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Capítulo 34

Advertencia. ⚠️
El presente capítulo contiene escenas de violencia, lee bajo tu propio riesgo.

Aylis

Han pasado ya dos días, dos días en dónde no hay señales de mi amigo. Este es un pueblo pequeño, no puede estar muy lejos no obstante la policía no ha conseguido ni una sola pista de su paradero. Tuve que rogarles mucho e incluso armar un escandalo para que pudiera ayudarme antes del tiempo previsto por la ley para iniciar la investigación.

Aquí nadie jamás ve nada hasta que se encuentra algún cuerpo, es entonces donde los ciudadanos empiezan de manera hipócrita a mostrar condolencias o a decir el típico «ojalá fuese podido hacer algo».

Todos mienten. 

Y aunque no deba generalizarlos es la verdad de lo que sucede en este lugar. He de mencionar que por lo visto la única manera de recuperar a mi amigo es ser yo misma la investigadora en este caso. Tendré que utilizar lo aprendido en "CSI" para llevar a cabo mi cometido.

En mi habitación anoto en un cuaderno lo sucedido, fueron a penas cinco minutos en los cuales perdí de vista a Axel tiempo suficiente para desaparecer ¿pero?, no pudo hacerlo solo al menos no en su estado de ebriedad. 

Al menos que alguien lo haya ayudado, pero ¿quién? ¿acaso alguno de sus amigos lo tiene escondido? Es probable, quizás no quiere que el chico siga humillándose por mi hermana.  Bien, al tener en cuenta esta variable nos tocaría verificar que sea exacta, es decir que sea real.  Conozco a pocos de sus amigos, de hecho mi búsqueda se reduce a solo dos personas y ambas viven en el barrio más temido del pueblo. 

Tengo que probar suerte ahí, no tengo nada que perder pero si mucho para ganar. 

Salgo de mi habitación, bajo las escleras y antes de salir voy a la cocina por un poco de jugo de naranja. Ya había desayunado pero nada mejor que una refrescante bebida antes de salir bajo ese sol tan ardiente. 

Caminé hasta llegar a la plaza del pueblo, me di cuenta en ese instante que debí haber traído algún sombrero. Al ser las once de la mañana aquella estrella de luz estaba insoportable. Seguí andando, pude  haber tomado el bus pero preferí caminar y preguntarle a las personas que me encontraba si no habían visto a mi amigo.

Pero todas las respuestas eran siempre negativa.

Suspiro.

Proseguí caminando en donde gire unas cinco veces a la izquierda, seguí derecho durante cinco cuadras más y por último tres a la derecha. Pronto me vi de frente ante el horrible cartel que indicaba en mayúsculas lo siguiente «SÍ ENTRAS, SOLO SALES EN UNA BOLSA, ALGO CARACTERÍSTICO DE LA BASURA QUE ERES»

Trague con fuerza, este sitio me pone los pelos de punta. 

Empecé adentrarme al barrio, el lugar le daba similitud a los pueblos fantasmas de las películas de terror que a menudo ven en la casa.  Alrededor de cinco casas tenían las ventanas rotas, así como también sus rejas de acero estaban oxidadas.  El pequeño parquesito estaba completamente destruido. Incluso el rugido del viento le daba un toque paranormal.

Plaff.

Salte en mi lugar y tape mi boca para no gritar al escuchar algo caer de no sé donde. De acuerdo, estaba experimentando de nuevo el miedo que me producía este ambiente. Sin embargo, no iba a darme por vencida. 

Inhalo y exhalo durante un minuto para poder continuar mi recorrido luego de eso. Me dirijo a la casa principal de la cuadra, los rumores dicen que está embrujada y nadie debe meterse en ese lugar. Todas eran fantasías, mentiras inventadas por los delincuentes para esconderse de la policía, asimismo estos eran un poco supersticiosos y terminaban creyendo en aquellas mentiras. 

«No deberíamos estar aquí»

Buscaré a Axel hasta el final del mundo si hace falta conciencia.

«Lo sé, pero este lugar da miedo»

Nada es peor, que el miedo de perderlo para siempre. 

La puerta chirrió cuando la abrí. 

—Ho-la, ¿hay al-guien a-quí?—pregunto con cierto nerviosismo en mi voz.

No hubo respuestas. 

Al entrar un poco más la puerta se cerró de golpe encerrándome en este lugar. Por dentro mi yo interno gritaba asustado pidiendo que nos fuéramos mas no iba hacerle caso. No me iría sin respuestas. 

Revisé las habitaciones de la planta baja en busca de alguna persona pero no había nadie, a pesar de todo el miedo que siento decido ir al sótano primero que a la segunda planta. 

«Aylis, por lo que más quieras no entremos ahí»

Ignore su petición.

Con fuerza empuje la puerta y oh.., sorpresa la habitación estaba llena de mujeres con poca ropa, algunas drogas y por supuesto armas esto era algo que nunca faltaba en reuniones como estas supuse. 

Todos me miraron extrañados, un sujeto de aspecto temible se acercó con un cuchillo de carnicero. Apuntó el arma blanca a mi dirección y preguntó. 

—¿Quién eres? y ¿qué haces aquí?

Al intentar hablar no encontré mi voz. 

El hombre lucía impaciente, me aventó contra la pared más cercana y volvió a elevar el cuchillo. Pensé que en ese momento moriría, no tendría oportunidad para salvarme. Tan solo un corte en el cuello era suficiente para quitarme de su camino y por qué no, callar a una testigo potencial. 

—Conrad si la sueltas puede que hablé, no hay que ser tan bruscos con nuestros visitantes. —habló alguien detrás del matón.

Este obedeció como un subordinado. 

Toso para recuperar el aliento que este al apretar mi cuello me quitó—Gracias. —dije en voz baja.

—No es nada linda, ahora responde a las preguntas. 

Asentí. 

—Estoy buscando a un hombre al que le dicen el "Piadoso".  —comento, el sujeto que parece el jefe del grupo se aproxima hasta donde me encuentro, es alto de ojos cafés y cabello negro azabache, de contextura robusta.  

—Acompáñame. —no fue una petición sino mas bien una orden. 

Lo seguí en silencio hasta entrar en una habitación. 

—Muy bien linda, —dijo inmovilizando mi cuerpo con el suyo y la puerta detrás de nosotros—, podemos hacerlo de dos maneras, la primera confiesas todo lo que sabes sin ropa o te obligo a confesar con golpes. Tu eliges. 

—¿Por qué tengo que desnudarme? —inquiero.

El sonríe de manera cínica.

—Número uno porque quiero ver tu cuerpo y número dos para comprobar que no tengas micrófonos. —respondió.

Niego.

—Eres un pervertido. —siseo.

—Gracias por el elogio, pero eso no te salvará. —aseguró.

—No era un elogio. —bramé.

—Empieza  a desnudarte. —demandó, con su voz ronca y gruesa.

—No voy hacer tal cosa, prefiero que.., —me quedé muda cuando sus manos tomaron con fuerza mi cuello. 

No de nuevo

—Aquí se hace lo que yo diga. —soltó mordiendo el lóbulo de mi oreja. El hombre frente a mi, me liberó de su agarre y con una sola mirada volvió a ordenarme que atendiera su demanda.

No iba a realizar tal cosa. 

—Conoces al Demoledor. —dije a cambio. 

El asintió. 

—Pero no es de él que estamos hablando.

Bien, eso ya era algo bueno ¿verdad?

—Quiero encontrarle,  soy su mejor amiga y él desapareció hace dos días solo quiero hallarle. Te juro que no soy una espía o lo que sea que pienses. —aseguro.

Me sentí peor que un examen médico con la mirada que me dedicó.

—Una disculpa, no sabía quien eras. —abrí con sorpresa mis ojos al oírle decir tales palabras. 

 —No es nada, ¿sabes algo? —pregunto esperanzada.

—Ven, siéntate. —dijo llevándome a un sofá individual, el por su parte agarró una silla la giró y luego se sentó—. Escuché el rumor ayer, no creí que fuese cierto sin embargo mis hombres intentaron investigar mas no hallaron rastros. Tampoco es que se pudiera hacer mucho, todo sucedió de noche. 

—¿Entonces? No tienes nada ¿verdad? —inquirí dubitativa.

El negó. 

—Lo lamento linda, pero no te puedo ayudar y tampoco lo hará alguien de este lugar. —afirmó—. Como te habrás dado cuenta, aquí el que manda soy yo, todos han buscado a Axel pero parece que se lo ha tragado la tierra. 

Asiento. 

—No te preocupes, nadie sabrá sobre este lugar. —prometo— Te doy mi palabra, ahora debo marcharme. 

Nos desdimos de manos y luego abandono el lugar acompañada del sujeto aquel. Si es como él ha dicho no tengo ya nada que hacer en este lugar. De hecho, pienso que mi pequeña investigación fracasó antes solo que yo no quise verlo. 

—¿De verdad no quieres que te lleve? —preguntó el hombre.

Niego.

—Necesito estar sola para ordenar mis ideas. 

—Bien, si llego a saber algo te aviso, después de todo no es tan difícil hallar a la sirena de la playa de sangre. 

Sonrío inevitablemente por el elogio. 

—Hasta pronto, pervertido. 

Abandoné por completo el barrio tenebroso, en el camino de regreso no paré de pensar en mi mejor amigo. Odiaba no tener algún indicio para encontrarlo. Y, ¿quién sabe que cosas tan horribles pueda estar viviendo en estos momentos? Porque aunque su madre me jure que esta bien, no puedo creerle. Mi instinto me grita que no él en realidad la está pasando fatal.

Pronto comenzó a llover, mis ánimos no estaban como para correr a esconderme, simplemente seguí caminando. 

Y si.., no es demasiado absurdo esa posibilidad. 

Cerca de donde me encontraba se hallaba un parque infantil que ya nadie utilizaba, mis piernas se dirigieron hacia allá, me vi a mi misma sentada en el columpio echándome colita sola. Sentí como las lagrimas se deslizaban por mis mejillas, sé con certeza que si mi amigo no se hubiera emborrachado nada de esto estuviese sucediendo. Por razones como estas odiaba las bebidas alcohólicas y la incidencia que tenía en las personas.

No tienes porque estar triste mi luz de mar, te aseguro que tu hermano volverá.

Eso había dicho Axel cuando yo no paraba de llorar en el aeropuerto porque mi hermano se iba a estudiar al extranjero. Les dije que él bien podía estudiar aquí pero ellos objetaron diciendo que nada mejor que salir del pueblo y probar nuevos horizontes. 

Axel había estado a mi lado siempre que lo necesitaba, del mismo modo estuve yo el tiempo que me fue posible antes de que se fuera a Canadá. 

Si él decidió irse, porque su dolor era muy grande y no quería involucrar a nadie, me conformo con saber que se encuentre bien. Aunque solo sea porque él me lo digiera por teléfono. Su voz, oírla me haría sentir mejor. 

Pero.., debo ser realista, nada de eso sucederá ya qué, nadie es capaz de darme alguna buena noticia sobre el chico. Ni las personas que protegen la ciudad, ni los delincuentes que en ocasiones llegan a destruirla. 

—Al fin te encuentro sirenita. —alcé la mirada al oír la voz de Gael. 

El se coloco de cuclillas frente de mi, pasó sus manos por mi rostro y limpió el leve rastro de lágrimas que poseía. 

—Tengo una buena noticia. —anunció sonriendo.

Esperé en silencio su respuesta, la cual demoró un poco. Sostuvo mi rostro con ambas manos y susurró.

—Logré identificar un vehículo salir cerca de la hora que tu amigo desapareció. 

Parpadeé sin creerlo del todo.

—¿Qué pasa? pensé que te alegarías. —dijo.

Me lancé sobre el para abrazarlo, al fin teníamos una pista. Entre lágrimas e hipos le agradecía al ojiverde por esto, por llenarme de esperanzas. Sus brazos me rodearon apretándome mas contra su propio cuerpo. 

Te vamos a encontrar Axel.

★★★

Axel.

Poco a poco voy abriendo los ojos, puedo notar que estoy en el mismo lugar, la inflamación de mi rostro a disminuido supongo que el subordinado del idiota ese cumplió bien con el mandato. Lo agradezco, ese error suyo será su perdición. Mis brazos siguen sujetos con la misma fuerza de antes, mis piernas por el contrario olvidaron amarrarlas.  

Alguien limpió la habitación dejando el lugar pulcro, demasiado para ser exactos. En el exterior está oscuro, no he logrado determinar cuanto tiempo he pasado aquí, pero saldré solo necesito recuperar un poco más mis fuerzas.  

—Así que, ya estás de nuevo despierto sabandija. 

El imbécil ese se pasea por toda la habitación hasta detenerse frente de mi. Da una patada a la silla para que me caiga sin embargo, sujeta el cuello de mi camisa impidiendo de esa manera mi caída. 

—Ahora, no habrá nadie que quiera fijarse en ti. —escupió soltándome. 

Sentí en todo mi esplendor el golpe que produjo la silla junto conmigo al tocar el suelo. 

—Te arrepentirás de esto. —bramo.

Su carcajada retumba en el lugar, se agachó a mi lado y sujetó con fuerza mis cabellos.

—Yo que tú me quedaría callado, no tientes a la suerte. —amenazó.

—No te tengo miedo, no hay nada que puedas hacer para inducir me a él. —dije.

El sujeto me soltó y me colocó de nuevo como estaba en un principio, de pie frente a mi sacó un cigarro, lo encendió y dió una calada.

—Yo no estaría tan seguro. —anunció sonriente—. Se rumorea por el pueblo que cierta morena no deja de buscarte.

¿Iris? ¿Ella buscándome? No lo creo, quién puede ser.

—Por lo visto, no sabes de quién te estoy hablando. —alegó—. Aquella chica capaz de pasar horas en el mar, hoy por hoy pasa las horas en busca de su queridísimo mejor amigo. ¿Que tierno verdad?

Aylis.

Cómo no lo adiviné, era tan obvio. Mi mejor amiga siempre ha intentado cuidarme, aún a sabiendas que el único que debe tener ese deber soy yo por ser mayor, ella como siempre hace lo que le venga en gana. Le he estado agradecido por sus atenciones pero ahora siento que está por correr grave peligro si sigue en mi busca.

—¡Si la tocas te mato malnacido! —vocifero molesto intentando levantarme.

Vuelve a reír.

—Bien, siempre supe que ella te era tu talón de Aquiles y ahora lo he confirmado.  —indicó con gracia—, espero que te comportes porque quién sabe, puede que la sirenita pase a mejor vida. —amenazó nuevamente.

Mi mirada era de odio puro, si él llegaba a tocarla, si tan solo se le acercaba un centímetro iba a matarlo. No me importa ir a prisión pero a mí amiga no me la toca nadie.

—Mis hombres te darán una breve explicación de lo que le puede pasar a tu amiguita.  —masculló, él sonó sus dedos y de inmediato que entraron cuatro hombres.

Cada uno se puso a mi lado, el de la derecha colocó un trapo en boca mientras el de la izquierda me empapaba agua.

«Ahogada».

Ese sería su destino final.

Escupí todo el agua que me fue posible, el mismo procedimiento se repitió durante un gran periodo de tiempo. Estaba agotado. Sin embargo, eso no les bastó a ellos, no, decidieron tenerme de nuevo como su saco de boxeo personal.

Y mientras me volvían mierda con sus golpes, mi mente se proyectó a los momentos felices que tuve en mi infancia. Las grandes carreras por la plaza con mi padre, el exquisito guiso de mi madre y lo reconfortante que era dormir entre ellos durante las noches de tormenta.

El último golpe me noqueó. 

Campeón.

Campeón.

Campeón, despierta.

No puedes darte por vencido.

Hijo...

Me pareció escuchar la voz de mi padre, mas al oírse tan lejana no logré aferrarme a ella.

★★★

Mi cuerpo se sentía pesado, estaba en otro lugar. Eso era más que evidente, ¿pero? ¿dónde me encontraba?

No podía abrir mis ojos.

El lugar olía fuerte a materiales de limpieza; cloro, desinfectante quizás, no lo sé con claridad.

Y también había algo a mi lado, algo que producía un sonido extraño.

Concentré mi mente en lo que había detectado, me esforcé más en abrir los ojos pero fue imposible. Sin embargo, una voces entraron en el lugar dándome la pieza final al rompecabezas.

—Pobre hombre, fue víctima de un cruel ajuste de cuentas.

—Eso les pasa a todos los delicuentes, esté es el mejor destino que pueden tener y pocos logran llegar a él.

Un hospital.

No sabía cómo había llegado aquí, pero será mucho más fácil escapar. Tengo una persona muy especial a la que proteger y no pienso perder mi tiempo en estupideces. En cuanto puedas abrir mis ojos y moverme me iré. Mientras espero que Luke y el señor Aron la cuiden bien hasta mi regreso.

★★★



Holis mis amores, espero estén bien.

Tengo que confesarles  que hoy estoy de cumpleaños, por eso vamos a tener actualización. Los quiero un montón. Disfruten su capitulo.

Besos, se despide Esmeralda 💚

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