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CAPÍTULO 3

Stella

Habían pasado cuatro días desde que estamos en el hospital con Ashton y aún no teníamos noticias sobre cómo se encontraba. Mis lágrimas resbalaban de mis ojos con sólo imaginar lo peor. Me sentía culpable de lo que le estuvo por pasar. No quería que le pasara nada malo. Ya ha sido suficiente con que mi hermano casi lo matara como para que me salgan con que empeoró.

Era mentira todo lo que le había dicho cuando me encontró con Lucius en un momento que no debió haber visto. Lo quería a él. No me importaba el hecho de que me haya terminado. Era más el cariño que sentía por él que odio. Yo no lo odiaba, ni estaba harta de que siempre me lastimara. Ashton era así y nadie lo iba a cambiar, aunque lo metieran a un campo militar.
Si quería cambiar lo iba a hacer porque él lo quería, no porque yo se lo pidiera. Ya había hecho muchas cosas como para que yo le exigiera que debía dejar de ser agresivo. Suspiré, estaba cansada.

Lucius me envolvió en sus brazos mientras yo ponía mi cabeza en su hombro. Para ser sinceros, creo que él podría ser el novio perfecto de cualquier chica. Y no entendía cómo es que no tenía novia. Era un chico tierno, dulce, detallista y sin mencionar amoroso con todas las chicas. A todas y no miento las trata como unas princesas. Les carga su mochila, les compra el almuerzo y es juguetón. No sé qué tiene éste guapo chico que siempre lo deja en la zona de amigos.

- ¿Estás bien?-preguntó acariciando mi mano. Miré como entrelazaba nuestras manos y una corriente eléctrica traspasaba por mi columna vertebral.

-He tenido días peores, si te soy franca.

-Deberías ir a comer algo. No has comido nada desde la clase de Técnica Corporal.

Negué con la cabeza secando mis lágrimas con la manga de mi suéter. ¿Por qué me volví tan chillona? Ah sí, por la frialdad de Ashton.

-Anda y yo te acompaño, al fin y al cabo que ya están por llegar los familiares de Ashton.

-No lo puedo dejar solo Luke.

Me soltó y pensé que se alejaría de mí por rechazarlo tanto, sin embargo, me tomó por sorpresa que me echara sobre su hombro y me llevara hasta el elevador. Oprimió el botón de planta baja y esperó a que las puertas se dignaran a abrir. ¿Por qué decía eso? Porque el maldito elevador apenas iba por el piso tres y estábamos en el diez.

Las puertas de metal se abrieron y por allí apareció una persona que nunca creí volver a ver otra vez. De pie frente a nosotros se encontraba Matt Stone, un chico que siempre me provocó escalofríos cada vez que entraba a mi salón de clases. Estaba cambiado, ya no era ese niño que me molestaba por usar braquetes y lentes. Ahora era otro. Ahora parecía que había madurado por la vestimenta que traía puesta. Usaba pantalón de mezclilla y una camisa de vestir azul con corbata gris y zapatos negros.

Se mordió el labio inferior al notar mis piernas blancas descubiertas y finalmente capte su mirada llena de lujuria en sus ojos. Eso me dio miedo. No era una mirada que esperaba ver con respecto a mí. Yo siempre le parecí horrenda; no podía ser que después de tres años él volviera y pensara que soy atractiva porque eso piensa, lo conozco como la palma de mi mano.

-Pero miren a quien tenemos aquí, si es Stella Masen la chica horrenda que usaba braquetes y lentes en la secundaria. Recuerdo que nadie te quería por ser tan insegura y por ser gorda. Si amigo, esa chica que traes en el hombro era todo eso que describí.

Lucius se tensó.

- ¿Qué haces aquí Matt?-le pregunté en cuanto Luke me puso en pie de nuevo. Me crucé de brazos en señal de aislamiento, dándole a entender que dejara de hacer eso. No me gustaba que él me molestara, y menos estando a mi lado una de las personas que más quería.

Se puso dos dedos en la barbilla.

-Si te has dado cuenta esto es un hospital en el cual vienes a visitar a tus familiares que se encuentran hospitalizados, inútil.

Miré a Lucius y él tenía la mandíbula tensa y los puños cerrados; lo estaba haciendo enojar.

-Ya en serio, no me digas-le contesté con sarcasmo en mis palabras.

Matt, aunque no estuvo durante mucho tiempo aquí en Kansas, de cualquier manera encontraba la forma de molestarme por las redes sociales. Si, se preguntarán ¿Cómo es que lo tienes en todas las redes sociales? ¿La respuesta a esto? No lo tenía, pero de todos modos se metía a mi perfil y escribía comentarios hirientes en mis publicaciones que hacía.

-Te hizo una pregunta idiota, ¿qué haces aquí?-le preguntó entre dientes, se había enojado.

-Venía a ver a mi primo Ashton Stone.

Eso me cayó como un balde de agua fría. No podía ser posible que mi ex novio sea primo de esta escoria. Me llevé las manos a la cabeza y despeiné mi cabello. Ahora sabía de donde salió Ashton. Todos eran iguales, a excepción de Adam y de Javadd; ellos eran diferentes.

- ¿Hablas de Ashton Edward Stone?-le pregunté para corroborar.

-Sí, ¿de dónde conoces a mi primo?

-Fue mi novio.

- ¿Fue tu novio? Hace cuánto.

-Hace dos semanas imbécil.

-Oye, a mí me hablas bien estúpido.

- ¿Quieres que te hable como trataste a Stella? Pues no, yo te voy a tratar como la trates a ella.

Eso me enorgulleció mucho. No siempre encontrabas chicos cuyos te protegen de idiotas que te lastiman. Lo tomé de la mano y se la apreté agradecidamente.
Se giró a verme.

-Ya llegó un familiar, ya podemos irnos.

Asentí sonriente.

Me rodeó con su brazo la cintura y me encaminó dentro del elevador. Pulsó el interruptor y las puertas lentamente se fueron cerrando mientras Luke se le quedaba viendo con una sonrisa cínica. Seguía enojado, pensé.

-Imbécil-susurró para sí mismo.

- ¿Sigues queriendo ir a comer?-le pregunté mientras lo observaba y acariciaba su torso calmándolo un poco. No me cautivaba verlo enojado.

-Sinceramente se me quitó el apetito, princesa, pero si tú tienes hambre podemos ir a que cenes algo al Taste and See.

-Si quieres, aunque no me gustaría quedarme a comer ahí. Tengo ganas de ir a dar un paseo por el parque Lincoln.

Lucius únicamente me contemplaba sin decir nada hasta que me desconcertó con un beso dulce en los labios. Su cabeza se inclinó a la izquierda mientras sostenía mi nuca con su mano derecha. De lo sorprendida que estaba me costaba trabajo responderle al beso, porque verdaderamente ansiaba desde hace mucho tiempo un beso de él. Lo ansiaba desde muchísimo antes de que me convirtiera en la novia de Ashton. El beso se fue incrementando de velocidad y poco a poco mis ojos se cerraron para corresponderle. Mi mano izquierda viajo hacia su nuca de igual manera que la suya y mi cuerpo se presionó con el de él; no quedando así ningún espacio. Me sentía hipnotizada por el sabor de sus húmedos y carnosos labios sobre los míos. Acaricié su cabello con mis dedos y esa misma extraña corriente subió por mi espalda otra vez.

Después de lo que fueron cinco minutos de saborear sus sedosos besos, nos llegó el momento de separarnos por la falta de aire. Aún nos sujetábamos la nuca mientras conseguíamos respirar. Nuestras respiraciones estaban entrecortadas por ese magnífico beso de cinco minutos. Volví a unir nuestras bocas esta vez, pero no pudimos continuar con lo nuestro, ya que las puertas se abrieron en el cuarto piso.

Una pareja de ancianitos se subió y se nos quedaron mirando en lo que las puertas se volvían a cerrar. El señor de unos setenta años apretó el interruptor en el siete y éste se puso en camino ha dicho piso. Otra vez a subir, pensé cruzando mis brazos sobre mi pecho.

La señora que se había subido con el señor de muletas no dejaba de mirarme en todo momento. Y eso comenzó a ponerme demasiado nerviosa, me miraba de pies a cabeza y de vuelta y luego hacía también lo mismo con Lucius. Aunque él ni siquiera se dio cuenta, lo único que hacía era ver el techo con los brazos cruzados al igual que yo. Tal vez y esté pensando en lo ocurrido anteriormente a la parada de los señores mirones.

Se ajustó los lentes sobre el tabique de la nariz y volvió a escanearme. ¡Por Dios, que deje de hacerlo! La sensación del sudor corriendo por mi frente empezó a aparecer en el instante que sentí la mirada de la señora en mi cuello. Lo estudiaba con fijeza. Es como si tuviera algo en él, no sé una marca de... ¡Oh, Dios! La marca de Ashton. La había olvidado por completo.

Con cautela me coloqué el cabello en el hombro derecho dejándole a Luke a la vista el otro. Escuché el crujido de un cierre de una chaqueta y posteriormente como me la echaba en los hombros, luego de depositar un beso en mi cuello. Me estremecí.

-Gracias, Luke.

-De nada, princesa-besó mi mejilla y me abrazó por los hombros.

- ¿Ustedes son novios?-preguntó por fin la señora. Ambos nos miramos el uno al otro y concordamos en la respuesta; miré a la señora.

-No somos pareja, de hecho estamos aquí por... mi... mi-Luke me interrumpió.

-Venimos a ver su novio que está internado aquí.

-Y entonces que fue todo eso del beso en el cuello y la cedida de chaqueta. Porque con sinceridad todo eso que él hizo es de novios.

Desde hace bastante tiempo nos habían estado diciendo esas cosas, aunque nunca me importó lo que dijeran de nosotros. Nuestra relación era así y si Ashton la aceptaba no me iba a empezar a interesar lo que una vieja chismosa estuviera comentando. La miré enfurecida y en cuanto las puertas se abrieron en el piso seis, agarré la mano de Lucius y me lo llevé fuera de ahí. Ya no la aguantaba.

- ¿Por qué hiciste eso, si bajamos en el piso uno?

-Porque me molesta que siempre nos pregunten sobre nuestra relación. Si a Ashton no le molestaba que nos tratemos así, porque voy a soportar que otros digan lo con...-me jaló de la mano y me besó otra vez. Cerré los ojos con lentitud disfrutando su beso y mis manos se dirigieron a sus cabellos entrelazándose entre ellos. Sus delicados labios se abrieron y su lengua se deslizó en mi boca. Lo besé con fuerza y no les di importancia a las personas que se encontraban a nuestro alrededor.

- ¿Stells?-preguntó una inconfundible voz entre cortada. Me despegue de los labios de Lucius y me volví a esa voz que tanto amo. Sus ojos estaban cristalizados y su labio inferior tiritando. No pude evitar correr a sus brazos. Llené su rostro de besos y sus brazos se enredaron en mis caderas-. ¿Parece que me extrañaste bebé?

-La verdad si lo hice, aunque no entiendo que haces en éste corredor. ¿No deberías estar en cama?

-Porque yo pedí que lo cambiaran de habitación ya que en la que estaba, no me gustaba que compartiera con alguien más-dijo Matt a mis espaldas. Me alejé de Ash y lo miré.

- ¿Está bien?-me volví a Ashton-. Deberías regresar a la cama. Estás delicado y no quiero que te pase nada.

-El Doctor le dijo que podía caminar alrededor.

-No te pregunté Matt.

- ¿Conoces a mi primo?

-Si. ¿Recuerdas que te conté que en la secundaria había un niño que me molestaba?-asintió-. Es tu primo.

Surgió ese ceño fruncido que tanto me molestaba en su cara, pues lo hacía verse más grande. Sus ojos se pusieron negros del cólera y se alejó de mí. Caminaba hacia Matt con el cuerpo tenso y sus puños cerrados. Y ahí va su lado agresivo otra vez. Lucius al parecer entendió que no quería más problemas y se colocó en medio de ambos con los brazos cruzados sobre su gran pecho. Cerró los ojos y respiró hondo, para luego regresar a mí lado. Me sonrió y me estrechó entre sus brazos.

- ¿Ya has cenado algo?

-Nops.

Besó mis labios cortamente.

-Ve a cenar algo con Luke.

-A eso íbamos nada más que una señora no dejaba de mirarla y decidió bajarse en éste piso.

Me tomó de la mano y me llevó hasta las puertas abiertas del ascensor. Empujó por los hombros a Lucius para que se metiera conmigo y apretó el botón de planta baja. Le sonreí a medias y las puertas se cerraron rápido.

Ashton

Cuando las puertas del ascensor se cerraron completamente me giré con los puños cerrados a mirar a mi primo. Tenía una sonrisa de autosuficiencia y sus brazos cruzados sobre su pecho. Sabía muy bien cómo se comportaba con las chicas, las trataba mal y era demasiado frío a comparación de mí. Si, podía ser frío y todo lo que quieras, pero nunca al extremo de llamar zorra a una mujer. Apreté los puños más fuerte, haciendo que se me pusieran blancos y me encaminé hasta él.

Me miró fijo y cuando se dio cuenta de que estaba molesto, retrocedió.

- ¿Ahora te vas a hacer el inocente, Matt?-le pregunté con la mandíbula y los músculos tensos. Él rio irónicamente e hizo lo mismo que yo.

-Vas a defender a esa perra, en lugar de a mí que soy de tu familia.

-Tu muy bien sabes que nuestra relación cambió cuando me quitaste a Alena.

Alena Miller fue mi primer novia y, aunque casi nunca era muy cariñoso con ella en público; la amé. Fue mi primer amor, la única chica con la que descubrí verdaderamente que era ser amado. Pero un día, él muy maldito hizo que ella me rompiera el corazón en el momento que le iba a confesar que la amaba. Llevaba un ramo de sus flores favoritas y vestía la ropa que me regaló en mi cumpleaños número dieciséis, la cité en el lugar que nos conocimos y cuando llegué la vi besándose con Matt muy apasionadamente. Mis ojos se llenaron de lágrimas con tan sólo recordar ese momento horrible y traumante para mí.

-Ay, primo, no llores.

- ¡Cállate!-le advertí y me aparté las estúpidas lágrimas-. ¡Cállate! Tú no te mereces ser parte de mi familia. Para mí, tan solo eres una mierda que dejó marcada mi adolescencia.

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