Capítulo 7
Dedicada a: DianisMontiel
Ella no se pudo negar por dos razones, la primera: porque la pasaba muy bien al lado de él; y la segunda: porque las aportaciones de él para los nuevos contratos eran muy valiosas. Como bien dicen, dos cabezas piensan mejor que una, y los conocimientos de un hombre de negocios como William; era algo que ella no podía desaprovechar.
A la mañana siguiente Rachel se despertó como de costumbre, a diferencia de ese día su celular no estaba a un lado de su cama, si no cargándose sobre el tocador del baño. Por alguna razón, se sentía rara, feliz y descansada. Después de apagar la alarma del celular, algo sobre su cama le llamo la atención. Sin poder creerlo se acercó a la bandeja y tomo la tarjeta que estaba a un lado del desayuno.
− ¿En qué momento compraste esto William, o de donde lo sacaste? −se pregunto en voz alta sin poder creerlo.
Hermosa, muchas gracias por la velada de anoche y sobre todo por haberme permitido compartir un momento tan intimo contigo. Me encanto verte dormir entre mis brazos... espero que esta haya sido la primera de muchas noches que pasaremos juntos
Me encantas Rachel... no sabes cuanto lamento no haber podido despedirme de ti.
Espero que te guste el perfume y que pienses en mi cada vez que lo uses.
Nos vemos pronto bonita.
Tu más fiel y ferviente admirador,
William Ferreira
Al terminar de leer la nota, Rachel lamentaba y se deba golpes mentalmente por haber estado tan cansada que ni cuenta se dio en que me momento se quedó dormida. Lo último que recordaba era estar apoyada sobre William mientras platicaban y que él le dijo que cerrará sus ojos por un momento para que descansará un poco. No supo en qué momento se quedó profundamente dormida, ni en qué momento la había acomodado debajo de las sábanas. El lugar de aun lado de su cama no estaba intacto como usualmente estaba cuando dormía sola, lo que podría indicar que quizás estuvo a su lado por un rato más después de que ella se quedó dormida. Se odiaba por no haber tenido más atenciones con William; sobre todo por haber sido tan descortés de quedarse dormida. No podía ser posible que la primera vez que durmió con ese hombre fue porque ella estaba enferma y él amablemente se quedó para cuidarla. Era el colmo que la segunda vez que compartieron una cama, ella se quedó dormida entre sus brazos y desaprovecho la oportunidad que tuvo para haber hecho muchas otras cosas.
Rachel era una mujer recada y de principios, pero mujer al fin y al cabo por lo que tenía una vida sexual activa mientras tenía pareja. Su última relación duro casi tres y de eso hacia casi siete meses. No acostumbra a tener deslices o noches de pasión con desconocidos, pero William era William; después de los roces atrevidos que tuvieron la primera noche y las miradas llenas de deseo de la noche anterior después de como reaccionó su cuerpo al sentir su mano acariciar su espalda mientras se besaban. No se explicaba cómo no había sucedido nada entre ellos, cuando estaba más que claro que había una gran compatibilidad entre ellos.
−Tonta, tonta, como me pude quedar dormida. −se reprochó en voz alta, y al escuchar ruidos en la cocina, enseguida se salió con la ilusión de encontrarlo a él.
−Cuéntame, ¿cómo te fue anoche? −le pregunto Lore en cuanto la vio salir de la recamara.
Rachel trato de ocultar su desilusión al ver que era ella quien estaba en la cocina, y no William.
−Oh, oh, ¿porque esa carita?
−Me quede dormida Lore. −respondió ella con una cara de enfado.
− ¿Estas bromeando verdad?
−No, ¿puedes creerlo?
−Que bárbara, no puedo creer que perdiste la oportunidad de probar ese bombón. – dijo haciendo un gesto con la boca y levantando las cejas, lo que le provoco una carcajada a Rachel.
− ¿En qué estuvo, si te veáis muy sexy con el vestido y los tacones que traías?
−Llegué tan cansada de los benditos tacones, que me fui directo a darme un baño.
−Dime que por lo menos te pusiste una pijama sexy y no ese matapasiones que traes puesta. −pregunto su amiga casi suplicando escuchar un sí.
−No sabía que estaba aquí, pudiste haberme dicho algo. −dijo tratando de justificarse y de librarse de la mirada inquisidora.
−Te deje un juego sexy sobre tu cama, ¿qué más querías? En fin, sígueme contando.
−No lo sé, el primer beso fue muy candente, lleno de deseo y de añoranza, tanto que termino acariciando mi espalda por debajo de la blusa de mi pijama, y de no haber sido por el chef que comenzó a servirnos, quizás otra fuera la historia. Pero después, no paso de toques y caricias inocentes; era como si se estuviera conteniendo.
−Rachel, te pasas. Yo sé que no eres aventada, pero ya lo tenías en la cama y aun así no paso nada.
− ¿Que querías que hiciera? si él no daba el primer paso, yo tampoco lo iba hacer; no estoy tan necesitada como para dejármele ir encima, menos con lo cansada que estaba.
−Yo se Rachel, pero ese hombre es un muñeco de carne y hueso con un sex−appeal que llega hasta el cielo. Esta mucho más guapo en persona que en las fotos, lo ves y es imposible no derretirte a sus pies.
−Ya mejor no me digas nada, que solo me voy a molestar más por haber sido tan tonta. −termino de contar haciendo gestos de frustración e incredibilidad.
−No te preocupes, por algo pasan las cosas; sirve que te desea más.
−Esperemos que así sea... entre que son peras o son manzanas, voy a disfrutar el delicioso detalle que me dejo.
− ¿Qué te dejo?
−Voy por el, ahorita regreso.
−Gouoa, ese si que es detalle. −exclamos Lore al ver la charola que Rachel embobada llevaba en sus manos.
−Vamos a comérmelo.
−Es tuyo, te dieron a ti.
−No creo que le importe, además es mucho para mi sola. −aclaro levantando los hombres, sin darle importancia.
− ¿Segura?
−Claro que sí, tu harías lo mismo que yo. −aseguro contenta y agradecida por tenerla a su lado, en la buenas y en las malas.
Horas más tarde William le envió un mensaje a Rachel deseándole que tuviera un excelente día, y cuando la agenda de ella no estuvo tan saturada, le pidió que tuviera un sábado libre y que no hiciera planes para el domingo. Se negó a decirle a donde la iba a llevar, lo único que le dijo fue que pasarían por ella a las 10 de la mañana.
Rachel estaba terminando de preparar lo que se iba a poner para su cita con William cuando recibió una llamada de él, le extraño no verlo por la cámara, pero no le dio importancia; después de todo lo vería al día siguiente.
− ¿Hola cómo estas? – en el momento en que Rachel escucho su tono de voz, supo que algo no andaba bien.
−Bien, aquí preparando lo que me voy a poner mañana. ¿me puedes dar una pista al menos?
−Hermosa... tengo una emergencia familiar y no voy a poder verte.
−Lo siento mucho William, ¿hay algo que pueda hacer por ti?
−Gracias Rachell, solo te pido que me disculpes por tener que cancelarte.
−Ni lo menciones, espero que todo se resuelva pronto.
−Gracias... te tengo que dejar.
−Cuídate, te mando un beso y un abrazo de oso.
−Gracias hermosa... tú también cuídate. −dijo finalmente de un prolongado silencio. A Rachel le dio la impresión de que no termino de decir lo que quería, pero no tuvo la oportunidad de preguntárselo porque no volvió hablar con él. Espero varios días para saber algo de él, y al no recibir ni un simple mensaje de texto; decidió llamarle en dos ocasiones, una a su celular y otra a su oficina, pero no tuvo suerte. Después de ese día, decidió borrar el número de teléfono de él para no tener la tentación de llamarlo o de enviarle un mensaje. Lorena y ella dejaron de hablar de William, pero ella lo recordaba con frecuencia y cuando lo hacía se dibujaba una sonrisa en su rostro.
Tanto Rachel como William, no volvieron a saber de la vida del otro hasta el día que se casualmente William la vio en la sala de espera del aeropuerto. Ella estaba muy entretenida tarareando la canción que seguramente estaba escuchando en los audífonos traía, mientras hacía gestos al momento de hacer trazos sobre la pantalla de un i−Pod. Él se detuvo en seco al verla, lucia tan hermosa y fresca; tan ella que le fue imposible no detenerse a contemplarla. Al sentir una inexplicable emoción, su primera reacción fue acercarse para saludarla; sin embargo, también sintió vergüenza por prácticamente haberla dejado planta y sobre todo porque decidió no buscarla después. Su socio continuo su platica hasta que se dio cuenta que William no le estaba prestando atención.
− ¿Has escuchado algo de lo que te dicho?
− Disculpa ¿me decías? −pregunto William tratando de ignorar el deseo y la necesidad de ir al lado de Rachel.
El socio de William continúo hablando y al no escuchar respuesta de él, volteo y lo vio caminando hacia donde estaba sentada una mujer. Cuando Rachel llego a la sala de espera para abordar su avión, se sentó en la esquina más retirada que había del pasillo porque no quería ser interrumpida por algún pasajero platicador o con aires de galán. Dejo de trazar porque estaba tratando de ordenar las ideas que fluían en su mente para poder plasmarlas en el diseño en el que estaba trabajando; y mientras lo hacía sostenía entre sus dedos el pequeño lapicero electrónico. Detuvo el movimiento de sus dedos después de que alguien se detuvo justamente enfrente de ella y no se movió de ahí. Ella no tenia la intension en voltear a ver de quein se trataba o de prestarle atención a esa persona, por temor a perder su enfoque o concentración. Al sentir una mirada sobre ella y sobre todo, al percibir una exquisita loción su mente se puso en blanco. Debido a que ese aroma le recordó a una persona en particular, a quien no había vuelto a ver o a saber de él. Un poco molesta y haciendo un gesto porque la habían sacado de su burbuja de inspiración, volteo hacia arriba.
William no espera encontrarse con ese gesto de ella y menos ver como se quedó plasmada al grado de dejar de mover sus dedos y hacer que el pequeño lapicero cayera al piso.
−Hola hermosa− saludo al estar al mismo nivel de ella, tras haberse agachado para levantar el lapicero y mientras lo hacía no intento ocultar la alegría y emoción por volver a verla; mientras lo hacía trato de no reír al ver el rostro de ella cambiar de seria a enfado al ver que era él.
−Hola perdido. −respondió ella con un leve tono de sarcasmo, porque no le iba a permitir que la llamara así después de que no se dignó a enviarle ni un simple mensaje para decirle que estaba bien.
−Uhhh...no me lo esperaba −respondió y ahora fue ella quien vio como él dejo a un lado el gesto de gracia por un semblante serio, −Pero reconozco que me lo merezco y te pidió una disculpa.
Rachel al notar un genuino arrepentimiento en su tono, sintió vergüenza por su comentario; lo que menos quería era que sonara como un reclamo.
−Discúlpame tú a mí; me da gusto que estes bien.
−No tengo nada que disculparte, fue muy descortés de mi parte no volverme a comunicar contigo. −menciono mientras tomo su mano y la acaricio.
− ¿Podemos olvidar los últimos 60 segundos? −pregunto ella. Lo cual él acepto.
−Claro que sí. −respondió mientras le dio el lapicero que levantó. Después camino hacia su socio y le dijo algo, para enseguida regresar hacia donde estaba ella.
William trato de hacerlo con la mayor naturalidad posible, pero su acción solo logro poner a Rachel más nerviosa y termino riéndose sin poder evitarlo. Regalándole a él una imagen de ella digna de guardar en su memoria y en su celular, el cual saco en seguida de la bolsa de su saco y pretendió observar algo en el antes de volver a guardarlo.
− ¡Hola Rachel, que sorpresa!
−Hola William, no esperaba verte aquí. −dijo intentando ocultar lo nerviosa que la ponía.
−Ni yo esperaba encontrarme a mi diseñadora favorita, en el lugar más recóndito de la sala.
−No sabía que era tu diseñadora favorita. −dijo coqueta tratando de seguirle la corriente.
−Eres mucho más que eso, hermosa. −al escucharlo pensó que era un adulador, pero la forma en la que la miro le dio a entender que era más que un simple cumplido. Al no saber que responder, después de esa inesperada declaración, Rachel decidió cambiar de tema.
− ¿A dónde viajas?
−Vamos a ver el terreno en donde se va a llevar a cabo la construcción de un nuevo centro comercial y a la inauguración de un hotel que construimos. ¿Tú a dónde vas?
−Voy de regreso a casa.
− ¿A qué hora sale tu vuelo?
−Debió de haber salido hace dos horas, pero al parecer hay muy mal clima allá. ¿A qué hora sale el tuyo?
−En un rato más, es vuelo privado; no tenemos una hora exacta.
−Oh si, olvidaba que no viajas en vuelo comercial. −dijo haciendo un mohín.
−Mi avión está a tu disposición cuando gustes.
−Gracias, es muy amable de tu parte. −respondió ella sin darle mucha importancia al ofrecimiento. Era obvio que ella no consideraría tal oferta para cuestiones de trabajo; sin embargo, lo tendría en cuenta en caso de que algún día tuviera una emergencia.
William y Rachel continuaron conversando de temas laborales, hasta que el celular de él los interrumpió.
− ¿Pasa algo? −pregunto en un tono serio. −Dame diez minutos más. −dijo y colgó.
−Te están esperando, ¿verdad?
−Si, pero no pasa nada. Pueden esperar un poco más, no todos los días tengo el privilegio y la fortuna de encontrarte. −respondió y enseguida anunciaron la cancelación del vuelo de ella. William la vio hacer una mueca y comenzar a guardar sus cosas.
− ¿Que vas a hacer ahora?
−Me voy a ir al hotel más cercano a dejar mi equipaje y después voy a visitar algunos lugares.
− ¿Registraste equipaje? −pregunto él con mucho interés.
−No. −respondio ella sin saber el por que de su pregunta, pero dandole la respuesta que él anhelaba escuchar.
−¿Porque no me acompañas? de regreso podemos hacer una escala para dejarte a ti primero. −le sugirió emocionado como un niño a quien se le acaba de ocurrir la mejor idea para pasarla super.
La invitación era muy tentadora; sin embargo, Rachel no creía que fuera apropiado o que fura una buena idea pasar todo un día al lado de él, especialmente por lo que la hacía sentir al estar cerca de él. William vio una chispa de emoción en los ojos de ella, lo cual le agrado y lo hizo sonreír; pero poco después la vio dudar y supo que tenía que actuar y no darle tiempo para que lo pensara y decidera no ir con él.
−Vamos hermosa, anímate. La vida y el destino quiere que estemos juntos, no es una simple casualidad que después de no haber podido reunirnos en dos ocasiones que lo planeamos; ahora yo haya tenido que pasar por este pasillo y que justamente tu vuelo se hubiera retrasado. Sobre todos que entre cientos de personas que hay, de la nada haya volteado a verte.
−Si es una gran casualidad, pero aun así no creo que sea buena idea.
−Yo pienso lo contrario, para mí sería un honor que mi diseñadora favorita sea mi acompañante para la inauguración. Vas a conocer personas importantes y te puedo asegurar que cuando la fiesta termine vas a tener al menos un par de clientes nuevos.
−Viendolo así, suena como una buena excusa para decirte que sí.
−También podría ser la ocasión perfecta para tener nuestra primera cita.
−No se hable más, vayamos entonces. −dijo ella antes de tomar sus cosas.
−Gracias bonita −aseguro atrayéndola a su lado para abrazarla y besarla. − Vas a ver que no te vas a arrepentir. −dijo mientras continuaron caminando abrazos y felices los dos.
Gracias por continuar leyendo, sobre todo muchas gracias a mis nuevos seguidores: CarlaRomero630324, DianisMontiel, y JoseJackson5
Saludos... ¡nos leemos pronto!
Jackie Baez
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