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¿Por qué tardaste tanto?

Jung kook se paseaba por la amplia cocina buscando un sartén, tenía hambre y no quería resignarse a comer otra vez cereal. Desde su época de estudiante que no cocinaba.

Él había sido un hombre muy afortunado, estudioso y un hijo ejemplar. Se graduó con honores de la escuela de ingeniería, sirvió en el ejército como operador por 5 años, ahí conoció a Ji Eun la chica más hermosa que había visto, de cabello muy largo negro, lacio, con una gran sonrisa. Se hicieron novios y luego de un año de relación se casaron; fue un matrimonio perfecto, lo que cualquier hombre sueña una esposa cálida, amorosa y a la vez sensual e inteligente.

La felicidad máxima llego, cuando le dijo que estaba esperando a su primer hijo.

No creyó poderla amar más;  pero el día que nació su bebé  y la vio cargando al pequeño Yoon Gi su corazón parecía explotar de la felicidad. Se veía tan hermosa. No importo que no pudieran tener más hijos, pues u familia estaba completa.

Pero su perfecta vida, con la esposa perfecta y el hijo perfecto se vio destrozada el día que le avisaron que su adorada esposa tenía cáncer. Un cáncer silencioso que no fue detectado a tiempo. 

Los meses que paso con Ji Eun fueron de gran tristeza, aunque trato de estar siempre sonriente para ella por dentro su alma se destrozaba poco a poco al verla marchitarse sin poder hacer nada más que amarla y acompañarla hasta su muerte.

Ji Eun lucho contra el cáncer pero su cuerpo no resistió más y los dejo a él y a Yoon Gi,  una fría tarde de otoño...

El olor a quemado lo trajo al presente, suspirando apago la lumbre, agarro el sartén pero lo aventó al instante al quemarse la mano. Jung kook, desesperado metió la mano bajo el chorro del agua para calmar el ardor de su palma.

En la recamara su hijo Yoon Gi se despertó sobresaltado por el ruido del sartén al caer y por el grito de dolor de su padre.

Lanzando más improperios corrió a la cuna, donde su pequeño de casi un año lloraba con su carita toda roja, al cargarlo noto que su ropita estaba mojada. Empezó a cantarle para arrullarlo mientras se dirigía al cambiador de pañales.

-¿Por qué me dejaste Ji Eun? - Le reclamo a su esposa mirando el cielo mientras comenzaba a desvestir a su hijo, lo limpio con una toallita húmeda, le hizo cosquillitas en el estómago con trompetillas para hacerlo reír, pero en lugar de reír el pequeño hizo de las suyas y con un gran chorro simulando una fuente baño de pipi a su padre. 

-Soy un mal padre que ni cambiar un pañal puedo- Miro su playera mojada, quitándosela y aventándola a una esquina de la recamara con mucha ira no porque su hijo lo mojo sino por todo el dolor y coraje contra el cáncer que la mato. El viudo comenzó a llorar junto a Yoon Gi que estaba rozado y con hambre.

Ajeno al dolor de los habitantes del departamento 221 de Hakdong-Ro; un rubio bajito tocaba insistentemente el timbre.

Limpiándose con la mano las lágrimas, el pelinegro llego a la puerta con su bebé aún sin pañal.

-Maldición, Si es para otra suscripción los voy a golpear- Grito al abrir la puerta y quedar atónito al mirar al hermoso rubio con labios gruesos rojos y cuerpo de tentación vestido con uniforme rosa como enfermero.

Ji Min parpadeo ante el hombre que apareció en la puerta, era lo que el doctor le receto para su soltería. Alto, con un cabello largo, negro brillante, amarrado en una coleta, sin camisa con un abdomen de lavadero con unos hombros anchos y un bebé llorando. Bebé llorando... Eso no venía en la receta del doctor

-Bueno, va a hablar o solo me va a seguir mirando el pecho.

-¡Es un pecho hermoso!

-Gracias.

-No, bueno si, pero más bien es un bebé hermoso.

Yoongi comenzó a llorar con más fuerza, estaba rosado y con hambre.

-Como puede ver no tengo tiempo para rubios bonitos.

Comenzó a cerrar la puerta.

-Oiga, espere por eso vengo- Le dijo el muchacho poniendo el pie en la puerta para evitar que la cerraran en su cara- Soy Park Ji Min, me enviaron los padres de kim Ji Eun, el señor Kim Namjoon y Kim Seok Jin.

-¿Otro pretendiente? Dígale a Nam Joon que no necesito un esposo, yo amaba a su hija y no estoy buscando remplazo.

-Yo no soy un pretendiente, soy niñero certificado – Le dijo muy orgulloso mientras buscaba en su mochila la carta de recomendación de sus profesores. 

-¿A cuántos niños ha cuidado? Usted es muy joven

-En la escuela a muchos, pero su bebé será el primero después de graduarme- Le dijo con una gran sonrisa enseñándole su diploma.

Separándose de la puerta para dejarlo entrar lo llevo al cuarto de Yoon Gi, señalándole el mueblecito de los pañales.

-A ver cámbielo, mientras yo preparo su biberón.

-¿Me dará una oportunidad?

-Sí, pero solamente tiene 10 minutos en lo que preparo su biberón.

Jung kook salió dejando a su hijo con el rubio dirigiéndose a la cocina, pero al pasar por el espejo del salón vio su imagen despeinada y sin playera y se desvió un momento solo para ir a su cuarto por una playera para vestirse. 

Mientras la recamara Ji Min, coloco al bebé en su pecho cargandolo con un brazo y con el brazo libre  escombro el mueble cambiador. Una vez limpio el mueble coloco con al nene. Se limpio las manos y dispuso toallitas húmedas, crema, talco y pañales. Con mucha suavidad  le puso pomada para las rozaduras y el pañal que le quedo justo, necesitaba la siguiente talla pero de momento serviría, busco ropita y encontró un lindo conjunto beige muy suave.

Le limpió sus manitas al bebé para darle y se su mochila saco un trozo de manzana en forma de bastoncito y se la dio con confianza; ya que Nam Joon y Seok Jin, le habían dicho en la entrevista lo que podía y no podía comer, las vacunas y sus horarios de comida y sueño que debía seguir el infante. 

Yoon Gi la tomo y comenzó a morderla con ansiedad.

-Bebé tenías hambre, ven vamos a buscar a tu padre, ya se tardó con tu leche.

Mientras el niñero cuidaba a su hijo Jung kook, preparo la leche pero al escuchar la voz de Ji Min volteo y se resbalo con el agua que se había desbordado de la tarja. Para su mala suerte al caer, tiro sobre él la leche en polvo cubriéndole la cabeza y el cuerpo dejándolo todo cubierto de blanco como un fantasma

El rubio entro a la cocina y vio con horror que parecía zona de guerra. Grito cuando vio a su futuro jefe caer. Una vez que se repuso del shock por el desastre comenzó a reír por la escena tan desastrosa.

Jung Kook, maldecía en el suelo, muy enojado, pero de pronto al escuchar la risa del niñero, todo le pareció absurdo y también comenzó a reír.

El pequeño sin saber porque los adultos reían, comenzó también a reír, con una risita tierna que sonaba a un pequeño gatito...

Muchos años después, un canoso niñero envejecido contaba su historia de amor a sus dos bisnietos. Un hermoso pelinegro de 8 años llamado Hoseok y un pequeño rubio de 7 años llamado Tae Hyung, que atentos escuchaban la hermosa historia, mientras esperaban ansiosos que llegara la noche para que Santa Claus les trajera las bicicletas y las raquetas que habían pedido.

-Recuerdo que eso me pareció Yoon Gi su abuelo, cuando reia un hermoso gatito, que cuando lo cargue por primera vez era tan pequeñito y su sonrisa tan hermosa, pero bueno aquí termina mi historia niños con el encuentro  de esos tres seres que en un futuro no muy lejano se convertirían en familia muy muy feliz.

-Qué bonita historia ¿Y qué paso después?- Pregunto Hoseok muy interesado.

-¡Ay Hobi!, no sé porque le preguntas eso al bisabuelo Ji Min, si ya sabemos que se casó con el bisabuelo Jung Kook, siempre lo cuenta. 

-Si Tae Tae, pero lo cuenta mejor que abuelo Yoon Gi. Que solo dice que "llego y se quedó". 

-A ver niños dijo Yoon Gi, vayan con su madre que ya están listas las galletas para Santa Claus.  Esperen antes denle un abrazo al bisabuelo, que ya lo llevo a descansar. 

-Siiiiiiiiiiii- Le dijeron mientras le daban un abrazo y un beso.

-Vamos, omma. Te llevo a acostar - Le dijo con mucho cariño a su anciano padre.

-Estoy muy cansado hijo.

-¿Quieres que traiga la silla de ruedas?

-No, puedo ir despacio - Le sonrió al rubio, tocándole la cara con mucho cariño.

Jeon Yoon Gi siempre daría las gracias por el gran padre que llego a su vida. Con mucho cuidado lo ayudo a caminar con pasos cortos, descansando dos veces antes de llegar a la amplia y elegante recamara con muebles de caoba.

Lo ayudo a acostarse en la gran cama con dosel. En la repisa estaba un pequeño retrato de Jung Kook cargando a Ji Min el día de su boda. 

-Por favor Yooni, dame el retrato que me gusta de tu padre.

Yoon Gi, tomo el cuadro, mirándolo por un momento con nostalgia -Extraño a papá.

-Yo también, estos días lo sueño mucho.

Se escuchó un fuerte ruido de algo al romperse seguido de gritos.

-Estos niños, rompieron algo, voy a ver o sus padres los van a castigar, Te quiero Omma al rato regreso. -Yoon Gi beso con mucho amor a Ji Min en la frente.

-Yo también te quiero. 

-¿Apago la luz? ¿Cierro las cortinas?

-No, me gusta ver los árboles del jardín y  quiero seguir viendo el retrato de tu padre.

-Bueno, descansa un rato y vengo para que cenemos.

-Recuerda que te quiero hijo - le mando un beso al aire. 

-¿Te sientes bien? ¿Quieres que me quede?- Le dijo al verlo algo raro. sin la chispa que lo caracterizaba.

-Estoy perfectamente, solo un poco sentimental en esta época.

Yoon Gi asintió y cerró la puerta del cuarto.

Ji Min se quedó contemplando el retrato de su esposo. Se veía tan guapo, recordaba su primer beso, el día que Yoon Gi le dijo omma por primera vez, el día que se casaron.

-Jung kook, amor. Te he extrañado tanto. ¿Por qué tardaste tanto?- Le pregunto al ver a su esposo acercarse a su cama, tan hermoso y joven como lo recordaba con su sonrisa y sus ojos brillantes.

-Perdóname, pero no era todavía tu tiempo. ¿Estás listo?- Le dijo Jung kook  al rubio que lo hizo muy feliz cuando vivía.

-Si amor, para ti siempre estoy listo.

Jung Kook con mucha delicadeza besa en los labios a su anciano esposo, que al ser tocado con dulzura, vuelve a ser el Ji Min joven con cabello rubio, sin rastro de arrugas, que mira con amor a su esposo. Igual que si fuera el cristal mas fino y delicado Jeon Jung Kook carga a su amado esposo y lo gira como en el baile que hicieron día de su boda, que estaba plasmado en la fotografía que tenía Ji Min en sus manos. 

Los dos seres que mas se amaron se alejan felices, juntos otra vez para nunca volver a separarse.

Apretando el retrato del ser que más amo, Ji Min se quedó dormido  recordando la vida tan plena que vivió junto a su esposo.

Una hora después cuando lo encontraron muerto, en su rostro tenía una sonrisa de felicidad... 

Gracias por leer y votar en esta romántica historia de amor. 

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