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CAPÍTULO 05


¥ Humana ¥

Maratón 2/3


¿Usted?

—¿Por qué le sorprende tanto verme hoy?—pregunto y sonríe, a veces olvido lo que realmente es.

No le esperaba, no pensé que me visitaría jamás.

¿Por qué continúa sin tutearme?

Se pasea con las manos en la espalda por el lugar, como casi siempre acostumbra a hacer.

—Ya sabe, costumbres de siglos—Pasea sus dedos por la superficie de la mesita cerca a nosotros con lentitud. Se detiene y gira a mirarme aún con la mano extendida—¿Le gustaría dar un paseo, señorita?

El corazón me da un vuelco, sostengo mi pecho, asegurándome que no me saldrá volando y evito su mirada, segura de que he de tener una sonrisa como estúpida que no debería estar ahí.

Respiro y levanto la mirada.

Será un placer, señor Ni...

El leve tacto en mi cabello me hace removerme confundida. Paseo las manos con lentitud en la superficie que me rodea y entiendo enseguida que se trata de una cama. El leve toque en mi cabello continúa, así que me obligo a separar mis párpados con parsimonia tratando de acostumbrarme a la luz del lugar. Una pared blanca es lo que va tomando forma frente a mis ojos cuando al fin los abro.  Parpadeo un par de veces y miro hacia el otro lado encontrándome con cuatro par de ojos puestos en mi.

La caricia en mi cabello se debe a Hanna, que está sentada a un costado de mi cama. Miro hacia el balcón y Leo esta recostado en el umbral, paseo la vista y Bruno aparta la suya apenas y miro en su dirección, está sentado en el sofá de la habitación, continúo mi recorrido de la habitación con los ojos y me encuentro al chico de pelo azul apoyado en el umbral de la puerta, y justo, Dustin hace aparición con un vaso en manos.

—¿Cómo te sientes?—Se acerca y toma asiento a un lado de Hanna.

Hago el amago de enderezar mi espalda para sentarme y Hanna me ayuda enseguida, le sonrío en señal de agradecimiento y tomo el vaso que me extienden.

—Puedo decir qur bien—Tomo un sorbo, es agua—¿Que pasó?

—Te desmayaste—Dustin retira el vaso de mis manos y suspira.

—¿Por qué?

—No creo que sea...

—Demasiados destinos conectados, y la leve sacudida que acostumbra recibir la cabaña por la línea que la protege también lo recibes tú— Habló el chico de pelo azul, interrumpiendo a Dustin en el acto—Un gusto, soy Derek, un ángel.

¿Qué? ¿Un ángel? ¿También tengo que tener cerca a un ángel?

¿Pero en que carajos me metí cuando nací?

—Aparte de irresponsable también irrespetuoso—musita Dustin entre dientes.

—Te escuché.

—Por algo lo dije.

—Demonio amargado.

—Ángel...

—¡Basta!—Interrumpe Hanna con voz cansada—. No estoy para escuchar sus peleas infantiles.

El silencio se extiende por unos segundos, y es interrumpido por el sonido de un libro al ser cerrado. Todos concentramos la mirada en Bruno, que es el responsable al ponerse de pie.

—Iré a dar un paseo—dice, antes de caminar hacia la puerta.

—No hagas algo indebido—advierte Dustin.

—No soy un niño, Dustin.

Y dicho esto, sale de la habitación sin más.

Me desago de las cobijas que me cubren y recibo la atención de todos en la habitación.

—Quiero ir abajo—Aclaro al ponerme de pie.

Hanna también se pone de pie y me acompaña escaleras abajo, no tengo que mirar hacia atrás para saber que tanto Leo como el nuevo inquilino de nombre Derek están detrás de nosotras. Dustin ya había hecho uso de su teletransportación para llegar y sentarse primero en el sofá. Lo ví apenas llegué a la planta baja.

—Deberías preparar algo de comer fosforito—dice Leo, arrojándose sobre el sofá a un costado.

Derek recuesta su espalda en el mismo y Hanna toma asiento en el mismo sofá que está Dustin, al igual que yo.

—¿Que no ves que acaba de despertar?—Pregunta Hanna, mirándolo incrédula—¿Cómo es que la envías a cocinar?

—No se lo decía a ella. Te lo decía a tí.

—¿Me acabas de llamar fosforito? ¿A mí?— Se señala, indignada.

—¿Quieres que te traiga algo Chloé? ¿Un jugo quizás?—Susurra Dustin en medio de la discusión entre Leo y Hanna para que solo yo escuche.

Asiento enseguida, me sonríe y se pone de pie, desaparece en la cocina y vuelve con un vaso que me extiende al llegar a mi, le agradezco con un asentimiento y recibo el recipiente.

—¿Y por qué me llamas fosforito?—Hanna se cruza de brazos con ambas cejas en alto.

—Porque tu cabello es vivaz, justo como el fósforo cuando lo enciendes—Hizo las señas con sus manos, sin desaparecer la sonrisa de su rostro.

Derek suspira y se pone de pie, se dirige a la cocina y lo sigo con la mirada mientras doy un pequeño sorbo a mi jugo de ¿Manzana? Miro el contenido y vuelvo a dar otro sorbo, si, es manzana.

—¿Y no se te ocurrió nada mejor?—Escupe Hanna, con notable sarcasmo.

Suspiro y niego con la cabeza ¿Por qué será que nadie ha interrumpido esta disputa tan ridícula?

Derek vuelve a aparecer, y tiene un recipiente en manos al que no logro distinguir su contenido.

—Tampoco es como que te llamaré encendedor, Hanna.

Escupo el jugo y Dustin salta de su lugar, conmocionado, empiezo a toser sin reparo, ese es uno de esos momentos en el que no sé si el jugo pasó por mi pulmón, o mi pulmón quiere pasar por el jugo. Sigo tosiendo y tanto Hanna como Dustin se acercan a palmear mi espalda con suavidad.

Eso me pasa por escuchar conversaciones ajenas de personas que no pueden tener una conversación normal.

—Uhh, creo que a Chloé tampoco le gusta—Vuelve a hablar Leo—Mejor te llamo tomatito.

—¡Cállate Leo!—Lo reprende Hanna.

Mi ataque de tos disminuyó un poco, pero logro ver la sonrisa que se forma en los labios del ángel cuando me tranquilizo al fin.

—Leo, eres tan imprudente a veces—Le recrimina Dustin, con un suspiro de cansancio aún palmeando mi espalda.

—¡¿A veces?!—Pregunta Hanna—Esa parece parte de su identidad.

El ángel suelta una carcajada escandalosa que hace que mi atención caiga en él enseguida, consternada por el sonido.

—Creo que ya sé cuál es el papel de cada uno aquí—Menciona antes de acomodarse mejor en el sofá— Tú eres el imprudente, tú eres la de carácter fuerte—Señala a Leo y luego a Hanna—Tú eres el amargado, y tú la torpe—También nos señala a Dustin y a mí.

Leo se echa a reír enseguida, y Hanna junto a Dustin le lanzan una mirada de advertencia, yo solo puedo pensar en que me acaba de llamar torpe.

—¿Y tú?—Hablo por fin ganándome la mirada de todos y un silencio sepulcral de paso—Tú eres el irresponsable entrometido.

Deja de sonreír unos segundos, pero luego vuelve a hacerlo en gran manera dejándome fuera de batalla con los hoyuelos que se forman en su rostro. Dustin aplaude, sacándome de mi estupor.

—A veces amo a esta niña—Suspira sonriente y se pone de pie luego de besar la coronilla de mi cabeza.

Le lanzo el cojín más cercano del sofá.

—¿Como es eso de que a veces, estúpido?—pregunto indignada.

—Respeta tus mayores Chloé, además, sabes que sí te amo siempre.

Derek hace amago de vomitar y lo veo sonreír por el rabillo del ojo.

—Compórtate demonio amargado.

—Cállate ángel irresponsable.

Hanna se deja caer en el sofá cansada.

—¿De verdad van a empezar?—Masajea sus sienes.

—Tú estabas en una discusión que casi mata a la torpe de allí—Me señala Derek, y le lanzo el cojín restante a mi lado enseguida.

Lo atrapa antes de que impacte contra su cara y suelta a reír nuevamente.

Dustin ya no está y el cojín que le lancé hace un momento vuelve a aparecer a mi lado.

—El ángel tiene razón—Lo apoya Leo.

—Tú te callas—Lo señala Hanna en señal de advertencia.

—Sí, señora tomatito.

—¡AHH¡—Sostengo a Hanna justo a tiempo antes de que se lance sobre Leo para arrancarle los huesos, o los ojos, o la lengua, no sé—¡Es que lo mato!—Patalea y estoy tentada a insertarle un codazo, parece no ser conciente que quien la sostiene apenas tiene fuerzas para sí misma.

—¿De quién es el griterío ahora?—Dustin aparece, sosteniendo una sartén en manos—. Hanna, deja de patalear, o te caerás con todo y Chloé—Nos señala con ella y Hanna se calma enseguida.

Suspiro aliviada y me acomodo de nueva cuenta para darle un nuevo sorbo a mí bebida, Dustin vuelve a perderse en la cocina y Hanna entabla una conversación sin sentido conmigo ignorando a Leo olímpicamente y sin dudar.

Pasan al menos unos cuarenta minutos en los que Dustin decide aparecer por fin de la cocina y nos indica que ha preparado algo de comer para nosotros. Todos sonreímos felices y nos acercamos a la mesa enseguida.

Hay patatas cocidas, con embutidos y pepinillos rociados por raclette. Sonrío en gran manera al ver de qué se trata.

—No voy a comer eso, ni siquiera sé si no has envenenado mi platillo, y tampoco sé que es—Derek se cruza de brazos y le miro con ambas cejas en alto.

Estoy por contestarle, pero Dustin toma palabra primero.

—No voy a envenenar tu platillo, no seas infantil. Además, esto es raclette. Un queso derretido que se origina en Suiza, pero también se produce en algunas regiones de Francia.

—¿Me estás diciendo que has ido personalmente a Francia a buscar un queso?—Derek se cruza de brazos.

—Es la comida favorita de Chloé, iría a la luna incluso, sin pensarlo dos veces.

El silencio que se forma es increíble, incluso yo he quedado pasmada con la naturalidad que mencionó esa oración.

Sonrío y lágrimas quieren hacer acto de presencia, por eso es que jamás cambiaría a mi guardián. Dustin es un demonio, pero sabe querer aunque lo oculte casi siempre, si ha decidido quererte o amarte acaba de firmar su sentencia de muerte, porque siempre estuve meramente conciente, de que moriría por quién quisiera sin sopesarlo.

Es ahí donde agradezco lo que hice en vida pasada para terminar con mi querido demonio guardián.

—Waw. Eso fue... ¡Waw!— Interrumpe Leo el silencio—, pequeña Tomatito ¿Quieres que viaje a alguna región por algo que te guste?

—Piérdete Leo, y deja de interrumpir momentos como éste.

Derek quedó en silencio, y yo parpadee para alejar las lágrimas que tienen pensado asomarse.

Comimos en un total silencio, ni siquiera Leo se atrevía a decir algo esta vez, estaba tranquilo, tenía una buena sensación en el pecho. Al terminar todos nos volvimos a ubicar en el sofá luego de darnos una breve ducha cada uno, Derek ya se había instalado en su habitación, así que también estaba sentado con nosotros una hora después. No podía evitar lanzarle una que otra mirada de vez en cuando, y su rostro no ha dejado de permanecer impasible, como si estuviese pensando en algo.

Dejo caer mi cabeza sobre el hombro de Hanna y pasa una mano para acariciar mi cabello suavemente, gira a mirar el reloj.

—Ha pasado mucho, y Bruno aún no regresa.

—Volverá—Contesta Dustin, cambiando canales de la televisión para encontrar alguno interesante—No tiene dónde quedarse, y tampoco es que conoce a alguien de allí afuera.

Volvimos a quedar en silencio, pero era más extraño en el caso de Leo, que en el de todos nosotros. Volví a echarle un vistazo al ángel y recordé enseguida algo que espero y pueda entender esta vez.

—Dustin—Lo llamé, respondió con un “Humm” sin despegar la mirada del televisor—Cuéntame el acertijo otra vez.

Dejó de teclear en el control para mirarme al fin. Se lo entregó a Leo y fue su turno de empezar a cambiar canales.

—¿Para qué?

—Solo dilo

—Bien—Se aclaró la garganta— La Vistentt y su guardián serán los primeros en el lugar...

—Esos somos tú y yo.

Una sombra estará huyendo de su mal...

—Leo.

De polos opuestos, dos cazadores estarán a punto de ser cazados.

—Bruno y Hanna—seguí susurrando.

Y el que llegará cuando crean que ya no habrá nadie más, dependerá de su guardián...

—Derek.

—Así es—Confirmó, pero yo aún tenía una duda.

—Dus, no entiendo a que te refieres con que el último dependerá de tí—Me acomodé en el sofá, dejando el hombro de Hanna.

—Dependerá de lo que eligió tu esencia—Lo miré claramente con la intensión de que vea que sigo sin entender nada—Si tu esencia hubiese elegido un ángel como guardián, el que llegaría sería un demonio, porque se necesitan de ambos para la misión. Pero como tú esencia eligió un demonio terminó por...

—Llegar un ángel...—termino por él, entendiendo al fin a qué se refería—¿Eso significa que ya estamos completos? ¿Que ya no tiene que llegar nadie más?

Asintió y volví a dejar caer la cabeza en el hombro de Hanna, feliz de tener una respuesta al final de todo.

Encontramos algo interesante que ver en la televisión y nos pusimos a prestar atención a ello por un largo rato. Derek continuaba sin decir nada desde la cena y Leo volvió a su mal hábito de soltar comentarios fuera de lugar a cada nada. Yo también quedé en silencio, observando a todos por unos segundos. Al pelirosa extrovertido y para nada sutil, a la de carácter indomable pero cariñosa pelirroja, al sobreprotector pero increíble pelinegro, y al peliazul, que aún no sabía que podría ser exactamente, pero estaba ahí. Mire el reloj, y sin darme cuenta recordé que de verdad Bruno ya había tardado demasiado allí afuera, estaba por preguntar, pero el sonido de la puerta abriéndose de par en par nos puso alerta a todos, y ninguno perdió la oportunidad de girar a ver al individuo que hacía aparición por fin en la cabaña.

—¡Por fin te acuerdas de que...—las palabras de Leo se quedan a medio decir al mirarlo.

Y con mucha razón. Bruno está de pie, a un lado de la puerta con la mayor parte de vestimenta llena de sangre, respira agitado, y su rostro también muestra salpicaduras de sangre. Pero, lo que nos dejó a todos pasmados es que carga en manos un cuerpo inconsciente, no logro ver nada desde donde estoy, pero su delgado cuerpo me hace pensar que definitivamente tiene que ser una chica. Miro la sangre de nueva cuenta en el atuendo de Bruno y no sé si se trata de su sangre, de la chica o de algún enemigo.

Todos quedamos igual, solo se escucha la respiración pesada de Bruno en el lugar, todos parecen haber dejado de respirar incluso.

—¡¿Que hacen ahí sentados?!—Grita colérico, sacándonos a todos de nuestro estupor—¡Se está muriendo, joder!

Y fue como si nos hubiesen conectado el cerebro al cuerpo en menos de nada, porque habíamos dado un salto para ir a su encuentro.

Y mientras en casa se hacía un alboroto para saber cómo ayudar, yo solo pensaba en lo que me había dicho Dustin hace un momento.

¿No se suponía que ya no vendría nadie más?

Porque si es así ¿Ella como logró cruzar?

¿Que hace aquí?

¿Por qué está aquí?

O, más importante aún, ¿Quien es?









N/A

Aún falta sorpresa espectritos.

¿Por qué no has dejado tu estrellita si te gustó?

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