bien con este lugar. Mientras caminaba, me perdí en mis pensamientos, y llegue a un parque no muy lejano de casa. Me senté en una banca y me puse a ver como es que la tarde caía de a poco, realmente me sentía muy sola, extrañaba mi vida de antes, sin darme cuenta una pequeña lágrima escapo de mis ojos. Con el dorso de mi mano limpie me limpié la mejilla.
Me gire en el instante que sentí que alguien tomaba asiento a mi lado.

— X: Ey ¿Estas bien?

—Eh... hola, estoy bien gracias—. sonreí un poco.

Era un chico quien se había sentadl a mi lado. Si tez era blanca, con un corte de cabello algo redondo, unos ojos castaños con mirada soñadora pero lo que más me llamó la atención fueron sin duda alguna las cejas abultadas que tenía.

—X: Siento haber tenido el atrevimiento de sentarme, pero iba a ver a un amigo que vive por aquí cerca y entonces te vi. ¿No eres de por aquí cierto? nunca te había visto, no por estos rumbos al menos.

Negué con la cabeza bajando la mirada a mis manos.

—No te preocupes. Y eh, no, no soy de aquí, hace poco me mude a Bogotá...- dije algo tímida, no podía contarle mas al chico, era un desconocido, se veía de menos edad que la mía pero no dejaba de ser un desconocido.

—X: Umm ya veo, oh cierto perdón por no presentarme antes, mi nombre es Martin, Martin Vargas y yo si soy de Bogotá- el chico esbozó una sonrisa dejando ver los hoyuelos en sus mejillas.

—Un placer Martin — estiré mi mano para saludarlo —Mi nombre es Minette Vargas— reí al notar que ambos teníamos el mismo apellido— Y yo soy de México.

—Martin: Es un gusto conocerte Minette. Que sorpresa saber que tengo una hermana perdida mexicana.

Sonreí achinando los ojos. Era bastante agradable.

— Bueno tengo que irme. Hasta luego Martin.- dije levantándome de la banca.-

— Martin: ¿Vives cerca? tal vez pueda acompañarte mientras me dirijo a casa de mi amigo.

— Mi casa queda a diez minutos de aquí.

Martin y yo seguimos nuestro camino. Al final nos habíamos acompañado y aprovechamos la caminata corta para conocernos un poco más. Martin era muy agradable, era de ese tipo de personas que con tal solo una sonrisa te aportaban buenas vibras.

— Bueno Martin, yo vivo justo aquí.- dije parándome frente a mi casa.-

—Martin: Pues que bueno que te acompañe, mi amigo vive justo al dar la vuelta.-

—¿De casualidad, tu amigo no es Juan Pablo?

—Martin: ¡Si! así es... Bueno tengo dos amigos llamados Juan Pablo pero uno de ellos es el que vive al dar la vuelta...¿Lo conoces? — dijo frunciendo el ceño.

—Si, los conocí hoy en el colegio, a los dos Juan Pablo, ¿Isaza y Villamil, no?-

-Martin: Esos mismos.

- Vaya, que pequeño es el mundo diría mi madre. Oh, cierto también conocí a Alejandro y a Simón ¿De casualidad también los conoces?

—Martin: A los cuatro los conozco de siempre. Simón es mi hermano — mencionó.

Mi cara fue de total asombro.

—¿Enserio es tu hermano? wow que sorpresa, no lo esperaba.

—Martin: Si, es mi hermano mayor.

Me despedí de él con un ademán esperando volver a verlo.
Era increíble la rápida confianza que había tomado con Martín, él me había agradado bastante.

Al parecer no era un total fracaso conociendo gente nueva.