-P R Ó L O G O-
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¿Qué hay de mal en mi?
Es una pregunta que me he hecho desde que tengo memoria.
Todos a excepción de mis familiares y amigos cercanos de mis padres, me rechazaban.
Solo por ser diferente.
Pero ¿qué no todos somos diferentes?
Nadie es igual, nadie es la copia de otro, todos tienen cierta diferencia y eso es lo que los hace especiales.
Entonces ¿Por qué me rechazan? ¿Por qué no me quieren tener cerca?
Desde que era pequeña, cuando comencé a asistir a los colegios, nadie quería juntarse conmigo, todos se alejaban de mi, me hacían a un lado, se burlaban, otros decían que yo les daba miedo o que era un "fenómeno andante", por el simple hecho de tener heterocromía en mis ojos, tenía un iris de color verde y el otro color miel.
Pero ¿acaso eso estaba mal o era malo?
Mis padres decían que yo era muy hermosa así, mamá decía que era su pequeña estrella puesto que mi nombre es Stella, papá decía que era la estrella más hermosa y brillante de todo el universo, lo mismo decían mis abuelos y demás conocidos de mi familia, pero en la escuela nadie me aceptaba, nadie me quería cerca.
No tenia amigos, salvo unos cuantos en la iglesia aunque no se si se les pueda considerar amigos porque no existía confianza al estar con ellos y fuera de ahí no les hablaba.
Mi vida se resumía a ir al colegio y soportar las burlas y rechazos, regresar a mi casa, estar con mi familia y por las tardes los martes, jueves, sábados y domingos ir a la iglesia o asistir a uno de los congresos o conciertos a los que invitaban al grupo musical de mis padres, ¡Si, soy hija de músicos cristianos!.
Saben, había ocasiones en las que quería simplemente dejar de existir, así ya nadie me haría daño con sus palabras, nadie me rechazaría.
La secundaria fue de lo peor, todos los de mi grupo me hacían bromas pesadas, incluso una vez unas chicas me encerraron en el baño, no supe cuánto tiempo estuve ahí solo se que desde ese día desarrollé claustrofobia.
Mis padres sabían que no la pasaba muy bien en la escuela y hablaron con el director quien solo suspendió a esas chicas por tres días y luego el sufrimiento continuó aún más peor.
Mi abuela era psicóloga e intentaba ayudarme pero no podía hacer mucho pues ella no podía atender familiares y amigos, no se por qué.
Además, yo no quería contar verdaderamente lo que sentía, me daba miedo expresarme, solo Dios sabía cuan mal me sentía con todo eso.
Solo Dios conocía las lágrimas que había derramado noche tras noche hasta quedarme dormida.
Toda mi vida era un desastre, ya no quería vivir.
Y lo peor era que pronto entraría a la preparatoria ¿qué más me espera ahí? ¿Acaso no es suficiente todo lo que he vivido?
¡Dios mío, Ayúdame!
¡Si está ahí, escúchame, mira mi sufrimiento y sacame de aquí!
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