Capítulo 26
Luego de mi bochornosa noche de fiesta con las locas de mis amigas, volví a ser el de motivo de chisme de todo el colegio. A veces me pregunto si a las personas le pagan por chismear, seguramente no y es por eso que lo hacen con mayor frecuencia. Hoy tuvimos que despedirnos de Iris, ella iba a irse a Venezuela para "cumplir un favorcito a su linda hermanita". Quisiera ser una mosca en ese avión para ver la cara que pondrá cuando se de cuenta que el viaje está planeado para ella y Axel.
Se que seré hermana muerta cuando ella regrese, por lo que a vivir el máximo estos días. Bueno es solo un pequeño pensamiento, ya que, nuestra madre no va a permitir eso ¿verdad? No creo que ella lo haga, aunque teniendo en cuenta que ella es su favorita puede que si lo haga.
Mi día estuvo repleto de las asignaciones escolares, no pude reunirme con las chicas en la cafetería. Tuve que ir a la biblioteca por unos libros que necesitaba para la siguiente clase que lastimosamente no veía junto a mis amigas. Al terminar la jornada escolar finalmente podíamos hablar de regreso a casa.
—Vaya beso que te diste con ese desconocido Aylis, ¿algo que quieras contarnos? —inquiere Karen.
—Lo mismo puedo preguntártelo yo Karen, ¿qué hacías con Iván en la piscina? —cuestiono cruzada de brazos, ella es la menos indicada para preguntar.
—A ver ustedes dos, ¿qué me están ocultando? —Ahora es el turno de Lizzy de preguntar.
—Si Karen confiesa primero diré lo que ha estado sucediendo con el ojiverde. —comento mientras caminamos a la tienda más cercana por unas bebidas, hoy el sol está de pocos amigos.
—Bien, hablaré primero. —acepta Karen.
Todas nos sentamos en una de las mesas del fondo, cada una pide una bebida diferente y tras el primer sorbo le damos a Karen el tiempo que necesite para iniciar su confesión.
—Fue algo que se dio de repente, empezamos salir luego del día en que Iván sacó a Luis de donde te había encerrado, ¿lo recuerdas? —pregunta a lo que yo simplemente asiento—. Me sentía realmente frustrada porque odiaba que Luis te siguiera molestando, él me invito un batido para que me relajara y yo acepte. Luego de eso vinieron muchas más citas, él es un encanto. Chicas él en verdad me gusta.
Guardamos silencio por unos leves segundos, no sé que decir, estoy sorprendida es la primera vez que oigo salir de los labios de Karen que le gusta un chico. Ha tenido dos novios antes de estar con Iván pero nunca admitió tan fácilmente que ellos le atraían como lo esta haciendo con esté chico. Definitivamente tengo que conocerlo a fondo.
—¿Chicas?, ¿no van a decir nada? —inquiere ella preocupada, miro a Lizzy un momento y luego de tener una afirmación por parte de ella ambas le caemos encima abrazándola.
—¡AHH! —gritamos—. Estamos muy feliz por ti preciosura. —dice Lizzy y yo la apoyo asintiendo.
—Concuerdo, nos alegra saber que tenemos cuñado nuevo tu último novio no la daba para nada y bien que lo sabes. —menciono recordando a su ex, que chico tan extraño era ese.
—Tu no tienes mucha materia para hablar Aylis. —refuta.
—Si, si, ya lo sé pero igual tú anterior novio era demasiado extraño. —respondo dándole la razón, porque obviamente la tiene.
—Puede que lo haya sido un poco, sin embargo me inquieta más esto que tenemos Iván y yo. —dice angustiada, sé que lo está porque ha pasado sus manos alrededor de su cabello y eso solo lo hace cuando está preocupada por algo. —Chicas, lo que tengo con Iván es una relación sin compromiso, es decir estamos juntos pero a la vez no. ¿Si me explico?
No me esperaba aquella información, pensé que salían de forma oficial. ¿Por qué decidieron estar de esa forma? Las relaciones así casi nunca funcionan, uno de los dos terminará enamorándose y probablemente el otro no lo haga por ende aquel que se enamora sale lastimado.
—Cariño, ¿puedes decirnos por qué razón están de esta forma? —inquiere Lizzy.
Ella resopla, abre la boca para decir algo pero luego la vuelve a cerrar esta escogiendo sus palabras, estoy segura que lo hace para no preocuparnos o porque no sabe como lo tomaremos. Apoyo mi mano junto a la suya apretándola, diciéndole en silencio que no está sola.
—Tengo miedo, miedo de arruinarlo todo como ha venido pasando últimamente en mis antiguas relaciones. Y mi madre... —habla dejando la frase sin terminar, la abrazo una vez más.
Para nadie es un secreto el tipo de relación que tienen Karen y su madre, la señora Eloísa ha intentado hacer lo posible para mantener la casa luego del abandono por parte de su esposo, además le tocó criar a su hija sola. Lo malo en esta historia sucede cuando empiezas a ver todo lo que perdiste por salir embarazada tan temprano, su madre la insultado y ha deseado incontables veces que no hubiera nacido, sin importar quién esté presente no ha parado de repetirlo.
—Cielo, aquí nos tienes a nosotras que te queremos y apoyaremos todo lo que decidas. —hablo acariciando su cabello—. Es normal tener miedo, pero debes ser sincera contigo misma todo puede salir de una manera dañina para alguno de los dos si no hablan con franqueza.
—Es cierto. —apoya Lizzy—. Además, yo creo que Iván te quiere es demasiado evidente.
—¿De verdad lo crees? —cuestiona ella sin salir del todo de mi pecho.
—Estoy mil por ciento segura de ello. —afirma sonriente, su respuesta hizo que Karen elevara la cabeza sonriendo de igual manera, sus ojos se habían empañado un poco pero no hay ningún rastro de lágrimas.
—Gracias chicas. —dice apretando nuestras manos.
—Oye, para eso están las amigas, no tienes porqué agradecer. —menciono.
Pedimos otra ronda de bebidas, charlamos sobre otras cosas. Estaba haciendo tiempo para hablar de cierto chico, la cuestión era que no sabía que decir de Gael. Pero aún así necesitaba hablar con mis amigas sobre él, una cosa es hablar con mi hermano sobre el chico y otra muy distinta con mis amigas.
—Chicas... —empiezo—. El chico se llama Gael, solo eso sé. Lo conocí por una amiga que hice en la playa y am.. —muerdo ligeramente mi labio—. Hemos coincidido unas cuantas veces en la playa y me ha ayudado en otras ocasiones. —hablo recordando las dos veces que me ha ayudado, intento ocultar la boba sonrisa que aparece en mi cara pero fracaso con éxito.
—Define ayudado. —pide Karen subiendo y bajando sus cejas.
—No seas payasa. —comento empujándola, está lo único que hace es reírse y Lizzy se le une.
—Ya, ya, ya, no la molestes Karen. —pide en medio de burla Lizzy—. Y tú señorita dinos que es lo que hay entre tu y ese chico. —dice señalándome. Evado su mirada, tomo un sorbo de mi bebida.
—No hay nada. —comento encogiéndome de hombros.
—Si ajá. —masculla Lizzy—. Los vimos ¿sabes?
Ojalá no nos hubieran visto besandonos, no me arrepiento de haberlo hecho pero sí de ser vista. Aquella acción abrió preguntas que no quisiera contestar del todo.
—Es la verdad, no somos nada. —ambas hacen la mirada de no creer lo que estoy diciendo—. Bueno tal vez seamos conocidos pero hasta ahí. —alego tomando otro sorbo de mi bebida.
—Espera, nos estás diciendo que tú, la chica que juró no involucrarse con alguien del sexo opuesto, besó a un chico que apenas conocía y no son nada. —comenta Lizzy incrédula.
—Si, es exactamente eso lo que pasó. —suelto sonriendo—. Se que es algo inexplicable pero así son las cosas, ni yo misma puedo entenderme.
—Yo creo fue el alcohol, una vez me pasó recuerdan cuando me besé con dos chicos a la vez. —opina Karen—. Fue en la fiesta de Oliven.
Y vaya fiesta aquella, fue una de las más locas en las que he asistido. Todos estaban bebiendo y realizando todo tipo de alocados retos. Recuerdo que Luis no me dejó participar en varios, dijo que eran demasiados peligrosos para mí le hice caso porque era mi novio y porque no tenía muchas intenciones en jugar solo estaba en aquella fiesta por él.
—No diré lo que estoy pensando, veremos que sucederá con el pasar del tiempo. —dice Lizzy—. Bueno, creo que ya debemos irnos mamá me está esperando con sushi y no puedo llegar tarde.
Ella es fan del sushi, son pocas las veces que la señora Elizabeth prepara el sushi. Yo por mi parte detesto esa comida.
—Concuerdo, vámonos. —digo al levantarme.
Las tres salimos de la tienda y cada una se fue por su lado, caminé sin mucho ánimo hasta llegar a mi casa. Aun no estaba lista para encontrarme de frente a él, y mucho menos frente a su hermana.
Llego a casa, abro la puerta y una música navideña suena. Algo totalmente extraño, ya que, no recuerdo haber colocado alguna campana navideña o algún objeto para que esta acción fuera realizada.
—Oh, cariño eres tú. ¿Te gusta? —pregunta—. Compré una campana navideña y cuando la puerta se abre suena la música porque si, compre la que tenía ¡músicas! —chilla muy emocionada. Parece una niña a la que le han traído una nueva muñeca de porcelana.
—Mami es grandioso. —digo abrazándola—. Mmm, huele divino ¿que has cocinado? —inquiero curiosa.
—Unas alitas de pollo, anda ve a cambiarte, luego baja a comer. —ordena.
—Si señora. —realizo una seña tipo militar y luego subo a mi habitación.
Dejo mi mochila en el escritorio, me doy una rápida ducha y me coloco unos shorts de jeans rasgados y una camisa rosa que dice «pink love». Jonny mi primo paterno me la regaló la navidad pasada, ellos vieron a pasar la navidad aquí fue divertido.
Bajo a la cocina una vez lista, veo que hay galletas con forma de arbolito recién hechas en un plato. Cojo una con un manto de cocina para no quemarme y me escondo detrás de uno de los muebles de la sala para que mi madre no me vea. Estan divinas, saben a gloria. Aunque nunca he probado la gloria pero supongo que debe saber así, dios mío.
—Ajá, te encontré. —pego un brinco en mi lugar y todo dándome golpes en el pecho porque me ahogue con el trozo de galleta.
—¡Luke! —chillo enojada—. ¿Acaso quieres que me muera? —cuestiono alzando una de mis cejas—. Porque te aseguro que vas a conseguirlo si vuelves hacer algo como eso.
El idiota de mi hermano lo único que hace es burlarse de mi ahogamiento y reírse.
—Eso te pasa por robarte las galletas de mamá, debes ser más generosa hermanita. —bufo, lo miro incrédula por lo que ha dicho, sobretodo porque el nunca comparte.
—No hablaras en serio. —suelto saliendo de mi escondite—. No cuando eres el que nunca, pero nunca comparte el último trozo de pizza.
—Oye, la pizza es sagrada. —se queja—. No puedo compartir lo sagrado.
—Bueno, las galletas de mamá son más sagradas por ende no puedo compartirla ni siquiera con el tonto de mi hermano.
—Touché.
Sonrió y camino de vuelta a la cocina, está ves mamá se encuentra aquí y nos sirve a ambos el almuerzo. Comemos en silencio, noto la mirada de mi madre sobre mi por lo que después de tragar mi último bocado pregunto que se le ofrece.
—¿Necesitas algo mami? —inquiero sin dejar de mirarla.
—Ya que lo preguntas. —pregunté solo porque no dejabas de observarme—. Si, puedes ir a llevarle esas galletas al panadero, el te dará algo a cambio.
¡¿Qué?!, No, ¿por qué tengo que llevar las galletas? Y peor aún ¿Por qué mi mamá las regala?
—Cielo, sabes no te puedes comer estás ¿De acuerdo? —bufo— Aylismar, no me hagas decirte tu nombre completo. —noto como Luke se ríe.
—De acuerdo, iré y tranquila no me comeré ninguna. —afirmo, me levanto y dejo las cosas en el fregadero para luego irme con las galletas hacia la panadería.
—Cuídate cariño. —grita mi madre desde la cocina.
Simplemente grandioso, debo llevar las galletas sagradas de mi madre a otras personas. No me gusta compartir las con mi familia y ahora tengo que hacerlo con extraños.
¡Agh!
Camino hacia la panadería con pésimo ánimo, tal vez una Marina galleta me anime. Mmm, no. No puedo le dije a mamá que no me comería ninguna. Pero le puedo decir que me las robaron.
«Eso es mentir Aylis.»
Cállate, nadie te ha llamado.
«No necesito que me llames yo sola aparezco.»
Eres imposible.
«Somos una misma.»
Discutir con mi conciencia no ayuda en nada, pero tiene razón. Le estaría mintiendo a mi madre y odio hacerlo, odio las mentiras y los engaños. Llegó a la panadería y busco al señor Osmer, se encuentra atendiendo una señora detrás del mostrador.
—Hola señor Osmer. —lo saludo elevando una de mis manos.
—Aylismar, cariñito qué sorpresa tenerte por aquí. —alega como si no supiera que he venido por órdenes de mi madre, el señor Osmer es un buen panadero y muy cariñoso si te ganas su confianza, solo estoy disgustada porque va a comerse mis galletas.
—Solo vine a traerle algo. —hago énfasis en la última palabra—. Que le mando mi madre.
—No me digas que son sus galletas de arbolitos navideños, Lindsay las adora. —muerdo mi labio para no ser grosera.
—Si, son esas tenga. —coloco la cajita con las galletas sobre la mesa del mostrador—. Espero y les gusten. —murmuro sonriendo falsamente.
—Oh, vamos cariñito hasta el Grinch sabe sonreír más falsamente que tú. —solo me encojo de hombros. —Tu madre me ha dicho que no compartes estás delicias, ¿te cuento un secreto?—cuestiona a lo que yo asiento—. Yo tampoco, solo a excepción de Lindsay.
—Usted ama mucho a su esposa. —comento.
—Demasiado, lo que me recuerda que ella te hizo algo déjame y busco la caja adentro ¿sí? Vuelvo en un minuto. —anuncia, yo me quedo a esperarlo.
Paso un buen rato desde que se fue y no ha regresado, me pregunto que le habrá pasado quizás no recuerda donde dejó el obsequio.
—Disculpa, ¿te están atendiendo? —oh, por favor. ¿En serio? Justo ahora tenía que aparecer él por aquí. ¡Porqué me odias tanto vida! Giro lentamente encontrándome con aquellas esmeraldas tan hermosamente familiares.
—Hola ojiverde.
★★★
¿Y ahora? ¿Qué pasará?
Los quiero mucho mis amores, aquí les dejo otro capítulo para su disfrute nos leemos luego. Excelente día, tarde o noche para tod@s.
Besitos, se despide Esmeralda.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro