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10

Capítulo 10
Las chicas falsas

Matt era un completo desastre atendiendo a los clientes, había confundido un par de veces los pedidos y como buena amiga que estaba enamorada de él desde hace muchos años, lo ayudé, antes de que Bob se diera cuenta que era un desastre y lo terminara echando, no quería que su castigo se complicara aún más. Aún no podía creer que el chico fuera sobrino de Bob, tomando en cuenta que Bob es afroamericano y el rubio, además de que la clase social entre ambos era muy notable.

Resoplé cuando un hombre golpeó la mesa con furia porque el chico había vuelto a confundir los pedidos y le llevó una malteada de fresa, en vez de una de chocolate. Me acerqué hacia ellos, con mi cadera hice a un lado al chico que lucía más pálido de lo normal y me hice cargo de la situación, le pedí disculpas al hombre e hice el cambio del pedido.

No quería ni imaginar cómo sería Matt ayer sin mi.

La cafetería estaba ajetreada y todas las mesas estaban ocupadas, solamente éramos el rubio y yo, pero quien se ocupaba de casi todo el trabajo era yo y la verdad era que no me molestaba si eso significaba que lo tendría cerca. La pequeña campaña sobre la puerta anunció un nuevo comensal, quise resoplar hasta que vi al pelinegro entrar; su ceño estaba fruncido y cargaba la Mac del otro día entre sus brazos. Sonreí, pasó a mi lado como si no existiera y se sentó en la mesa que pocos segundos antes había desocupado una pareja. Corrí hacia el, limpié el desastre que había dejado, aproveché para preguntarle cómo había estado y el chico no apartó la vista de la Mac que aún se estaba encendiendo.

—Oye, ¿estas bien? —pregunté nuevamente.

No respondió y asentí enojada por su desprecio. De verdad lamentaba mucho haberlo dejado solo y haber decidido irme anoche a casa con Matt, pero era una oportunidad que no podía dejar atrás.

Logan estaba lo bastante lucido como para conducir hasta su casa sin sufrir un accidente.

No veía porque tenía que estar enojado conmigo.

Rodé los ojos y me alejé de él para acercarme a Matt.

—Mierda.

Fruncí el ceño al ver a Matt con una bandeja cubriendo su rostro. Miré hacia la entrada y me paralice al ver a dos chicas entrando a la cafetería.

Eran Sophia y Daniele.

La novia de Matt y Logan.

Una punzada de celos me hizo apretar la bandeja en mis manos. Bob me gritó en la cocina que me concentrara y con una sonrisa fingida fui hasta sus mesas. Matt seguía en la misma posición y aunque, mi turno ya había acabado, tenía que hacerlo por el chico.

Cuando llegué me fijo en la rubia y pelirrojas teñidas.

Todo en ellas decía "falso", su cabello, sus pestañas, sus uñas e incluso la nariz de la novia de Matt. Sus atuendos envidiables parecían sacadas de Pinterest y me miraron de pies a cabeza al estar frente a ellas, Daniele hizo una mueca al ver mi cabello y acomodó sus costosos lentes de sol sobre su cabeza.

Perras.

Iba a abrir la boca cuando Daniele soltó un chillido bastante agudo al reconocer a su novio que estaba frente a la Mac, ignorando a todo el mundo. Las chicas se levantaron rápidamente de la mesa y fueron hasta el chico, empujándome en el proceso.

Volqué los ojos y caminé hasta la mesa donde se habían mudado, encontrando a la pelirroja teñida que apretujaba el rostro del chico y lo besaba como si no lo hubiera visto en años. Incomoda, carraspeé y se separó del chico, enarcó una ceja y me miró con odio.

—¿Qué haces ahí parada, chiquilla? —¿chiquilla? —¿No vez que estoy ocupada con mi novio?

Logan suspiró y cerró la Mac, pasó uno de sus brazos por el hombro de la chica y jugueteó con un mechón rojo de la chica.

Sin darme cuenta toqué uno de mis desordenados rizos castaños e imaginé como se vería de ese color; negué con la cabeza mentalmente y forcé de nuevo la sonrisa de hace un momento.

—Lo lamento, vendré cuando estén preparados para hacer el pedido.

—Eso, vete, perra —dijo Sophia.

Giré sobre mis talones sin dejar de apretar la bandeja en mis manos y me dirigí al baño para intentar tranquilizarme antes de que asesinara a alguien.

—Déjala en paz, Daniele.

—¿Y porque lo haría? Solo es una mesera insignificante.

—Es una buena persona, no te metas con ella.

Una sonrisa de satisfacción se formó en mis labios al no escuchar respuesta por parte de la chica, pero aún así, seguí mi camino al baño para liberar toda mi frustración. Empapé mi rostro con agua e inhalé y exhale hasta que logré controlar mi respiración y el temblor en mis manos. Era la primera vez que veía a las chicas en persona, estudiaban en el instituto privado del pueblo y era raro verlas en un lugar poco conocido como este.

Solo esperaba que no se enteraran de la escena de ayer o la de la habitación del conserje si no quería que me clavara sus largas uñas en mi cara.

O que Sophia se enterara que estaba enamorada de su novio.

No se de que serían capaz esas dos.

Me miré por última vez en el espejo, salí del servicio y me detuve con los ojos bien abiertos ante la escena frente a mi, todos los comensales habían dejado de comer por ver el espectáculo y agradecí que Bob estuviera sumido en su música. Sophia lloraba como una magdalena, mientras golpeaba el pecho de su novio y le exigía una explicación de porque estaba vestido así en horrible lugar.

Fruncí el ceño y las ganas de tomarla de su cabello y sacarla del establecimiento me invadieron, pero luego recordé que no era una persona violenta y no haría nada que le pudiera afectar a Matt. El chico me miró y con su mirada me transmitió todo.

—¡Como puedes avergonzarme de esta manera, Matt! —chilló su novia.

Resoplé y asentí. Me agradeció con la mirada y salió del lugar jalando el brazo de la chica. Todos volvieron a sus platos y seguí con mi trabajo.

Se que tenía que dejar de ser una idiota por Matt, pero era difícil no serlo cuando estaba enamorada de un chico por tantos años con el que no tenía una conversación de mas de treinta segundos hasta hace solo unos días.

—Y luego me preguntas porque te digo ridícula —di un respingo y golpeé al chico con la bandeja en mis manos, hizo una mueca de dolor, pero no dijo nada.

—¿No estabas hace un momento besuqueándote con tu novia?

Una sonrisa pícara se extendió en sus labios.

—¿Estas celosa, Cober?

—Sabes que estoy celosa de otra —mascullé.

Bufó y sacó un llavero del bolsillo de sus vaqueros y me lo mostró, lo miré, confundida. El solo sonrío.

—¿Qué? —Dije.

—¿Quieres escapar?

—¿Eh?

—Tu turno acabó, mi novia esta entretenida con su amiga y su novio —ladeé la cabeza y miré a las dos chicas que golpeaban a Matt y le gritaban cosas que no podía oír —. Y la chica que te reemplaza acaba de llegar.

Miré a Ana que me saludó al pasar a mi lado.

Tenía razón, ver a Matt con su novia solo me hacía daño y no quería seguir viendo al chico que me gustaba con otra persona.

Asentí y el chico tomó mi mano, me jaló afuera y corrimos hasta su coche sin que nos vieran, las chicas estaban tan entretenidas que ni notaron nuestra presencia. Encendió el auto, Daniele se giró hacia nosotros y rápidamente me agaché antes de que me viera junto a su novio. Escuché que gritó algo, pero ya estábamos en la carretera.

Soltamos una sonora carcajada por lo que acaba de pasar. Hacía un momento estaba a punto de asesinar a alguien y ahora reía con el chico de la clase de literatura en su coche.

—Yo tenía muchas razones por las que quería escapar, ¿por que tú?

Pasó una mano por su cabello, despeinandolo. Se encogió de hombros sin despegar la vista del frente y finalmente respondió —Daniele es un poco empalagosa —¿solo un poco? —. Te vi incómoda y que mejor idea que escapar juntos.

Sonreí.

—¿Y a donde iremos?

El chico también desplazó sus labios en una sonrisa.

—A tu casa.

—¿Qué?

—Te dejaré cerca de tu casa y luego ire a la mía —inflé mis mejillas, sintiéndome como una tonta —¿qué esperabas? ¿Una salida al cine? ¿Qué te llevara a un mirador y te quitara la virginidad?

Mis mejillas comenzaron a arder y agaché mi mirada.

—¡Bah! Ni siquiera me gustas, solo que creí que pararíamos a algún lugar a charlar.

Negó con la cabeza sin dejar de sonreír y no respondió.

Me hice un ovillo en mi asiento. Estaba incómoda y la verdad hubiera preferido ir a la parte trasera de la cafetería y esperar que mis padres o Allison vinieran por mi, así me ahorraría el momento incómodo con el chico.

Diez minutos después, Logan aparcó el coche cerca de mi casa y bajé de el. Bajó el vidrio del auto y me llamó antes de que comenzara a alejarme.

—Te veo mañana a la misma ahora en la cafetería.

—¿Y para que quieres verme mañana?

Rodó los ojos.

—Recuerda que tenemos un plan en el que tenemos que trabajar.

Golpeé mi cabeza mentalmente, había olvidado la razón por la que había comenzado una relación (amistosa) con el pelinegro.

Teníamos a una pareja que separar.

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