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Capítulo 9
El chico de la cafetería

—¡Están yendo demasiado rápido! —espeté dejando caer mis brazos a los lados de mi cuerpo.

Estábamos en el sótano de la casa de Adam. El chico me llamó al enterarse del accidente con el papá de Logan y desde entonces comenzó a actuar con normalidad, como si la escena del autobús jamás hubiera sucedido.

Por otro lado, Kate y Adam estaban tirados en la alfombra, viendo el techo con aburrimiento.

—¿No puedes dejar que haga lo que quiera con su vida? Ya es bastante mayor para saber lo que hace —Musitó Kate —. Yo también alistaría mis maletas y me iría junto al ardiente papá de Logan si me lo propusiera.

Estaba muy bueno el condenado.

Pero él podría ser nuestro padre.

—Se lo que estas pensando, cariño —dijo Adam —. Es el padre de Logan no nuestro y déjame decirte que a ese hombre le daría duro contra la pared.

Kate y yo hicimos una mueca.

Respetábamos su sexualidad, pero no nos gustaba que fuera tan especifico con lo que hace y le gusta que le hagan.

—¿Saben algo? Esta conversación no está llegando a ningún lado —molesta tomé mis cosas y me dispuse a subir las escaleras para salir de la casa de mi mejor amigo e ir a la mía —¡Los odio! ¡A ambos!

—¡También te amamos! —escuché gritar a Adam que rio junto a Kate.


Removía la comida de mi plato, no tenía apetito. El ambiente en la mesa era difícil de explicar, Allison comía en silencio, mi padre estaba con su libro electrónico y mi madre servía felizmente comida en nuestros platos. El timbre de la casa resonó en todo el comedor y todos levantamos la cabeza al mismo tiempo, sin mucho ánimo de ir a abrir a saber quien era. Mi móvil se encendió sobre la mesa y lo escondí rápidamente al ver que mi hermana se había acercado con la intención de ver el remitente del mensaje que me había llegado.

—¡Yo voy! —grité, tropecé con una silla e hice lo posible para no colocar una mueca de dolor.

Llegué al recibidor y abrí la puerta, encontrando al chico pelinegro frente a mi.

—¡¿Qué haces aquí?!

Logan estaba hecho un completo desastre. Sus ojos estaban inyectados en sangre y por un momento creí que se había estado drogando, pero no era así, estuvo llorando. Su cabello estaba despeinado, los primeros botones de su camisa desabotonados y su chamarra negra estaba cubierta de... ¿salsas?

—Necesitamos hablar —dijo en un murmullo.

—¿Quién es, cariño? —gritó mamá desde la cocina.

—¡Solo es la vecina y necesita ayuda con algunas cosas, vuelvo pronto!

Tomé una chaqueta en el perchero del recibidor, que resultó ser de mi hermana y me quedó un poco grande. Salí de casa y Logan siguió en el mismo lugar, sin dejar de mírarme. Fruncí el ceño por su comportamiento y lo jalé del cuello de la casaca para tener su rostro a la misma altura que el mío y olisquear su aliento.

—Si quieres que te bese, Cober. Solo tienes que decirlo —dijo con una sonrisita.

Rodé los ojos y lo empujé hacia atrás, estaba tan ebrio que ese solo movimiento lo hizo caer al suelo. Me alarmé al escuchar la voz de mi padre y lo ayudé a levantarse para correr calle abajo y desaparecer de su vista.

Me detuve para recuperar el aliento y Logan sonrió con diversión.

—¿Qué te parece gracioso? Si nos atrapan, estaré en grandes problemas —bufó y colocó las manos en sus bolsillos para dar la vuelta y caminar.

—¿A donde crees que vas?

—Deje mi auto por aquí. Le robe las llaves a papá.

—Dame las llaves —exigí

—¿Estas loca? Ni de coñá te dejaré conducir mi coche, además, ¿sabes conducir uno? —aproveché su distracción y le arrebaté el manojo de llaves que se encontraban en sus manos —. ¡Oye!

Le quité el seguro al carro y corrí al interior, me dejé caer en el en asiento del piloto y me sentí empoderada en mi lugar. Logan maldijo y a regañadientes subió al copiloto.

—Esta es la segunda vez que manejo uno —dije y el chico abrió los ojos mas de lo normal —. Pero estaremos más seguros conmigo conduciendo que contigo ebrio, solo esperemos que no nos detenga la policía y pidan mi licencia de conducir.

Tras un resoplido dejó caer su cabeza en el respaldar del asiento, mirándome fijamente. No me había dejado de mirar desde que se había presentado en casa y me estaba colocando nerviosa.

—Eres muy bonita, ¿lo sabías?

Fruncí el ceño y lo miré un momento para regresar mi vista al frente, solté una risita tonta y no me ruboricé porque se que en algún momento sacaría algún chiste sobre mi y mucho más en este momento, ¡salí de casa en pijama!

—Tu cabello está despeinado siempre. Pero sigues siendo bonita.

Negué con la cabeza, sin dejar de reír —De verdad que estás muy ebrio —murmuré —. ¿Qué fue lo que te pasó para que vinieras a verme en este estado y no fueras con tu novia o con Matt? —pregunté, curiosa.

—Es algo que me está matando la cabeza y no puedo hablarlo con ellos. Así que, pensé que tú si me escucharías, pero primero me gustaría comer algo.

Sonreí.

—Tengo el lugar ideal.

Detuve el coche en el estacionamiento de la cafetería donde trabajaba los fines de semanas y salimos del coche. La brisa de la noche me hizo estremecer y Logan me atrajo a su cuerpo, volví a fruncir el ceño confundida y el me regaló una sonrisita tierna.

Vale.

Debía admitir que el Logan ebrio me agradaba mucho más que cuando estaba sobrio.

Lo empujé a un lado. El sabía lo mucho que odiaba el contacto físico y que no debía meterse con mi espacio personal, aunque, aún así, el muy imbecil lo hacía para molestarme.

Tomé su mano al ver que iba a entrar a la cafetería y lo jalé hasta un callejón.

—Cariño, no creo que sea buena idea ir a tercera base sin darnos nuestro primer beso —Dijo con una sonrisa coqueta —. Eres una chiquilla pervertida, Cober.

Le puse mala cara.

—Esto no es una cita, Denbrough —aclaré —. Tú fuiste quien apareciste en mi casa para hablar y no quiero que me vean contigo. Por eso te llevo a otro lugar.

—¡Rompes mi corazón, Cober! No puedo creer que no quieras que me vean junto a mi, ¿que reputación te voy a joder si no tienes ninguna? Yo tengo más que perder que tú.

Golpe bajo.

No quería que me relacionaran con el chico, y sí, armé un escándalo frente a todos en la cafetería de la escuela, pero me prometí que no lo repetiría. La verdad era que no me agradaba la idea de ver a su novia por nuestro instinto y que me golpeara o que Allison se enterara que frecuentamos y sospeche sobre nuestro plan y, además no quería que nadie más me viera que andaba en una pijama de unicornios que vomitaban arcoíris, que por cierto, el chico aún no había notado.

—Te llevare a otro lugar —dije y abrí una pesada puerta de metal al final del callejón y con una sonrisa, señalé lo qué había detrás de ella —¡Bienvenido a mi lugar de descanso, Denbrough!

Enarcó una ceja y me miró con diversión —¿De verdad tienes tu tiempo de descanso en un lugar oscuro y tenebroso?

Miré la parte trasera de la cafetería y estaba en penumbra, por lo que respondía mi respuesta de que solo yo mantenía el lugar limpio e iluminado. Con mi cara roja de vergüenza entré y encendí la linterna de mi móvil en busca del interruptor de la luz, hasta conseguirlo y regresar a la vida mi pequeño refugio que debía compartir con otros cinco chicos más.

—¡Bienvenido a mi lugar de descanso, Denbrough! —repetí mi acción y señalé el espacio. Era un reducido lugar de no más de dos metros y medios cuadrados, luces que colgaban encima de nosotros, una mesa y un pequeño mueble de exterior —. Siéntete cómodo, traeré algo de comer.

Le guiñé un ojo y entré a la cocina en el interior de la cafetería. Bob estaba junto a la plancha, preparando unas hamburguesas, tarareaba una canción y contoneaba las caderas al ritmo de la música.

—¿Miley Cirus? ¿Es enserio, Bob?

Dio un respingo y llevó las manos a su corazón, dramáticamente. Rodé los ojos y me senté al lado de él con una sonrisita en mis labios. Me golpeó con su espátula y colocó sus brazos en jarra.

—¿Qué estas haciendo aquí, preciosa? —me miró de pies a cabeza y enarcó una ceja —. Y en pijama.

—Vine con un amigo —me encogí de hombros —. ¿Qué tienes de comer?

—¿Un amigo? ¿y esta allá atrás? —asentí y frunció el ceño —. Nunca has traído un amigo, ¿alguien en especial?

Solté un bufido y me levanté de donde estaba.

—Solo es un amigo, Bob. —dije —¿tienes algo que me pueda llevar? —pregunté, nuevamente.

—Vale, coge unos nachos y unas papas fritas. Puedes echarle el queso derretido que quieras.

Asentí y felizmente me dirigí a la puerta trasera con lo que el hombre me había dejado llevar, junto a un refresco mediano que se que me descontaría de mi sueldo de la semana.

—Y Claire, —volteé hacia el hombre que me señaló con la espátula —Si intenta sobrepasarse contigo me lo dices e iré a golpearlo en la cabeza con una sartén.

Reí recordando la escena del lunes —No te preocupes, puedo defenderme sola.

Regresé con el chico que me recibió con una sonrisa en sus labios. Le entregué el refresco junto a una pastilla para su resaca, mañana sería viernes de nuevo y dudaba mucho que quisiera asistir a la escuela.

—¿De que querías hablar? —dije y llené mi boca de nachos

El chico suspiró y se acomodó en su silla para regresar sus ojos grises a los míos.

Ok.

Estaba a punto de ir a buscar unos lentes de sol y obligarlo a que se los colocara.

—Con la noticia de que tu hermana se mudará con mi padre y conmigo, me hizo recordar a mamá —los ojos del chicos se cristalizaron y nunca creí que lo vería derrumbarse frente a mi.

Su madre murió cuando él era solo un niño, no lo conocía, aún. Pero dicen que su madre era la mujer mas dulce del mundo, se podía decir que eran una familia feliz, hasta que enfermó de cancer y a los pocos meses de dolor y sufrimiento, falleció.

¿Qué como lo sé? El año que nos conocimos, me lo contó, solo que esa vez, lo dijo encogiéndose hombros, como si no le afectara.

Pero yo sabía que no era así.

>>Es difícil vivir sin ella, se que papá ha hecho lo mejor que ha podido, pero es un puto amargado que la verdad parece importarle lo más mínimo mi vida y ahora quiere meter una mujer en nuestro hogar; siento que está reemplazando a mi madre. Y saber que es una jovencita, hace aún peor la situación.

Con una sonrisa triste en mis labios, me levanté de mi silla y fui hacia él. No dudó un solo segundo para rodearme con sus brazos y esconder su cara en la curvatura de mi cuello, podía sentir su dolor y rompió mi corazón, mi cuello se humedeció con sus lagrima y lo apreté aún más contra mi.

La puerta trasera de la cafetería se abrió abruptamente y por un momento pensé que se trataba de Bob o algunos de sus empleados, hasta que abrí mis ojos y vi al mejor amigo de Logan, observando pasmado la escena frente a él con el uniforme de mesero. Horrorizada, empujé a Logan que frunció el ceño y se paralizó al ver a su amigo.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —dijo el chico rubio.

—Eso mismo debería preguntarte a ti —murmuró el pelinegro con una ceja enarcada.

—Mis padres me castigaron por faltar a varios entrenamientos —dijo con su vista clavada en una planta a su lado, incómodo por la escena y yo enrojecí de vergüenza. Estaba abrazada con su amigo que estaba llorando, es raro, tomando en cuenta que ni siquiera nos considerábamos como amigos —, me obligaron a trabajar en la cafetería de mi primo por un mes.

Mierda.

¿Acaso estaba soñando o mi crush de verdad iba a trabajar conmigo en la cafetería?

Esto debía ser una señal divina de que estábamos predestinados a estar juntos.

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