Corazón
— Tienes las manos heladas — notaste un día
Sonreí apenas, y me dejé descansar sobre tu pecho, mientras me conectabas al respirador de nuevo.
— Muchas veces me dijeron... — susurré — que luego de todo lo que lastiman a una persona, lo que trasmiten las manos son los sentimientos del alma.
Tomaste mi rostro entre tus suaves manos y me miraste tan intensamente, que tenía ganas de entrar en ti.
— También dicen — murmuraste — que los ojos son el espejo del alma. Y yo veo que tu alma, está llena de fuego.
Conectada de nuevo, llena de cables y aparatos.
— Me duele — mentí.
— ¿Dónde? — Me miraste extrañado
— Aquí — dije decidida.
Y salté a tus labios, necesitaba probarlos antes de que te fueras, antes de perderte por un rato. Sentí tantas cosas, que no podía dejarte ir.
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