La familia Dunbroch
Siempre han existo millones de historias que no son escuchadas, otras que si llegan a ser narradas con el tiempo son olvidadas. Y al igual que muchas inician en un reino próspero y feliz, gobernando por un rey justo que es amado por su pueblo y como toda historia esta tiene su princesa.
Una pequeña de cabello pelirrojo y rizado corría por todo el jardín tratando de atrapar una mariposa, su madre la observaba desde lejos y reía con cada intento que la pequeña hacía por atrapar a la mariposa.
A lo lejos se vislumbraba un carruaje elegante y dirigido por 4 caballos blancos, de la ventanilla de este mismo salió un hombre robusto y bien vestido.
—¿Dónde están los amores de mi vida?—grito llamando la atención de amabas mujeres—¿Dónde están la flores de esta casa?—
La mujer castaña se levantó de su lugar mientras que la pequeña pelirroja iba corriendo para atender a aquella visita. Cuando el carruaje se detuvo en la puerta principal dejo ver al hombre de elegante apariencia.
—¡Papá!—grito eufórica la pequeña niña mientras aquel hombre la cargaba.
—Mi pequeña princesa—sonrió el caballero de cabello pelirrojo y ojos azules—¿Cómo se ha portado la pequeña de mis ojos? —la abrazaba con ternura mientras ella reía.
—Esposo mío—se acercó la mujer para unirse al abrazos dejando ver una conmovedora imagen—Me da gusto que hayas regresado con bien—
—¿Cómo se ha portado mi pequeña princesa, Elinor? —pregunto mientras le provocaba algunas risas a la pequeña al levantarla en el aire.
—Sigue siendo un poco traviesa—las risas que liberaba su hija parecían contagiosas ya que ella misma comenzó a reír—Pero es todo una damita a pesar de sus travesuras—
Mientras observaba como padre e hija jugaban, se dispuso a prepararle el almuerzo.
Si existiera un artista que buscara recrear un momento lleno de amor, el ejemplo perfecto era la familia Dunbroch.
El padre, Fergus.
Era conocido como uno de los comerciantes más honestos, viajando constantemente para darles lo mejor a su mujer e hija. Además de ser considerado uno de los mejores padres y esposo ante sus dos mujeres favoritas.
La madre, Elinor.
Considerada una de las mujeres más generosas en toda la región, junto con su pequeña se dedicaban a hacer algunas obras de caridad a las personas del pueblo. Sus acciones iban desde brindándoles comida, ropa u alguna otra cosa que los pudiera ayudar.
Por ultimo estaba la pequeña de la familia, Mérida.
Una pequeña muy traviesa que en ocasiones gustaba de hacerles bromas a la servidumbre, pero siempre terminaba pidiendo perdón si se sobrepasaba con alguna. Al igual que su madre siempre mostraban una gran bondad y generosidad con quien más lo necesitaba.
La vida parecía bella y feliz para la familia, con cada viaje que realizaba el padre de Mérida buscaba consentirla con algún regalo, mientras que a su esposa le obsequiaba pequeños detalles que agradecía como si fueran su mayor tesoro.
Aunque Mérida no tuviera un reino ni un título que asegurara que fuera una princesa, ella sentía que todas las tierras de su casa eran su reino, mientras que sus padres eran los soberanos que tanto quería su pueblo.
Dado a que le tengo un gran cariño a CaroAlvarezM ya que siempre esta al pendiente de mis publicaciones quiero darles de regalo este primer capitulo, además de que va dedicado especialmente a ella por siempre apoyarme y darme animos.
Esperen esta hermosa historia el 14 de febrero.
¡Hasta entonces! :3
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