Capítulo 18: Progreso
Capítulo 18: Progreso
Han pasado bastante desde que a Gon le dieron reposo absoluto, honestamente llevamos tanto tiempo en casa que creo que los dos hemos perdido la noción del tiempo, lo peor es que creo que todo esto tiene a Gon muy cansado, Gon nunca ha sido de quedarse quieto, ni, aunque se rompiera ambas piernas, creo que ha resistido mucho y no se cuanto más aguante.
-Buenos días Gon, te traigo el desayuno -Entre a la habitación y lo encontré durmiendo con Pochi. -Gon, a desayunar
-¡Mhm...! -Molesto se escondió entre los cojines. -¡Déjame!
-Voy a dejarte el desayuno en el velador... -Suspiré apenado y le dejé la bandeja en el velador. -Desayuna temprano por favor
-¡Ya Killua, ya! -Sollozo se tapo entero.
-Es por el bien del frijolito... No te enojes por favor -Lo miré y este no se movía, suspiré y me acerqué a la puerta. -Ya me voy, Pochi ven, a desayunar -Tome la perilla de la puerta y espere a que Pochi saliera de la pieza, una vez los dos afuera junte la puerta.
Mis días de hace meses que era la misma, despertarme, bañarme, hacer el desayuno para todos, llevárselo a Gon, hacer aseo, trabajar mientras hago el almuerzo, aunque no tengo muchos talentos para hacer almuerzo, después sigo trabajando, hago la once, trabajo, hago cena, trabajo, lavo todo, arropo a Gon y me acuesto.
-Ay Dios... -Cansado deje los papeles y mi computador mientras miraba el techo, ya había pasado un buen rato desde que le deje el desayuno a Gon, así que decidí ir a ver si desayuno. -Supongo que iré a ver a Gon... -Me levanté y fui a la pieza. -Permiso... -Entre y vi la bandeja tal cual. -Gon, ¿Qué pasa?
-No tengo hambre... -Se tapo la cara y comenzó a llorar. -Estoy cansado Killua...
-Lo sé -Me senté a su lado y le acaricié el cabello. -Ya te falta tan poco, por favor aguanta un poquito más, por nuestra calabacita -Sonrió un poco y soltó una leve risita.
-Ah... -Sollozo me asintió mientras yo le terminaba de consolar.
-Tienes seis meses y tienes que estar tranquilito, ya sabes que nuestra calabacita es delicada -Volvió a sonreí y se aferro a mí. -Ya veras como estos meses pasan volando y muy pronto disfrutaremos de nuestro chiquito
-Sí... -Respiró profundo y me asintió. -Ya estoy mejor, gracias
-No hay nada que agradecer -Me quede con él, acariciándole el pelo hasta que se volvió a dormir. -Mi amor... -Con lágrimas me quede con él, tengo rabia y pena, porque no puedo hacer nada por él.
Estuve un rato con él hasta que tuve que levantarme, delicadamente subí su cabeza y con mucha delicadeza me levanté de la cama. Apenas llegue al comedor mi celular sonó.
-Ah... -Suspiré pesado y conteste. -Killua Zoldyck al habla... -Cansado miré a otro lado.
-Hola Killua, aquí su jefe -Inmediatamente me asuste.
-¡Je-jefe! -Inmediatamente me pare derecho como si lo tuviese en frente. -Dígame que necesita
-Killua no sé si te lo habrán comentado, pero recibiremos a unos alumnos en la primera comisaria -Esto me huele mal. -De hecho, es el curso donde esta... Mhm... ¿Cómo se llamaba? ¿Qué era tu sobrino? -Solté una risita mientras negaba con la cabeza.
-No, no, no, es el hijo de mis mejores amigos -Hubo un momento de silencio y hable. -¿Q-qué tiene que ver eso conmigo...?
-Como la imagen de la comisaria, te necesito aquí
-Pe-pero jefe, yo ya le expliqué qu---
-Claro que te daré un pago extra -Me quedé callado y lo pensé.
-Tratare de conseguirme a alguien que acompañe a mi esposo, le estaré avisando
-Gracias Killua, quedo atento a tus comentarios -Sonreí un poco. -Nos vemos, que estén bien
-Gracias, igual usted -Corté y suspiré.
No quiero estar lejos de Gon, en especial ahora en estos momentos que Gon esta tan delicado, pero tener una platita extra me va a ayudar demasiado.
Mientras estaba trabajando en el papeleo, tuve la idea de buscar en internet ideas para entretener a Gon, entre tanto buscar, encontré una buena idea que podríamos hacer en casa y sin que Gon tenga que moverse mucho.
Anote las cosas que necesitaría y me comunique con Mito-San para saber si podría venir a cuidar a Gon en los días que yo no estaría, una vez me logro confirmar, yo le dije a mi jefe que si iría.
-Gon -Me asome a la pieza con una cena ligera. -¿Cómo te sientes?
-Mejor, pero aun muy aburrido... -Dejo una sopa de letras de lado y me miró. -Ya no sé cuántas llevo...
-La verdad es que te estoy comprando como tres sopas de letras semanales -Ambos soltamos una risita y yo le deje la cena en sus piernas mientras él comía yo acariciaba a Pochi. -Gon, mañana tengo que ir a la oficina
-¿Qué? ¿Por qué o a qué? -Confundido me miró.
-Pasa que el curso de Haruka va a ir hacerle una visita a la comisaria y mi jefe me dijo que tenia que estar allá como la imagen de la comisaria -Suspiré y me tiré a los cojines. -Llamé a Mito-San y me dijo que podía venir hacerte compañía -Sonreí y le di un beso a Pochi. -Seguro que te hará bien tener alguien más con quien hablar que no sea yo...
-Killua... -Me miró y luego hizo que me acercara, me acerque a él y me dio un besito. -No digas eso, aunque no lo creas disfruto mucho de tu compañía... -Rojizo miró a otro lado mientras yo sonreía.
-Te traeré algo mi amor -Este me asiente y yo le di un besito. -Te amo...
-Y yo -Sonrió un poco.
-Termínate tu sopa, yo después vendré a buscar la bandeja
Al rato llegue por su bandeja y como todos los días, lo ayude a ponerse pijama, abrigue a Pochi, me despedí de mi pequeño hijo, arrope a Gon y bese su frente.
-Buenas noches Gon, buenas noches Pochi -Sonreí, prendí la lámpara y le baje la intensidad a luz y junte la puerta. -Ah... -Fui a la pieza de invitados, ordené mi uniforme y me acosté.
A la mañana siguiente, como todos los días me levante temprano, me bañe y casi me puse ropa casual, menos mal recordé que tenia que ponerme mi uniforme más formal y claro el mejor que tenía.
-Que guapo quede -Me miré en el espejo y me arregle un poco el pelo. -Ahora, el desayuno -Fui a la cocina y le prepare un buen y rico desayuno, cuando estuvo listo se lo lleve como todos los días en una bandeja a la pieza, para mi sorpresa él ya estaba despierto. -Buenos días, mi amor, ¿Cómo dormiste? ¿Qué haces despierto?
-Bueno yo... N-no pude dormir muy bien y bueno... -Sonrojado miró a otro lado. -Siempre que tenias algo importante en tu trabajo, yo me levantaba temprano para hacerte un desayuno y una colación...
-Mi amor... -Le dejé el desayuno en el velador y me senté a su lado mientras que Gon se ponía a llorar. -No llores por favor
-Ya no quiero estar en cama... -Me abrazó con fuerza y se escondió en mi cuello. -Killua ya no puedo...
-Queda tan poquito mi vida, vamos, por favor -Tome sus manos y lo llene de besos. -Vamos ánimo, por tener a nuestro pequeño al lado
-Ni siquiera hemos podido comprarle sus cositas... -Apenado comenzó a llorar con fuerza. -¡Ah...!
-L-lo sé, pero amor... -Ya ni siquiera sabía que decirle, solo lo abracé y consolé. -Cuando nazca, saldremos a comprar todo lo que quieras, todo mi amor, todo lo que quieras -Con lágrimas lo llene de besos y trate de secar sus lágrimas. -¿Bueno mi amor? -Apenado me asintió. -Así que ya no llores, que mientras yo viva, no les faltara nada...
-Sí, está bien... -Asintió mientras sonreía un poco.
-Tranquilo, todo va a mejorar -Bese su frente y tocaron la puerta. -Debe ser Mito-San -Me levante y fui a la puerta, al abrir, recibí a Mito-San y la lleve con Gon, no sin antes decirle que estaba algo deprimido y que ojalá pudiera animarlo de alguna manera.
Les dejé unos dulces, me despedí de Mito-San, de Gon, de mi calabacita y de Pochi.
Me fui en mi auto a la comisaria y al llegar fui muy bien recibidos por todos, en especial por mi equipo que inmediatamente se llevaron el primer regaño por tener toda la oficina boca abajo y no estar con el uniforme correspondiente.
-¡Vayan a vestirse!
-¡Sí jefe señor! -Todos se fueron corriendo a la oficina. -¡Que gusto tenerlo de vuelta jefe! -Sonreí mientras los miraba irse.
-Que gusto tenerte devuelta Killua -Me giré y vi a Kuroro bien vestido.
-Hola -Nos saludamos de mano y con un gran abrazo. -¿Cómo estás? ¿Cómo va todo? Gracias por cuidármelos
-Todo bien aquí, no seas idiota y no agradezcas nada -Sonrió y se apoyo en una muralla. -¿Cómo esta Gon?
-Ay Gon... -Lo miré con una mueca. -Esta bastante deprimido, ya lo conoces, él no es de esas personas que pueden quedarse quieto, el pobrecito esta enfermo por levantarse, hacer, comprar... -Suspiré y le negué. -Yo ya no sé como ayudarlo...
-No te preocupes Killua, todos sabemos que algo se te ocurrirá -Sonrió y sobo mi espalda. -Ven vamos a tomarnos algo
-Por favor dime que es un whisky, un ron, un tequila, aunque sea una cerveza caliente
-Lamento mucho decirte, que solo será un tecito, un café o un chocolate -Ambos soltamos una triste risita y fuimos por un café.
Esta demás decir que yo no me tomaría mi Mokaccino con Kuroro, pedí un triste café cargado y sin azúcar.
-¿Estas seguro que puedes manejar ese café? Killua cualquiera que te conozca bien sabe que tu no toleras las cosas amargas -Estaba algo sorprendido de que Kuroro me conociera tan bien. -Vamos Killua no llevamos dos semanas trabajando juntos y las veces que he ido a tu casa, tú no tomas ni una sola gota del café que te sirves
-Sigues siendo bastante observador -Sonreí y miré mi café. -N-no le digas a nadie por favor
-No le diré a nadie -Sonrió y como él aún no había hecho su pedido, pidió un Mokaccino para mí, le puso cuatro de azúcar, lo pago y nos fuimos al ascensor, ya dentro hicimos el cambio.
-Gracias -Feliz me tome mi rico chocolate.
Ya cerca de las diez de la mañana fue que llego el curso de Haruka, a mi me habían dado instrucciones claras de darles el tour por la comisaria.
-Me quiero morir -Sonreí mientras los veía bajar del bus, casi de los últimos vi a Haruka y a Iruma, era raro verlos tan bien vestidos, al igual que yo en todo caso.
-¡Bienvenidos niños! Soy el jefe de esta comisaria, aquí nada pasa sin que yo sepa -Ya quisiera jefe. -Les quiero presentar a la imagen de la primera comisaria, Killua Zoldyck -Fue cuando me dio un fuerte manotazo en la espalda que me desconfiguro por completo, logro sacar la risita de varios alumnos, en especial la de Haruka e Iruma.
-Él que se siga riendo estará todo el tour esposado -Sonreí con la vena hinchada y ni un alma soltó ni un suspiró, claro que Haruka e Iruma estaban que se ahogan de la risa, estaban haciendo lo mejor que podían para no reírse. -Soy el Suboficial Zoldyck y seré el encargado de darles este tour, por favor síganme y obedezcan
Todo estuvo bien, el tour iba de maravilla, el curso no causaba mayor problema e incluso eran demasiado simpáticos, hacían preguntas bastante interesantes y algunos conocían un poco del trayecto de mi carrera, no lo quiero admitir, pero eso me subió un poco el ego.
Todo iba bien hasta que mientras yo les contaba una historia, me fije que Haruka, no estaba por ningún lado. No quise preguntarle al profesor por él pues suponía que se había escapado y no quería causarle otro problema con sus papás.
Me hice el loco, pero durante todo el tour estuve mirando por todos lados para ver si lograba verlo, pero nada.
-Y bueno aquí para terminar con el paseo hay unas celdas -Volví a levantar la mirada y vi a Haruka llegar bien disimuladamente al grupo. -Haruka puedes venir -Le sonreí amable y este vino algo nervioso.
-Cla-claro -Apenas llego, yo rápidamente lo esposé y lo metí a la celda que cerré de inmediato, dejándolo completamente tras las rejas. -¡Ki-Killua! -Sorprendido me miró.
-Suboficial Zoldyck me gusta más -Sonreí, me le acerqué y susurré. -Si te sigues portando mal aquí te van a dejar castigado -Fue cuando se sorprendió aun más y me puso cara de súplica. -A la próxima te voy a esposar a mí, a ver si te me vuelves a escapar
-Killua...
-Suboficial Zoldyck, te dije -Sonreí satisfactorio y miré a los demás. -Pueden estar un rato por ahí, sin causar problemas chicos, recuerden que estamos trabajando, en todos lados menos aquí que es peligroso -Dicho eso todos se fueron bajo el cuidado del profesor.
-Suboficial Zoldyck, ¿Usted se queda con Haruka? -El profesor me miró y yo le asentí. -Esta bien, cualquier cosa tiene mi número -Sonreí y le hice chao con la manito.
-Querido suboficial Zoldyck, ¿Podría quitarme usted las esposas? -Haruka me miró algo molesto.
-No, porque se encuentra en calidad de detenido y vamos a tener un corto interrogatorio, de este depende si yo notificaré o no a tus tutores
-N-no le digas a mis papás... -Apenado me miró.
-¿Dónde estabas? -Me crucé de brazos y lo miré serio.
-No tengo porque decirte -Me miró molesto.
-Ah, pues bien, llamaré a tus papás a ver si hablas con ellos -Me acomode el gorro y me aleje de la celda.
-¡No Killua espera! -Me detuve y lo miré de reojo. -Ha-hablaré...
-Bien -Me devolví y lo miré mientras me cruzaba de brazos de nuevo. -Confiesa
-E-estaba con mi novio... -Rojizo miró abajo.
-¿¡Trabaja aquí!? -Sorprendido y algo asustado lo miré.
-¡N-no! No seas idiota... -Nervioso miró a otro lado. -Yo salí de la comisaria y quedamos en un lugar cercano aquí...
-Me imagino que estuvo bonita la charla -Le hice señas a su cuello que lo tenia todo lleno de chupetones. -El más contento va a ser tu papá
-Ya no soy un niño... -Se acomodo la camisa y la corbata. -¿Ya me puedes soltar? Por favor... -Lo miré, suspiré y lo solté. -Ya me dolían las muñecas
-Haruka -Lo tomé de la muñeca para que me mirara y lo miré serio. -Acabas de salir de un problema con tus papás y te estas metiendo en otro, por favor hace las cosas bien -Apenado miró abajo y me asintió. -Porque a la próxima vez no pienso cubrirte -Sonreí y este alzo la mirada con una sonrisa y me abrazo con fuerza.
-Gracias suboficial Zoldyck -Me miró y soltó unas risitas, feliz acaricié su cabello y lo miré.
-Killua esta bien -Lo abracé con fuerza y besé su frente, es como un hijo para mí. -Ven, vamos con los demás
Estuve con los niños, observándolos y asegurándome de que no hicieran nada malo, hasta que llegamos a la zona de práctica.
-¿Quieren intentarlo? -Sonreí y los miré, obvio que todos querían. -Vale veamos -Pensé en como seleccionar a algunos alumnos, porque obviamente no podíamos dejar que todos dispararan. -Profesor, ¿Qué tal si me ayuda? Algunas preguntas de cultura general, para seleccionar a cinco alumnos -Sonreí y el profesor hizo una pregunta de ciencias.
-¿Cuál es el órgano más grande de la piel? -Todos se miraban confundidos. -Él que crea saber la respuesta por favor venga a decírmelo a la oreja -Uno de los niños se acerco y le dio lo que el creía era la respuesta. -Correcto
-Bien, me toca -Me puse a su lado y los miré. -¿Cuántos años duro la guerra de los cien años? -Todos caen en esa y en efecto, varios se acercaron a decirme cien años. -No son cien -Solté una risita e Iruma se me acerco a susurrarme al oído. -Así se hace -Sonreí y sobé su cabeza.
El profesor y yo hicimos dos preguntas más que como ya habíamos dicho, nos respondieron al oído, aunque para la ultima no se nos ocurría ninguna.
-¿Los ayudo? -Miré hacia al lado y vi a Kuroro, al principio me asuste porque estaba Haruka, pero, de todos modos, se suponía que Haruka no lo recordaba y la verdad si reaccionaba mal o lo sacaba de aquí se vería aun más sospechoso.
-Niños, él Suboficial Rushirufuru -Sonreí y lo vi acercarse. -¿Se te ocurre alguna pregunta?
-Claro, ¿Quién pinto la noche estrellada? -¿La noche... estrellada...? Ese no era...
-El cuadro favorito de Haruka... -Susurré.
Nadie quiso contestar, fue cuando solté una risita.
-Haruka cuando dejaras de fingir, tú te sabias todas las preguntas -Lo miré al fondo mientras se sonrojaba.
-Bu-bueno pues... -Nos miró avergonzado. -El órgano más grande del cuerpo es la piel, la guerra de los cien años duro ciento dieciséis años, la segunda guerra mundial comenzó en 1939, el escritor de Quijote es Miguel de Cervantes y... -Sonrojado nos miró. -Vicent van Gogh fue quien pinto la noche estrellada
-Ven -Sonreí y Haruka se nos acercó.
Con Kuroro les explicamos como funcionaba un arma, como cargarla y como dispararla.
-A unos diez metros, hay unas hojas a las que tendrán que disparar, el que disparé más cerca del centro se llevara un premio -Sonreí y los miré. -Los vamos a ayudar con su primer disparo, ya el segundo lo harán solitos
Me acerque a uno de los estudiantes, le ayude a tomarla y con la postura, ya cuando disparo fui a ayudar a Iruma, cuando iba a ayudar a Haruka me di cuenta de que Kuroro ya lo estaba ayudando.
Ahora que los veo de lejos, creo que puedo confirmar que Kuroro realmente tenia superado todo lo que había pasado con Kurapika, no se veía ni un poco alterado al estar cerca de Haruka.
-Sí, así, justo así, ahora respira profundo -Haruka respiró profundo con él. -Dispara -Dicho y hecho, miré la hoja a la que Haruka había disparado y no estaba tan mal, bastante cerca del centro. -Muy bien
Ya después de explicarles a todos, a la cuenta de tres los cinco alumnos dispararon a la hoja. Junto con Kuroro y el profesor, revisamos las hojas para ver quien había disparado más cerca al centro.
-Creo que tenemos un empate -Miré a Kuroro. -¿Qué te parece su nosotros disparamos por ellos? Maestro versus Maestro
-Solo quieres lucirte -Sonrió y me miró mientras miraba la hoja de Haruka. -Okey, hagámoslo -Se acerco a mí y me susurró. -Él que pierda pagara las cervezas -Feliz y muy emocionado miré a los niños.
-Hay un empate entre Haruka e Iruma y ahora seremos nosotros sus maestros quienes den la cara por ustedes -Sonreí ansioso y miré a Kuroro. -¿Listo? -Me puse en mi lugar, cerca de Iruma y miré a Kuroro.
-Claro -Tomo el arma que tenia Haruka y miró la hoja.
Cuando Haruka e Iruma contaron hasta tres ambos disparamos.
-¡Pe-pero Killua! -Iruma me miró. -¡Ni-ni siquiera miraste la hoja!
-No te preocupes, yo nunca fallo y mucho menos ahora -Sonreí y cuando fuimos a ver las hojas, podía confirmar que seguía siendo el mejor. -Gané -Sonreí.
-¡Eso! -Iruma feliz choco los cinco conmigo.
-Bien jugado -Kuroro suspiró y sonrió. -Supongo que aun no puedo bajar del pedestal al rey de la comisaria
-Nunca podrás -Levante los hombros y lo miré.
-Lo hiciste bien -Haruka avergonzado se le acercó a Kuroro y le sonrió.
Entramos todos a la comisaria y a los niños se les dio una pequeña colación y un folleto del cuartel.
-Lo prometido es deuda -A Iruma le pase una placa especial para este tipo de ocasiones, no es como la original, pero se hacen del mismo material.
-Esta muy bonita, gracias -Sonrió y la guardo en su mochila.
-De nada -Sonreí y miré a Haruka que conversaba con Kuroro.
Ambos conversaban muy gratamente.
-Toma -Kuroro se saco su gorra y se la puso en la cabeza. -Lamento haber perdido
-Ah... -Sonrojado sonrió mientras se la acomodaba. -No te preocupes, lo hiciste bien
Mientras ellos conversaban el profesor los llamo para irse de regreso al colegio, todos hicieron una fila y comenzaron a subirse al bus.
Con Kuroro al verlos, suspiramos algo cansados.
-Haruka se quedo con tu gorro -Lo miré de reojo y este se toco la cabeza.
-Cre-Creo que me lo había regresado -Suspiró. -Bueno no importa, tengo otro
-¿No tendrá tu nombre o sí? -Fue cuando se quedo pálido. -Tremendo lio en el que te sentiste
-Diosito ayúdame -Entre risas fuimos a un bar cercano a tomarnos algo.
Después de que nos tomamos algo yo fui al supermercado con él y compré la mercadería del mes, más los materiales que necesitaba para la sorpresa que le quería dar a Gon.
-¿Qué sentiste al ver a Haruka? -Lo miré mientras pesaba algunas frutas.
-Esta realmente grande -Sonreí y lo miré. -Se ve que Leorio y Kurapika han hecho un buen trabajo al criarlo, es un buen chico
-Sí, lo es -Sonreí y saqué unos chocolates. -Y tú también eres una buena persona
-Gracias... -Sonrió un poco y también saco unos chocolates. -Yo te iré a dejar a casa, tu tomaste más que yo
-Ay gracias ya estaba pensando en como llevarme todo esto sin conducir -Entre risas nos miramos.
Kuroro me llevo en mi auto a mi departamento, estaciono mi auto y me acompañó con las bolsas arriba.
-Volví -Entre a casa y tiré las llaves al sillón. -Gracias por ayudarme con las bolsas y por traerme -Entre risas lo miré. -Shhhh, no le digas que me tomé unos tragos -Le susurré.
-No diré nada -Volvió a reírse y se acerco a la puerta. -Bueno nos vemos después en el trabajo
-Nos vemos -Sonreí y este se fue. -Ah... -Fui a mi pieza y vi a Gon comiendo unas gomitas. -Hola, ¿Cómo estás?
-Bien ¿Y tú? ¿Cómo te fue con el tour? -Se me acerco y me dio unos besitos. -¿Ese era Kuroro?
-Todo bien, mejor de lo que pensaba -Sonreí y le di unos besitos. -Haruka e Iruma se portaron muy bien -Bese su mejilla. -Eh... Sí, era Kuroro, él me acompañó y estuvo con nosotros en el tour
-¿Vio a Haruka? -Nervioso le asentí. -Pe-pero Killua...
-Kuroro cambio... -Lo miré y me senté a su lado. -Kuroro no es él mismo de antes
-¿Y tú le crees?
-Si no lo hiciera... -Miré abajo. -No tendría porque creer que yo también e cambiado... -Fue cuando Gon me miró algo sorprendido.
-N-no es lo que quise...
-No te preocupes, voy a ir a sacarme el uniforme -Me fui a la pieza de visitas y me cambié de ropa. -Ay al fin me tenia cansado la corbata -Suspiré, tomé una bolsa del supermercado y me fui con Gon.
-¿Qué es eso? -Me miró confundido.
-Bu-bueno yo... -Avergonzado lo miré. -Te he visto tan deprimido que pensé que podríamos hacer algo para animarte... -Sonreí un poco y lo miré. -Y-yo vi esto en internet y creí que... -Muy avergonzado miré a otro lado colorado. -¡Cla-claro que si no quieres n-no lo hacemos! -Me estaba yendo cuando Gon tomo mi mano.
-¡Sí quiero! -Avergonzado miró abajo. -S-sí quiero... -Sonreí un poco y me quedé con él.
-Bueno -Sonreí y lo miré. -Tienes que sacarte la camisa -Algo sorprendido me miró colorado mientras se tapaba. -Y-yo sé que te puede incomodar, pero tratare de no mirar
-M-me da pena por... -Colorado miró abajo.
-Te compré lo que nos dijo Tami, para tu... -Avergonzado y también colorado miré a otro lado. -Tu pecho... -Apenado lo miré. -Tami me dijo que tu pecho ya estaba creciendo bastante y que seguro ya te dolía el roce, así que yo te compre una especie de sostén para que... No te siga doliendo
-Gracias Killua... -Sonrió y me miró.
-¿Por qué no me dijiste que te dolía...? -Me acerque a mi mochila y saque un paquete con este sostén tan especial. -Ten
-Bueno Killua, me daba algo de pena... -Lo saco del paquete y lo miró. -Creo que si me queda -Sonrió y me hizo señas para que me acercara. -Gracias -Le di un besito.
-De nada y que nada te de pena mi amor -Sonreí. -¿Por eso ya no me dejabas apoyarte en tu pecho? -Me asintió mientras me hacia señas para que me diera vuelta, me di vuelta y supuse que se estaba sacando la camisa.
-A-ah...
-¿Qué pasa? -Sin darme vuelta me puse ansioso.
-Bueno pasa que... -Me imagino que le dio vergüenza. -Ha-hay algo que escurre... -Iba a darme vuelta preocupado, pero me detuve.
-¿Pu-puedo ver? -Hubo un momento de silencio.
-E-esta bien... -Me di vuelta y me acerqué a verle. -Oh, es verdad -Tu pecho estaba levemente hinchado y había algo que levemente le escurría. -Tami me dijo que esto pasaría, ¿Sabes qué es? -Sonreí y lo miré mientras lo ayudaba a ponerse el sostén.
-Pu-pues no, a-ay Killua cuidado
-Lo siento, te rocé por accidente -Sonrojado lo miré. -Son las primeras gotas de leche -Sonreí mientras él poco a poco se ponía colorado.
-Q-que vergüenza
-Cariño, es algo normal, que no te de pena por favor -Bese su frente y de mi mochila saque unos algodones que se les dice pétalos de algodón, un nombre bastante extraño la verdad. -Toma, Tami dijo que estos iban a ayudar para cuando comenzara a escurrir un poco de leche y para la incomodidad del rocé. -Saque dos, me acerque a él y se las acomode entre su pezón y el sostén, lentamente volví a dejar el sostén en su lugar y lo miré. -¿Mejor?
-Ah... -Su sonrisa de satisfacción no tuvo precio. -Sí, esta mucho mejor, el rocé ya no duele, ni es incomodo
-Que bueno -Puse el calefactor y puse una silla a su lado. -Tienes que quedarse sin camisa, pero solo será por un ratito
-Sí, esta bien -Sonrió y yo le mostré una toalla. -¿Qué pasa?
-Levántate un poquito y yo la pondré abajo, para que te sientes en ellas, que posiblemente vamos a mojar un poco -Confundido me hizo caso y yo puse varias toallas para que se sentara.
Saque varias cosas de la bolsa, lo primero que hicimos fue ponerle bastante vaselina a su guatita, a esa linda pancita.
-¿Qué nos vas a hacer? -Entre risas Gon me miraba mientras se ponía más vaselina.
-Es una sorpresa -Tome un pote con agua, lo deje en el velador y luego tome unos rollos de yeso. -Moja estos trozos de yeso y luego lo pones en tu pancita, yo me encargo del resto -Sonreí y lo miré feliz.
Gon hizo caso a mis instrucciones y poco a poco cubrimos toda su guatita de yeso, cuando ya teníamos una buena capa fue que dejamos de ponerle para que se secara.
-Ahora queda dejarlo secar -Sonreí y tomé las cosas que ya no íbamos a ocupar para comenzar a ordenar la pieza. -Te traeré algo para que te laves la mano -Feliz me lleve las cosas, me lave las manos y lleve toallitas húmedas para que se limpiara las manos.
Pasamos el rato recostados, conversando muy a gusto hasta que el yeso seco por completo.
-Vale, ya esta seco -Sonreí y tomé las orillas del yeso. -Respira y si te duele me avisas
-Bueno cariño -Ansioso me sonrió y me miró. Lentamente comencé a jalar el yeso y como habíamos puesto mucha vaselina, este salió sin problema. -No dolió ni un poquito -Soltó unas risitas y me miró.
-Porque eres muy valiente -Le di un besito y se lo mostré. -Mira un yeso de tu pancita -Gon sorprendido me la miró y se puso a llorar. -Pero no llores... -Me senté a su lado y lo llene de besitos hasta que dejo de llorar. -Hermosa tu pancita
-Esta muy grande -Soltó una risita y me miró. -Mentiroso, si estoy gordo -Sonreí y le negué todo.
-Ño, estas hermoso -Lo llene de besos y le pase el yeso mientras yo con una toallita húmeda le limpiaba el yeso y exceso de vaselina que se le quedo en la panza. -Ya estas
-Quedo muy bonito Killua, gracias
-Pero si aun no hemos terminado -Le sonreí mientras le mostraba pinceles y varias pinturas. -Para que lo decores como tu quieras -Le pase pinturas, escarcha, goma eva, listones, de todo.
Gon algo sensible se puso a llorar emocionado, me quede con él consolándolo hasta que logré calmarlo y lo ayude a decorar el yeso a su gusto.
-Oye, pero estas dejando un espacio en blanco
-Es para su nombre -Sonrojado me miró.
-¿Cómo quieres ponerle? -Me miró y me negó.
-No -Me corrigió. -Como le pondremos -Tomo mi mano y se apoyo en mi hombro mientras dibujaba unas huellas de perrito en el yeso.
-¿Tienes alguna idea?
Tuvimos que dejar de lado la decoración del yeso porque no sabíamos cómo le pondríamos a nuestra calabacita.
Nos dimos nuestro tiempo para ver nombres, pero nunca nos pusimos de acuerdo.
-Bueno, aún tenemos mucho tiempo -Solté una risita y besé su mejilla. -No te angusties -Ordene las pinturas, las decoraciones y deje muy limpia la pieza. -Me lo llevo un momento -Tome el yeso, me lo lleve a la cocina y le hice dos agujeros pequeños en un extremo derecho e izquierdo, le puse un cordel y regrese a la habitación para colgarlo. -Te quedo muy bonito
-Nos quedo Killua -Entre risas se acerco a tomarme la mano. -Deja de excluirte -Me acerco a él, tomo mis mejillas y me beso con pasión.
-Mhm -Feliz le correspondí mientras sobaba su vientre, fue así hasta que Pochi se nos acerco y comenzó a lamernos a los dos. Quería matarlo. -¡Pero Pochi...! -Yo lo miré mientras me moría por dentro y Gon lo único que hacia era reírse.
Lo último que hicimos fue cenar juntos, yo lave la loza y como todos los días arrope tanto a Pochi como a Gon.
-Ah... -Caí cansadísimo en mi cama, con suerte me puse pijama y me tapé porque ya mis ojos se estaban cerrando por si solos.
-Killua... Killua... -Asustado me desperté y miré a la puerta de mi habitación. -¿Qu-qué hora es? -Miré mi reloj y eran casi las once de la noche. -¡E-eso no es lo importante! -Me levante rápido para acercarme a él. -¿Qué haces de pie?
-Killua... Quiero dormir contigo... -Sollozo abrazó un cojín con el que vino a mi pieza.
-Quieres... -Sorprendido lo miré a apenas unos pasos de llegar a él. -¿Quieres dormir conmigo...? -Sollozo me asintió.
-Gon -Feliz me le acerqué y lo abracé con fuerza. -Mi amor... -Sollozo acaricie su cabello y lo llene de besos.
-¿Puedo...? -Le asentí mientras besaba su frente.
-Claro que sí idiota -Sonreí, lo tomé en brazos, lo acosté en su lado de la cama y yo me acosté en el mío.
-Te amo Killua -Con lágrimas se me acerco y me abrazo con fuerza, se escondió en mi pecho y comenzó a dormir.
-Yo también te amo -Sonreí y me quede un tiempo mirándolo dormir hasta que después de un tiempo, yo también me quede dormido.
Ni una sola noche, de estos seis meses había dormido tan bien como hoy, nada se comparaba con dormir con mi esposo y mi calabacita.
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