Evan 3. Emociones.
Esto había sido un error. Solo a mi se me ocurría romper las reglas.
Había intentado borrar sus recuerdos , pero me fue imposible, no entiendo muy bien lo que ocurrió, solo estoy seguro que no fue nada bueno.
Desde que la hice despertar, todo mi cuerpo a sufrido cambios. Por ejemplo, mis ojos verdes tienen un aura dorada y mi mente trabaja a mil por hora, es decir, siento las emociones de la chica, escucho lo que piensa y veo todo lo que está a su alrededor.
Mis manos se mueven solas, mis nervios están a flor de piel, y solo quiero que mi brazalete brille para poder verla de nuevo. Esto no es normal. Solo quiero verla de nuevo a los ojos, quiero tenerla cerca de mi. Quiero hacer todo lo que los humanos hacen.
Que yo sepa, esto nadie puede hacerlo, solo somos capaces de crear sus sueños y protegerlos de las pesadillas. ¡Todo va de mal en peor! Cuando los demás se enteren de lo que hice me desterraran de aquí.
Una pequeña vibración de mi burbuja se hace presente, eso solo pasa cuando tengo visitas, me levanto del asiento y quito el sistema de seguridad.
—Hola, pensé que no me abrirías. —me miró de los pies a la cabeza. —Supe lo del superior. —me lo imaginaba.
—Veo que se corren rápido los chismes. —dije sarcástico.
—Ya sabes como son aquí, ¿puedo pasar? —asentí con la cabeza mientras daba un bostezo.
—Y, ¿A qué debo tu visita Diana? —se acomodó en mi pequeña sala.
Me senté a su lado, ella observaba sus uñas con mucho interés, sabía que lo que me iba a decir no me iba a gustar.
—Solo quería saber como te va con Sofia. — mis músculos se tensaron al escuchar su nombre, su mano izquierda viajo hasta mi hombro. —Es que... —se quedó callada.
—¿es qué?, dime, con confianza.
Diana no decía ninguna palabra y eso me estresaba.
—¿Diana? —movió la cabeza rápidamente, saliendo de donde quiera que estaba.
—Erick... —ya veo por donde van las cosas — a estado preocupado, y eso lo refleja en sus sueños, las pesadillas son mas fuertes cuando está así y no puedo con ellas.
—¿Que es lo que sueña? —bajo la vista.
—Casi siempre con Sofia.
Ella es una guardiana unos meses mayor que yo, es la que cuida de Erick, el novio de mi chica. Se supone, se supone, que cuando los humanos están unidos a otras personas y tienen una fuerte conexión, sus guardianes también tienen que estarlo. Y cuando el humano tiene pareja, osea Erick con Sofia, los guardianes de estos deben estar juntos, se fusionan, claro solo cuando existe amor verdadero. En mi caso, Diana y yo tenemos que estar siempre unidos.
—¿De que tratan las pesadillas? —intento hacerle saber que la apoyo. Todo lo referente a Sofia me interesa.
—Ella lo deja, le dice que no lo ama, que quiere a alguien más. —trago saliva.
—Si estas en lo cierto, intentare crear escenarios en donde ella y él están juntos por siempre. —reí con solo pensarlo.
Abrió los ojos asombrada.
—¿Tu harías eso? —no.
—Si, claro.
—Evan, se que no te gusta estar aquí, pero a mi si y en verdad esto me importa mucho.
Empezó a acercarse.
—Quiero que ellos terminen juntos, yo se que él la ama de verdad. —se me hizo un nudo en mi garganta al escucharla decir eso. —dime, ¿ella lo ama?
No quiero lastimarla, claro que se lo que ella siente por él, desde hoy en la mañana no dejo de sentir sus emociones.
—Diana, no lo se, tu sabes que nunca me preocupe por ella —hasta ahora —aparte, en sus pesadillas casi nunca esta él —me miró con tristeza.
Dio un suspiro, se levantó, fue hasta la entrada sin decirme nada ya.
—Me avisas cualquier cosa Evan, yo me voy —podia notar la tensión —presiento que Erick tomara una siesta.
—Claro —salió de mi burbuja y caminó rápido por los pasillos de nuestra comunidad.
Era raro que no sintiera nada por ella, era muy linda, sin embargo nunca tuve ojos para nadie, claro, no antes de conocerla.
✳ ✳ ✳
La noche había caído, mi brazalete había empezado a brillar, toqué mi sien, estaba cansado, no sabia lo que me esperaría después de unos minutos.
El sueño lo diseñe en su antigua casa, era grande, color blanca para ser mas específico, con una asombrosa vista al mar, sabia que ella extrañaba estar allí. Toda su infancia la había pasado en ese lugar.
La luz del brazalete aumento, mi cuerpo reacciono, y mis ojos se volvieron completamente dorados. ¡Ella estaba aquí!
—¿Hola?
Su voz era melodía para mis oídos, tal musica que te es imposible dejarla de oír.
—¿Evan? —mi cuerpo se había movido solo. El impulso de saltar al escenario y hacerme visible era más grande que mi fuerza de voluntad.
—No te escondas, necesito hablar contigo. —jale de mis cabellos.
Maldito karma, antes no la quería ver por él simple hecho de no quererla cuidar y ahora no me quiero separar de ella.
—¿Evan? yo se que estas aquí, rece para soñar contigo de nuevo —quería ir con ella, necesitaba tocarla.
—Sabes, hoy te dibuje, escribí tu nombre sin que me diera cuenta. y tuve una discusión con mi novio por ti, no se que ocurre, tal vez fuiste parte de mi imaginación, pero una parte de mi sabe que existes y que estas cerca, mi corazón late desesperado en solo pensar en ti. -me tape la cara con las manos. Esto era un infierno.
A la mierda todo. De por si ya había roto las reglas.
Camine hasta ella, estaba de espaldas, no aguantaba mas.
La abrace.
—Mi corazón también late desesperado cuando estas cerca de mi ¿Sabes? —se puso rígida.
—Estas aquí, creí que no te volvería a ver. —sus palabras me llevaron a la realidad.
La solté, mi cuerpo me pedía a gritos su calor, pero puse un poco de distancia.
—Eso era justo lo que debía de pasar. —dije con voz fría.
Se volteo y quedamos cara a cara, su belleza no se comparaba a ninguna otra.
—¿Osea que solo soy yo la que tiene esta necesidad? —negué. Mi cambio de humor era notable, primero la abrazaba y después le decía esto.
—Encontrare una forma para que esto no suceda.
—No me quieres ver. —su cuerpo tembló.
—Esto, tiene consecuencias, si los demás se enteran puede ser muy peligroso.
—¿Los demás? ¿quienes? —tomé un mechón de cabello y lo puse detrás de su oreja.
—Hermosa, pero muy curiosa —sus mejillas se tornaron de rojo.
—Me gusta saber a que me estoy enfrentando. —me reto con la mirada.
—A nada bueno Sofia. — pareció entender.
Empezó a caminar por la playa, yo caminé a su lado, se sentó en una roca, después de haber caminado un rato.
—¿Eres real? —asentí. — escuché tu voz hoy en la mañana, pensé que estabas cerca de mí.
Claro, cómo olvidarlo fue inevitable para mí dar mi opinión.
— Tal vez, sólo fue tu imaginación — el tono dorado de sus ojos se intensificó.
—¿ Tú crees que me esté volviendo loca? —no, no creo. El loco soy yo por haber roto todo el reglamento.
—Puede que sí, estás hablando con un chico que sólo ves en tus sueños.
Capté su atención con mi comentario.
—¿Qué dijiste?
—Lo que escuchaste, solo existo aquí. —lamentablemente.
—Pero, eso es imposible. —fruncí el ceño.
—Casi todos sueñan con desconocidos, así que no es imposible.
—A lo que me refiero es que escuché tu voz en mi mente ¿no se supone que sí sólo existe en mis sueños no debería de escuchar tu voz? o por ejemplo, ¿mis ojos deberían de ser normales y no con destellos dorados?
—¿Tus ojos? Esto no debería pasar... Esto no... —un fuerte ruido se hizo presente, tape mis orejas.
—¡¿Qué es eso?! —
Una nube color negro se veía en el horizonte, los truenos y los relámpagos cada vez eran más fuertes. Un aire helado hizo que me acercara mas a ella.
Esto solo podía significar una cosa.
"Las pesadillas habían logrado traspasar mis barreras".
—Dame tu mano Sofia. —ella rápidamente me la dio.
—¿Qué es esto? —preguntó confusa.
—Pronto... —resoplé —un mal sueño.
Justo cuando la iba a sacar de allí, una silueta apareció delante de nosotros. ¡Esto no podía ser peor!
Erick tenia en la mano un cuchillo, su su ropa tenía manchas de sangre, sus ojeras estaban bien pronunciadas y tenía varios moretones en el cuerpo.
—No me dejes Sofia, no me dejes. —el cuerpo de ella temblaba.
—Tranquila, es solo un sueño. —dije en voz baja.
—No, no lo es Evan —Diana salió detrás de Erick con el mismo aspecto. Solo que ella en vez de cuchillo traía una pistola.
¿Qué era todo esto? ¿Por que lo sentía real?
—Necesito que despiertes Sofia. —la miré, su agarré se había vuelto fuerte. —Solo cierra y abre los ojos.
—No funciona.
—Debe de... —Erick río
—Imposible —dijo Diana.
Trague saliva.
—¡Esto no puede ser!
—Claro que si Evan, recuerda que tu sientes sus emociones, así que preparate, porque la pesadilla acaba de iniciar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro