12
Capítulo 12
La casa de Matt
No se necesitaron palabras.
Apenas entré a la habitación me envolvió en sus brazos y lloró sobre mi hombro, recordándome la noche que lo dejé por irme con el chico que me gustaba y me hizo sentir fatal. Estaba enojada con el por haberme gritado, pero aún así, estaba aquí. Me había prometido que no lo volvería a dejar solo, el necesitaba a alguien en quien confiar, una amiga que lo escuchara, lo abrazara como lo estaba haciendo y pudiera dejarlo compartir su dolor.
Es muy difícil vivir dentro de un agujero negro que por más que intentes salir, vuelves a caer al fondo y debes comenzar de nuevo. Todos necesitamos una mano amiga que nos ayude a salir de la oscuridad, que ilumine nuestro camino para que podamos continuar.
Y yo seré esa luz para Logan.
—Voy a irme —dijo al separarse de mi, limpió sus lágrimas y sacó una maleta de mano de su amplio y desordenado armario.
—¿Qué?
—Me voy de aquí, Claire —respondió sacando cosas al azar y lanzándolas al interior de la maleta —.No quiero verle la cara a ese hombre.
—¿A donde vas a ir? —pregunté con preocupación —. Eres menor de edad, no tienes dinero y no puedes vivir en tu auto —le recordé y pareció no escucharme—No vas a irte de aquí, Logan —ordené.
—Eso no lo puedes decidir tú —gruñó lanzando con furia unos vaqueros —Me voy.
—No pude evitar que Allison se fuera de la casa —me levanté de su cama y comencé a sacar las cosas que había colocado dentro de la maleta —, no voy a dejar que cometas el mismo error.
—Ya te lo dije, no lo decides tú.
—Logan...
—Voy a quedarme en casa de Matt y puedes visitarme cuando quieras —me callé al escucharlo. Estaría seguro donde Matt, no tenía nada de que preocuparme y podría ir a visitarlo para ver al rubio —La idea te ha emocionado, ¿Cierto?
—¿Estas seguro de lo que estás haciendo? —pregunté para estar segura.
Asintió.
—Lo estoy, ¿quieres acompañarme?
—Tengo que ir al trabajo y pensé que podría pedirte que me llevarás.
—Dejo mis cosas en su casa y te llevo a la cafetería, ¿vale?
—Vale.
—Pero tengo una condición.
—¿Cual sería la condición? —pregunté revisando mi cartera —. No tengo mucho dinero en este momento.
—Quiero una grasienta hamburguesa de Bob.
—Bien —acepté. Podía pedirle una y se que me la descontaría de mi sueldo —.Pero yo también tengo una condición.
—¿Cual sería esa condición?
—Tienes que pedirme perdón por haberme gritado allá afuera.
—¿Eso es todo?
—¿Vas a hacerlo?
Suspiró y entrelazó nuestras manos, mi corazón se aceleró por su contacto e intente disimular que me afectaba su cercanía. Iba a pedirme disculpas, no era momento para golpearlo por invadir mi espacio personal.
—Lo lamento mucho, Cober. —dijo con sus ojos grises clavados en los míos y tragué saliva. Necesitaba que se alejara o mis hormonas no iban a responder por lo que harían —. Te prometo... no, te juro que no volveré a alzarte la voz.
—Eso está mucho mejor —respondí separándome y colocando distancia entre nosotros —Apresurare, tengo que ir al trabajo.
Terminó de empacar en una maleta de mano, se puso una chaqueta encima y salimos de su habitación. Al salir nos encontramos con el señor Denbrough y Allison, que se nos quedaron mirando fijamente y luego la vista de Jason se desvió a su maleta.
—Logan.
—Voy a irme, papá.
—Logan, no tienes que hacerlo —dijo el hombre, camino hasta su lado y puso una mano en su mano, el chico se apartó con una mueca.
—Ya tomé mi decisión, nada de lo que hagas me hará cambiar de opinión —miró a la pareja con furia y comenzó a alejarse —. Adiós.
Bajó las escaleras, desapareciendo de mi vista. Me dispuse a seguirlo cuando sentí el agarre del señor Denbrough en mi brazo, deteniéndome.
—¿No me habías dicho que no eran amigos ustedes dos? —Acusó Allison cruzándose de brazos.
—Lo conozco desde hace años, no voy a dejarlo solo en estos momentos —respondí con un encogimiento de hombros.
—¿Sabes a dónde va a ir? —preguntó el padre del chico.
—Se quedará en casa de Matt —suspiró en alivio, Matt era su vecino, no estaría lejos de su casa —. Voy a acompañarlo.
—Vale —toqué la baranda de la escalera para bajar y el hombre volvió a detenerme: —Y Claire —lo miré —, has que recapacite
Asentí.
—¿Cómo vas a hacer para ir a tu empleo? Creí que te llevaría —preguntó mi hermana.
—Logan lo hará.
Me regresé para besar la mejilla de la chica y me despedí del hombre con un asentimiento de cabeza.
El señor Denbrough no era una persona muy afectiva.
Bajé las escaleras y salí de la casa. Logan estaba en su auto con su vista perdida y me hizo recordar a Allison cuando salimos de nuestra casa. Eran las once de la mañana y mi turno comenzaba a mediodía, teníamos el tiempo justo para ir a la casa de su amigo y llegar a tiempo a mi trabajo. Me regaló una sonrisa de boca cerrada al subir al coche, me puse el cinturón de seguridad y encendió el motor. Salimos de su hogar y condució unos metros hasta llegar a la casa de al lado, la casa de Matt. A comparación de la del chico a mi lado, era más moderna, de paredes blancas y grises, grandes ventanales y una hermosa fuente en la entrada, Logan presionó la bocina y segundos después el portón se abrió para dejarnos pasar y estacionar su auto al lado de un Mercedes negro.
Nos bajamos y fui a la fuente con una representación de un ángel con sus alas rotas y saqué mi móvil para fotografiarlo. Logan rodó los ojos y me jaló del brazo para llevarme al interior de la casa. Al entrar, mi fascinación fue mayor. Como en el exterior, las paredes eran de tonos blancos y grises, habían sofás de cuero blanco y decoraciones en tonos dorados y negros, los ventanales le daban una hermosa iluminación natural y había un gran espejo frente a nosotros que si el chico no estuviera a mi lado, habría sacado mi móvil de nuevo y me tomaría fotos a pesar de que mi cabello estaba hecho un desastre, tuviera una camisa con una mancha que no recodaba como había hecho y unos pantalones holgados junto a unas converse sucias. Me sentí poca cosa en esta casa y comencé a sentirme intimidada por tanto lujo a mi alrededor, ya entendía porque esa chica se alteró tanto al ver a Matt trabajar en esa cafetería, con tantas comodidades aquí, ¿cómo un chico así va a trabajar en lugar viejo y feo?
—Los padres de Matt casi nunca están en su casa —dijo Logan a mi lado con su vista en un bonsái —. Cuando vienen por lo general se quedan un par de días y de nuevo se van. Vinieron la semana pasada y el entrenador los llamó para quejarse de su rendimiento y la falta a las prácticas, por eso es que ahora es tu nuevo compañero.
Recordé que compartíamos el mismo turno y suponía que Logan nos llevaría a ambos. Aunque amaba pasar tiempo con el chico, comenzaba a odiar trabajar con él y arreglar los desastres que hacía.
—¿Matt vive solo aquí?
Negó con la cabeza.
—El ama de llaves tiene una habitación en la casa de invitados y su niñera vive en el mismo piso que él —fruncí el ceño y luego carcajeé. Las comisuras de Logan se elevaron y lo codeé para que también riera —. Si, el chico de dieciochos años tiene niñera. Con esa carita de niño bueno te hace creer que es un alma piadosa, pero no es cómo crees, Claire.
Ignoré lo último —¿desde cuando tiene niñera?
Frunció el ceño y lo pensó por un momento —Desde bebé, creo.
Fui a abrir la boca para responder cuando Matt bajó las escaleras con solo un pantalón sin correa que colgaba en sus caderas dejando a la vista una marcada v y sus definidos músculos. Mi boca se volvió agua y al llegar al final de la escalera sonrío y desordenó su cabello.
—Límpiate, estas babeando —susurró Logan en mi oído y mi cara enrojeció.
El chico llegó hasta nosotros y abrazó a su amigo —¿Estas bien? Recibí tu mensaje.
—Voy a estarlo, ¿está Maria?
Negó con la cabeza y yo fruncí el ceño —¿Quién es Maria?
El rubio enrojeció para luego abrir y cerrar su boca como un pez.
—Es la niñera —respondió Logan y mi boca formó una o.
—Hola, Claire.
—Matt.
—No sabía que estaban juntos —dijo el chico confuso.
—Llegó con su hermana y voy a llevarla al trabajo —respondió el pelinegro —. ¿Vienes con nosotros?
—Sí, si, voy a cambiarme y bajo, ¿ya sabes cual es tu habitación? —el chico asintió —. Siéntanse como en casa.
Desapareció escalera arriba y yo fuí a lanzarme a uno de sus cómodos sofás —¿Qué haces? —preguntó Logan con una sonrisita.
—El dijo que nos sintiéramos como en casa —dije y me encogí de hombros —, es lo que estoy haciendo.
Negó con la cabeza y dejó la maleta en el suelo y se arrecostó al sofá en el qué estaba —Hoy es tu día de suerte, Cober.
—¿Eh?
—Viste a dos chicos sin camisa hoy —me sonrojé y le lancé un cojín en la cabeza —. No niegues que no te gustó —dijo y me guiñó un ojo —, voy a dejar esto arriba y regreso contigo —recogió la maleta y cuando llegó a la escalera se giró hacia mi —. Y Claire.
—¿Si?
—Por favor no rompas nada.
Se carcajeó y le saque el dedo del medio.
Idiota.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro