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CAPITULO 17


¥ Aquel día (continuación...) ¥

Ya había pasado mucho tiempo en silencio desde que dejamos atrás a la joven pareja humana. Yo la seguía a una distancia prudente mientras deseaba que no tuviese una repercusión muy grande en su contra aquello que acaba de provocar al meterse en esos asuntos.

—¿Por qué lo hiciste?—decido romper el silencio con la pregunta— No entiendo la razón de que rompieses la regla fundamental del bosque por salvar a simples desconocidos.

Habíamos permanecudos largos segundos en silencio estando ya dentro del bosque. Se detuvo, me miró sobre su hombro y luego volvió la vista al frente. Alzó las manos y puso sus pies de puntitas para alcanzar una hoja del árbol que tenía a su lado derecho, luego se puso en cuclillas, tomó una roca de un tamaño considerable para sus manos y también la sostuvo, cada objeto en una mano.

Quedé de pie, a la misma distancia observando detenidamente sus movimientos con las manos en los bolsillos de mi fino pantalón de tela. La ví acercarse con ambos objetos y los levantó al estar a menos de un metro de distancia de mi cuerpo.

—Cuando no entiendes alguna circunstancia, decisión, o acción que ha tomado una persona, lo sentirás como esta pluma sobre tu hombro—. Puso la hoja que había tomado del árbol con suavidad sobre mi hombro derecho, de paso dejó la roca sobre mi hombro izquierdo con un poquito de brusquedad—Sientes la diferencia entre el peso de la roca, y el peso de la hoja, ¿Cierto?—. Asentí aún sin entender a qué viene la explicación que está dando—Esa es la diferencia. En el momento en que entiendas la razón de algunas decisiones, sentirás el peso de ellas como si fuesen dos de estas rocas sobre tus hombros—. Apretó la roca sobre mi hombro ejerciendo gran presión—Tendrás la necesidad de hacer todo lo que esté a tu alcance, romper las reglas, y muchísimos más, como si la decisión fuese tuya, aún y cuando no eres tú quien está dentro de aquel caos.

Se apartó, y continuó su camino como si nada más importara ya.

—Pero Marlen, no entiendo a qué viene todo ello.—Dejo caer la roca y la hoja para seguirla de cerca.

Vuelve a detener sus pasos, y yo me detengo igual. En esta ocasión, no gira siquiera a verme.

—Querido Dus. El día en que pierdas a alguien que quisiste con el alma que no tienes frente a tus ojos, desearas tener a algún ser extraño con ganas de romper las reglas para salvarte del posible infierno al verte sin ese acompañante de hace tanto. Y créeme, despues de ese día, no habrá días en los que no estés dispuesto a saltar al precipicio, aún y cuando  lo que espere al final del túnel sea el mismísimo infierno...

—¿Tú ya perdiste a alguien, Marlen?—La pregunta salió de mis labios incluso antes de poderla detener. 

Me acerqué a ella y la rodee para estar frente a ella. Me sonrió y acarició una de mis mejillas con su mano derecha. Me había mal acostumbrado a recibir caricias suyas de ese modo.

—Yo lo perdí todo Dus, y espero de verdad, que no tengas que perder lo mismo que yo para entenderme...

Besó con suavidad la mejilla que sostenía y se hizo a un lado para seguir caminando.

¥¥

Pasaron al menos dos años luego de aquel accidente en el mundo de los humanos en el que Marlen usó sus poderes de bruja. Porque si, ella era Marlen Austen, una de las desendientes de las brujas malditas que estaban casi extintas por su poder peculiar. Su poder básico, era poder sanar todo tipo de heridas, incluso una que podría casusarte la muerte, solo si lograban hacerlo antes de que tus segundos de vida terminaran.

Eran llamadas brujas malditas por dos razones;
La primera, tenían el poder de maldecir a quien les hubiese hecho daño, con algo igual al daño que les hicieron, o incluso pero.
Y la segunda, era que podían sanar a quien quisieran de cualquier enfermedad o golpe estando a segundos de la muerte, menos a ellas mismas. Por eso aquel chico del accidente en la carretera vacía sobrevivió, ella usó sus poderes de sanación en él.

Continuaron pasando los días y aunque quise entender lo que me había explicado Marlen seguía un poco confuso. Cuando hubo pasado un año ella llegó a mi, como siempre que nos encontrabamos para charlar de como nos iba cuando no estábamos en un mismo lugar, y me contó que se había enamorado de un chico de pelo castaño y ojos miel con el que se encontraba frecuentemente. Sentí una rara sensación al enterarme, y las flores que había estado teniendo a mi espalda para regalarle en forma de sopresa las quemé, le sonreí y le dije que estaba feliz por ella. Me sonrió y en cada encuentro contaba un poco de él, de sus encuentros, y de lo lindo que se portaba con ella.

Yo solo le sonreía, a pesar de llevar una guerra confusa en lo profundo, debería estar feliz de verla así de enamorada, pero me sentía extraño, con ganas de destruirlo todo, o más exactamente con ganas de destruirlo a él.  Peor aún era la manera tan sencilla con la que evitaba completamente mencionar el tipo de especie o ser que era. Mi única suposición es que seguro podría ser algún humano, y por eso lo ocultaba tanto. Pasó un año más en el que la escuchaba cada vez más emocionada al mencionarlo, y siempre me preparaba lo mejor que podía cada que me iba a encontrar con ella, porque a pesar de todo, amaba escucharla, verla sonreír, verla correr con alegría y simplemente ser una risueña enamorada nada más. Seguía siendo la misma chica dulce, valiente, guerrera, vulnerable, y su cariño hacia mí seguía siendo el mismo. Me abrazaba con ternura cada que me veía, y si divisaba mi silueta a lo lejos corría para abrazarme con una sonrisa y un hermoso brillo en los ojos que reflejaban si emoción al verme.

Seguía queriendo dispararme con una flecha como era su costumbre de hacer bromas, recostaba su cabeza en mi hombro cuando nos sentamos en el piso de alguna carretera, seguía despeinando mi cabello y acariciando mis mejillas antes de dejar en ellas un tierno beso. Pero jamás olvidaba que estaba loca, y justo por eso es que por más que siempre me doliera el pecho cuando me contaba de él, no podía evitar esos encuentros con ella, no cuando toda ella era todo lo que para mí estaba bien.

Así como hoy, que no puedo evitar cargar conmigo una gran sonrisa, decidí buscar las flores más hermosas entre el bosque en el transcurso del camino al lugar de nuestro encuentro. Hace semanas que no nos veíamos por problemas entre unos espectros menores de la zona profunda del bosque. Veo a lo lejos unos tulipanes de un color peculiar y las tomo con cuidado, «intentaré no quemarlas está vez y entregárselas.» continúo caminando y sonrio aún más incluso antes de llegar del todo al lugar en el que siempre nos sentamos a observar el día. Justo ese lugar en el que suele sostener mi mano y tararear alguna canción imaginaria para luego empezar a bailar como si de verdad estuviese sonando música.

Respiro profundo antes de dar el paso y encontrarla de espaldas a mí con su acostumbrado vestido largo, en esta ocasión de un color azul con pequeñas flores decorándolo. Estoy por dar un paso y llamarla pero me detengo al ver a alguien más frente a ella. La única característica que logro ver de él, es su cabello castaño claro. Aprieto las manos y respiro profundo nuevamente, avanzo preparándome entonces para conocer el dueño de la sonrisa encantadora de mi querida Marlen con una calma qué, dejó de ser parte de mi.

El chico mira sobre los hombros de Marlen y sus ojos color miel caen directo en la oscuridad de los míos, sonríe con cansancio y antes de lograr decir el nombre de Marlen, él ya se ha retirado a toda prisa, miro en la dirección que se ha ido corriendo con extrañes, parpadeo y niego con la cabeza, vuelvo mi vista hacia Marlen para sonreírle y saludarla, pero la mirada que me devuelve me deja helado.

Primero me encuentro con su rostro, sus ojos están llenos de lágrimas, y una sonrisa con arrepentimiento surca sus labios que tienen  un hilo de sangre desendiedo de ellos, parpadeo y sacudo la cabeza en negación el seguir el recorrido de mi mirada por su cuerpo y ver otra hilera de sangre bajar desde un costado de su pecho en el lado izquierdo, da dos pasos y es cuando noto que en su mano derecha sostiene una de las tres flechas brillantes llamadas Liunath manchada de sangre, y es ahí donde mi mundo entero queda congelado.

Corro hacia ella al ver cómo empieza a perder fuerzas para caer de rodillas y la sangre a salir como corriente de agua desde el agujero en su pecho, la recuesto sobre mi regazo y niego incontables veces sin poder evitarlo.

«Una de esas flechas no, por favor.» Me lo repetía una y otra vez, deseando que de verdad no fuese esa.

Arrojé lejos la flecha de sus manos luego de verla y confirmar lo que no quería.

«Esto no, por favor. Esto no...»

—Marlen, por favor, dime que esto no es cierto—. suplique sosteniendo su cabeza y su delgado cuerpo con fuerza.

—Dus. Por fin nos volvemos a ver...—susurra con un poco de alegría—Hoy venía a contarte nuevamente del chico que acaba de salir corriendo, aunque ahora sí entiendo porqué aceptó acompañarme tan fácilmente en esta ocasión.

Quise interrumpir la, pero antes de poder hacerlo, su mirada se desvía hacia las flores que he dejado tiradas a un lado de mí al caer de rodillas para sostenerla.

—Por lo que veo, hoy no quemaste las flores que me has traído—Sonríe mostrando sus dientes llenos de sangre y la miro sorprendido, extiende su mano señalando las  y dejo las flores allí, como pide—,No soy tan boba Dus, claro que me daba cuenta de esas flores en tu espalda, eres pésimo ocultandolas— soltó una pequeña risa baja y el esfuerzo la hizo quejarse.

—¿Por qué hablas de las flores y cosas bonitas en estos momentos? ¿Quien era él? ¿Por qué te hizo esto? Pensé que te amaba, que se amaban ¿¡Que pasó aquí Marlen, joder!?

No puedo hacer más que preguntar al respecto de lo que ha pasado, no puedo correr o aparecer frente a algún médico, o alguna otra de las brujas malditas para salvarla, no cuando se le había incrustado tan cerca del corazón exactamente una de esas malditas flechas.

—Él lo hizo, y no conozco sus razones, pero con calma Dus, tampoco iba a vivir para siempre.

«¡Que no iba a vivir para siempre!» Y yo no podía hacer nada.

Siendo un maldito demonio que ni siquiera tenía un hogar fijo, porque no tenía la suficiente bondad para pertenecer al cielo, y muy poca maldad para ser parte del infierno. 

Su mirada cambió de una de estar completamente relajada, a una de tristeza, las lágrimas no dejaban de hacer camino en sus mejillas ahora pálidas, y sus ojos miel claros estaban cada vez más apagados, con menos alegría, con menos brillo. Levantó la mano para acariciar mi mejilla con suavidad, estaba por decir algo, lo sé por la manera en que me miró.

—¿Él? Nunca te lo dije, pero su nombre es Nicolás, y no solo me había enamorado de él, lo había amado con cada pedacito de mí, incluso ahora que lo ví acabar conmigo existen pedazos estúpidos que aún laten por él— lo decía con la mirada perdida en las flores que sostenía con su mano libre—. Le dí el poder de destruirme, y justo porque no lo merecía, me dolió aún mas cuando me destruyó. —Me hizo acercarme con gran esfuerzo a ella y deposito un suave beso en mis mejillas como tenía por costumbre, para luego alejarme de igual manera—Pero ¿Sabes, Dus? Ojalá te hubiese amado a ti, y no a él, porque seguramente en estos momentos, no me estaría doliendo tanto...

«Las flores eran la manera de decirte que eras mi eclipse. Porque lograbas lo que todos pensaban que no podía suceder, simplemente por ser tú...»

Esas palabras quedaron atascadas en mi garganta como una bola gigante que quería arrasar con todo en el momento en que, sonrió una vez más, y sus ojos se cerraron con lentitud, su mano de igual manera cayó sin fuerza sobre su regazo. La bola en mi garganta fue aún más difícil de tragar cuando ya no pude esperar una última sonrisa de su parte, no pude tener esperanzas de ese abrazo emocionado contando lo feliz que estaba de verme una vez más, o que saltara sobre una roca un poco más alta y acariciara mis mejillas como tanto le encantaba, que besara la coronilla de mi cabeza de vez en cuando, o que lanzara una de sus flechas de imprevisto ordenando me que prestara más atención.  Cuando recordaba que ya no tendría quien me arrastrara por el bosque para donde sea a explorar de lo que encontremos, con quién reír, a quien ver emocionarse por absolutamente todo, o a quien ver enfrentarse a lo que sea por salvar a simples desconocidos de vez en cuando, se sintió como mil llamas incrustadas en el pecho y una patada con zapatos de martillo en las bolas. 

ya no sabía que era lo que estaba sintiendo. Solo quería quemar y destruir absolutamente todo a mi al rededor, y eso hice. Lancé llamas, las flechas que Marlen siempre cargaba consigo sin rumbo, las lance igual, golpee con tanta fuerza algunos árboles que no sé si estaban muy débiles, o yo muy furioso pero los derrumbé, acabé con todo lo que estuvo a mi al rededor y dejé un simple espacio en círculo en el que descansaba el cuerpo de Marlen.

Volví a estar de rodillas y rodee su cuerpo con ambas manos.

Aquellas palabras que me había dicho el día del accidente de los humanos las entendí, pero justo mientras la perdía exactamente a ella. A la bruja de pelo rubio y ojos color miel con quién había disfrutado de los atardeceres, correr como si mañana no hubiese vida y de la compañía por más simple que fuese.

En ese instante quise tener lágrimas que derramar, por primera vez mientras abrazaba a la fría imagen muerta de alguien que era la vida misma con su personalidad.

«—Deseo de verdad, que nunca tengas que perder a alguien para entenderme, querido Dus.»

—¡Te perdí a ti, maldita sea!—grité con furia aún sosteniendo su cuerpo que cada vez estaba más helado—, y eso se siente mucho peor...

Al final lo susurré, y el nombre de Nicolás quedó grabado en cada esquina de mi mente. Me acerqué lentamente y dejé un casto beso en la coronilla de su cabeza, y uno en ambas de sus mejillas. Consciente de que la recordaría siempre, incluso sin querer....

N/A

Wenassss pequeños espectritos. Ya sé, ando más desaparecida que la electricidad, pero ya saben, es parte de mi encanto xddd. Sorry. Y weno, como lo prometido es deuda. 

Ya se les había anunciado y seguramente habrán notado, este cap es la continuación del anterior, solo que sería súper largo si lo dejaba siendo uno solo. Y nuestro querido Dustin tenía mucho que contar acerca de (como bien dice el subtítulo) Aquel Día.



Y bueno...

¿Que les pareció nuestra Marlen?

¿Dudas acerca de nuestras brujas malditas?

¿Se esperaban algo como eso?

¿Dolió tanto como a mi que se hubiese ido o yo soy la única dramática y sensible?

¿Por qué no has dejado tu estrellita si te gustó?

#SeLesQuiereDeAquiACarrasco.

Stefii fuera 🌹

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