Tu vuelves, te vas, regresas, y no te marchas, tu vuelves, miras atrás, regresas, y te vuelves a marchar, y eso no lo puedo olvidar, sin embargo, no te dejo de extrañar, mi sueño, es tu pesadilla, mi alegría, es tu tristeza...

Trato de olvidar...

Pienso... Una y otra vez pienso, pero es algo que no se puede asimilar, es un hecho que no me cabe en la cabeza, no puedo imaginar los sucesos horrorisantes que me han marcado para siempre, simplemente me pierdo en lo abstracto de mi agonía, suplicando que la realidad sea falsa, y que el destino no estuviera en mis manos.

Aquel líquido rogizo emanaba por mi cuerpo, tratando de arrebatar mi alma, carga como esta realidad es un calvario, que me ha tocado eliminar para siempre, que me... Arrebata... Me...

El sonido de mi puerta siendo derribada fue lo último que escuché, luego todo se volvió oscuridad absoluta.

-¡¿Pero qué has hecho Emma?!

Mi madre se abalanzo hacia mi con lagrimas emanando de su rostro, su expresión era confusa y preocupante, mi padre estaba tan atónito que no pude reaccionar al ver mi cuerpo inconsciente tirado en el suelo, mi madre solo le gritaba que llamara al 911, pero el simplemente no reaccionaba, la sangre que brotaba por mi muñeca cada vez era más, lo que hizo que mi padre regresara en si y llamara emergencias.

Todo fue rápido, cuando vine a cobrar consciencia ya estaba ingresando a emergencias, y pude escuchar la voz de mi madre preguntarme una y otra vez por qué lo hice...

Un par de horas más tarde...

El doctor se aproximaba a mi madre para darle noticias de mi, ella anciosa no espero a que él se acerque para interrogarlo.

-¿Comó está mi hija?
-Emma está cedada y no despertará hasta luego de 12 horas señora.

Mi madre estaba desconcertada, se sentí culpable por lo que hice, pero ella no tenía ni la más mínima de las culpas, yo era la responsable de todo lo que ocurría, me lo merecía, merecía estar muerta...

Papá se buscó algo de comer a mamá, ya que ella se quedaría a cuidarme toda la noche, el no podía ya que tenia que madrugar, pero mi madre estaría al contacto con él, mamá se rescosto a mi lado, rogándole a Dios que esto jamás volviera a suceder, y yo, estaba en un profundidad sueño.

El reloj hacia que la noche avanzará, todo estaba en silencio, entonces ocurrió él reencuentro, él apareció, su mirada fulminante penetraba la mía, y me hacia sentir culpable, me hacia sentir responsable, él ya no está, y eso es mi culpa, solo mi culpa...

El sudor emanaba de mi frente, cuando desperté no había nadie en la habitación, mi respiración se agitaba, y sentía que mi pulso se debilitaba, fue entonces cuando escuche la puerta abrirse, y vi a alguien que no podía creer que estuviera allí, entonces mi corazon empezó a acelerarse con más velocidad, sus ojos oscuros visualizaban mi cuerpo en aquella camilla, su tez blanco y su mirada penetrante lograban aterrorizarme por completo, no podía hablar, estaba en shock. Él se dirigió a mi lentamente sin quitarme lo ojos de encima, y mi cuerpo empezó a tembrar, tenía miedo, mucho miedo, él sonreía de una forma escalofriante, y eso daba aun más miedo, se acercó a mi y acaricio mi mejilla, mirándome con tanto rencor que podía sentir como respiraba su odio contra mi.

—Hola, asesina...