Epílogo
(5 años depués)
Se escuchaban las risas de 3 pequeños que corrían por los pasillos de la gran sede. Atrás de ellos iban sus padres quienes los miraban con una sonrisa y estaban atentos para que no pasara nada.
—Cloe, Sebastián, Adrián tengan cuidado–dijo la ojiazul con una muy notable alegría.
Las pequeños siguieron jugando y de vez en cuando hablaban entre ellos.
—Tranquila Cookie, están aprendiendo–comento Dylan con un pequeño en brazos.
Esmeralda lo observo antes de darle un ligero codazo en forma de broma.
Miraba a los pequeños con una sonrisa materna, le gustaba verlos jugar... disfrutando el hecho de ser niños.
—Lo se, se que están aprendiendo a lidiar con las ligeras mejoras que tienen.
—¿Cómo le esta yendo a Sebastián?–pregunto el ojiverde mirando al pequeño.
Esmeralda soltó un suspiro antes de mirar a su hijo.
—Ya no lo han molestado por sus ojos–respondió con una sonrisa de lado— Creo que era de esperarse que al principio los demás niños se asustaran un poco al ver sus ojos rojos, pero me dijo que ya tiene amigos así que ya debieron de aceptarlo.
Dylan sonrió antes de despeinarla y pasar uno de sus brazos por los hombros de la ojiazul.
Siguieron caminando unos minutos más disfrutando escuchar las carcajadas de los pequeños, era reconfortante.
—¿Sabes? Sebastián realmente se parece a Gabriel, literalmente tienen la misma cara estoy seguro que cuando sea adulto sera la copia de su padre–comento el ojiverde— Y Cloe se parece demasiado a ti, en unos años será una muy hermosa mujercita... aunque creo que es muy probable que tenga tu misma altura, tal vez un poco más alta por Gabriel, pero será chaparrita.
Esmeralda negó ligeramente antes de reír ante el comentario de su amigo, entre todo lo que podía ver, termino hablando de la estatura.
—Adrián prácticamente es tu retrato de niño y Esteban igual, solo que este hermoso pequeño tiene los ojos de su madre–dijo la ojiazul tocando la nariz del infante que Dylan estaba cargando.
El bebe soltó una ligera carcajada y tomo la mano de Esmeralda.
—Es increíble como pasa el tiempo–comento Dylan con una sonrisa— Hace ya 4 años llego a mi vida Adrián, esa luz que me alegro bastante y hace un año llego este pequeñín.
La ojiazul miro como su amigo depositaba un beso en la mejilla de Esteban quien reía antes de abrazarlo, ver esa escena hizo que sonriera maternamente.
—Y en unos meses nacerá Abigail, tendrás una luz más.
Dylan no podía esconder su emoción ¿Y como no? Sería padre por tercera vez.
—Mamá ¿Podemos ir a la oficina de papá?–preguntó Sebastián acercándose.
Esmeralda se agacho un poco para estar a su altura, coloco su mano en la mejilla de su hijo y la acaricio con delicadeza, aprecio como Sebastián sonreía y disfrutaba del tacto de su madre.
—Claro cariño, así sirve que les muestro donde su papá y yo entrenabamos.
Escuchar la respuesta de su madre hizo que Cloe y Sebastián se emocionaran y un brillo en sus ojos lo demostraba, aunque era más notorio en el castaño pues heredo los ojos de Gabriel.
—¡Si!–dijeron al unisono y ambos tomaron a su madre de la mano.
Adrián los miraba, era algo tímido... si, fuera creíble o no, lo heredo de su padre.
—Adrián, ¿Quieres ir a ver a tu tío?–pregunto Dylan a lo que el pequeño asintió acercándose para tomar su mano— Entonces vamos, que yo también quiero ver donde esta la oficina de Reyes.
Esmeralda sonrió y asintió, a veces creía que estaba lidiando con 5 niños.
Cuando cruzaron la puerta que separaba a los reclutas de los agentes los tres pequeños se emocionaron, nunca habían pasado de esa puerta.
Después de unos minutos caminando la voz de una chica llamo la atención de Esmeralda quien volteo a ver.
—¿Sofía?–pregunto.
—¡Esmeralda! Fue un muy largo tiempo sin verte–dijo la chica con alegría, pero se sorprendió al ver como Sebastián y Adrián se escondían atrás de sus padres— ¿Son tus hijos?
—Mis sobrinos y mis hijos–respondió acariciando la cabeza de su hija— Ella es Cloe y él es Sebastián, el pequeño que esta escondido atrás de la pierna de este poste es Adrián y él pequeñín es Esteban.
—¡Que lindo!... espera ¿Eres Dylan Cruz?
—Si, un placer conocerla–respondió el ojiverde.
—Esto es... ¡es increíble! Hace años no había rastro de ti, y ahora que te vuelvo a ver ya tienes a tu familia–dijo Sofía agachandose para saludar a Cloe quien con gusto la saludo, pero Sebastián no dejaba que lo viera— Tranquilo pequeño, no muerdo.
Sebastián se asomó un poco y se acerco a ella con los ojos cerrados, algo que desconcertó un poco a Sofía.
—¿Soy tan fea?–cuestiono con una voz alegre obteniendo como respuesta un no— Entonces abre tus ojitos.
El castaño estaba dudando hasta que lentamente los abrió. Sofía estaba patidifusa y de reojo miro a Esmeralda quien asintió, así que al final si termino estando con Reaper.
—¡Pero que bonitos ojos tienes! Yo quisiera tener unos ojitos así.
Sebastián la miro con entusiasmo y sus ojos brillaban levemente lo que sorprendió más a Sofía.
—¡¿E-Enserio?!–pregunto con una sonrisa.
—¡Claro que si!–respondió— Y que nadie te diga lo contrario.
Con una gran sonrisa Sebastián miro a su madre con alegría.
Platicaron un rato sobre lo que había pasado en ya casi 6 años.
—Bueno Sofía fue un gusto hablar contigo–dijo Esmeralda abrazandola— Mandales un saludo a los demás por mi.
—Claro, tenlo por seguro.
La ojiazul los comenzó a guiar a la zona de entrenamiento y varios recuerdos hacían aparición en la mente de Esmeralda.
Abrió la puerta y los infantes no tardaron en entrar, estaban ilusionados por saber donde se conocieron sus padres, eran pequeños y disfrutaban las historias que les contaban.
Miraban con asombro y corrían de un lado a otro.
—¿Ven la puerta que esta ahí?–preguntó Esmeralda señalando con su dedo.
—Si.
—Esa es la oficina de su papá.
Sin esperar y con una gran emoción comenzaron a correr en la dirección que había señalado Esmeralda quien fue a cerrar la entrada con seguro, así Gabriel podría esta sin su mascara sin la necesidad de preocuparse de que alguien entrara.
—¡Papá! ¡Papá!–decían al unísono los hermanos.
La puerta de la oficina se abrió de un momento a otro dejando ver la silueta del ex-mercenario quien, después de dejar su mascara a un lado, con una gran sonrisa se agacho con los brazos abiertos para recibir a sus hijos.
Cuando llegaron lo abrazaron con fuerza y el los abrazaba de igual manera, se habían convertido en su mundo.
—Hola pequeños–saludo despeinandolos.
—¡Hola papá!
—Así que su madre los dejo venir–comento mirando como Esmeralda y Dylan se acercaban.
—Le pedimos permiso para venir... pero no sabiamos donde era asi que ella nos trajo para saber donde estaba tu oficina–dijo Cloe con alegría mientras jugaba con sus dedos.
—¡Y también nos dijo que nos mostraría donde entrenaban!–añadió Sebastián.
—¿Ah, si?–preguntó con una sonrisa de lado— De ser así, en esta zona en la que acaban de correr, su madre y yo entrenabamos.
—¡¿Enserio?!
—Claro que si, su padre me ponía a correr por este lugar–respondió Esmeralda— Y la zona de colchonetas que ven ahí era donde su padre y yo practicabamos nuestras defensas, si quieren pueden ir a jugar ahí.
Sin esperar los hermanos comenzaron a correr con entusiasmo.
—Adrián cariño, ve a jugar con ellos–dijo la ojiazul agachandose para quedar a la altura del pequeño.
—Si tía, hola tío.
—Hola Adrián.
El pequeño algo tímido se acercó a Gabriel y lo abrazo, se llevaba bien con él, aunque a veces su voz le daba miedo llegaba a ser reconfortante escucharlo hablar, le daba cierta seguridad en caso de que sus padres no estuvieran ahí.
—Anda ve a jugar con tus primos.
Adrián asintió y comenzó a correr con alegría.
—Vaya Gabriel, terminaste siendo bueno con los niños–comentó Dylan mirando como Esteban estiraba sus brazos hacia el ex-mercenario.
—Ni yo lo sabia... ni lo esperaba.
Con una sonrisa tomo a el pequeño Esteban quien se aferro a él.
Esmeralda lo miraba con ternura, no cambiara por nada lo que ahora tenía.
—¿Ya aprendió a caminar?–pregunto.
—Si–respondió Dylan— Bueno, aun esta aprendiendo, tiene tropezones lo normal, ¿Quieres verlo?.
—Claro.
El ex-mercenario bajo a Esteban y lo cuidaba para que no cayera, Dylan se colocó unos pasos adelante y se agacho.
Comenzó a motivar al pequeño que estaba haciendo el esfuerzo de llegar hasta él aunque su caminar era algo torpe.
Después de felicitarlo Dylan lo volvió a cargar y miro su teléfono.
—Ahora regreso, voy a ver como le fue en el chequeo a Olivia y también voy a ver como esta el trato entre Akande y Winston–dijo el ojiverde— ¿Les puedo encargar a Adrián?
—Claro que si, esta muy entretenido jugando con sus primos–respondió la ojiazul.
—Gracias Cookie y cuñado, en unos minutos regresamos.
Gabriel sonrió levemente antes de asentir, aun no creía que realmente tenía una familia... hace tiempo todo estaba perdido para él cuando aquellas dos personas le dieron la espalda... pero ahora todo era increíble, tenía a una gran esposa a su lado, a unos pequeñines que le alegraban la vida, un cuñado que a veces parecía un niño pero era divertido pasar tiempo con él... también tenía a grandes amigos que, aunque no se dio cuenta antes, lo apoyaban bastante.
Se acercó a Esmeralda y la abrazo.
—Estas 2 semanas sin verlos fue una verdadera tortura–comentó Gabriel.
—Ni que lo digas.
Pasaron unos minutos abrazados, se extrañaban bastante, aunque la ojiazul estaba preocupada al no saber nada de él después de que lo mandaran de misión.
—También fue deprimente estar aquí... necesito que Winston y Jack me cambien de oficina.
—¿Por qué lo dices?
—Por que aquí convivi contigo y me sorprendiste con tus habilidades... saber que no estabas conmigo me hacia recordar cuando entrenabamos y me ayudabas a completar el papeleo...
Esmeralda le dio un pico en los labios y lo tomo de la mano.
—Hace tiempo que no estamos aquí–comento con una sonrisa mirando el área de francotiradores— Donde me amenazaste por hacer más horas de entrenamiento.
—Me preocupaste ¿Qué esperabas? No estaba enterado de que necesitabas hacer 4 horas diarias.
Con una sonrisa la ojiazul lo miro y después tomo impulso para subir a aquella área, recordando viejos tiempos.
Gabriel la miro con detenimiento, aun le sorprendían sus habilidades... pero fue por eso que también se fijo en ella. Se convirtió en aquel humo negro ya representativo de él y apareció detrás de Esmeralda quien estaba sentada en la orilla del área.
—Nunca espere tener una vida así.
El ex-mercenario la abrazo por la espalda mientras miraba a los niños jugar en las colchonetas.
—De ser una asesina a sueldo a una madre... tuve mucha suerte.
—Digo lo mismo... realmente agradezco la oportunidad que se me presentó, agradezco haberte conocido, agradezco que me permitieras hacer una vida contigo... Tenemos a dos hijos hermosos, no cambiaría mi vida por nada.
Esmeralda volteo a mirarlo y lo beso con dulzura.
Se separaron después de un tiempo escuchando las risas de niños, risas que demostraban felicidad, alegría... risas inocentes.
—¿Crees que tengan mis habilidades?
—Creo que si... cuando Sebastián estaba triste soltaba un poco de humo negro y Cloe las pocas veces que se enoja hace lo mismo–así es, al parecer Cloe quien se parece mucho a su madre heredo la actitud de su padre y Sebastián quien se parece demasiado a su padre heredo la de su madre, un cambio de papeles si se tiene en cuenta que cada uno se parece bastante a sus padres.
—¿Cuándo tendría que empezar a enseñarles?
—Sería bueno que los entrenes después de que nazca el bebe de Sombra y Dylan... creo que lo esencial es aprender a controlar sus emociones para que no suelten ese humo en la escuela, las maestras ya saben que son diferentes pero no dudo que se desconcerten.
Se quedaron en silencio unos minutos más, disfrutando de la compañía del otro.
—¿Volverás a Overwatch?–pregunto de repente Gabriel.
Esmeralda se sorprendió un poco pero volvió a recargarse en el pecho de su esposo.
—No lo se, por el momento estoy con Olivia y tengo que llevar a los niños a el kinder–respondió la ojiazul.
—Osea que no los veré cada que venga a trabajar–comento el ex-mercenario con un ligero puchero.
—Al menos hasta que nazca Abigail–dijo Esmeralda dándose la vuelta para quedar frente a frente con Gabriel y acariciar sus mejillas— Pero cuando los lleve a la escuela tal vez venga a entrenar.
Gabriel sonrió y recargo su frente en la de su esposa antes de mirarla y besarla.
♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•♡•
Espero les haya gustado el epílogo, nuevamente tengo que agradecerles por el apoyo.
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro