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Capítulo 4: Un príncipe arrogante


Sé que me están llamando pero no me quiero girar.
Ahora me espera la típica charla que nadie quiere escuchar , como la charla sobre sexo que dan los padres a sus hijos adolescentes. Es exactamente igual, todos sabemos lo que nos van a decir y en contra de nuestra voluntad tenemos que aguantarla.

Avanzo sin mirar atrás. Sujeto con fuerza la carpeta contra mi vientre.

  - ¡RACHEL ROWLING!- exclama Beth en mitad del pasillo. 

Me giro sobre mis talones y poniendo carita de buena les sonrío. 

  - Hola chicas- me acerco a ellas lentamente. Ambas tienen el ceño fruncido - ¿ Me habéis llamado? Porque no he escuchado nada de nada... 

  - No nos vengas con eso Rowling- responde la pelirroja acercándose a mi- llevamos dos horas intentando hablar contigo y nos has estado esquivando. 

Suspiro resignada. Cuando me llaman Rowling es porque están realmente enfadadas. 

  - Somos tus mejores amigas - me dice Nicole con los ojos muy abiertos- Rach, no puedes pelearte así con Alexia... 

  - ¡Por el amor de Dios, Rachel! Es el primer día de clases y ya estas en el despacho de Jones...

Tienen razón, me merezco esta bronca pero es que Alexia es tan... tan... ya encontraré algún adjetivo perfecto para describirla. 

  - Lo siento chicas – digo arrepentida- ya sabéis que me saca de mis casillas. Alexia es tan demoníaca.

Vaya, no era tan difícil encontrar un adjetivo que le calificase a la perfección.

  - Ya, Rach- Nicole hace una pausa- pero este es nuestro último año. No puedes permitir un punto negro un tu expediente. Si quieres ser aceptada en la universidad de Nueva York tienes que ser disciplinada... 

  - Sacar buenas notas y - suspira - sobre todo... no meterte en problemas o peleas- finaliza Beth.

Están en lo cierto. Reflexiono tras lo que me han dicho. ¡Madre mía acaban de sonar como mi madre!

  - Parecéis mi madre – les digo seriamente. 

Me miran incrédulas y empiezo a reírme
Intentan no reír , sin embargo lo hacen. Las cojo como si fueran dos sacos de patatas y las abrazo. Me devuelven el gesto y  sueltan varias carcajadas. 

  - ¡Fue increíble Rach!- exclama Nicole.
  - Joder que si lo fue... ¿ Cómo te sentiste?- pregunta ansiosa Beth- ¿ Te dijo algo la víbora?  ¿Os han castigado?

Sonrío abiertamente y nos acercamos a mi taquilla. 

  - Ha estado bien ... - hago una pausa ¡¿ Qué digo?!- lo admito ¡Fue genial! Y no mucho y si.

Meto la carpeta en la taquilla y nos dirigimos al comedor.  

  - ¡¿Os han castigado?!  - repite Nicole.
  - Si, pero Jones ha sido bastante considerado.- me miran deseosas de saber cual es mi castigo ¡Serán bichas malas! - me quedo durante esta semana todas las tardes en la biblioteca con la señorita Martha. 

Ambas me sonríen. Supongo que saben que no me molesta, ya que a todas nos cae muy bien la bibliotecaria del colegio. 

  - ¿Pero sabéis que es lo mejor? - les digo a mis amigas sonriendo de oreja a oreja- Alexia estará en el comedor recogiendo nuestros platos y cubiertos.
  - ¿Qué? -exclaman las dos con los ojos brillando se alegría.

Empiezan a reírse y nos volvemos a abrazar. 

  - Pero tenemos algo que celebrar – digo mirando a Nicole quien sonríe tímidamente - ¡Nuestra nueva capitana de las animadoras! 

Grito en mitad del pasillo. La gente me mira raro. Me rio de nuevo.
Beth y yo nos ponemos a hacer una coreografía fingiendo ser animadoras y Nicole se ríe. Al menos la  mayoría de las personas están ya en el comedor.
Nos ponemos a saltar en mitad del pasillo como locas.
Si hay algo que compartamos Beth y yo es nuestra locura.

Estoy dando toda mi energía en el pasillo cuando alguien me roza el hombro.
Me giro temiendo que sea Darren. Me alegro al ver quien  es. 

  - HOLA – exclamo llena de adrenalina  y tomando aire.
Nota mental: no fingir ser animadora. Soy vaga y estoy orgullosa de serlo. 

Me sorprende que Cooper haya venido a hablar conmigo, debe de pensar que soy una psicópata después de  haberme visto en plena batalla con Alexia.
Beth y Nicole me miran con los ojos muy abiertos.

  - Os presento chicos- digo rompiendo este incómodo momento- Beth este es Cooper. Cooper, Beth – se sonríen. Señalo a Nicole – Cooper te presento a Nicole, la nueva capitana de las animadoras.
Nicole sonríe tímidamente y me intenta asesinar con la mirada. Con lo vergonzosa que es... 

  - Encantada de conoceros – les sonríe ampliamente. Sus ojos verdes se pasean por mis dos amigas y se acaban fijando en mi. Se pasa seductoramente una mano por su pelo y saca de su bolsillo un papelito- se te cayó antes.

Lo cojo y lo abro con asombro. ¡ más vale que no lo haya  leído! Que vergüenza madre mía.
Me pongo roja como un tomate y le sonrío como puedo.

  - Gra-Gracias – tartamudeo- Era por eso que antes viniste a mi clase?
  - Bueno nosotras vamos yendo al comedor Rach – anuncia Nicole.
  - Pero chicas...
  - Adiós linda Rachel – Beth me guiña el ojo. ¡las mataba si pudiese!

Mis dos amigas se alejan.

Me apoyo en la taquilla con unos nervios inusuales en mi. Cooper se sitúa en frente mía. Me sonríe mostrándome su perfecta dentadura. Hay una pequeña distancia entre los dos y no entiendo muy bien la situación que estoy viviendo. 

Miro las facciones delicadamente perfiladas de Cooper. Me mira de nuevo clavando sus verdes ojos en los azules míos. 

Así de cerca es aún más guapo de lo que pensaba. Por fin alguien que puede hacerle la competencia a Darren.

Su recuerdo pellizca de nuevo mi corazón.  Probablemente él esté ahora entrenando con el equipo de rugby. En las gradas  se sentarán docena de chicas  y observarán cada movimiento que Darren hace . Él se girará y les dedicará el punto a sus admiradoras. Les guiñará el ojo y les mandará un beso, tal y como hacía conmigo cada vez que iba a ver sus entrenamientos.

Bajo mi rostro. Duele tanto saber que el chico al que tenía en un pedestal no es nada más y nada menos que otro capullo mujeriego. 

  - ¿Estás bien? – su áspera voz me saca de mis pensamientos.
  -  Si si – respondo atropelladamente. Intento parecer simplemente distraída – entonces... ¿Estás en mi clase?
  - Si, supongo- me dice sonriendo – al menos en las obligatorias si. 

Le sonrío. Eso está bien. O sea que me alegro de que esté bien y eso... a ver que no digo que quiera que esté en mi clase,  que también, si no que...

  - Rachel- vuelve a llamarme.- ¿Seguro qué te encuentras bien?
  - Seguro - respondo no muy convencida.

Asiente.
Se hace un silencio ya común entre los dos.
Lo curioso es que no es para nada incómodo. Al menos no para mi.
Noto que estoy jugueteando con el papel que Cooper me ha entregado. ¡Mal síntoma! Yo nunca me pongo nerviosa.  Odio sentirme así.

Recuerdo lo que está escrito en el papel y necesito hacer la pregunta .

  - ¿Has leído el papel, Cooper? – pregunto pidiéndole a Dios un "no" por respuesta. 

  - Sí –já! gracias jefe, siempre escuchando mis plegarias.

Noto arder mis mejillas.  Cooper ha sido muy simpático ¡pero no tenía derecho de leer el Papelito! 

  - ¡Qué! – exclamo en mitad del pasillo.
  - Lo siento Rachel- dice avergonzado- no era mi intención, pero necesitaba saber si era tuyo o no... 

  - ¡Qué vergüenza!  No puedo creerlo- le digo caminando por el pasillo rumbo al comedor. 

  - No pasa nada Rachel – noto sus pisadas tras las mías- es algo normal... todas las parejas...

Me giró instantáneamente chocando de bruces con él.
Al ser más alto doy en contra de su pecho. Me tambaleo y me agarra por la cintura para que no caiga al suelo.
Siento mi piel erizarse al entrar en contacto con Cooper.
Aspiro sin querer su perfume que entra por mis fosas nasales como una droga.
Sacudo mi cabeza y le miro fijamente.

Cualquier adolescente al haberlo leído hubiese gastado alguna broma de mala gana o se hubiese burlado de mí, sin embargo Cooper no parecía que fuera hacer ninguna de las dos.  

  - Tengo que hacerte tres preguntas.- me mira extrañado – las tres preguntas- aclaro.
  - Está bien - duda.

Pobre Cooper. Debe pensar que estoy loca ... 

  - Es simple, si respondes que si a la primera pregunta tendré que cambiar la segunda pregunta y si esta es que si también tendré que cambiar la tercera a su vez. 

Cooper me mira intentando descifrar que se está pasando por mi cabeza. Ingenuo angelito de Cooper ¡Soy más difícil de entender que las matemáticas! 

  - ¿Eres gay?  - suelto sin pensármelo.  Qué típico en mi... me mira impresionado.  
  - No- suelta una carcajada – creía que tus preguntas iban a ser más psicópatas.

Suelto un largo suspiro.  ¿Yo?  Nunca haría preguntas psicópatas tales como de que manera asesinar a alguien con un regaliz. 

  - ¡No me etiquetes! ¡Soy una persona completamente normal!- digo en broma.

Se ríe de nuevo. Su sonrisa en muy bonita. ¿¡Qué haces Rach!? CONCÉNTRATE.

  - Segunda pregunta : ¿tienes novia? - seguro que Cooper piensa que me he obsesionado con él por hacerle estas preguntas, aunque en realidad se las haría a cualquiera. Espero pacientemente a que responda.

  - No. - intento no parecer asombrada, ¿Cómo es posible que Cooper no tenga novia? ¡Esto no puede ser cierto! Aún así finjo no impresionarme y termino el cuestionario.

  - ¿Cuántas novias has tenido?- su rostro se pone más seria. ¡Madre mía! Y si le he hecho recordar a alguna exnovia o le he hecho pensar en alguna chica que le gustaba... - si no quieres responder no tienes por qué. Ya sabes aunque no me conozcas mucho, digo muchas estupideces y...
  - Ninguna- escucho decir.
  - ¿Ninguna qué?
  - Novia- se pasa la mano por su pelo aparentemente incómodo. - estoy esperando a alguna chica que merezca la pena.

Se me hace un nudo en la garganta. Suelto un suspiro que suena chirriante. Si señores, creíamos que los príncipes no existían y va a acabar siendo mentira.

  - ¡Vaya! me impresiona- respondo sonriéndole- me parece increíble que haya chicos como tú...
  - ¿Cómo yo? - sus ojos verdes brillan.

Me pongo nerviosa, se acerca a mí levemente. No me salen las palabras de la boca.

Un fuerte sonido inunda el pasillo. Al final no soy tan gafe ¡ Salvada por la campana!

  - ¡Cooper tenemos que ir a comer! Solo tenemos quince minutos más...

Alargo mi brazo y tiro de él por el pasillo camino hacia el comedor.

  - Por cierto- digo con la respiración entrecortada por haber corrido hasta llegar a nuestro destino. Estamos ya esperando en la cola del comedor.- ¿Cómo sabes mi nombre?

Me mira y sonríe de nuevo.

  - Hay algunos secretos que no deben ser revelados jamás...

Es apenas un susurro entre tanto alboroto, sin embargo no me cuesta escucharlo.

  - Eres un idiota- digo golpeando su hombro levemente.

  - Si - sonríe con arrogancia- pero este idiota te ha encantado.

¿Un príncipe arrogante?
Bendita suerte la de Cenicienta...


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