Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 27

El no ha dejado de observarme, ¿por qué sigue mirándome? me asusta que solo me vea, que no pronuncie ninguna palabra. Quizás se fue a Saturno y tardará mucho tiempo en regresar, da igual de todas maneras es mejor así, ¿verdad?

Vuelvo mi vista al frente cuando escucho al señor Osmer regresar. 

—Disculpa la tardanza cariñito, no encontraba la caja, ten esto es para ti. —me entrega una caja roja con una cinta de color celeste, no contengo mi emoción y la abro de una vez. 

Dentro había un hermoso vestido color coral, unos pendientes con forma de conchas marinas y una caracola, de esas que al ponerlas bajo tu oído logras escuchar el océano. Esto sin dudas no puedo aceptarlo, es demasiado. Trago grueso sin saber como decirle que no. 

—Señor Osmer, me encanta es realmente hermoso pero no puedo aceptarlo, —comento echando la caja a su dirección—, es demasiado.

—Cariñito, no nos hagas este desplante por favor. —pide haciendo un gesto parecido a un puchero, se ve tan adorable que no tengo fuerzas para volver a decirle no. 

—Esta bien, muchísimas gracias. —digo brindándole un pequeña sonrisa volviendo a tapar la caja. 

—De nada cariñito, ten una bolsa de panes de mantequilla para el camino. —al terminar esa oración se me hizo agua la boca tan solo al escuchar pan de mantequilla.

Tosen a mi espalda.

—Disculpe, tiene esas cositas redondas con colores, no sé como se llama para ser exactos no recuerdo lo que me dijo Emma, seguro usted me entiende. —habla detrás de mi Gael. 

—Gracias de nuevo, ahora tengo que volver a casa. —digo para despedirme—. Lo dejo para que atienda a su cliente, salúdeme a Lindsay.

—Con gusto querida, joven usted lo que está pidiendo son las donas tengo de varios sabores dígame ¿Cuáles quiere llevar? —cuestiona hacia Gael y yo salgo de la tienda con la caja en mano y la bolsa de pan encima. 

Bien, debo caminar lento para que los panes no se me caigan. La caja es algo pesada, por lo que mi andar es un poco más lento. Debí convidar a mi hermano, el llevaría la caja y yo los panes. En mi defensa no pensé que me fueran a regalar algo. Ni mucho menos que ese algo fuese tan hermoso y pesado a la vez.

—Sirenita... —gritan a mi espalda, Gael viene detrás con una pequeña caja en donde supongo deben de estar las donas para su hermana. 

—Ojiverde. —si, lo sé no soy muy original a la hora de dar apodos. 

—¿Necesitas ayuda?, —inquiere—, puedo acompañarte si quieres.

No, de eso nada. Sería una caminata un tanto incomoda después de nuestro último encuentro. Sobre todo porque no sé que decirle, fue un ¿beso deseado? o un ¿beso producido por los efectos del alcohol? Ni yo misma puedo saberlo.

—Amm, no gracias puedo sola. —digo con cierto nerviosismo en voz. 

—¿Segura? —cuestiona con duda. 

—Si. —asiento—, nos vemos luego. —menciono antes de seguir mi camino, no pasa mucho tiempo hasta que el se pone en el medio, prohibiéndome el paso. 

—Tengo que hablar contigo. —comenta tan firmemente que puedo jurar que no aceptará un no por respuesta. 

—Seguro, pero ahora estoy ocupada. —hablo refiriéndome a la caja que cargo encima. 

—Lo sé, por eso te acompaño y luego hablamos. —muerdo mi labio inferior, estoy inquieta no quiero hablar con él pero tampoco puedo evitarlo para siempre.

Exhalo un suspiro pesado. 

—De acuerdo. —acepto. 

Él sonríe, agarra mi caja y la carga, a mi me entrega su pequeña cajita y la bolsa de panes. Caminamos en silencio, cada uno estaba perdido en sus propios pensamientos. Ojalá una de mis amigas apareciera y me sacara de esta embarazosa situación. Sí, sigo siendo un poco cobarde. No me juzguen, Gael me desconcierta. 

Llegamos unos pocos minutos después, yo entro primero otra vez me saca una sonrisa la campanita y las ocurrencias de mi madre. Dejo la caja en mi habitación, saco de la bolsa dos panes y dejo los demás en la cocina donde no hay nadie.  Creo que tanto mi madre como hermano salieron, lo que nos deja la casa solo a mi acompañante y a mi. 

Salgo de la casa en busca de Gael, esta recostado de uno de los arboles más grandes de la casa el cual da hasta mi habitación. Debió ser ese el que ayudó a Luis a llegar hasta allí, niego rápidamente para olvidar aquel suceso tan desagradable. 

—No hay nadie en casa, podemos hablar aquí. —anuncio y vuelvo a dentro dándole a entender que puede pasar, lo guío hasta los sillones individuales de la sala de estar, yo me siento en uno y él en otro. Le entrego el pan que había sacado para él y voy a la cocina por algo de café, cuando regreso él se encuentra de pie observando las fotografías que mi mamá mantiene sobre una mesita. 

—Ya volví, —anuncio—, traje café. —le entrego la suya y vuelvo a sentarme en el sillón.

—Gracias, está muy bueno. —dice luego de darle un sorbo a su café.

—De nada. —me limito a decir, se hace un silencio incomodo hasta que el decide romperlo.

—Sobre lo que paso en la fiesta quisiera saber ¿Cómo te sientes? —pregunta. 

Sabía que iba a preguntar.

—Pasaron muchas cosas en esa fiesta, debes ser mas explicito a la hora de preguntar. —contesto firme, agradezco a Dios que no me haya fallado la voz, mi pierna por otro lado se mueve constantemente un tic que tengo cuando me siento nerviosa o acorralada en una situación bastante vergonzosa. 

—Si, am... —él se muerde el labio inferior nervioso. 

No te muerdas el labio por favor, no me invites a la tentación. —pienso.

—Me refiero al chico, si... al chico que inicio la pelea. —dice haciendo referencia a Luis.

Uff, y yo que pensé que hablaríamos sobre nosotros.

—Si te refieres al pelinegro, se llama Luis Salazar y es mi ex novio. —respondo haciendo una mueca de disgusto—. Terminamos, sin embargo sigue buscándome para completar una tonta apuesta. —me encojo de hombros—. Ya sabes, cosas típicas de los hombres. 

—No todos somos como el. —dice. 

—Estoy de acuerdo, mi padre, hermano y mejor amigo son los mejores hombres de planeta y no lo digo por que sean parte de mi familia. —aclaro—. Sino porque me consta que jamás en la vida jugarían con los sentimientos de una persona como lo hizo Luis conmigo. 

—Lamento que hayas pasado por eso sirenita. —sonrío inevitablemente. 

—Supongo que son cosas que la vida nos coloca para hacernos más fuertes. —digo para restarle importancia, no quiero abarcar sobre un tema que está siendo cerrado. Porque sí, he estado sanando. Y me doy golpecitos en la espalda por ello. 

Otro silencio nos invade, me termino de comer mi pan y de tomar el café. Mi mirada se posa en una fotografía donde está toda mi familia sonriendo, me levanto para enseñársela a Gael.

—Esta de aquí, —señalo a la mujer de la fotografía—, es mi tía Grecia ella...

—Lo sé. —me interrumpe y aprieta mi mano, sonrío  agradeciendo el gesto reconfortante—. Es muy bonita pero pienso que tú lo eres mucho más sirenita. —comenta su mirada choca con la mía y puedo sentir como la sangre sube a mis mejillas. Aparto la mirada, opto por levantarme y colocar la fotografía en su lugar. Cuando planeaba regresar choco con su enorme pecho, elevo mi mirada a la suya y él solo está sonriéndome. Noto como escoge una fotografía en la que solo sale la familia principal. —Se ven muy felices. 

—Supongo que como cada familia a esa edad es fácil ser feliz. —digo viendo la fotografía en la que salen mis hermanos, mis padres y yo de pequeños, creo que yo tenía unos nueve años.

—No todos son felices Aylismar, hay quienes a esa edad ya están sufriendo. —noto el trasfondo de sus palabras y como se pierde mirando la fotografía. ¿Qué tanto has sufrido Gael?

—Lo siento, tienes razón. —me disculpo.

—Tranquila, todos tenemos criterios diferentes y eso esta bien. —asiento en aprobación a lo que ha dicho. —¿Sabes?, —le miro—Existe otra cosa que quería preguntarte. —dice colocando un mecho de mi cabello tras mi oreja, sé a que se refiere que se detenga el mundo, no estoy lista, repito no estoy lista. —¿Por qué me besaste? —Alto no quiero responder, porque no sé que responder. Rayos, qué difícil.

—Yo.. am.. yo.. —balbuceo. 

—Sí.., ¿tu que? —insiste.

—Fue el alcohol, es que tome mucho, no debí hacerlo pero fue algo sin importancia ¿verdad? —hablo tan rápidamente que ni sé que es lo que he dicho, espero no haya sido una tontería.

—¿Algo sin importancia? —cuestiona, esperen yo no dije eso ¿cierto? —Lo siento, debo irme. —agarra sus cosas a la velocidad de la luz y se marcha. 

Rayos Aylis, ¿que hiciste? Ahora sí, señoras y señores me he llevado el premio a la GRAN estúpida del año.  ¿Por qué dije eso?, peor aún ¿por qué no lo detuve? Soy una grandísima tonta. ¿Cómo fui capaz de decirle eso a él? Si, puede que el alcohol haya hecho su efecto pero... Pero yo disfruté de ese beso, de tenerlo cerca de mí. Por milésima vez en mi vida, me arrepiento de lo realmente estúpida que soy. Debí haberlo detenido, o al menos confesarle lo que me provocó sin embargo, me conozco y sé que no le hubiera confesado que me gustó besarlo. Soy demasiado cobarde para admitir eso.

Me aviento sobre el gran sofá. 

«Eres toda una boba, no debiste decir eso».

Oh, cállate conciencia, no necesito de tus sermones ahora. 

Termino mi mínima discusión con mi conciencia y me encierro en mi habitación, no quiero hacer más que escuchar a Matisse con Mi peor error, o Pedazos. Mi profesora de matemática ha dicho siempre que negativo con negativo da positivo, por eso de una manera negativamente positiva voy a dejar que esas notas me envuelvan. Tal vez, me ayuden a sentir mejor como puede que tal vez, me hagan sentir más miserable. 

—Si fui ingenua al pensar, que amarías igual con la misma fuerza de un huracán. Fue mi culpa al final el quererte de más y tan solo recibir la mitad. —hago una pausa y continuo cantando—. Bajé la guardia y me expuse al dolor caricias falsas, frío en la habitación. Bajé la guardia y aposté el corazón, tantas palabras y ninguna emoción. 

—Yo te quise y no te bastó, y aún te amo a pesar de que has sido mi peor error.

Ags.

Que horrible sensación. Han sentido alguna vez como han metido la pata hasta el fondo y no saben como sacarla, ¿no? Pues yo si, acabo de hacerlo.

Mi teléfono suena con una llamada entrante, veo que el remitente está llamando a través de WhatsApp. Y no solo eso, sino que es mi adorada hermanita. Descuelgo mi teléfono y atiendo.

—¡Hermanita! —chillo alegre—. Que gusto saber de ti. —digo sonriendo sé que no puede verme pero igual es graciosa su situación.

—Eres hermana muerta Aylis, ¿cómo pudiste engañarme de esta manera? —pregunta por su tono puedo saber que está enojada.

—Lo siento, —enrollo un mechón de mi cabello entre mis dedos—, no espera. No lo siento en absoluto.

¡Aylismar! —grita, me alejó un poco el teléfono porque me va a romper el tímpano.

—Mande.

—¿Por qué lo hiciste? —pregunta.

—Quise ayudar a mi mejor amigo, además sabes muy bien que Vladimir nunca me agradado del todo y Axel me aseguró que tú le sigues amando pero no quieres romper tu compromiso.

Aylis, no vuelvas interferir en mi vida. No te gusta que nadie lo haga en la tuya así qué no te metas.

—Huy, pero qué genio cargas. —me burlo—. Dale una oportunidad a Axel, se la merece y ambas sabemos que es así. No seas dura con él ni contigo misma, sigue a tu corazón hermanita. —hablo con franqueza, ella debe entrar en razón. Uno debe casarse por amor y no por agradecimiento.

—No, no se la merece él me abandonó y otro llegó fin de la discusión.

—Iris del Carmen, ¿qué rayos querías que hiciera si debía irse con su madre? Las cosas se dificultaron por eso, y bueno recuerda que tú tampoco eres una perita en dulce al contrario eres difícil de comprender. —me molesta que diga que la abandonó, volvió y está dispuesto a ser hasta lo imposible por ella ¿eso no demuestra acaso que la ama?

—Yo soy tu hermana, no él. No deberías apoyarlo entiende que yo... —la interrumpo.

—Tu no amas a Vladimir, te estás haciendo daño y le harás daño a él. Allá tú Iris, eres libre de escoger que elegirás pero recuerda que una vez elijas no hay marcha atrás. Así que, piensa que es lo mejor para ti. —digo antes de colgar.

Sé que no debí meterme son sus cosas, pero Axel me pidió ayuda y no pude decirle que no. Además, si algo me han enseñado las princesas de Disney es que debes casarte por amor. Mushu logro lo que parecía imposible, casar a las princesas con quiénes ellas quisieran al igual que con Mulán. Por ende sé que seguir a tu corazón es lo ideal.

No obstante, todo se complica cuando no entiendes lo que tú corazón está dictando. Sucede en muchas ocasiones, y la verdad a veces le hacemos más caso a la razón que al corazón y nos olvidamos que él único capaz de sentir es ese órgano vital para el ser humano. Por más cuestionamientos que nos hagamos el corazón será el que nos guiará y con algo de razón podremos tomar firmemente una decisión.



Holis mis  amores.

Lamento haberme desaparecido pero estaba sin internet y qué creen. Estoy actualizando desde la universidad, pues habilitaron un Wi-Fi gratuita.

¡Yupi!

Bueno voy con las preguntas:

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Alguna teoría con respecto a Aylis y Gael?

¿Qué creen que suceda en Venezuela? ¿Se arreglaran las cosas entre Iris y Axel?

No dejen de leer, que esas dudas se resolverán más pronto de lo que se imaginan.

Besos, se despide Esmeralda.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro