III
¿Cuál es otra de las desventajas de ser gay sin que nadie más lo sepa? Pues que, si eres adolescente, no puedes decir nada sin que todo el puto mundo ya lo esté comentando. Así que, evidentemente, ya todos saben (muchas gracias Ana, grandísima hija de puta) que el amor a primera vista me ha agarrado desprevenido y me pegado un par de bofetones.
Y, como si eso no fuese suficiente, ahora tengo que lidiar también con los bofetones de esta cuerda de retrasados, que se burlan o hacen chistes sin sentido como si ellos no se hubiesen enamorado nunca. Y todavía me preguntan que por qué es que me caen tan mal todos y cada uno de ellos. Es que los soporto, a duras penas, por el simple hecho de que estoy obligado a compartir a diario con esos lo-que-sean, porque a veces ni personas parecen.
Volviendo a lo otro, el tema del día soy yo: Gabriel enamorado. Porque, al parecer, no tengo derecho a sentir cosas de ese estilo. Y es complicado, muy complicado, el intentar abrir la boca para mandarlos a todos al diablo porque, si lo hago, la cagaré de por vida, estoy seguro de eso.
Porque lo que tengo al filo de la cordura, entre mi mente y mi boca, es a aquel muchacho sin nombre, el del autobús, el que me deja sin aire si me distraigo demasiado, porque se me nota cuando me quedo como lelo, pensando en nada, pero pensándolo a él.
¿Así es como se siente cuando te gusta alguien enserio? Déjame decirte que es un completo fastidio. ¿Quién querría enamorarse si vas a andar comportándote, sin siquiera notarlo, como un zombi que se babea solo? No quiero. No me gusta. No pretendo durar mucho tiempo así.
Tiene que existir alguna manera de superar estas sensaciones en la mayor brevedad posible. De alguna forma tengo que poder aplastar cada partícula de romance que surja de su recuerdo y hacerlas añicos junto al recuerdo mismo que las genera. Borrar todo rastro suyo de mi memoria y esperar que sea suficiente.
Pero Ana, otra vez parloteando sobre el amor, dice que debo ser paciente y dejar que las cosas sigan su curso. Porque el amor es como el agua, según ella. De ser eso cierto, pues, carajo, necesito una puta represa y que se joda el flujo de agua, así vuelvo a ser el de siempre y no me vuelve a joder nunca más tan fastidioso temita.
Y es que, al parecer, no puede dársele otra característica al amor que no tenga que ver con algo incontenible, inasible. ¿No se podía parecer, acaso, a un árbol seco para cortarlo a punta de hacha? ¡NO! Tenía porque ser fluvial, líquido y, a veces, hasta gaseoso, porque te enferma con los mil demonios.
¡Puto amor! ¡Amor puto! ¡Puto también todo el que viene a molestar con la palabrita! Y vuelve Ana con sus asuntitos rosas diciendo que no me estrese, que estar enamorado no tiene nada de malo. Claro pendeja, porque como que yo tengo tiempo suficiente como para andar pensando en las mismas estupideces que los demás.
Porque, al parecer, como que es muy obvio en mí, si hay algo que quiero hacer es andar pensando en un muchacho sin nombre, una irrealidad más absurda todavía que el resto de los adolescentes parecen querer compartir, casi, a la fuerza, porque son todos unos pendejos ilusos, unos ilusos pendejos.
¡Todo lo romantizan! Y yo aquí, tan Rusia en pleno invierno, porque el amor y los enamoramientos me saben a cualquier cosa, mejor dicho, a nada, no me saben a nada. Y ahora está este muchacho dándole sabor al asunto. ¡Desaparécete de una jodida vez!
–¡Hey, Gabriel! ¡Despertá carajito, que a esa chama no la vais a ver más!
–¿Y quién coño te dijo que ando pensando en nadie, webón?
–Con esa cara de marico cualquiera puede pensar cualquier vaina.
–Jodéte, cabrón.
Ése es mi mejor amigo. Ése es Daniel, o Dano como le digo con cariño cuando no me saca la piedra. Él no sabe nada, por si no me paraste la más mínima atención desde un principio, pero lo sabe todo de mí. Podría decirse que me conoce incluso mejor que mi mamá, porque hasta se ha puesto a detallar en mis manías, esas que hago de manera automática y tan inconscientemente que, cuando me enfrascado en una, mete mano para zafarme del asunto.
Y justo esta vez, cuando más aburrido está, no deja de hacer mención de la "chama del bus" cada vez que le pica en exceso el culo o se le alborota la mariquera. Si, ya sé: ¿con qué moral vengo yo a llamar 'marico' a mi mejor amigo? Pues, ese es asunto mío, no te entrometas en cosas de mejores amigos.
Ya tengo suficiente con que Dano viva siendo más una amenaza que una tierna criatura del señor, porque él es el verdadero fuckboy, él es el verdadero mujeriego sin corazón, el cara-de-niño que las conquista a todas y se juega con todas al mismo tiempo también. Pero ese no es el tema de conversación de hoy.
Evidentemente, que Dano sea o no un caza-culos es bastante normal, ese no es unasunto de mayor o menor importancia: no. Pero 'Gabriel enamorado' es, para los titulares, una conmoción nacional, un conflicto de intereses a niveles dealcaldía, de partidos, de estado, de gobierno, de todo, de todos, menos mío. Porque todos tienen que comentar algo que solo me debería importar y concernir a mí: a Gabriel.
¡Mierda! ¿Me llamé Gabriel a mí mismo? Ahora sí toqué fondo. ¡Los odio a todos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro