CAPÍTULO 12
¥ Secretos 2 ¥
P.O.V Dustin.
18 años atrás...
—Sostenla, y como le pase algo las consecuencias van a tu currículum—Es lo único que digo al dejar a la pequeña Chloé sin previo aviso en las manos de uno de los angeles que están de guardia en la casa celestial.
Ambos me miran impactados, seguro que no vieron mi llegada en un día como este, con esta situación, y con una bebé de apenas meses en manos. Pero tenía algo que discutir y nadie me lo iba a impedir.
—Oiga, señor demonio...—habla el otro ángel y pongo los ojos en blanco. Solo son un par de siglos ¿Cuál es la necesidad de decirme señor?— No nos infirmaron de una visita, no lo podemos dejar pasar.
—Sí voy a pasar, y ustedes irán conmigo. Solo quiero hablar con el arcángel que me visitó cuando apenas nació la bebé.
—Pero señor...
Los dejo con la palabra a medias y empujo las gigantes puertas de cristal para adentrarme al lugar. Escucho sus quejas mientras avanzo por los brillantes pasillos con piso transparente y sonrío cuando veo que ambos me están siguiendo de mala manera.
Camino y hago el pequeño recorrido que ya conozco por haber estado aquí en algún momento para recibir toda la información acerca del destino de Chloé. Vuelvo a hacer lo propio de empujar las puertas de cristal con pequeñas marcas doradas y un claro "Arcángel Raguel" escrito en lo alto. Al entrar me encuentro al viejo que ya conozco charlando amigablemente junto a otro que da la sensación de tener el mismo lugar que él.
La sonrisa en el rostro de ambos se borra, y están aún más atónitos cuando miran sobre mis hombros a mis espaldas a los angeles que arrastré conmigo sin haberles puesto un dedo. Seguro también les sorprende que la pequeña está en manos de uno de sus guardias.
Me cruzo de brazos y tomo asiento con una calma tan falsa como mi sonrisa despreocupada. El ángel que sostiene a Chloé hace amagos de tomar asiento pero una mirada de parte de uno de los arcángeles lo hace detener la acción y volver a su pose recta.
Tamborileo sobre mis rodillas y les sonrío aún más aparentando calma y digo:
—Entonces ¿Nadie piensa hablar y explicarme qué carajos pasó en casa de los Lombard mientras no estaba?
El silencio que se crea en la sala es tenso, y demora unos minutos antes de que el otro viejo que ya estaba hablando con el arcángel antes de que yo llegase toma la palabra.
—¿Que clase de comportamiento es ese, jovencito? Deberías de tenerle más respeto a tus mayores—da un paso con intenciones de acercarse a mí, pero el arcángel Raguel lo detiene con un gesto de la mano.
—Ya que estás aquí, aprovecharé para hacer las respectivas presentaciones—Raguel se acerca un paso con las manos en sus espaldas —Él es Rafael, el arcángel de los viajeros, de la salud y el noviazgo. Y nosotros somos los encargados de elegir a aquellos para llevar acabo la misión que se le ha otorgado a la pequeña.
—Todo bien con las presentaciones arcángel, pero aún no escucho la respuesta a lo que pregunté.
—Tú sabes que fue lo que pasó, viste las heridas de las víctimas—Responde con tranquilidad y mi paciencia se tambalea.
—Sí noté el estado en el que estaban, y soy conciente de que el causante ha sido un maldito espectro, pero tengo la ligera sospecha de que tú tenías algo que ver-lo señalo con seguridad.
—¿Y cuál es la razón de tu acusación?
¡Este es el colmo!
—Mi acusación se debe, a qué la única persona que tiene idea de cómo lograr pasar la línea protectora de la cabaña que yo cree sin salir tan perjudicado eres tú. Aparte de que dejaste en evidencia de muy extraña manera el enviarme a pasear con la bebé de la nada.
Deberían de obsequiarme un premio por no haber explotado todavía.
—¿Entonces dices que yo envié a los espectros?
Los demás quedan en silencio, mientras Raguel y yo nos mantenemos la mirada, asiento ante su pregunta y mi límite llega cuando sonríe y dice;
—Por eso te elegí a ti como su guardián, eres inteligente. Incluso cuando no dejé rastros de los espectros lograste sacar conclusiones correctas—sigue sin quitar sus manos de su espalda—Había que hacer justicia al fin y al cabo.
Y es donde comprendo la razón por la que dejó a unos espectros ir a casa y acabar con los que fueron mis padres en esos preciosos dos años.
Él es el Arcángel de la justicia, no podría ir a ensuciar su estatus, por eso lo permitió, y destruyó a los Espectros como si fuera parte de su trabajo y nada más. No era que le importaba mucho si yo encontraba la verdad, después de todo, por no tener un lugar ni en el cielo ni en el infierno estuve vagando por la tierra, y si necesitan de alguien para trabajos que tengan que ver con seres, yo tengo que estar a su disposición.
Soy como una clase de perro que está en un punto medio, porque había demasiada maldad en mí como para ser un ángel en la casa celestial, y demasiada bondad como para ser un demonio en la casa del infierno.
—Entonces simplemente los mataste...
Niega.
—Hice lo propio, ya demasiada información tenían en sus cerebros con solo saber de tí como para que le agregaras que su hija era una Vistentt—Regaña y es cuando también entiendo a qué se referían en algunas de sus últimas palabras.
Mi récord decide llegar a su límite y salto de mi lugar, los angeles son rápidos, solo logro ver la fracción de segundos en la que Chloé pasa a los brazos del que ahora conozco como el arcángel Rafael y luego me sostienen entre ambos, de cada lado. Y agradezco infinitamente que esten dispuestos a sostenerme, porque mis ganas de destruir todo a mi paso solo se hizo más grande con las palabras de Raguel.
—¿Se supone que a eso le llamas justicia Arcángel?
—No podía permitir que simples humanos tuviesen idea de lo que está pasando realmente.
—¡Ellos no tenían que morir, eso no era parte del trato!—lucho a medias con las fuerzas que me sostienen, en realidad no quiero que me dejen libre, porque sino, creare una catástrofe en estos instantes.
—¡Tú les contaste el motivo real!—perdió el porte relajado por una fracción de segundos, pero luego volvió en sí con las manos otra vez en su espalda—Su instinto paternal no les habría permitido irse.
—¡Eso no era motivo suficiente para enviarlos a matar!—Me remuevo—, se supone que lo pactado es que se vayan lejos, y acabada la misión volverse a encontrar ¡Ellos no habrían sido un maldito peligro Arcángel!
Veo las intenciones del arcángel Rafael de querer replicar en la conversación, pero Raguel lo detiene con una seña de las manos.
—Sí lo habría Sido por el simple hecho de saber la verdad, Dustin—Contesta tranquilo—No la habrían visto como una chica normal.
—Eso a ellos no les importaba en lo más mínimo—Susurro, recordando sus últimas palabras.
—A ellos no, pero a los que están sobre nuestras cabezas sí—Levanto el rostro para mirarlo a los ojos—. Lo siento, pero no está permitido alterar, la naturaleza del destino, Dustin...
Tiempo presente...
Continúo trazando líneas al azar sin muchos ánimos y aprovecho el silencio de que la cabaña este vacía para pensar un poco en todo.
El recuerdo de cuando discutí con los arcángeles me invade, y pasa por mi mente el momento en que escuché las siguientes palabras «No se puede alterar, la naturaleza del destino, Dustin» en ese momento fue tanto mi enojo que solo tomé a Chloé de los brazos de Rafael y salí de ahí como alma que lleva el diablo. No me dí el gusto de quedar pisando ese espacio ni un segundo más, y hoy, dieciocho años después sigo aquí, sin haberte vuelto a esos lugares, y con una pequeña culpa carcomiendo cada parte de mí cada vez que veo a Chloé, porque le mentí.
Yo le había dicho que lo de sus padres fue una especie de sacrificio por lo que se le asignó, cuando en realidad, sí fue una especie de sacrificio, pero por mi estupidez. Ellos solo tenían que viajar lejos, pero terminaron en un viaje sin retorno, yo tengo la culpa de lo que les pasó, y me siento aún peor de tener que mentirle a ella.
Tanto tiempo conviviendo cerca de humanos me quitó lo malévolo, y ahora soy un demonio con la debilidad de querer proteger a todo el que me rodea.
Estoy por girar en mi silla y seguir en mis pensamientos cuando escucho la puerta principal ser abierta con brusquedad y de paso, el grito que reconozco como la voz de Luna.
—¡DUSTIN!
Mentalizo la sala y en menos de dos segundos estoy ahí, mirando con duda como todos están con la desesperación latente mirando el sofá, al que claramente no logro ver bien por la distancia que estoy. No es hasta que me acerco que siento el corazón ir en picadas tremendas de velocidad al ver al delgado cuerpo de mi Chloé recostado del sofá y su cabello esparcido por todas partes del lado en que se encuentra la parte superior de su cuerpo.
Me acerco aún más asustado al ver qué no tiene intenciones de abrir los ojos para quejarse de que han hecho mucho ruido.
—¿¡Pero que mierda, ángel!?—Suelto, y me coloco de cuclillas frente a Chloé para darle palmaditas en el rostro.
—Estábamos caminando muy normalmente por el bosque durante unos minutos y de la nada Chloé se sentía un poco mareada, el señor Derek le dió apoyo en el camino para sostenerla y luego empeoró unos segundos antes de que aparecieran unos Espectros que el señor Derek llamó menores, nos ayudó con sus habilidades de Vistentt por unos segundos antes de desmayarse y no sabemos cuál fue la razón, pero decidimos correr hasta aquí porque pondríamos a Chloé en peligro si...
—¡Respira Luna, joder!—La interrumpo antes de que me empiece a palpitar el cerebro.
No entendí absolutamente nada de lo que dijo por lo rápido que habló y me sorprende que a pesar de todo ese monólogo sin pausa tuviese aire para continuar un discurso más.
—Alguna presencia tuvo un efecto en ella muy fuerte, no se habría desmayado se no ser así—. Está vez es Derek quien toma la palabra más relajado.
—Juro que quiero golpear a alguien en este instante—Siseo ente dientes al no obtener resultados de Chloé.
—Voy por agua y algo de la cocina con fuerte olor—Hanna es quien habla al tiempo en que arroja su cabello detrás de su hombro.
—Voy contigo—Luna prácticamente huye detrás de Hanna y no digo nada, seguro tendrá sus motivos para estar así.
—Iré por mi libro, intenten no matarse en los minutos que vuelvo por favor—Bruno se pone de pie está vez y se dirige a las escaleras.
Sigo llamando a Chloé sin mostrar mi desesperación porque abra esos preciosos ojos, sé que solo está inconsciente, pero prefiero quejarme de todas las veces en las que recibo un golpe de su parte, o escucharla quejarse de cuando me burlo de ella, a qué esté así, tan tranquila y con los ojos cerrados sin estar exactamente dormida.
—Tengo tantas ganas de culparte, ángel incompetente.
Veo de reojo que pone los ojos en blanco y se recuesta a medias del sofá a su espalda.
—No puedes, porque no fui el causante de su desmayo, demonio infeliz.
—¡Serás un...
—¡Hey! Dije que peleas no, aquí nadie tiene la culpa Dustin, relájate, que no tengo los ánimos para hacer el intento de sostener a alguno de ustedes dos—Aparece Bruno interrumpiendo cualquier insulto para el ser a mis espaldas.
—Aquí tienen. Tengo el agua y encontré un extraño líquido que no sé que es, pero su olor debe servir en esta ocasión—. Llega Hanna a nuestro lado con una mueca al tener el pequeño frasco del que habla un poco cerca del rostro.
Les digo que primero la llevaré a su habitación y asienten en repuesta cuando estoy tomando a Chloé en brazos y empiezo a caminar en dirección a las escaleras. Al llegar, la recuesto y arropo con su cobija con la tranquilidad que no me caracteriza en momentos como este. Hanna, Derek y Bruno también se adentran y la cazadora prácticamente me echa de la habitación diciendo que cuidará de ella mientras respiro con calma.
Me niego, discuto, replicp, pero al final termino cediendo y bajo las escaleras hasta arrojarme sobre el sofá sin más. Pasan lo que estoy seguro que deben de ser horas y sigo mirando el techo de la sala sin muchos ánimos y todavía con deseos de golpear a alguien.
Luego de un rato refunfuño y salgo furioso del lugar maldiciendo a todos y todo a mi paso. Chloé sigue inconsciente y en el fondo, a pesar de que quiero regresar y arrojar a todos por la ventana, estoy agradecido de que Hanna fuese capaz de sacarme de allí con su carácter. Camino y respiro hondo, para hacer el intento de apaciguar la furia mezclada con preocupación, porque aún no sé con detalle que fue lo que pasó mientras no estaba. Rodeo la cabaña y me detengo abruptamente al escuchar un sollozo, me pongo alerta, y me acerco a paso sutil hacia el lugar de donde proviene el sonido.
Distingo la cabellera tan clara que podría pasar desapercibida como blanca, y relajo mis hombros al reconocer de quién se trata. Me acerco un tanto preocupado y llamo a su nombre.
—Luna.
Se sobresalta, e intenta desesperadamente pasar las manos por todo su rostro y quitar las lágrimas mientras me acerco y tomo asiento a su lado.
—¿Que pasa? ¿Por qué lloras?
Voltea a mirarme, y hace el intento de sonreír.
—No estoy llorando...—pero su voz tiembla y una que otra ligera lágrima rebelde se deslizan por su rostro.
La miro como si su respuesta no fuera en orden con la acción de su rostro y vuelve a hacer el intento de sonreír que termina en una mueca y una breve sacudida que deja saber que sus sollozos han vuelto. Me acerco y la rodeo con mis brazos, pasar tiempo con Chloé -aunque a veces no entendí porqué lloraba- me enseñó un poco como lidiar con este tipo de momentos.
—¿Cómo quieres que no llore si me acabas de preguntar qué pasa?—. Suelta una pequeña risa sin humor— ¿Quien en su sano juicio no llora cuando le preguntan si está bien, en el momento exacto en el que no lo está?
Y lloró con más ahínco por unos largos minutos en los que no dije nada, y no hice más que acariciar su espalda levemente.
Mostrarle a una persona que no está solo en el huracán o el pequeño desastre que enfrenta los ayuda a sonreí luego, y recordar ese pequeño instante con una sonrisa, porque era conciente de que alguien estuvo ahí. Que sostuvo tu mano incluso en medio de tu caos.
Suspiro y continúo allí «Cuántos golpes me gané de Chloé antes de poder hacer esto bien»
—No tenía pensado decir nada al regresar-habla por fin pasado unos minutos más, se separa un poco de mi para sonar su nariz y pasar el dorso de su mano por todo su rostro—, pero me había dicho a mí misma, que si alguien notaba mi ausencia y venía en mi búsqueda se lo contaría—. Se acomoda mejor en la roca que ha sido nuestro asiento—, aunque admito que me sorprendió que no fuese Bruno quien notara mi ausencia.
Aprieto los puños con disimulo, y le sonrío para ocultar que en realidad salí para liberarme del enojo, no puedo decirle que no había notado que no estaba, no soy tan imbécil para lastimarla a esa magnitud. Acaricio su cabeza como una niña pequeña, ella sonríe mejor que antes y suspira.
—Lo que pasó me hizo recordar el ataque de los que ahora conozco como Espectros a mi casa—empieza y capta toda mi atención. Sé que fue lo que pasó ese día, pero casi paso por alto que es humana y que podría haberle afectado encontrarse con algún conector a su pasado—. Ví a todos luchar, y me ví a mí sin poder hacer nada. Me volví a sentir inútil y culpable cuando Chloé se desmayó—su voz tiembla, pero puedo notar que hace el mayor esfuerzo por mantener la calma—Me pasó por la mente de camino a casa, justo lo que pasó con mis padres, fui una inútil, no hice nada más que caerme y desmayar. No pude hacer más para salvarlos...
—Primero que nada pequeña Lu, estoy seguro de que en algún momento pateaste a alguien allá, así que no fuiste una inútil—le digo, recordando ese fragmento de lo poco que me contó Bruno— y con lo de tus padres, tampoco fuiste una inútil. Bruno nos contó con algunos detalles que luchas te, que te lanzaron lejos y el golpe te hizo perder la conciencia, pero luchas te, con todas las fuerzas que habitaban en tí.
Unas pequeñas lágrimas se resbalan por sus mejillas y sonríe ¿Cómo hace para sonreír tan dulce incluso en momentos así?
—No llores, por favor. Si Chloé se entera de que no hice un buen trabajo consolando me va a lanzar cada maldito objeto que este en la cocina, y todos sabemos que no queremos eso—. Paso mi dedo pulgar y limpio con cuidado las lágrimas.
En esta ocasión ríe escandalosamente y sonrío al saber que logré mi cometido. El comentario es totalmente cierto, pero mientras pueda reír, mi trasero y la cocina estarán a salvo.
—No sabía que tenías sentido del humor señor Dus.
—¡Oh, vamos! Deja de decirme señor que me sentiré más anciano, y obvio que tengo que tener sentido del humor.
Vuelve a reír y poco a poco el brillo se hace más presente en sus ojos grises.
Pasamos algunos minutos en silencio, dónde la veo más relajada, y solo queda el rastro de lágrimas en su rotro, y sus ojos están un poco rojos.
—Sabes señor Dus, si te encuentras a alguien que siempre se ofrece para ayudar a mantener el equilibrio en el mundo de los demás aún cuando el suyo está casi al final del subsuelo, no lo juzgues.
La miro con duda, pero le permito continuar.
»No creas ni por un segundo que están jugando a ser héroes en el mundo de otros. Es solo que, encontrar soluciones para nuestro propio desastre es mucho más difícil que vivir en el—. Suspira y se pone de pie—, solemos buscar soluciones para los demás pesando que entre ellas encontraremos la nuestra, pero se complica cuando te das cuenta que seguir tus pautas es tarea difícil, sobre todo cuando no sabemos ser nuestro propio apoyo.
—¡Luna!
El llamado interrumpe cualquier vano comentario que estaba por hacer. Ambos giramos y nos encontramos a Bruno, agitado, y con ambas manos en sus rodillas para tomar bocanadas de aire. Cruzo una pierna sobre otra y me acomodo mejor en mi asiento de roca improvisado.
—¿Dónde te habías metido mujer? ¿Cómo es que desapareces así de la nada?
Luna se acerca, sonriente.
—Estaba aquí con el señor Dus—, pongo los ojos en blanco, parece ser que de verdad no dejará de llamarme señor—Y bueno, los dejé discutir con tranquilidad como familia.
Bruno se acerca a pasos firmes y con determinación pero se detiene abruptamente a pocos metros de Luna y sostiene su rostro con ambas manos.
—¿Por qué llorabas? ¿Que le hiciste Dustin?
Lo miro indignado, pero antes de responder, es Luna quien toma toda su atención al retirar las manos del cazador con sutileza de su rostro.
—El señor Dus no hizo nada—Responde, yo solo hago una mueca de resignación—. Y te diré que es lo que tenía...—se aleja un paso de él y le sonríe como niña pequeña a punto de hacer una travesura—... Solo si me atrapas, cazador Bru.
Y con eso, pasa por su lado con la rapidez que le permite su delgado cuerpo. Escucho al cazador soltar una maldición antes de girarse y emprender su carrera tras la humana de ojos gris.
—¡Con un demonio Luna, que si te atrapo estás mal!—chilla con ganas y la risa escandalosa de Luna se hizo notar al final.
Sonrío como un idiota al ver por una fracción de segundos los rostros de ella y yo hace unos años en una situación parecida. Su sinceridad me recordó a ella, la sonrisa después de admitir que había colapsado por una batalla, la risa escandalosa para asegurarte que estaba bien, o al menos, mejor que antes y la manera tan dulce de ver las cosas. Luna y ella son tan iguales que me asusta, porque me veo a mí en Bruno, y no quiero, me niego a que su historia termine en un final parecido a la mía.
Por eso, usaré cada parte de mí para proteger a todos, porque no estoy dispuesto a ver a alguien de aquí perder su razón de sonreír...
N/A
¿Aló? ¿Andan vivos? ¿No? Weno Z
¡Volví después de tanto espectritos (otra vez) erm erm.
Hoy no tengo mucho que decir, pero les recuerdo que andamos en la conocicion (no tanto, pero ajá) y acá les dejo otro cap narrado por nuestro querido Dustin.
STOPPPPPPPPPP
ESPECTRITOS, LES CUENTO (TOTALMENTE FUERA DE TEMA) QUE ACABO DE PUBLICAR EN MI PERFÍL UN NUEVO PROYECTO.
Es una historia corta, de romance, y de trama súper suave. Les cuento por si les interesa pasar por ella mientras esperan la actualización de esta historia (por obvias razones, será actualizada con más frecuencia) por si gustan, los espero allá, en mi otro bebé titulado:
Aquel inolvidable verano.
Permítanme largarme porque me quedé sin nada que decir. Así que, cuidense, tomen awita y duerman mucho.
Recuerda..:
¿Por qué no has dejado tu estrellita si te gustó?
#SeLesQuiereDeAquiACarrasco.
Stefii fuera 🌹
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