Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

VIII

Y todos retozan con sus respectivos vasos rojiblancos, como si fuese una fiesta al estilo americano. Me da risa.

Tener un vaso de esos en mis manos me da risa porque siento que la locura forma parte de una serie, de una película o de un libro y que, pronto, algo, un sobresalto, lo mandará todo directito a la mierda.

¿Qué le falta a esta fiesta para que se parezca a las que hago mención? Pues, sexo, le falta sexo. Y drogas, muchas drogas. Uno que otro pendejo vomitando por aquí y por allá también le darían como que un poco más de estilo a este desmadre para que sea más que un simple-desmadre, tal vez suba de categoría a serio-desmadre.

Sería divertido ver que descubren a alguien tirando en una de las habitaciones, o cachan a algún pendejo metiéndose perico y piedra hasta por el culo, yo que sé, estoy medio loco ya. ¡Ahora sí que me prendí!

Desconfío tanto de cualquiera aquí que no tomo nada de ningún vaso que no me sirva yo mismo, pero algo me dice que Ana o Daniel o los dos (bastardos hijos de su puta madre) le echaron algo a mi vaso en un descuido, porque no es normal que me sienta así de ido como estoy ahora.

Aparte de cansado, porque bailé no sé cuántas canciones sin parar y pretendían que siguiera, como si fuese de hierro.

Les dije que ahorita, que más tarde, que mañana, pero que me dejen respirar un ratico no más, que me dejen mandarme con gusto mi respectivo vaso de muerte líquida (así le dice mi abuela a la gaseosa) mientras recobro un poquito las energías que ellas, como buenas súcubos, me jalaron.

Mientras, me sigo haciendo el idiota y le echo una miradita a cuanto muchacho bonito alcanzo a ver, porque son muchos y, creo, llegaron más. ¿Acaso se va a llenar la casa de gente? Bueno, no es mi casa, así que...

Y no son solo muchachos lindos los que van y vienen, también las señoritas tienen lo suyo y vienen arrasando porque se van emparejando más y más y son pocos los que se quedan por fuera. Yo, por ejemplo, soy de esos.

Y es que ¿para qué buscar emparejarme? No pretendo, primero, lidiar con los celos extraños de aquel grupito de locas que me conocen y no dejan de mirarme y buscarme a cada rato; y, segundo, no estoy tan tosta'o de la cabeza como para cometer suicidio social intentando acercármele a ninguno de los chamos cuya belleza me tienen medio pendejo.

Y tampoco, tercero, pretendo el disparate de montarme otra relación falsa para disfrazar innecesariamente mis gustos. Ya es más que suficiente con mi personalidad de mierda como para ponerme a jugar con emociones ajenas, aparte de que los dramas femeninos me dan dolor de cabeza.

Me es más que suficiente con los que montan Ana, Amanda, Sofía, Laura, Marisol, Desiré, Teresa, Mercedes... ¡Crijto Jesúj con Mercedes!

Pero todo va bien, todo va tranquilo, disparatadamente tranquilo. Es una fiesta, a fin de cuentas.

Entonces noto algo extraño, porque de verdad es algo extraño: parece una visión, un juego de mal gusto que me hacen la vista y la mente, porque acabo de ver al muchacho de beige, o creo haberlo visto.

Por eso pienso que Ana o Daniel le pusieron algo a mi vaso. Por eso es que lo dejé bota'o por ahí y busqué otro y lo llené y me mandé esa vaina de un solo trago, como si fuese licor, pa'ver si el azúcar me hace efecto, pa'ver si aquello que vi fue, en verdad, fue cosa de la imaginación. Pero me da miedo asomarme.

Me da miedo toparme, de verdad, con él, aquí, ahora. ¿El bus no es suficiente castigo? ¿A quién mierda conoce aquí como para estar presente si nunca antes lo había visto en mi vida? Porque tal cosa no puede ser verdad, tal visión no puede ser, en realidad, más que eso: una visión, una puta visión y ya.

Él no puede estar aquí, no debe, no quiero que esté aquí enserio. Pero no tengo que ir a ninguna parte a corroborar nada en lo absoluto porque, justamente, viene en esta dirección, acompañando a Daniel y a otros dos más, hablándoles, maldición, sonriéndoles.

Y es que esto no puede ser verdad. Me niego a que lo sea. Así que, sin más, solo me toca ser cobarde por precaución, para así no enfrentarme al muchacho de beige, el mismo del autobús.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro