Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5: ¿Ositos?... Es bueno saberlo

No tengo otra palabra para describir esta primera semana de instituto si no es diciendo: peculiar. Ha sido una semana de todo menos normal. 

Para empezar, Darren ha estado siguiéndome toda la semana. Me ha pedido perdón casi medio billón de veces y ha intentado arreglar lo nuestro.
Yo como buena adolescente dolida he huido de él como si tuviese la peste y he fingido ser sorda para todo lo que sale de su boca. 

Realmente y para mi bien psicológico, me alegro de no estar ya con Darren. No es que ya no sienta mariposas cada vez que me mira con sus intensos ojos azules, si no que me he dado cuenta de que esos ojos no me pertenecen. Espero que Darren sea feliz con alguna otra chica, porque yo al él ya no lo quiero cerca de mí. 

Cambio radical de mente ¿no? Hace apenas una semana estaba llorando por él y ahora lo quiero alejado de mí. 

Supongo que Darren me ha demostrado la clase de chico que es, y por fin yo abro los ojos. 

Sin embargo no entiendo por qué sigue intentando que le perdone y me pide una y otra vez una oportunidad. ¡Maldito idiota! Yo solo quiero que me deje en paz.

No voy a mentir...hay veces que le echo mucho de menos. Echo de menos que me lleve a casa en moto después del instituto, que vayamos juntos al cine todos los miércoles o los pequeños detalles como los mensajes de buenos días y buenas noches...
Pero lo estoy llevando bien. Finalmente estoy volviendo a ser feliz. 

Las tardes con la señorita Martha han sido geniales. En vez de un castigo han sido un buen pasatiempo.
La señorita Martha es la anciana bibliotecaria del colegio, nos obliga a llamarla señorita y no señora, ya que según dice, ella se encuentra en la flor de la vida y es todavía joven como para otorgarle el título de señora. Es un cielo de persona, siempre y cuando le caigas bien, pero sobretodo tiene un gusto para la lectura exquisito.

Al ser la primera semana en el que el instituto se pone las pilas, en la biblioteca solo había que ordenar los libros y colocarlos en las estanterías correspondientes. 

La señorita Martha, tan dulce como siempre, me dejó la sección de libros juveniles, ya que sabe que es mi preferida. 

Los únicos alumnos que iban a la biblioteca eran los que habían cateado alguna asignatura para verano y tenían que recuperarla.

Para mi sorpresa, el martes por la tarde Cooper estaba allí. 

Me acerqué a la mesa en la que se encontraba y me senté con él.
  - ¿Qué haces aquí Cooper? - susurré, puesto que la señorita Martha tiene el oído más fino de la Tierra- ¿ tienes que recuperar?
Se rió silenciosamente y negó con la cabeza.
  - Tenía ganas de leer. - respondió simplemente. Me sonrió y sus ojos verdes brillaron con una luz especial. 

Empezamos a hablar y así el resto de días de la semana que estuve castigada.
Me contó que su familia es numerosa. Yo me esperaba que dijese que eran tres hermanos, sin embargo me dijo que son ocho ¡Ocho! ¡Qué locura! Él es el tercero más mayor y dice que su familia está más loca de lo que parece. Al ser tantos y tan pequeños no hay ningún segundo de tranquilidad en la casa, y para colmo, sus padres casi nunca están ejerciendo de padres porque siempre se encuentran firmando papeles para su divorcio.   

Agradecí su sinceridad. 

Me explicó el significado de su apellido, "Hutman". Su origen y su procedencia. Yo le hablé del mío y se sorprendió al saber que mi tía era J.K. Rowling, sin embargo y para mi agrado lo dejó pasar.
Le pregunté por qué había venido a la ciudad y me dijo que antes vivía en Chicago, pero que por el trabajo de su padre (ingeniero) tuvieron que mudarse. 

No parecía triste, y me explicó que al no permanecer más que unos años en cada ciudad se había acostumbrado a no acostumbrarse a nada ni nadie, pero que parecía que esta vez todo sería distinto, ya que planeaban quedarse hasta que Cooper acabase la universidad. 

Me alegró saber que no se iría en mitad del curso.  

Hablamos sobres nuestros hobbies y lo que nos gustaría estudiar en un futuro.
Me ayudó todas las tardes a ordenar los libros mientras nos conocíamos un poco más. 

Me agrada pasar tiempo con Cooper, parece ser un chico con las ideas claras. 

***

  - Te gusta Cooper 
  - No le gusta, Nicole, ¡le encanta! 

Así se han pasado mis dos mejores amigas toda la semana. Yo les he dicho que solo le conozco de unos días y que me parece un buen amigo, pero ellas le consideran ya su futuro cuñado. 

De todas maneras, lo mejor de toda la semana fue ver a Alexia ensuciándose las uñas y quejándose de lo asqueroso que es el comedor.
Mis amigas y yo nos reímos tanto con su reacción cuando le cayó una lechuga en la cabeza que nos pasamos horas recordándolo.

Resumiendo: ha sido una semana diferente que se ha pasado lenta.
Pero...¡Al menos ya llega el fin de semana!


*** 

  - ¡Buenos días!- saluda D.Diego, el latino profesor de educación física.
La multitud responde con voz adormilada. 
Viernes. 
Primera hora del día. 
No hay muchos ánimos. 
Llevo puesto unas mallas ajustadas que odio, ya que me marca el culo más de lo que me gusta y por fortuna, una camiseta que me llega sobre las rodillas. 
Veo en una esquina del polideportivo a Beth y Nicole sentadas en una colchoneta hablando animadamente.
Voy hacia ellas, pero alguien me habla con una voz adormilada que suena jodidamente sexy:

  - Buenos días Rach. 

Me giro y veo a un Cooper vestido en unas calzonas que le llegan por las rodillas y una camiseta negra. Sonríe dulcemente.
Me tiembla el cuerpo. Le sonrío.
  - Hola- respondo nerviosa recogiendo mi pelo en un mal hecho moño.
  - ¿¡Quién en su sano juicio pondría educación física a primera hora!? La madre que le...

Me río al escuchar su expresión. 

  - Rowling y Hutman ¿Nos cuentan ese chiste tan gracioso?

Siento las miradas de todos clavarse en nosotros dos.
Le miro sonrojada. 

  - Disculpe - Cooper asiente .

Noto como Darren nos mira fijamente con sus ojos azules inyectados en veneno. Giro mi rostro y le dedico una mala mirada.
D. Diego, un señor de mediana edad con una larga barba, empieza a explicar la lección del día:
  - Bueno, como todos sabéis, es vuestro último año de instituto.- Todos os alumnos empezamos a vitorear y aplaudir tras escuchar eso - Calma alumnos... David baja de encima de Lucas...

Todos nos reímos al ver al capitán del equipo de rugby tan corpulento y alto encima de Lucas, su buen amigo. 

  - Como decía -procede D.Diego- este es vuestro último año, y ¡Redoble de tambores!- empezamos a golpear nuestras piernas de manera acompasada imitando a un tambor- ¡Tenéis un baile al que asistir! 

La mayoría de chicas, incluyendo a Nicole Y Beth que se encuentran cerca del profesor, empiezan a chillar emocionadas.

  - Vaya, parece que vas a tener que aprender a bailar- le digo a Cooper riendo.
  - Tú tampoco pareces muy emocionada Rachel - responde irónicamente. 

Miro cabizbaja. 

  - No soy muy de bailes...- miento." En realidad Cooper, me encantan, pero al último que asistí fue con mi ex- novio y ya no tengo ganas ni de bailar"- Ni siquiera se si iré. 

  - ¡Venga ya! No me puedes dejar tirado - se queja. - ¿Con quién voy a bailar si no?

Le miro incrédula.   

  - ¿Estas asumiendo que iré contigo al baile? 

  - Puede que si- sonríe de oreja a oreja- Vamos, Rach... no puedes faltar a tu último baile de instituto...
  - Faltan meses Cooper, tengo tiempo para pensarlo...- le digo en modo de respuesta.

Asiente no muy convencido.

- Así que hoy, empezaremos con los pasos básicos...- anuncia D. Diego - poneos en parejas de dos. 

Veo a David, el primo de Darren, ponerse con Julie, a Nicole con Lucas , a Beth con Ty, el simpático mejor amigo de Darren... y mientras todos se ponen en pareja, Cooper se inclina y me susurra muy cerca del oído.
  - Rachel, ¿Te pon...

Alguien me coge de la mano y tira de mi. Veo los ojos de Cooper abrirse mucho. Aspiro un perfume que conozco muy bien. 

  - Suéltame idiota- ordeno con seriedad- eres mi puta pesadilla, déjame ya en paz, Darren.
  - Vamos Rach, no seas tan inmadura. 

Con mi otra mano libre le abofeteo la mejilla. Nadie, a excepción de Cooper, se percata de lo que acabo de hacer.
  - Te he dicho mil veces que me llames Rachel.

Se toca la mejilla y sonríe arrogante. 

  - Vaya... ¿Desde cuándo eres tan fuerte? ¿Y tan agresiva?

Suspiro resignada y me suelto de su agarre. 

- He aprendido del mejor.
Le sonrío con falsedad. 

  - Deja en paz a Rachel, tío... - escucho a Cooper decir de una manera amenazante y tranquilizadora a la vez.
  - Vaya, vaya Hutman- responde el muy capullo con una risa.

Me coloco delante de Cooper y noto su respiración acelerada.
Ambos tienen el ceño fruncido y se miran desafiantes.
  - Cooper, no te preocupes... - coloco mi mano en su pecho. El corazón le late muy rápido- Esto es cosa mía.

  - Si te molesta Rach ...

Asiento. Lo veo alejarse después de lanzarle una mirada intimidante a Cooper y se acerca a Meredith. Siento un cosquilleo en la barriga, deseando que después vuelva para bailar conmigo.

  - ¿Te ha llamado Rach? - Darren suelta una carcajada- que rápido coge las confianzas este...

Le doy un golpe fuerte en el hombro.
D. Diego pone la música. Una dulce melodía comienza.
  - Chicos, coged la mano de vuestra acompañante y colocad la otra en su cintura. Chicas vuestra mano libre en su hombro.

Va indicando el profesor.
Me pongo nerviosa al sentir a Darren tan cerca.
¿¡Por qué!? ¿ Por qué la vida me hace esto? Justo cuando empezaba a ser feliz sin él hace que bailemos un vals.

  - Rachel, ¿ Por qué no me perdonas? - me susurra Darren en el oído. - Yo lo siento de verdad. 

Titubeo. 

  - Ya te perdoné hace tiempo- respondo sinceramente- solo quiero que me dejes en paz. 

Su mano baja por mi espalda. Se la cojo con brusquedad y la coloco en mi cintura de nuevo.
  - No te pases, gilipollas- le advierto.
  - Perdona- su voz ronca y su perfume me nublan la vista por un segundo - la costumbre...
  - Nunca entenderé por qué me haces esto. Estoy intentando actuar de manera madura y como lo haría un adulto. Tú lo fastidiaste todo - digo con un hilo de voz.
  - ¿Por qué no volvemos? Éramos la pareja perfecta. Yo te sigo queriendo y tú a mi... también-sus ojos azules se clavan en los míos- la cagué, pero estoy arrepentido. No quiero dañarte de nuevo.

Suelto su mano y me separo de él.
Todas las parejas siguen bailando y dando vueltas por el polideportivo.
Le miro a los ojos y acto seguido, mi vista se clava en Cooper, que se está riendo con Meredith mientras casi se caen al dar una pirueta.
Mi corazón late deprisa. Me arrepiento tanto de no haberle dicho que sí quiero ser su acompañante en el baile.  

  - No Darren. Yo ya no siento lo mismo.  

Darren sigue mi mirada. 

  - ¿Es por él verdad?- su tono de voz me sobresalta- Maldito maricón de mierda...

Sus palabras me cabrean tanto que siento mi cuerpo arder.
  - ¡No es por él! Es por ti. - le grito - Tu arrogancia, tu soberbia, tu manipulación...

Me acerco a él y le pego un fuerte empujón. 

 - Darren, déjame, olvídate de mi y bórrame de tu cabeza- sus labios se tensan- por que aunque lo intentes tú ya no eres nadie para mí. Y ni se te ocurra hacerle nada a Cooper...- le advierto- por que si lo haces, te vas a enterar.

Finalizo mi discurso.
Miro a Cooper y noto la preocupación en sus ojos. Y aunque necesito un abrazo me voy corriendo hacia el vestuario.
Mi cuerpo necesita descargarse.
Empiezo a cambiarme la ropa sin ni siquiera molestarme en entrar en una cabina.
Me quito la larga camiseta y me pongo una blusa celeste.
Me deshago de los pantalones y busco mi falda marrón en la bolsa.
Maldigo por lo bajo. Hace frío.

Alguien entra en el vestuario.
Es Cooper. 

  - Ho-hola- dice tartamudeando.
  - ¡Cooper!- respondo sorprendida - Gracias por lo de antes...
  -  ¿Estás bien? Darren es un verdadero capullo - me corta.
  - Y tanto... - afirmo mientras busco cabreada mi falda- Estoy bien. Cabreada pero bien.

Cooper se pasa la mano nervioso por su pelo. Le sonrío intentando calmarle.
  - ¿Estás bien? Te noto nervioso...

Sus mejillas se tornan rosadas. Ha evitado mirarme durante la conversación. 

  - ... tu parte de abajo.
¡Mierda! Me cubro como puedo las piernas. Empiezo a temblar de vergüenza.
  - ¡Joder! - exclamo-¡Qué vergüenza! Vete.
  - Lo siento- grita Cooper tapándose los ojos- Joder, lo siento.

Se choca contra la pared intentando salir del vestuario sin mirarme.
Encuentro la bendita falda y me la coloco con rapidez.
Le aviso y se destapa los ojos que brillan por culpa de la vergüenza. 

  - Lo siento, en serio, yo solo quería saber si estabas bien y... debería haber llamado...

Empiezo a reírme. 

  - No estoy enfadada- sonríe aún con las mejillas rojas- Creía que no iba a volver a mirarte a los ojos por la vergüenza... pero al final si.

Cooper suelta una carcajada tan sonora que inunda el vestuario.

  - Menos mal que lo has hecho- me mira dulcemente- sería un castigo perder la posibilidad de ver tus ojos. 

Arrastra las palabras y mi cuerpo no es capar de procesar nada más que su voz. Vuelve a sonreír satisfecho.
  - Y por cierto... ¿Ositos?... Es bueno saberlo.
Enarca una ceja en modo de burla.

Abro los ojos como platos. Habla del diseño de mi ropa interior. 
  - Idiota- le pego una patada en la espinilla y salgo corriendo mientras se queja.
  - Te pasa por decirme esas cosas- empiezo a reírme con fuerza al verlo correr cojeando.
A pesar de su dolor de espinilla consigue alcanzarme y me sube por los aires. 

  - ¡Suéltame!- exclamo entre risas.
  - No- responde alzándome más alto y haciéndome cosquillas.
  - Cooper Hutman- digo amenazante. Le agarro el pelo y le miro a los ojos.                                                - Rachel Rowling- me responde sonriendo como un niño pequeño. 

Podría afirmar que tiene una de las sonrisas más bonita que he visto nunca.
Me baja al suelo y nos quedamos el uno en frente del otro.  

  - ¿Que vamos a hacer hoy? Es viernes...- intento vocalizar recuperando el aliento.
  - ¿Estás asumiendo que voy a ir contigo a algún lado?- pregunta.
  - Puede que si.
Ambos empezamos a reírnos porque ya hemos tenido una conversación parecida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro