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Sofia 2. Locura

Abrí los ojos exaltada, mi pecho dolía, todo mi cuerpo me dolía.

Intente levantarme de la cama, lo hice pero con mucho esfuerzo, busque mis pantuflas y me dirigí al baño. ¿Porque me sentía así? Era extraño, solo había sido un sueño, pero esta vez fue tan real.

Solo pensar en ese chico, hacía que me doliera el corazón, una gran necesidad invadía mi sistema. ¿Quién era él? Y ¿qué fue lo que me hizo para que me sintiera así?

Lave mi cara, me fije en mi aspecto, mi cabello estaba enredado y mi cara mostraba leves ojeras, todo era normal menos mis ojos.

Mis ojos, eran azules pero con pequeñas franjas doradas en el iris, brillaban con intensidad. Me asuste demasiado, esto nunca me había pasado.

Fui de nuevo a mi cama, un poco asustada, tal vez imaginaba cosas por mi falta de descanso.

Cerré los ojos, intentado conciliar el sueño, pero no pude. Por mas que quise, no lo logré.

El tiempo paso lento, hasta que sonó mi alarma, eran las 5:30 am.  Fui hasta mi armario y saque mi uniforme, constaba de una falda de cuadros negra, una playera blanca y mi suéter vino.

Antes de vestirme, tome un pequeño baño, me peine el cabello y me puse la ropa. Tomé mi mochila y salí de mi habitación.

Al bajar, me encontré con mis padres, estaban ocupados con sus celulares, como siempre, no se dieron ni cuenta de mi presencia.

—Buenos días —me senté en el comedor y me puse a tomar mi café.

—Hola amor, ¿Cómo amaneciste? —pregunto mi madre.

—Bien, todo bien.

—¿Hoy no tuviste pesadillas? —dijo mi padre, mientras se levantaba de la mesa y dejaba su plato en el fregadero.

—No, hoy no.

—Las pastillas están haciendo efecto entonces. —rodé los ojos.

Había tirado esas pastillas desde el primer día que me las dio el doctor.

—Eso creo.

—Rober esta esperándote en la puerta. Así que apurate. —fingi una sonrisa, tomé mi mochila y salí de allí.

No soportaba estar tanto tiempo con ellos, ni siquiera les interesaba si estaba bien, solo se preocupaban por su trabajo y por darme una excelente educación.

Camine enojada hasta el coche y me metí en él. Rober inmediatamente se dio cuenta de mi estado de animo.

—Y ahora que te dijeron —resople.

—Ese es problema Rober, no dicen nada, me chocan. —me dio una sonrisa.

—Sofia, ellos te quieren.

—Pues que bonito lo demuestran.

—Mejor, no les hagas caso, cuéntame ¿hoy si pudiste dormir? —el solo hecho de recordar mi agradable sueño me sacó una sonrisa, aunque después un dolor en mi pecho apareció.

—¿Estas bien? —asentí.

—Mi sueño fue extraño.

—De nuevo pesadillas. —negué, mientras me ponía el cinturón y él arrancaba el carro.

—Soñé con un chico —mi sonrisa aumentó —Y antes de que preguntes, no, no lo conozco.

—El camino es largo, cuéntame.

Entrelace mis manos.

—Me dijo que se llamaba Evan, y que él solo existía allí. Fue extraño, no me quería mirar y cuando lo hizo sus ojos verdes cambiaron a dorados —me detuve — Yo quería apartar la vista pero fue como si nos estuviéramos conectando, no me quería separar de él, me dijo que me tenía que ir, se veía nervioso. Le pregunte si nos volveríamos a ver, pero negó con la cabeza. Entonces desperté —volteé a ver a Rober, me miraba asombrado.

—Suena a una telenovela de amor.

—Lo se, y lo peor es que no puedo sacarlo de mi mente.

—Cuando el sueño es lindo, no puedes dejar de pensar en el.

—No sólo cuando es lindo Rober, yo no dejó de pensar en mis pesadillas, y esas si que no son lindas.

Soltó una carcajada.

—Eres una chica fuerte, si yo soñará todo lo que me has contado, ya me hubiera vuelto loco.

—Aprendí a vivir con ellas, son parte de mi.

✳ ✳ ✳

No tardamos en llegar a mi instituto, por lo general nos hacíamos más tiempo, sin embargó las calles a esta hora estaban menos transitadas.

Me despedí de mi chofer y entré. Los pasillos estaban aún vacíos. Caminé hasta mi locker y saque algunos libros.

Escuche pasos acercarse.

—Valla, valla, miren a ¿Quién tenemos aquí? —puso sus manos en mi cintura, y acerco sus labios a mi oreja —A la chica mas hermosa del instituto.

Por lo general, él siempre me recibía así, era ya costumbre.

—Hola amor —me volteé y le di un pequeño beso en sus labios.

—Hola pequeña, a ver déjame ayudarte. —tomó mi mochila.

—Gracias. —nuestras manos se entrelazaron y nos dirigimos al salón.

—Llegaste temprano...

—Como siempre.

—Mi madre vino a dejarme, y me preguntó por ti, dijo que ya te habías olvidado de ella. —empuje la puerta, y me acomodé en mi asiento.

—Eso no es verdad, la semana pasada fui a tu casa.

—Es lo que le dije, pero como esta con el embarazo está súper sensible... —hizo una mueca.

—Ya casi nace tu hermanito.

—Deberías ver como están todos en mi casa...

—¿No te emociona?

—Claro que si, aunque me gustaba ser hijo único, pero que más da, pronto nos vamos a ir. —y estaba en lo correcto, en menos de un año, estaríamos ya muy lejos de aquí.

Movió su banca hasta quedar junto a la mía, fue cuando se acercó, y me dio un beso en la mejilla, se quedo observándome, como todos los días.

—Nuestros hijos serán hermosos —su comentario me sonrojo.

Acaricio mi cara con sus suaves manos , hasta que por alguna razón se detuvo, miraba mis ojos con interés.

—Tus ojos...

—¿Qué tienen? —pregunte asustada.

—Me parece ver unos destellos dorados, amor ¿usas pupilentes? Ayer no tenias esto. —pensé que había sido imaginación mía.

—Si, si uso, ya sabes, se ven lindos. —mentí.

—Si, se te ven bien.

La puerta se abrió y empezaron a entrar mis compañeros, movían la cabeza a modo de saludo, al igual que nosotros.

Mis amigas no tardaron en llegar, se sentaron junto a mi, aunque ya no pude platicar con ellas, porque en ese momento mi maestra entró.

—Buenos días Jóvenes.

—Buen día —contestamos al mismo tiempo.

La clase comenzó, la maestra hablaba acerca de la cultura en nuestro país, de reojo mire a Erick, no me di cuenta de que se había cortado su cabello castaño, se veía guapo.

—Pon atención, te van a sacar por estar mirándome... —

—No es mi culpa que te veas tan guapo... —Se mordió el labio, intentando no reír.

—¿En verdad piensas eso?

Si.

No”

Mire a todos lados, intentando saber de quién era la voz.

—¿Sofia? ¿A quién buscas? —mi novio me miro confundido.

—Yo... a nadie.

—Ya... pon atención —dijo no muy convencido de mi respuesta.

¿Qué ocurría? Porque mi corazón había palpitado mas de lo normal cuando escucho la voz.

Era extraño, pero habría jurado que era Evan, el chico de mis sueños el que habló. Aunque eso fuera una locura.

Intente concentrarme en la clase, pero no funciono. Solo pensaba en él.

No me di cuenta que mis manos se movían solas y habían escrito su nombre.

Abrí los ojos como platos.

Yo, también lo había dibujado.

—Sofia ¿Quién es Evan? —por el tono que usó supe que estaba en problemas.

Hola, se que no había actualizado desde hace 3 meses ya, pero estoy de vuelta. Espero que lo disfruten, les recomiendo leer el capítulo 1 para poder entender este.












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