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CAPÍTULO 22

¥El ángel¥

P.O.V. Derek.

Hace unos años...

—¡Ven aquí inmediatamente Derek!

Detengo mis pasos y lo miro sobre mi hombro.

—Tómalo con calma viejo, no es para tanto. —le guiño un ojo y sigo mi camino sonriente, no tenía intenciones de detenerme.

—Ese pequeño insolente... —murmura a mis espaldas— ¡Más respeto! Te informo que el arcángel te espera. Y dudo mucho que lo esté tomando con "calma"

Escuchar la palabra arcángel si logra detenerme, y cuando quiero girar para preguntarle al anciano si he escuchado bien, ya ha desaparecido de mi vista. 

No me gusta para nada esa idea.

Respiro profundo y me resigno, saco a relucir mis alas y vuelo entre los pasillos para llegar a la sala del arcángel. Estoy a pocos metros de llegar cuando un chico que va vestido totalmente de negro sale echo una furia de ese lugar, no me da tiempo a reaccionar cuando también veo en sus brazos a una pequeña, no logro distinguir la bien, pero seguido de eso despliega sus alas iguales de oscuras que su cabello y se aleja con aires furiosos. No me molesto en preguntar que pasó y termino de llegar a mi destino, no es como si me interesa.

Hago lo propio de empujar las puertas de cristal con pequeñas marcas doradas y un "Arcángel Raguel" escrito en lo alto.

Me reciben ambos sentados en diferentes sofás un poco alejados de la puerta, a pesar de la sacudida que posiblemente acaba de dar aquel ser al salir, ellos parecen totalmente tranquilos.

—Escuché que me llamaban —apenas digo eso me lanzo sobre uno de los sofás vacíos y subo ambos pies sobre una pequeña mesa que encuentro a mi alcance.

—¿Podrías tener más respeto aquí por lo menos? —dice el arcángel Rafael, es el viejo que más le encanta reñirme de ambos. Raguel toca su brazo en señal de que me deje estar y se pone de pie.

—Has estado causando muchos problemas últimamente, así que hemos decidido asignarle una misión. —No muestro interés alguno en las palabras de Raguel, solo asiento sin mirarlo realmente— acaba de nacer una vistentt después de muchos años, y sigue siendo el mismo procedimiento.

—¿Me toca ser su guardián? —cuestiono, no muy contento con la idea.

—No, su esencia ha elegido un demonio como su guardián.

Eso llama mi atención totalmente, creo que la última vez que escuché acerca de la esencia que elegía a un demonio, la cosa no termino del todo bien. Pero entonces, si ya ha elegido un guardián, yo sería...

—Tú serás esa parte clave de la misión, sabes que cuando se trata de ese tipo de ser, debe tener a ambos consigo.

—Supongo que tengo que hacer todo el trabajo desde aquí —Bajo los pies lentamente cuando los veo negar— No, me niego, no pienso ir a perder mi tiempo en ese lugar para cuidar de unos mocosos y su demonio.

Me pongo de pie de un salto, dispuesto a salir del lugar sin aceptar la misión cuando la voz de Rafael se hace escuchar.

—Tu castigo por haber causado semejante revuelta en el mundo de los humanos es esa misión, y no puedes volver aquí hasta que se hubiese cumplido exitosamente, en cuanto llegue el momento irás, y este es el final de la conversación, Derek.

Respiro con profundidad y salgo del lugar con mi buen humor arruinado, odio este tipo de misiones.

Solo he Sido guardián en las mayorías de las misiones que me han asignado, pero no de este tipo de ser, siempre han Sido de simples humanos que ni siquiera pueden verme, totalmente aburrido, en esta ocasión, son seres que sí podrán verme, y tendré que socializar, cosa con la que no estoy muy de acuerdo.

Camino por los pasillos sin rumbo fijo, esperando que esos mocosos no supongan un problema y que esa misión se acabe lo más rápido posible.

¥¥¥

Actualidad...

—¡Maldita sea, Chloé! —Maldigo unas cuantas veces más sosteniendo la en brazos.

Es increíble los momentos que toma para desmayarse, lo peor es que siempre estoy cerca. Desgraciadamente tendré que darle explicaciones a su guardián.

Otra vez.

Me detengo un momento, reviso su pulso y va a una velocidad normal, sostengo sus párpados con dos de mis dedos y los elevo para ver sus ojos, están brillando, entonces entiendo.

Miro para todas partes buscando la amenaza, ella no está simplemente inconsciente, alguien controla su conciencia. La aprieto un poco más sin hacer mucha fuerza y empiezo a alejarme de ese lugar a toda prisa.

—No se te ocurra quedarte a dónde te han llevado, torpe mortal.

Despliego mis alas y me elevo tan lejos como es posible y tan rápido como puedo sin hacerle daño. Dustin tendrá un nuevo enfrentamiento conmigo en estos momentos apenas la vea inconsciente. Estúpidamente es la segunda, o tercera tal vez, la ocasión en la que tengo que llevarla en brazos, y claro, su guardián tiene que estar ahí, para venir a querer desquitar su ira del momento conmigo.

Atravieso las características líneas de la cabaña a la espera de su reacción, pero no sucede, debe de ser alguien sumamente poderoso quien esté haciendo esto.

Entro a la cabaña sin hacer tanto ruido y no me encuentro con nadie esperando en la sala, avanzo y subo las escaleras hasta llegar a la puerta de su habitación.

—¿Se puede saber dónde estabas Chloe...? —su tono disminuye al notar que quien está abriendo la puerta de la habitación soy yo, y que otra vez, su protegida está más inconsciente que consiente en mis brazos— ¡¿Qué demonios Derek?!

Y corre hacia mí con claras intenciones de abalanzarse, pero se contiene para darme espacio a que deposite a la mortal sobre su cama. Apenas lo hago corre hacia ella y palmea su rostro, la sacude sutilmente y al ver que no obtiene respuestas se gira hacia mí y me toma de la camiseta.

—¿Qué está pasando aquí? —la voz de Leo se hace notar desde la puerta, pero ninguno de los dos mueve un musculo para mirarlo siquiera.

—¿Es que no puede estar diez segundos contigo sin que la pongas en peligro, ángel incompetente? —un poco más y me escupe el desprecio en la cara.

—Pero que... —la voz de Hanna también aparece en la habitación, parece que es imposible que no aparezcan todos en un instante.

—Lo dices como si el peligro mismo fuera yo, demonio infeliz, mírale los ojos. —respondo con mi vista fija en la suya. Me mira con duda, pero es Leo quien se acerca a la mortal y hace lo que acabo de decir.

—Alguien está en su mente, hay que despertarla, ¡ya!

Hanna y Leo son los primeros en buscar alternativas para solucionar el problema, pero Dustin lo duda unos instantes antes de soltarme con todo el odio que puede lanzarme con los ojos. Arreglo mi camisa sin muchas ganas y me quedo de pie en alguna parte a la espera de lo que están por hacer, yo ya había hecho mi parte de traerla a tiempo.

¥¥¥

P.O.V. Chloe.

Estoy buscando la alternativa que podría utilizar para huir de esta situación, pero es en vano, lo único que me queda al alcance es saltar desde la altura que nos encontramos y esperar no morir en el intento.

—Debería calmarse, si quisiera hacerle daño en este momento, ya lo habría hecho señorita. —la tranquilidad en su voz me confunde, y lo que acaba de decir por igual, aunque tiene razón.

Deja una mano en su espalda y pasea hasta llegar a una mesa con dos sillas que no había visto antes, me hace señas de que me acerque, le miro unos segundos, dudosa, pero me insiste con la mirada y me acerco a pasos realmente lentos, con la mano que no tiene en la espalda señala el asiento que esta frente a él, al acercarme como acto caballeroso corre la silla, y luego la recoloca conmigo en ella.

Toma asiento del otro lado y quedamos en un silencio inquietante, me observa unos segundos, me remuevo un poco incomoda en mi asiento. El color miel de sus ojos no es intimidante, bien podría pasar como un jovencito con mas o menos mi edad en el mundo de los humanos.

—señorita —me sobresalto al escuchar su voz— ¿conoce usted de casualidad la verdadera función de las tres flechas?

Niego con la cabeza un poco confundida, es definitivamente extraño el tema que saca a relucir en el momento menos esperado.

Nicolás sonríe, se acomoda en su asiento y cruza los manos sobre la mesa.

—Entre mis investigaciones pude descubrir que las tres flechas son un tanto peculiares. Incluso en la elección de colores suenan bastante irónico. —toma unos segundos en silencio antes de volver a retomar la explicación. — son de color azules, rojas y negras. Si alguien te ataca con una flecha que brilla azul, simplemente quedaras inconsciente por al menos dos días. Si eres atacada por una roja morirás pocos minutos después, y luego esta la negra, esa es como el soplo para revivir, pero si ya has dado tu ultimo suspiro, ella no te servirá de nada, solo te salva cuando estas al borde de la muerte, no cuando ya te has muerto.

Parpadeo consternada, no sabía que esas flechas eran tan poderosas.

—¿Por qué me cuenta esto?

—seguro tu guardián te ha dado una parte de la historia con su amada. —me mira a la espera de una respuesta, pero no hago nada—, en caso de que no sea así, su amada fue atacada con una de las tres flechas, por eso no pudo salvarse a pesar de que tenia el poder de sanación, y la razón por la que le estoy contando esto, es para que entienda el sentido que hace que aun siga viva estando a metros de mi persona.

Se escuchan voces a lo lejos pronunciando mi nombre, ambos miramos hacia arriba, yo no logro entender que sucede, pero parece que el señor Nicolás si, porque se pone de pie y se acerca al barandal del lugar a paso lento, como si estuviese esperando por este instante desde hace años.

—Todo tiene su tiempo señorita Chloe, sin importar de que se trate, sin importar el hambre que tengas de disfrutar el buen manjar que se esta depositando justo al frente, uno de los dos debe caer en esta historia, pero mientras, aun hay muchas cosas que necesito saber de usted, incluso usted debe de conocerlas, me temo que apenas y conoce bien el mundo detrás de las puertas de su habitación —sube sobre el barandal y queda paseando sobre el como si no estuviéramos a una distancia aterradora de las calles de esta ciudad—. Mientras todavía no llegue el tiempo de cazar, seguiremos asechando a la presa muy de cerca, querida Chloe.

Apenas termina la frase se deja caer, corro para llegar al barandal y mirar hacia abajo, pero mis piernas fallaron a pocos metros y simplemente caigo al suelo, el cielo me esta dando la bienvenida con las nubes que se mueven a una velocidad inquietante, mis ojos vuelven a verse en la oscuridad en la que últimamente se estaban encontrando frecuentemente, no pude evitarlo y simplemente los cerré, no podía luchar contra el cansancio que arropaba mi cuerpo de a pocos centímetros hasta cubrirlo por completo.

Quedo en la oscuridad unos segundos y de la nada abro los ojos, de golpe, y termino sentada en el lugar. Cierro los ojos unos instantes y vuelvo a abrirlos para reaccionar y ver donde se supone que me encuentro en esta ocasión, pero cuatro pares de ojos me devuelven la mirada en completo silencio justo al frente y ninguno reaccionamos, Hanna y Leo son quienes mas cerca se encuentran de mi persona, Dustin y Derek son los siguientes a una distancia prudente con la mirada fija en mis movimientos.

Todos quedan en silencio absoluto, observándome, yo sigo confundida.

—¿Por qué están todos mirándome así?

—¡joder pensé que no ibas a reaccionar nunca pequeña Loi! —Leo es el primero en abalanzarse sobre mi y abrazarme como si hubiese regresado de la muerte, sonrío, no recuerdo cuando fue la ultima vez que lo vi tan serio.

—últimamente te las estas llevando todas eh, que bueno que despertaste. —Hanna palmea mi espalda y me da un beso en la mejilla cuando Leo por fin se aleja de mí.

—Es que no puedes elegir otros momentos para desmayarte mortal. —Derek pone los ojos en blanco, suspira y sale de la habitación.

«Es cierto, estaba paseando con Derek.»

Hanna y Leo también lo siguen fuera luego de dar un suspiro largo.

—Dus... yo lo siento, no fue mi intención...

Soy interrumpida cuando se lanza y rodea mi cuerpo en sus brazos.

—No te disculpes Chloe, no fue tu culpa. Yo debí de haberte contado mejor las cosas y la misión, debí de haberte enseñado más, ahora estas siendo atacada, estas en peligro, y ni siquiera conoces las tierras que pisas. —besa la coronilla de mi cabeza y vuelve a dejarla escondida en su pecho— yo soy quien pide perdón por haber sido tan mal guardián todo este tiempo.

—No Dus, tu solo me estabas protegiendo de todo lo que esta fuera. —Me alejo de su persona sutilmente para poder decirle eso, acaricio su mejilla y le sonrío —No es tu culpa.

Dustin peina mi cabello dulcemente con sus manos y niega con la cabeza.

—Mi trabajo era protegerte y enseñarte lo que debes hacer, pero lo único que he hecho es esconderte, y tampoco estuve haciendo bien el trabajo de protegerte, estuviste al alcance de ese espectro dos veces. —Deja un mechón de cabello tras mi oreja— había olvidado por completo que eres tu quien iría a luchar, la parte final de la batalla te pertenece, no puedo pretender querer dejarte bajo mis alas toda la vida, tienes que crecer, y lamento mucho que tuvieras que pasar por ese peligro antes de que me diese cuenta.

Besa la coronilla de mi cabeza nuevamente, vuelve a disculparse una vez mas y simplemente sale de la habitación alegando que tengo que descansar. Cierro los ojos totalmente confundida, después de que apareció Nicolás Dustin se siente distinto, es como si lo hubiesen vuelto un poquito más humano.

 Cierro los ojos y unos suaves toques en la puerta me hacen volver a abrirlos, Luna asoma su cabeza por ella y le sonrío, indicándole que puede pasar, se acerca y pregunta que había pasado, le cuento y en esas ambas quedamos dormidas, con ella acariciando mi cabeza, como si estuviera pidiendo disculpas por no haber estado aquí, sostengo su mano, y así, simplemente vuelvo a cerrar los ojos.

¿En que momento yo pase a vivir rodeada del peligro?

No, no se trata de eso, mi vida no cambio, mi vida esta tomando el rumbo que parece que debe tomar. 














#SeLesQuiereDeAquiACarrasco. 🖤

Stefii fuera. 🌹

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