Nueva vida
Al abrir la puerta Mérida se encontró con un hombre un poco demacrado y de aspecto cansado.
-¿En qué puedo ayudarle señor?-la pequeña observo al hombre con una cara de angustia-¿Necesita algo?-
-¿Usted es la señorita Mérida?-aquel hombre observo como la pequeña lo miraba con curiosidad.
-Si soy yo-sonrió la pequeña-¿Puedo ayudarlo en algo?-
-Necesito hablar con Lady Gothel y con sus hermanas-la pequeña no entendía a que se refiera aquel hombre.
Sin tardar Mérida reunió a las 3 mujeres mientras que murmuraban por lo que había mencionado la niña pelirroja.
-¿En qué puedo ayudarle caballero?-Gothel y sus hijas entraban con porte para sentarse en la sala.
-Me temo que no tengo buenas noticias-aquel hombre parecía cansado y sediento por lo que Mérida le acerco un vaso con agua-Gracias pequeña-el hombre bebió el agua para soltar con cansancio y pesar un suspiro-El señor Dunbroch enfermo en el camino-esas palabras lograron que Mérida cambiara su cara por una de preocupación-Y lamentablemente falleció-
Todas quedaron en silencio pero Mérida sintió pesadas sus piernas que cayeron al piso, su padre... el hombre que adoraba ahora estaba en compañía de su madre.
-Aun agonizante no dejo de hablar de usted pequeña y de su madre-Mérida levanto su mirada pero sus ojos habían perdido su brillo-Me pidió que le entregara esto-de su saco le entrego una pequeña ramita y se la entregó a Mérida.
Ella le agradeció el gesto mientras el se retiraba, su madrastra estaba aterrorizada pero no por la pérdida de su padre si no porque su estilo de vida y el de sus hijas se había terminado.
-¿Qué vamos a hacer?-Gothel comenzó a caminar por todo el estudio.
-¿Y mis muñecas y vestidos?-grito Astrid.
-¿Y mis chocolates?-Ana se quejaba.
Por otra parte Mérida estaba en silencio tratando de procesar la noticia de la mejor manera, Ana se dio cuenta del comportamiento de Mérida y se acercó a ella.
-Lo lamento mucho-sin esperar la abrazo lo cual Mérida agradecía desde el fondo de su corazón-Se lo que es pasar por eso y no es nada lindo-
-Esto es una tragedia-exclamo Gothel-¡Estamos en la ruina!-
El día tan temido para la pequeña Mérida llego, algunas personas trajeron el cuerpo de su padre a la casa para que pudieran organizarle un sepelio como mandaba. La pequeña lloro todo el día incluyendo el entierro de aquel hombre que le brindo sonrisas y alegrías al igual que su madre.
Ahora ambos estarían juntos nuevamente y velarían por ella desde el cielo, era el único pensamiento optimista que tenía la pequeña en ese momento.
-Mérida...-la voz de su madrastra interrumpió sus pensamientos-Se que esta es una perdida muy grande para ti como para mí....-
-¡Deja de molestarme con tus cosas Ana!-grito Astrid interrumpiendo a Gothel.
-¡Y tu deja de comerte mis chocolates!-la siguió Ana a paso veloz.
-Astrid y Ana siempre ha tenido ese pequeño problema-suspiro con cansancio-se comportan de esa manera porque no tienen suficiente espacio para llorar la pérdida de su nuevo padre-
Mérida no sabia realmente lo que era tener hermanos puesto que ella siempre fue hija única, incluso aun con la compañía de sus hermanastras no lograba entender sus peleas.
-Mi habitación es muy grande...-dijo en voz alta Mérida-Quizás puedan usarla y yo....-
-¡Irte al ático!-sonrió Gothel-Que gran idea cariño-le brindo unas palmaditas en su cabeza.
-¿El ático?-se preguntó algo confundida.
-Es momentáneo en lo que hacemos unas remodelaciones-se levantó Gothel de su lugar-Además no tendrás que escuchar las absurdas discusiones de mis hijas-al acercarse a la escritorio encontró varias cosas en una elegante caja de manera-Puedes entretenerte con esto si lo llevas contigo-le entrego la caja a Mérida.
-Pero son de mi madre...-respondió la pequeña-ella siempre las dejaba en este lugar.
-No querrás que les pase algo en la remodelación-levanto una de sus cejas Gothel-¿o sí?-
La pequeña pelirroja negó con su cabeza mientras que Gothel la felicitaba por su gran decisión. Gothel por su parte se la pasaba quitando miles de cosas de la casa y mandándolas con Mérida, entre ellas los retratos de su madre. Sin embargo ese era el principio de un sinfín de cambios, ya el primer día del resto de sus días comenzó esa mañana.
Desde pequeña Mérida odiaba sus clases particulares pero su madre siempre la convencía para que las tomara, pero al bajar las escaleras y sentarse en el estudio de su padre algo pasó.
-¿Qué haces aquí niña?-pregunto Gothel entrando con Ana y Astrid
-Es jueves de lecciones-sonrío la pequeña-mamá siempre me decía que debía tomarlas-
-Oh cariño-se acercó a ella-las lecciones no son para ti, he notado que te disgustan por lo que he decidido que no las tomes más-sonrió.
Algo no la convencía realmente ¿en verdad su madrastra le estaba dando permiso de faltar a sus lecciones. Sin embargo Mérida le había prometido a su madre ser una buena niña y eso incluía tomar sus lecciones aunque ella no quisiera.
-Pero mamá me dijo....-sin embargo fue interrumpida.
-¡Mérida!-grito furiosa Gothel-te he dicho que no las necesitas ¿piensas desobedecerme?-sobaba su cien-Eres una mal agradecida, yo simplemente me preocupo por tu bien y así me pagas-
-No fue mi intención hacerla enojar-bajo su carita un poco triste-hare lo que usted diga-
La expresión de Gothel cambio de enojo por una más relajada para abrazar a la pequeña, mientras que Mérida respiraba profundamente para no llorar.
-Mi pequeña-la observo directamente a los ojos-estoy segura que te divertirás mucho más con tus....-pensó por un momento la palabra-tus amigos del servicio-
-Pero usted me dijo....-sin embargo Gothel coloco un dedo en sus labios.
-Se lo que dije querida pero supongo que es una buena oportunidad para distraerte-le quito el dedo de sus labios-mientras mis hijas tomaran unas aburridas lecciones para distraerse-
Mérida acepto la idea de su madrastra dándole siempre la razón de todo, en parte estaba feliz porque podría estar con sus amigos pero lo que no sabía es que ella tenía otros planes en mente.
Al trascurso de una semana Gothel tuvo que despedir a toda la servidumbre, lo cual provoco gran tristeza a Mérida. Moddie, la mujer que la había visto crecer le pidió a la nueva señora de la casa llevarse a Mérida para criarla pero ella se negó restregándole en la cara que una mujer como ella no le traería nada bueno a Mérida.
Con un gran dolor en su corazón Moddie se despidió de Mérida junto con todos sus amigos, entre ellos estaban Jack un chico alvino y Jim un chico castaño que eran hijos de Moddie para su suerte eran de la misma edad que ella.
-¡Mérida!-grito Gothen haciendo que la pequeña corriera a su encuentro-¡¿Dónde estabas?!-
-Me despedía de Moddie y mis amigos-trato de recuperar la respiración.
-¡Deja de perder el tiempo!-la actitud de su madrastra había cambiado drásticamente-Habrá unos cambios de ahora en adelante-
-¿Cambios madre?-pregunto la pequeña.
-Debido que tienes mucho tiempo libre te encargaras de las tareas de los sirviente-respondió con frialdad-y de ahora en adelante deberás decirme Madame ¿quedo claro?-la sonrisa de Gothen se extendió igual a la de un gato.
-¿y qué harán mis hermanas?-la pequeña se acercó temerosa del cambio de humor que pudiera tener su madrastra-me ayudaran ¿verdad?-
La reacción de Gothen se limitó a reír por el comentario de la pequeña pelirroja, mientras que la niña no entendía a que se debía su risa.
-Ellas tienen mejores cosas que hacer-seco una lagrima de sus ojos-Y ya que necesitas distracciones eso te mantendrá lo bastante ocupada-Gothel coloco una mano en el hombro de Mérida-No querrás que tu madre y padre se decepcionen de no tener una hija obediente ¿o sí?-
-No quiero que estén triste-respondió la pelirroja-hare lo que usted diga-
-Eso está mejor pequeña-le brindo unas palmaditas mientras Mérida sonreía forzadamente.
A la mañana siguiente la pequeña se levantó desde muy temprano al igual que lo hacia Moddie, era la primera vez que tendría que poner en práctica lo que observaba cuando su madre ayudaba en la cocina. No opto por hacer algo obstentoso, preparo cosas sencillas para después colocarlas en las mesa. Cuando llego la hora Gothel y sus hijas bajaron a sentarse mientras Mérida estaba en una silla esperándolas para desayunar con ellas.
-Buenos días-respondió Gothel-¿Puedo saber qué haces aquí Mérida?-
-Esperaba a que bajaran para desayunar juntas como todas las mañanas-sonrío la pequeña-He preparado el desayuno tal como me lo indico-
-Pero cariño-la observo directamente a sus ojos con una sonrisa-Tienes mucho trabajo por hacer, es mejor que desayunes después para que no tengas esa presión. Lo entiendes ¿verdad?-
Mérida iba a responder pero algo en su mente le dijo que era mejor callar por lo que solo asintió y levanto su plato de la mesa. Gothel dio el primer mordisco al omelette que hizo Mérida pero lo único que hizo fue escupirlo.
-¡Esta cosa esta horrible!-tomo la servilleta y quito rastros del huevo-¿Acaso no puedes hacer nada bien?-dijo con desdén pero algo cruzo por su mente-Oh, ahora lo entiendo-se acercó a la pequeña pelirroja-Lo estás haciendo por venganza-
-No-tembló la pequeña-Yo jamás lo haría-
-¿Ahora me dices mentirosa?-la sonrisa de Gothen se volvió en una sínica-Ahora resulta que la señorita me llama mentirosa-bufo con arrogancia-Quien diría que tendríamos que aguantar a una mal agradecida-
-No, yo no dije...-pero un golpe en su mejilla interrumpió la voz de la pequeña.
Gothen había abofeteado con gran fuerza a la pequeña que la tiro, el miedo invadió a Mérida con cada paso que Gothel daba en su dirección.
-Creo que debemos corregir esos modales de niña malcriada-la sonrisa de Gothel desapareció dejando ver una expresión fría y calculadora-Ven aquí-
La pequeña Mérida trataba de alejarse pero quedo arrinconada en una esquina de un mueble, Gothel por su parte tomo con fuerza los cabellos rojizos de la pequeña para arrastrarla fuera del comedor.
-Perdóneme por favor-suplicaba la pequeña entre lágrimas-No volverá a pasar-
-Fuiste una niña desobediente y tendrás que asumir las consecuencias-tiro con más fuerza de los cabellos de la pequeña.
Fue una tortura horrible se arrastrada desde el comedor hasta el ático, la pequeña suplicaba y pedía perdón ante la falta que pudiera haber hecho pero Gothel no se inmuto ante el sentimentalismo de la pelirroja. Una vez que llegaron ella cerró con llave, se abalanzo hacia Mérida para después con su cintura golpear su espalda una y otra vez.
La pequeña suplicaba que parara pero su madrastra no se detenía, después de un rato ella se alejó dejando tirada a la pequeña.
-Eso te enseñara a no levantarme la voz-contesto con frialdad-¿Quedo claro?-
-Si....-sorbió un poco su nariz-Si madame-
De un golpe Gothen cerró la puerta, mientras que la pequeña se arrastraba hacia su cama con su espalda enrojecida y adolorida. Las lágrimas brotaba por montón pero era más el dolor por dentro que el que sentía por fuera.
-Dios...-hablo la pequeña-¿Soy una mala niña?-seco una lagrima con una de sus manitas-¿Fue por eso que te llevaste a mis papás?-la pequeña pregunto tratando de mirar hacia arriba pero el dolor se lo impedía-Si fui una mala niña te pido que me perdones-sorbió un poco su nariz-Prometo no ser mala pero por favor....has que mi papá y mi mamá regresen conmigo o me lleven con ellos-
La pequeña Mérida no entendía que había hecho mal, hizo todo lo que su madrastra pidió y lo que recibió a cambio fueron golpes e insultos. Ella pensaba que quizás al día siguiente su madrastra se disculparía por su comportamiento y las cosas volverían a ser como antes pero lamentablemente no fueron así las cosas.
Por cada cosa mal hecha que hacia la pequeña aumentaba la ira de Gothen y eso significaba solo una cosa. Lo que más temía la pequeña cuando hacía algo mal según las expectativas de Gothen, el castigo más piadoso que le brindaba a la pequeña era dejarla sin probar alimento durante dos días. Pero un día mientras Mérida hacia sus tareas uno de sus amigos se metió en las bandejas de desayuno que llevo al cuarto de sus hermanas provocando que su hermana Astrid corriera para acusar a Mérida de jugarle una broma. Por mucho que ella le explico que no fue ella ese día no solo termino con golpes en la espalda, sino también con un ojo morado y sin probar algún alimento.
Gothen se excusaba de ello ya que tanto como ella y sus hijas compartían sus alimentos con ella, y con compartir se referían a las sobras o migajas que ellas dejaban. Sin embargo por muy poco que fuera ella lo compartía con sus pequeños amigos roedores.
Pero este solo era el inicio de muchas cosas que tenía en mente Gothel para Mérida.
Creanme que no tenia planeado subir este capítulo, era para la siguiente semana pero como los amo tanto.
Me dije pues yolo y lo tienen aquí, el siguiente capítulo sera hasta la siguiente semana en martes.
¡Nos vemos! :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro