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Capítulo 32

Caminé por los pasillos del colegio hasta llegar a las gradas, no quería seguir ahí con las chicas. El tema de conversación no era agradable para mi por así decirlo. En la cancha los chicos jugaban fútbol, me dispuse a observar el partido mientras mi mente divagaba en lo ocurrido esta mañana.

Hice un juramento.

Uno que no he estado cumpliendo al pensar en esos dos individuos del sexo opuesto. Y si había algo que me caracterizaba era que siempre cumplía mis promesas, sin embargo esta está resultando ser más complicada que las otras.

Karen tenía razón en una cosa no podía creer de buenas a primeras en Luis, no después de todo lo que ha sucedido entre nosotros. Él es el tipo de personas posesivas, cree y piensa que le pertenezco por eso intenta que vuelva o quizás sigue en píe su apuesta y solo finge lo contrario para convencerme, para que regresemos. Debería saber ya, que todo lo que sale de su boca son mentiras.

-Oye, puedes pasarme el balón. -habla alguien. Miro hacia abajo y veo que uno de los chicos me está llamando.

—¿Si? —pregunto.

—El balón.

Asiento y le arrojo el objeto.

Ellos vuelven a sus posiciones, yo los observo un rato más hasta que Lizzy viene a llamarme para irnos a clases de nuevo. Geografía, esa era la materia que nos tocaba en esta ocasión. La profesora Arismendi el día de hoy nos enseñaba sobre las «Siete maravillas del Mundo» era interesante conocer sus características, ubicaciones y demás cosas que los volvían tan importantes.

Me gustaría conocer algunas de ellas pero sé que no es posible, sería demasiado costoso ir además tengo otras prioridades y aunque no lo haga ahora sé que más adelante también tendré asuntos más relevantes por hacer, los cuales no involucran viajes a la «Gran Muralla China» o el «Coliseo de Roma».

El director entra al salón y le pide un minuto a la profesora para hablar con nosotros. ¿Qué querrá en esta ocasión? Mi sentido de la curiosidad ha despertado, espero que su anuncio sea bueno. Adoraría recibir alguna noticia agradable el día de hoy.

—Jóvenes, les tengo noticias muy buenas para ustedes. —inicia su discurso—. Como bien saben, estamos a tres días de cerrar la escuela y dar paso a las vacaciones de invierno por eso el consejo estudiantil junto al directivo decidieron inaugurar el «Baile de Invierno Anual» .

Se escucharon gritos eufóricos de todos mis compañeros, unos aplaudían otros silbaban y yo, era la única que se había quedado muda y sin realizar reacción alguna.

—Tranquilos, tranquilos. —pidió el señor Harrison—. Para este evento tenemos un grupo selecto de estudiantes preparándolo todo, así que vayan, busquen sus mejores vestidos y trajes espero verlos aquí en tres días.

La algarabía volvió a sonar fuertemente.

—Ah, por cierto se me olvidaba, las invitaciones serán entregadas mañana solo tendrán que venir a recogerlas y como es un baile pueden invitar a quién quiera. Feliz día chicos.

—Espere un segundo señor Harrison, —habló Harry, un compañero—, ¿tenemos que seguir viniendo a clases? —preguntó.

—Pues no joven, solo mañana y nos vemos en la vuelta a clases en enero. —dijo.

—Grandioso. —soltó de pronto el chico.

El director se disculpo una vez más por interrumpir la clase y se marchó a darle la noticia a los otros estudiantes. La clase continuó, estábamos alegres nadie jamás pensó que algo así sucedería en el pueblo.

Un baile.

¿Con quién podría ir?

«Con nadie» soltó mi conciencia.

Concuerdo, el baile no traerá nada bueno.

Y es que la última vez que salí a una fiesta terminé ahogando mis penas en alcohol, besé a un chico que no debía y.., quede inconsciente por interferir en una pelea. Por tales razones no debo ir a ese baile, además no creo que sea conveniente seguro me encontraré con algo desagradable y es que si va a ir toda la escuela también irá Luis y eso significa problemas.

—Muy bien chicos, eso es todo por hoy, nos vemos en enero. —indicó la profesora. Todos abandonamos el salón, ya no quedaban más asignaturas por ver.

Antes de salir Luis se interpuso en mi camino, ensanchó su sonrisa y tendió su mano hacia a mi, me le quedé mirando con una ceja alzada.

—Te acompaño a casa, dame tu mochila yo la puedo llevar. —dijo.

-Sabes bien que eso no es posible. -comenté, el ni siquiera debería estar hablándome.

—¿Por qué?

¿De verdad? lo ha preguntado, que cínico. Mi familia no lo quiere cerca de mi, y mucho menos yo, la debilidad de esta mañana no se volverá a presentar. No me lo puedo permitir.

—Esa respuesta ya la tienes tú, no te hagas el inocente. —puntualizo—. Ahora sí me disculpas debo marcharme.

Pero evidentemente él no me iba a dejar ir tan fácilmente.

—Amor, eres todo lo que anhelo. —habló con dulzura, esa que hace tanto no escuchaba salir de sus labios—, no me dejes así.

Eso pensaba, creía que era suficiente para él, para crecer juntos amarnos hasta el final del mundo sin importarnos nada más que lo que éramos, lo que sentíamos. Pero solamente era yo la única que en verdad amó, fui la que entregó por completo el corazón.

—Te equivocas, nunca lo he sido y no lo seré. —dije con firmeza—. Para ti yo he de valer nada, sin embargo tú para mi lo eras todo, mas ahora solo formas parte de una mancha en mi memoria, una que desaparecerá con el tiempo.

Y luego de decir eso me marché, al girar en una esquina logré ver que me seguía por lo que caminé lo más rápido posible hasta llegar a mi casa ahí estaré segura. La casa como era habitual se encontraba vacía, mis hermanos estaban quién sabe dónde, papá está en el trabajo y mamá supongo que si no está en que los abuelos debe estar en casa de una de sus amigas. Lo que me deja la casa sola.

¡Yupi!

Espero hayan notado el sarcasmo, quería hablar con mis hermanos sobre el baile saber sus opiniones. Si bien es cierto que no me provoca ir, también es cierto que sería emocionante poder vivir lo que en tantas películas y series he visto. Entrar con un hermoso vestido, bailar toda la noche y disfrutar de mis vacaciones.

Aún si no fuese al baile iré al pueblo, buscaré entre los vestidos el más bonito y le rogaré a mi madre que me deje comprarlo. Me gustaría destacar entre los demás, que vean que nadie puede acabarme, digo si es que llegara ir.

Después de darme una relajante ducha, me coloqué unos vaqueros un poco gastados en conjunto a mis vans blancos y una camisa de color crema. Mi cabello lo he dejado suelto, cojo mi bolso de lado y salgo.

El calor estaba realmente fuerte, el sol estaba picoso y ya estaba sudando, ¿lo peor? Apenas si había caminado tres cuadras. Soy un poco quisquillosa al momento de escoger un atuendo, ninguno de las cosas que veía me gustaba. No solamente estaba en busca de un vestido, sino que al mismo tiempo buscaba otros outfits con el único fin de encontrar el indicado para el evento.

No obstante, mi tarea estaba resultando ser prácticamente imposible. Gracias a mi indecisión, al entrar en la tienda número ocho fui directamente al aérea de los vestidos. Habían muchos para escoger, uno blanco llamó mi atención por tanto lo tomé en mis manos y me dirigí hacia los vestidores a probármelo. Sin embargo, mi sorpresa fue bastante amplia cuando al abrir la cortina vi a Luis con Jessica, ellos se encontraban cogiendo.

—¡SAL DE AQUÍ, ESTÚPIDA! —vociferó Jessica.

Estaba inmóvil, una cosa era saberlo por su boca pero una muy distinta era verlo con mis propios ojos, esos que en estos momentos se encontraban cristalizados. Y él... Empecé a negar, no podía creerlo su hipocresía no tenía límites.

—Amor, no es lo que crees. —le oí decir.

Lo mire con odio, con rencor y furia. Como podía decir eso, es más como se atrevía a llamarme de esa manera y sobre todo cuando aún tenía cosas con ella.

—Eres un bastardo, un hipócrita, un...

Dejé la frase en el aire y salí corriendo de la tienda, el vestido lo arrojé al mostrador mientras corría. No tenía idea de a dónde me estaba dirigiendo, lo único que sí tenía claro era que debía alejarme lo más rápido de Luis.

¿Por qué me sigues doliendo? Se supone que había estado sanando, ¿qué pasó? No lo lograba entender nada, detesto tener que sentir, porque rayos no puedo ser tan fría como un iceberg.

Tropecé con algo que no vi y caí enterrando mi cara entre la arena. Me levanté, sacudí mi rostro casi no veía pero como pude llegué al mar y me lavé.

Suspiro.

Amor eres todo lo que anhelo.

Eso había dicho él hace tan solo unas horas, porqué le creí. Tonta, ilusa eso es lo que soy. Y su poema, esas hermosas palabras pensé que en verdad eran ciertas. Pero no, son solo sus estrategias y aun cuando lo sé no pude evitar protegerme del dolor que produce la realidad.

Mis lágrimas se resbalaban por mis mejillas hasta aterrizar en las aguas saladas, no me importó mojarme al sentarme ahí en la orilla, en verdad, nada me preocupaba en estos momentos.

Juré encerrar mi corazón.., para que no vuelva a ser lastimado.

No pude cumplir con ello. Ese órgano vital sigue sangrando, porque a pesar de todo no he logrado alejar a Luis de él. Y tal vez, hubiese sido más fácil perdonarle que mandarlo a alv. Más hoy no me arrepiento, no después de lo que vi.

¡Suficiente!

Me regañé internamente por seguir llorando, por estar en ese estado tan vulnerable. Mis sollozos eran amortiguados por el ruido de las olas que rugían con fuerza, como si ellas también estuviesen molestas.

Seque mis últimas lágrimas, me dispuse a observar el horizonte. Poco a poco me estaba calmando, sin embargo ese embarazoso momento seguía dando vueltas en mi cabeza. Quizás, no basta un juramento para dejar de sentir algo especial por otra persona. Puede que debamos hacer algo más, y no fue hasta lo de hoy que me di cuenta que una parte de mi le seguía queriendo.

Pronto sentí como unas gotas cayeron sobre mi rostro, iba a comenzar a llover y ni eso provoco en mi algún indicio de movimiento. Lo que comenzó como una leve llovizna se volvió un aguacero con el paso de los minutos. El frío calaba en mis huesos y aun así, me mantenía en el mar sentada frente las olas. No quería moverme, no deseaba volver a casa, tan solo quería vaciar de mi lo que alguna vez sentí o mejor dicho lo que todavía siento por el idiota de Luis.

—Hola sirenita. —escucho detrás de mi a Gael—. ¿Te encuentras bien? —preguntó.

Fingí no haberle escuchado, era la persona que menos quería ver. Por eso no había venido a la playa desde la última vez que nos vimos. No sabría que decirle.

—¿Aylismar? —insistió.

—No quiero verte, ni mucho menos hablarte no puedes ver que quiero estar sola. —mascullé sin mirarle.

—Pero, ¿estás bien? —volvió a preguntar.

Me levanté furiosa y lo confronté.

—¡Acaso te importa si lo estoy! —farfullo—. No, no te importa lárgate y déjame en paz.

«El no tiene la culpa»

Ya lo sé, pero quiero estar sola y él me estorba.

—Entiendo, no es un buen momento. —indicó, dio un paso adelante, tomó mi rostro entre sus manos y susurró—. Si me importas, solo quería saber si estas bien porque tus ojos lucen tristes y tu voz se siente apagada.

Parpadeó, es la segunda vez que dice que le importo. Y no sé cómo sentirme al respecto.

No obstante, tiré de él para abrazarlo, me refugié en sus brazos como si pudiera esconderme ahí del mundo y por supuesto, de mis sentimientos.

—Lamento haberte gritado. —dije sin alzar la mirada.

Sus brazos me rodearon, sus manos dieron suaves caricias a mi espalda. Desde aquí podía escuchar su corazón y se sentía bien, estar de esa manera junto a él.

—No es necesario que te disculpes, fui yo quien perturbó tu tranquilidad. —mencionó—. No me gusta verte así, ¿cómo puedo ayudarte? —cuestionó acariciando mi cabello.

—No puedes. —respondí al alejarme para mirarle—. Nadie puede.

—No creo que sea así, algo debe haber para hacerte de nuevo sonreír. —dijo seguro de sí.

Yo no quería sonreír, yo deseaba que mi corazón dejara de sangrar. Que mis heridas internas sanaran y sí, puede que después de eso pudiese esbozar alguna sonrisa verdadera.

—Al fin te encuentro amor. —giré mi rostro encontrándome con Luis.

—¿Cómo me encontraste? —inquirí—. No, mas bien ¿qué haces aquí? —bramo enfadada.

—Vine por ti, lo que viste no era lo que en verdad parecía.

Una carcajada sarcástica brotó de lo más profundo de mi.

—¿No? Entonces solo estabas probándole tu mismo la ropa a Jessica ¿verdad? —cuestione irónica—. De todas formas, no me interesa.

—Te juro.

—¡TUS JURAMENTOS PUEDES METERTELOS POR EL CULO! —grité enojada—. Bastardo infeliz, casi te creí esta mañana, agradezco que Karen haya aparecido porque sino ahorita estuviera más arrepentida por volver a caer en tus redes.

—Es mejor que te vayas. —habló Gael.

—Oblígame. —le reto Luis.

—Axel te matará si te vuelves acercar a mi, esta vez no pienso interferir. —indiqué para ahuyentarlo—. Vete.

—Te iré a buscar para ir al baile, y antes de que digas «no» te aseguro que por tu propio bien es mejor que vengas. —amenazó sonriendo de una manera tan maliciosa que me produjo escalofríos.

Luis se marchó luego de decir eso.

—Ahora comprendo porqué te encontré tan mal. —mencionó el ojiverde.

—No tiene la mayor importancia. —sentencié.

Me aparté de él o eso quise hacer pero Gael no lo quería así, tomó mi mano y empezó a correr y a su vez también lo tuve que hacer yo. Llegamos a la punta inicial de la playa, creí que se detendría mas no lo hizo, volvió a cogerme y corrimos hacia el otro lado. Estuvimos no sé durante cuanto tiempo corriendo de un lado al otro, en algún punto caí porque ya no podía correr más.

—N-o pue-do más. —dije con la voz entre cortada.

Escuche su sonrisa burlona, parecía ser una apreciada melodía. Sus ojos verdes como las hojas de los arboles tenía un brillo especial, uno que antes no había visto.

—Eres un poco perezosa sirenita.

Lo miré mal, me recosté sobre la arena mojada mirando el cielo gris aún estaba lloviendo. Las gotas caían sobre mi rostro, Gael también se acostó a mi lado. Ambos mirábamos el cielo, era agradable su compañía y desde hace un tiempo he visto que aparece justo en el momento apropiado.

—¿Por qué lo hiciste? —cuestiono.

—Porque por lo menos ahora no piensas en lo sucedido, sino en lo cansada que estás por la corrida. —respondió.

Asentí agradecida, de un momento a otro el silencio reinó entre nosotros, cerré mis ojos y me dejé llevar por el sonido de lo que se encontraba a mi alrededor.

★★★

Abrí con lentitud mis ojos, todo al mi alrededor estaba un poco oscuro. Al incorporarme me di cuenta que estaba sola en la playa, en el cielo las estrellas brillaban con fuerza era muy bonito. No creí que Gael me abandonaría a mi suerte, el no parecía ser el tipo de personas que harían algo así, pero como ya era habitual las personas seguían sorprendiéndome.

Camine por la playa hasta salir de ella, el ojiverde me había decepcionado. Aunque a decir verdad, no era su obligación quedarse conmigo después de todo tan solo somos dos extraños. De el no conozco casi nada y él bueno, pocas son las cosas que de mi sabe.

Mi andar era despacio, no tenía prisa para llegar a casa y escuchar otro sermón de mi progenitora.

Al girar en una esquina alguien intentó agarrarme por puro instinto me volví y le propiné un fuerte puñetazo.

—Jo-der. —se quejó esa persona.

La luz del farol me ayudó a distinguirlo, pude observar que esa persona no era más ni nada menos que Gael.

Oh...

—Eso te pasa por intentar asustarme, debiste llamarme. —dije.

Me dio una mala mirada.

—Desde hace rato te estoy llamando y pareces andar en la luna. —expuso en su defensa.

—No te escuché.

—Lo pude notar, por cierto golpeas muy fuerte. —esbocé una leve sonrisa ante su comentario.

No obstante, aun estaba enfadad por abandonarme en la playa.

—¿Qué haces aquí? —inquirí—. Supongo que tienes cosas mejores que hacer, o me equivoco.

—Si te equivocas y..,

—No, no estoy equivocada. —aclare al interrumpirle—. Mejor vete con tu novia, seguro estabas con ella y por eso me dejaste sola en la playa y sabes qué, mejor así porque tu sola presencia me enferma.

«Te has delatado»

Cállate conciencia.

De sus labios brota una enorme carcajada y estos forman una sonrisa burlona.

—Vaya, alguien está celosa. —murmura risueño.

—Te equivocas. —puntualizo.

Gael da un paso para acercarse más mi, elevo la mirada de modo desafiante para demostrarle que no me intimida.

—Puedo asegurarte que no es así, —se acerca hasta mi oreja y susurra—, supongo que no has olvidado nuestro beso o ¿sí? —cuestionó.

Sentí como el calor subió a mejillas, me mordí el labio inferior sin saber que decir. Él no se movió, al contrario se quedó ahí, tan pegado a mi. Podía sentir su respiración. 

Estoy apunto que me dé un infarto.

—S-í, s-i —odio ese tartamudeo—, quise decir que sí lo olvide, después de todo no tuvo importancia. —solté.

—De ser así déjame recordártelo y esta vez darle la importancia que merece.

Esperen ¿qué es lo que ha dicho?

Abrí ampliamente mis ojos al sentir de nuevo sus labios sobre lo míos. Su caricia, era lenta tan suave como pétalos de flor. Intenté alejarme, mas no pude evitar corresponderle. Cerré mis ojos y me concentré solo en besarle, en este momento el mundo parecía haber desaparecido.

Nada importaba. 

Solo éramos él y yo. 

Una sirenita y un ojiverde. 

Al separarnos el sonrió.

—Ahora no puedes decir que fue producto del alcohol sirenita. —comentó con una sonrisa ladina.

—No lo diré, sin embargo esto no cambia el hecho que me abandonaste y que seguramente andas con otra. —dije con firmeza—. Gael, ya hubo uno que jugó con mis sentimientos, uno al que le entregué el corazón y terminé recogiendo sus pedazos destrozados.., lo siento pero no formas parte de mi presente ni mucho menos de mi futuro.

El acarició mi mejilla, depositó un suave beso en mi frente. Y justo cuando iba a decir algo, una persona se metió entre nosotros alejándonos.

—Pe-ro mi-ra qui-en tene-mos a-quí. 1habló entre hipos Axel.

—No puedo creer que otra vez estés borracho. —le regañe—. ¿Acaso no te das cuenta que puedes lastimarte por andar así?

—Se-ría lo me-jor. —soltó riéndose, negué horrorizada por su manera de pensar.

1Vamos, te llevaré a tu casa. —anuncie.

—Te ayudaré. —dijo Gael.

—Yo puedo sola. —aseguré.

—Puede ser, pero no te dejaré ir sola.

—¿Ahora sí quieres acompañarme? —inquirí.

—No fue mi intención dejarte sola..,

—No me interesan tus excusas. —puntualizo—. Ya sabes lo que pienso, es mejor que te vayas.

—Te dije que no voy a permitir que vayas sola.

¡Dios mío, pero qué terco!

—Gael.

—Si no quieres escuchar por que te dejé en la playa bien, no voy a obligarte —masculló—, pero es tarde y si algo te pasa no me lo voy a perdonar jamás por tal motivo te acompañaré estés o no de acuerdo.

Suspiro.

No me queda de otra que aceptar.

—Bien, vamos. —dije.

Pero Axel no estaba por ningún lado, se había ido mientras yo discutía con el ojiverde. Grandioso, nos pusimos de una a buscarlo. Tenía miedo que algo le sucediera, todo esto es culpa de mi hermana si ella no le hubiera destrozado el corazón el no se estaría emborrachando para intentar olvidarla.

Recorrimos toda la calle en su busca mas no lo encontrábamos, no podía ser así. Una persona no desaparece en cuestión de segundos. ¿Dónde estás Axel?, me preguntaba mientras caminaba. Llegamos a mi casa y entre apresurada buscándolo por si se encontraba ahí pero no, no estaba.

—Hija, ¿qué sucede con Axel? —preguntó mi madre.

—No tengo idea. —sollocé.

Salí de casa, Gael seguía de pie recostado del árbol esperándome. Le hice señas de negación y continuamos con la búsqueda, ignoré por completo los gritos de mi madre. Tenía que hallarle, de cualquier forma.

—Nita. —me detuve al escuchar la voz de mi hermano.

—Luke él no aparece, no aparece.

—Shss, no vayas a llorar. —pidió al abrazarme—. Todo va estar bien.

Negué, una persona no desaparece así de la nada.

Miedo.

Eso era lo que sentía a profundidad.

—Vamos a encontrarle. —asentí, pero lo dudaba.

Los tres recorrimos las calles cercanas, no fuimos a su casa para no preocupar a su madre y aun así ninguno tuvo suerte. Nos habíamos dividido, mi hermano y yo buscamos por una parte y por la otra lo hacía Gael.

—No está, no está por ninguna parte. —repliqué con voz llorosa.

No podía estar tranquila, algo malo le había pasado a mi amigo lo intuía. Y lo peor era ese sentimiento de culpabilidad que se alojaba en mi interior, quizás si no me hubiera puesto a discutir con Gael ahorita nada de esto estaría pasando.

Oh, Axel en donde estás...

★★★

¡Holis mis amores! 🤗
Espero todos se encuentren bien.

RONDA DE PREGUNTAS:

•¿Qué traerá el baile?

•¿Aylismar se decidirá a ir?

•¿Alguien sintió miedo con la amenaza de Luis? Y yo qué pensé que en verdad iba a cambiar. 😔

•¿Momento favorito del capítulo?

•Y, lo más importante... ¿Dónde estará Axel?

Besos, se despide Esmeralda 💚

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