3° CAPÍTULO
-- Todos esos colores que viste, adornan la naturaleza; .... Aunque a veces la lluvia nos prive de su esplendor, .... Yo se Bombón que tú jamás, me privadas de tu hermosa sonrisa _ Susurro Seiya, en el odio de Serena.
La rubia al escucharlo, volteo rápidamente para mirarlo a los ojos, luego sonrió de forma tímida y al final decidió irse de la feria.
Avanzo varios pasos sin voltear, pero de pronto Serena sintió una necesidad inmensa de ver que era lo que estaba haciendo Seiya, así que dándose una vuelta mientras avanzaba, diviso el lugar en donde había estado antes.
Al ver que no estaba, decidió seguir con su camino un poco desilusionada, por no ver a Seiya.
Se acomodo el cabello, y miro al frente.
Avanzo unos cuantos pasos, pero luego se quedó estática.
Ya que al frente de ella, se encontraba Seiya que la sorprendía nuevamente.
-- ¿Qué pretende ahora? _ Se preguntaba Serena mentalmente.
Seiya que estaba en medio del camino, parado en una pose muy característica suya, la observada fijamente.
La rubia al comprobar la mirada del joven, decido mirar a varios lados, disimulando su nerviosismo.
Así paso unos segundos, cuando nuevamente volvió su mirada hacia Seiya, y este aun mantenía su mirada fija en la joven.
La rubia empezó a sentirse más nerviosa, por la forma en como el pelinegro la observaba.
Pero de pronto, Seiya extendió su mano derecha, como si escondiera algo en ella.
La rubia observo tal acción con el ceño fruncido y preguntándose ¿Qué haría ahora?
De pronto, comenzó a revelar poco a poco lo que había en sus manos.
Grande fue la sorpresa de Serena, al observar el chal multicolor, que había visto antes y que ahora estaba en la mano de Seiya.
Sonriendo como una niña pequeña, contemplaba como la prenda baila con el viento.
Seiya al observar la sonrisa en el rostro de su amada, sintió que su corazón comenzaba a latir más rápido y al ver que ya tenía la atención de la joven, extendió el chal sobre su cuerpo, sin desviar su mirada sobre ella.
Serena al verlo, su sonrisa se comenzó a borrar y su mirada se comenzó a endurecer.
Seiya por su parte, solo le dedico una mirada suplicante a la rubia, y le indico con un leve movimiento de pestañas que se acercara.
La rubia negó con la cabeza aquella petición, pero el pelinegro siguió observándola e indicándole de manera muda que se acercara hasta él.
La joven, sin pensar muy bien en las consecuencias de sus actos, decidió entonces acercarse hasta el joven enamorado, y hacerle frente.
Seiya al verla frente a él, sonrió de forma victoriosa, a pesar de que la rubia solo le dedico una mirada seria.
-- ¡Bombón!, si me concedes este abrazo, te juro que en este instante me devolverás la vida _ Dijo Seiya, en tono muy suave.
Serena al escucharlo, sonrió.
Ya que jamás imagino que aquel joven bromista que conoció en la mañana, fuera tan romántico.
Así que de manera muy lenta y sin dejar de sonreír sutilmente, Serena se dio la vuelta.
Seiya al ver que su amada, le había permitido abrazarla, sonrió por unos segundos, luego prosiguió a abrazarla con ambas manos alrededor de su pecho y a memorizar su aroma.
Serena que había sentido la respiración de Seiya muy cerca de su cuello, ladeó su cabeza al lado contrario.
Seiya, que se había dado cuenta de ese detalle, no perdió tiempo y comenzó a besar de forma tierna y suave el cuello de la joven, que comenzaba a disfrutar de aquellas pequeñas muestras de amor.
Estuvieron sumergidos en ese ambiente de sensaciones nuevas, que no se daban cuenta del lugar y el tiempo en el que estaban.
Pero de pronto, aquel momento tan intimo fue roto, por el sonido de las campanas.
Serena dándose cuenta de lo tarde que ya era, intento separarse del abrazo de Seiya.
Pero el joven pelinegro, no tenía ninguna intención de soltarla.
-- Déjame ir, .... Suéltame ya _ Suplicaba la rubia, mientras forcejeaba con el pelinegro.
-- ¡Hm!, .... Solo con una promesa _ Dijo muy sonriente Seiya, mientras la apegaba más a su cuerpo.
-- ¿Qué?, .... ¡Ah!, .... ¿Qué clase de promesa?
-- Simple, .... Solo prométeme que mañana por la mañana, estarás en el mirador.
-- ¿Por qué?
-- Porque, ahí Bombón te demostrare lo mucho que te amo y también descubrirás que mi amor por ti no tiene límites _ Dijo Seiya, mientras rompía el abrazo y se ponía delante de la joven.
Serena, que había escuchado sus palabras lo observo sorprendida, pero luego decidió irse a su casa, con su regalo cubriéndola.
El pelinegro al ver que ya había dado unos pasos, la agarro fuertemente de su mano, impidiendo así su marcha.
La joven rubia, muy asustada por lo que estaba haciendo el pelinegro, volteo hacia él, le dedico una mirada confusa, a lo que simplemente Seiya, levanto su mano aun sosteniendo la muñeca de la joven, le dio la vuelta y entonces comenzó a deslizar la palma de sus manos por el dorso de la mano de Serena en forma lenta.
Seiya que aún seguía con la mano extendida, sonrió de forma coqueta a la rubia.
Serena que no entendía que era lo que Seiya estaba haciendo frunció un poco el ceño y sonrió antes de darse la vuelta e irse a su casa.
Paso unos segundos, antes de que la silueta de la rubia se perdiera en el horizonte, y Seiya pueda bajar su mano extendida.
-- ¡Muy pronto Bombón!, ¡Muy pronto serás mi novia, mi esposa, mi mujer y la madre de mis hijos! _ Dijo muy alegre Seiya, antes de marcharse de la feria.
Pasaron los minutos, y el manto de la noche cada vez se hacía más y más negro.
El frio también comenzó a sentirse en todas partes.
Pero había un lugar, en donde el ambiente era cálido, y en medio de este estaba un joven peliblanco leyendo unos documentos, en compañía de una mujer peliverde, de edad avanzada.
-- ¡Mi niño!, .... Ya es tarde, y creo que es momento de irse a dormir _ Declaro la mujer.
-- Aun no Nana, .... Tengo que terminar de leer, todos estos contratos para ver si están bien _ Respondió Diamante, sin dejar de leer.
-- Entonces, permíteme que te traiga un café bien cargado, .... Así podrás soportar tranquilamente el frio de esta noche.
-- ¡Gracias Nana!, .... De verdad que, sin ti no sé qué sería de mi vida.
-- Pequeño adulador, .... Siempre sabes lo que las personas quieren escuchar.
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, .... No son mentiras Nana, .... Solo te digo la verdad.
-- Bueno, creo que mejor me voy a hacerte el café, .... Si me disculpas mi niño.
-- ¡Adelante Nana!
Y saliendo a paso sereno, Esmeralda se dirigió hacia la cocina para hacer la bebida caliente que le había prometido a su adorado niño Diamante.
Las horas siguieron pasando, y las nubes en el cielo cada vez se iban juntando más y más.
Hasta llegar a un punto que comenzó a llover torrencialmente por varias horas, extendiéndose así hasta las primeras horas de la mañana del día siguiente.
Serena, que como siempre se levantaba temprano, observo el día tan triste a través de su ventana.
-- ¡Espero que esta lluvia pase muy pronto! _ Se dijo Serena a ella misma, mientras se iba hacia la cocina y comenzaba a preparar el desayuno.
Luego de un tiempo, Serena había acabado con sus deberes en la cocina y sala; se acerco muy alegre a la ventana a observar si la lluvia había parado.
Pero su dicha se borró, al ver que la lluvia torrencial seguía.
Así que resignada a no poder cambiar el clima, se fue hacia su habitación y se cambió de ropa.
Para ese día escogió vestir un vestido rojo largo, con las mangas largas, el escote dejaba libre los hombros, la cintura la llevaba muy ceñida, formando así su estrecha cintura y a un costado de su muslo derecho se apreciaba una abertura que daba hasta el final de vestido.
Kenji, que ya se había levantado y también había acabado con su desayuno, observaba desde el porche de su casa como la lluvia no cesaba.
Observo por unos segundos, para luego coger el periódico del día anterior de la mesa que estaba afuera.
-- Buenos días papá, .... Veo que ya levantaste, y por lo que veo en tu rostro, también ya desayunaste _ Hablo muy risueña Serena, mientras salía a porche con un libro bajo el brazo y un paraguas a punto de abrir.
-- ¡Buenos días Serena!, .... ¿A dónde vas tan temprano?, .... ¿Acaso estas, ciega hija no te das cuenta que está lloviendo muy fuerte? _ Pregunto Kenji, luego de darle un beso a su hija.
-- Ya lo sé, .... Pero tengo que devolver este libro a la biblioteca, papá.
-- Entonces espera a que esta lluvia pare.
-- No creo que pare de llover tan rápido, es por eso que me estoy llevando el paraguas, .... Hasta mas tarde papá, si tienes hambre a medio día, deje la comida ya hecha, .... Adiós.
Kenji, a ver que no podría convencer a su hija de quedarse, se pasó la mano por la cabeza y resignado volvió a al interior de su casa a leer el periódico.
La rubia por su parte, comenzó a caminar hacia el lugar en donde Seiya le había citado la noche anterior.
Y a pesar que se cubría escasamente por el paraguas, aquello no evito que se mojara con las gotas de lluvia.
Seiya, que no quería llegar tarde a su cita, decidió pasar la noche cerca de la colina, en una de las casas de alquiler que tenían en el lugar.
Diamante, por otro lado, salía de su lujoso palacio en su auto hacia la ciudad, para poder reunirse con un nuevo inversionista.
Estuvo manejando por la carretera principal, pero cuando estaba doblando una curva, vio delante de él a una chica con vestido rojo y paraguas; luchando contra el viento helado y la lluvia, para mantener en orden su vestido mojado.
Detuvo su auto a unos metros lejos de ella, y pudo observar como el viento hacia a un lado su vestido y dejaba a descubierto la pierna muy bien formada de la joven.
Serena ignorando que era observaba, caminaba a paso lento hacia donde se encontraba el auto estacionado.
Pero como si el destino quisiera juntarlos; un viento fuerte se hizo presente, ocasionando que el paraguas sea elevado por los cielos.
La rubia al verse despojada de lo único que la cubría de la lluvia elevo su rostro al cielo, y observo que ya no podría recuperarlo.
Así que desesperada por cubrirse, Serena comenzó a divisar algún lugar en donde pueda refugiarse.
Pero solo vio un auto estacionado a unos metros delante de ella, no lo pensó mucho y fue corriendo hacia él.
Al llegar toco la ventanilla, para llamar la atención de su conductor.
Diamante al observar muy de cerca el rostro de la mujer que lo había cautivado segundos antes, bajo la ventana de su auto para hablar mejor.
-- Buenos días, .... Disculpe buen joven, pero tengo que llegar al mirador lo más pronto posible, .... ¿Me podría llevar hasta ahí?, ¿Por favor? _ Hablo Serena con el extraño.
-- Buenos días, .... Sube _ Dijo Diamante, cautivado ahora por la voz de la chica.
Serena sin esperar más tiempo, abrió la puerta del carro y se subió.
Mientras se acomodaba en el asiento, y también acomodaba el libro; Diamante observaba cada uno de los movimientos que hacía, completamente fascinado.
-- ¿Lista?
-- Si, gracias.
-- Perfecto _ Respondió el platinado.
Luego puso en marcha su auto, y prendía la calefacción
-- Sabes, eres una chica única.
-- ¿Por qué?
-- Simple, .... ¿Cómo se te ocurre salir a la calle, en una tormenta como esta?
-- Pues, .... Cuando salí de mi casa no había tormenta, pero lamentablemente cuando estaba por la mitad de camino se presentó.
-- Es verdad, .... A veces a mitad de nuestro camino nos encontramos con lo que queremos evitar _ Dijo Diamante en tono suave.
-- Si.
-- Por cierto, .... ¿A dónde me dijiste?
-- Al mirador.
-- ¿Ahí?
-- Si, a veces también es bueno enfrentar las cosas que no hemos podido evitar antes _ Respondió Serena, en tono dulce.
Diamante sin poder evitarlo rio ante lo último.
La rubia como siempre risueña, sonreía mientras que intentaba con las palmas de sus manos secarse el rostro, cuello y brazos.
Diamante que había visto aquella acción, saco de dentro de su chaqueta su pañuelo rojo, y se lo ofreció con su mano izquierda, ya que con la derecha el aún seguía al volante.
-- ¡Toma!
-- ¡Hay que lindo!, .... ¡Gracias!
Y sin esperar más, Serena comenzó a frotar el pañuelo rojo, por toda su piel mojada.
Diamante que estaba encantado con la rubia, la observo detenidamente, y en ese momento deseo ser el pañuelo.
-- No te había visto antes, .... ¿Quién es tu padre?
-- ¡Hm!, .... ¿Conoces al Doctor Tsukino, que trabaja en el hospital?, .... Bueno, yo soy su hija.
-- ¿Así?, .... Qué curioso, .... Y dime, ¿A qué te dedicas?
-- Bueno, además de fastidiar a mi padre, .... Estudio en la Universidad, .... Si consigo tiempo claro, ayudo a mi padre en su clínica particular.
-- ¿Ayudas?, ¿Cómo?, .... Podrías explicármelo.
-- Si, claro, .... Yo reparto algunos medicamentos que mi padre ya receto, .... Tomo la presión a los pacientes que vienen día a día, les limpio, curo y hasta coso las heridas, .... Soy algo así como una pequeña médico o enfermera experimentada _ Respondió la rubia, sin dejar de pasarse el pañuelo.
Diamante al escucharla, sonrió.
El tiempo fue pasando y con ello la tormenta ya se había acabado.
Siguieron hablando de cosas triviales entre ellos, hasta que Serena se da cuenta que están en el desvió para irse al mirador.
-- ¡Hey, espera, espera!
-- ¿Qué sucede?
-- Nos hemos pasado del camino que va al mirador.
-- Lo siento _ Dijo Diamante, al momento de parar su carro.
-- ¡Bueno!, Gracias, .... Aquí tienes tu pañuelo.
-- Bienvenida a esta tierra.
-- Gracias.
Luego de agradecer, Serena se baja del auto, con los libros en la mano.
Pero antes de cerrar la puerta, Serena se despide de Diamante alegremente; el peliplateado al escucharla también se despide.
Serena, diviso el paisaje y luego comenzó a caminar hacia el desvió del mirador.
Diamante, por su parte se quedó estacionado en ese lugar un rato.
Contemplo por unos segundos su pañuelo rojo, luego lo acerco hasta su nariz, para aspirar mejor el arma de la rubia, que desde el primer momento que la vio, lo cautivo.
Aspiro el aroma por unos segundos, para luego guardar aquel pedazo de tela en la gaveta de su auto.
Luego puso su auto en marcho.
Serena por su parte, camino en sentido contrario al vehículo en movimiento.
Camino por unos minutos, hasta llegar a su destino.
Seiya que había pasado la noche muy cerca de ahí, estaba parado muy cerca de la baranda de seguridad que había alrededor del mirador.
Serena, al llegar observo la espalda de Seiya por unos segundos en silencio, preguntándose la razón del porque había ido hasta ahí.
Así que, apretando más sus libros hacia sus pechos, la rubia se acercó hasta donde estaba el pelinegro.
Con cada paso que daba, el viento hacia bailar la base de su vestido, y a su vez secandolo.
Y cuando estuvo a tan solo un par de metros alejada de Seiya, la rubia lo contemplo mejor.
Observo que estaba con un saco blanco, unos jeans celestes, una pañoleta en el cuello que le servía de abrigo y una camisa negra.
-- Aquí estoy, .... ¿Dime para que me has traído hasta aquí? _ Dijo de pronto Serena.
-- Yo simplemente te di una opción, en la cual tu decidiste venir hasta el Mirador Luna Negra _ Respondió Seiya, mientras se daba la vuelta y se acercaba a la joven.
-- ¿Luna Negra?
-- Si, así se llama este lugar.
Serena le dedico una mirada sin interés mientras su rostro mostraba gestos del mismo modo.
-- Dime rápido lo que quieras decirme, tengo muchas cosas que _ No pudo terminar porque Seiya lo interrumpió estando muy cerca de ella.
-- Te amo _ Dijo Seiya, a tan solo unos pasos de distancia.
-- ¿Y qué con eso?
-- ¿Qué con eso?
-- Si, ¿Qué con eso?
-- Que te amo, eso es lo que me pasa, .... Te amo.
-- ¿Me has hecho venir hasta aquí solo para que me digas eso?
-- No, .... También lo hice porque quiero saber si tú también me amas _ Dijo Seiya, mientras se acercaba peligrosamente al rostro de la rubia.
-- No lo hago _ Dijo Serena, sin ninguna emoción en su rostro.
-- Y si no me amas como dices, ¿Por qué entonces has venido?
-- Hm, .... ¿Quería saber que pasaba si no venía?
-- Pues si no venias, .... Yo simplemente hubiese saltado al vacío, y habría terminado con mi vida _ Dijo Seiya apoyándose en la baranda del mirador y observando a su amada rubia.
Serena al escucharlo, cambio su rostro a uno serio.
Camino hasta acercarse a él, mientras lo observaba en silencio.
Se acerco tanto a su rostro, que sus respiraciones se comenzaron a mezclar.
Seiya al ver que su amada Bombón se había acercado peligrosamente a él, por voluntad propia, se inclinó un poco para poder probar sus labios.
Serena que había adivinado sus intenciones, levanto su rostro y cerró los ojos, preparándose así para el inevitable beso.
-- ¡Nah!, .... No creo que seas de esos que acaba con su vida por amor _ Dijo de forma sorpresiva la rubia, mientras se alejaba unos metros del pelinegro.
Seiya al ver como se alejaba, y como había actuado al inicio, sonrió; ya que sin darse cuenta había caído en la trampa de seducción de la rubia.
Serena, que estaba de espaldas, sonrió de forma victoriosa, por la pequeña travesura que había cometido.
-- ¿Estas muy segura que no me mataría? _ Dijo Seiya, mirando la espalda de la rubia.
-- Quien lo hace, lo hace en silencio y rápido, .... No anda lanzando amenazas de hacerlo, .... Así que, si te vas a matar, simplemente matate rápido, para así no estar perdiendo mi tiempo contigo, .... Obviamente si te atreves a hacerlo, claro está _ Dijo fingiendo indiferencia, Serena.
-- Piénsalo muy bien _ Hablo Seiya, muy serio.
-- Ya lo pensé muy bien _ Contesto Serena, con una sonrisa burlona, aun de espaldas.
-- Te arrepentirás después _ Hablo nuevamente Seiya, a espaldas de la rubia.
-- No me voy arrepentir, no te preocupes _ Dijo Serena.
-- ¿Cómo puedes estar tan tranquila, después de lo que te dije? _ Dijo Seiya, muy cerca de la rubia, y observando sus facciones.
-- Se que no lo harás, .... Porque matarse no es tan sencillo _ Hablo la rubia, consiente de la cercanía del pelinegro.
-- Puedo morir por ti, desde el primer momento en que te vi, .... Además, ¿Para qué quiero este cuerpo, si apenas te puedo tocar?
Serena, al escucharlo, lo observo durante unos segundos en silencio.
-- ¡Adiós Serena!, ¡Adiós mi Bombón! _ Dijo Seiya comenzó a alejarse de la rubia.
Serena, a verlo sonrió de forma sarcástica, al ver como Seiya se acercaba al precipicio, ya que creía que era parte de su actuación.
-- Este valle, el cielo y las flores; serán testigos de que Seiya Kou, un joven enamorado; .... Sacrifico su vida por su amada Bombón _ Dijo Seiya en tono serio, mientras poco a poco retrocedía al acantilado, sin quitarle la mirada a su amada.
Serena, que al inicio lo miraba incrédula, comenzó a preocuparse.
-- ¡Te amo Bombón!, ¡Te amo Bombón!, jamás lo olvides, .... Siempre mantenme en tus pensamientos, porque tú siempre vivirás en los míos _ Dijo Seiya, a tan solo unos pasos del final del camino.
Serena preocupada, observaba con los ojos abiertos lo que Seiya estaba dispuesto a hacer.
El pelinegro, sin dejar de observarla, retrocedía cada vez más, sin dejar de decir te amo, varias veces.
Serena al ver que estaba muy cerca del filo, se comenzó a asustar.
Pero su preocupación fue mayor, cuando desvió su mirada hacia los pies de pelinegro y se dio cuenta que solo faltaba pocos centímetros para el final del camino, ya que Seiya tenía medio pie en el aire.
-- ¡Seiya!, ¡Seiya! _ Grito Serena, sin importarle nada y fue hacia su encuentro.
El nombrado al escuchar su nombre en los labios de su amada, en tono desesperado, la jalo hacia él abrazándola, y luego ya teniéndola segura en sus brazos, comenzó a dar vueltas en sentido contrario al filo del acantilado.
Cuando ya estuvieron muy alejados y seguros, se mantuvieron aun abrazados por unos segundos.
Preguntándose mentalmente que era lo que había acabado de pasar.
Luego de unos segundos, ambos se separaron un poco, pero en ningún momento dejaron de abrazarse.
-- ¡Tonto!, ¡Eres un gran tonto!, .... ¡Podrías haberte matado por esto Seiya!, ¡Acaso no te importa tu vida! _ Le reclamo Serena, a punto de llorar.
-- ¡Bombón!, ¡Tú eres mi vida! _ Le respondió Seiya, acariciando su rostro con dulzura.
-- Seiya, .... Lo que te dije hace rato, solo era un juego, .... Y solo lo dije por decir, nada más.
-- Entonces, por un simple juego yo me hubiese matado también.
-- ¿Qué?, ¿Qué locura es la que estás diciendo? _ Hablo enojada la rubia, intentando separarse de Seiya.
-- ¡No es ninguna locura Bombón!, .... ¡Esto, es simplemente amor!, ¡Amor puro y verdadero! _ Demando Seiya, sin permitir que se aleje.
-- Tanto amor sientes por mí, a pesar ¿¡Qué solo nos hemos visto un par de veces!?
-- Bombón, si no me crees, .... Entonces pregúntate a ti misma la pregunta que me hiciste, .... Pregúntale a tu corazón ¿Por qué late tan fuerte cuando estoy cerca de ti?, .... ¿Pregúntale también, por qué piensas en mi a cada segundo del día, cuándo no estoy a tu lado?
Serena a escucharlo cerro los ojos unos segundos, e hizo lo que el pelinegro le dijo.
-- ¿Qué te respondió?, .... ¿Qué te dijo Bombón? _ Pregunto Seiya, ansioso por la respuesta, luego de unos segundos.
-- Te amo, .... Te amo Seiya Kou _ Respondió Serena muy sonriente, sin dejar de mirarlo.
Seiya a escuchar su respuesta, la atrajo hacia su cuerpo y la abrazo de forma protectora.
Serena al sentir el duro pecho de su amado, recostó su cabeza ahí mismo.
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!
-- ¿Por qué te ríes Seiya?
-- Porque, esperaste a que pase todo esto, para que al fin aceptaras que me amas.
-- ¡Seiya!, .... ¡Eso no es gracioso!
-- Pues para mí, si lo es Bombón, .... Para mi si lo es.
-- ¡Tonto!, .... ¡Eres un tonto!
-- Si, .... Soy un tonto, soy un tonto enamorado, .... Pero enamorado de ti Bombón.
La rubia al escucharlo sonrió, y aspiro el aroma del pelinegro.
Los minutos fueron pasando y Serena recordó que tenía que ir a devolver el libro a la biblioteca de la Universidad.
Así que, aunque no queriendo separarse de su amado, lo tuvo que hacer.
-- ¿Es necesario que lo entregues hoy día? _ Pregunto Seiya, acompañando a su amada.
-- Si Seiya, ya que, si no lo entrego hoy mismo, más adelante cuando quiera sacar prestado un libro, ya no querrán prestármelo _ Hablo Serena.
-- Bueno, .... Siendo así, lo mejor será apurarnos.
-- Ja, Ja, Ja, .... Sabía que me entenderías.
El pelinegro sonrió, y luego deposito un delicado beso en los labios de la rubia.
Hola dostys, disculpen el retraso pero pasaron muchas cosas negativas en mi familia, pero como recompensa por su paciencia, les traigo una mini maratón, aquí está el 01°, cap.
Gracias por su apoyo, paciencia, vibras positivas, tiempo, votos y comentarios, mil gracias, son los mejores.
Así que, sin más, muchas vibras positivas y abrazos de conejitos, para ustedes.
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