[12]
Esto es muy estresante...
No eh descansado bien estos últimos días, no es sólo por la preocupación que siento por Camus, también es por temas de trabajo. Hay algo que no me cuadra muy bien, este mes se ha visto un descenso increíble y el dinero que se suponía que debería ser para las obras sociales, ha desaparecido, además, no entiendo porque se dejó que el gobierno tome dinero sin mi consentimiento.
Fue el día en que me quedé con Camus en la clínica y tenia que dejar la oficina, ese día tenía una junta, deje a cargo a Asmista, porque es el que me ayuda con la administración; dudo que el fuera el que dejó que se tome la decisión de abrir la bóveda del dinero y dejará que el consejo tome aquel dinero.
— Mi cabeza....
Cierro los ojos y dejó de pensar un momento en la economía.
Como si el mundo estuviera confabulado para evitar que descanse, llaman a la puerta.
— ¡Señor Degel!
— Adelante Lifia — me levanto de mi asiento — ¿sucede algo?
— El señor Asmista ha venido a dejar los papeles que solicito.
— Dile que puede pasar.
Asmista, es imposible que él sea capaz de hacer algo como eso. Será mejor que vuelva a revisar las cuentas, talvez, me equivoqué.
— ¿Degel? — Asmista entra a mi oficina— ¿Te sientes bien?
— Si, no es nada. La típica migraña que se tener, toma asiento por favor.
— Solo estoy de paso Degel, debo regresar al hospital en menos de diez minutos — sonrie — Aquí están los papeles.—los deja en mi escritorio— Si necesitas algo...
Lo interrumpo
— Asmista, jamás me ocultarias algo — Lo miró a los ojos— ¿cierto?
Suelta una risita y sonrie.
— Degel, amigo, ¿cómo haría algo asi? Si somos amigos, ¿olvidas? — me da unas palmadas en la espalda, yo sigo serio— Bueno, ya me debo ir, ¡Cuidate!
Y sale de mi oficina.
No creó que sea capaz, además, ¿por qué llegaría a ocultarme algo?
— Degel, te estás volviendo loco — me digo a mi mismo y suelto un suspiro.
Veo la hora, es hora del almuerzo...
Mejor voy a dormir.
Mi secretaria entra a mi oficina.
— ¡¡Señor!!¡¡Señor Degel!!!
¿Y ahora que?, no me dejan descansar, en serio que hoy no es mi día.
— ¿Qué? — bostezó— Lifia, cálmese...dígame que sucede.
— E-es s-su s-su....ella...aquí...su....ex..e..
Antes de que pueda seguir, mi ex esposa entra a mi oficina.
Con que era eso...¿qué hace aquí? ¿No se supone que le puse una orden de alejamiento?
— Seraphina, ¿qué haces aquí?
— ¡¡Degel!! Mi amor!! — se abalanza sobre mi y al parecer está llorando—¡¡Te eh extrañado mucho!!
— Lifia, puede dejarnos solos
Me quedo a solas con la señora Seraphina que parece haber estado llorando a mares.
— Dígame — la alejo de mi— ¿qué es lo que quiere ahora?
— Pero mi amor... ¿por qué me tratas así? ¡¡¡Yo solo vine para...para pedirte que me arrepiento de todo!!! ¡¡Y quiero que volvamos!!
Está demente, ¿cierto?
— A ver Seraphina, llegas de la nada a mi oficina, llorando y me pides que ¿volvamos? —asiente— No se si te olvidaste que fuiste tú quien provocó nuestro divorcio y si mal no recuerdo fuiste tú quien lo pidió
— ¡Pero! ¡¡Pero estaba equivocada!! ¡¡Yo te amo!! ¡Siempre lo eh hecho!
— Seraphina, deja de actuar — me cruzó de brazos— jamás me amaste y no creo que ahora me ames, ¿qué es lo que quieres? Si no lo dices tendré que llamar a seguridad y pedir que te saquen a la fuerza de aquí.
Se limpia los rastros de lágrimas, me mira a los ojos y con una sonrisa de lado.
— Creí que seguías siendo el mismo Degel que se creía todo, pero me equivoqué— Saca un labial y se maquilla un poco con el.
No puedo creer que estuve casado con ella.
— Y yo veo que tú no has cambiado nada, Seraphina, sigues siendo la misma actriz de siempre. Ya dime qué es lo que quieres. Si es dinero, no creo que lo necesites, con todos esos amantes millonarios que tienes.
— Cariño, ¿cómo crees que quiero dinero? — alzó una ceja— Ya te dije lo que quiero. ¡¡Cariño, quiero que regresemos!! ¡Y yo no tengo ningún amante! Cariño, por favor volvamos......¡Ya se! ¡No quieres regresar conmigo por qué creíste lo que te dijo Camus!
— Deja de llamarme "cariño" — tomo mi abrigo y me lo pongo, será mejor que vaya a trabajar a la casa, estoy demasiado cansado— Seraphina lo que me estás pidiendo es algo que no creí que me lo volverías a pedir. En el juzgado dijiste que me odiabas y jamás me amaste. ¿Lo olvidaste? Además afirmaste que fuiste tú misma quien lastimo a Camus de pequeño y que lo tiraste por las escaleras por qué te dio un ataque de irá. ¡Lo querías matar!
— Pero ese bastardo, fue el que arruino nuestro matrimonio! Degel, ¿no lo entiendes? ¡Desde que llegó ese engendro todo nuestro amor se vino abajo! Y le ponías más atención a Camus que a mí. Te dije que no lo adoptemos por que desde un principio sabía que traería problemas debí matarlo cuando tuve oportun-
— Sal de mi oficina, Seraphina.
— ¡Degel! ¿No me amas?
— No, jamás te ame Seraphina.
— ¡¿Y por qué te casaste conmigo?!
— Por qué mi padre me obligó... Seraphina por favor retírate de mi oficina, no lo hagas más difícil.
Me mira con odió y se que no quería que le recuerde que, prácticamente, nuestro matrimonio fue arreglado.
— ¡De acuerdo! ¡Me voy! Pero Degel será mejor que cuides a lo que más amas y sabes a lo que me refiero... ¡Adiós Cariño!
Se va, está mujer está demente, tiene unos cambios de humor tan drásticos. Ahora tengo otro problema más en el cual pensar.
— S-señor Degel..
Lifia entra de nuevo en mi oficina un poco dudosa de lo que quiere hacer. Pero igualmente sigue hablando y me cuestiona algo que no podría rechazar
— ¿Quiere que le diga a la junta que no se encuentra en estos momentos? — asiento— ¡De acuerdo! Ya le pedí a su chofer que lo venga a recoger.
— Dile al chófer que se tome el día y usted también puede hacerlo.
Salgo de mi oficina enseguida.
Estoy demasiado cansado, siento que ya ni siquiera puedo respirar estando en mi trabajo. Camino por un parque , me siento en una de las bancas cercanas a la fuente que hay ahí.
Miró los pájaros que se encuentra en la fuente, la brisa fresca toca mis mejillas y me preguntó cuando fue la última vez que estuve en un parque...
Cierro mis ojos y hago mi cabeza hacia atrás.
— Estoy viejo..
Sonrió, pensando en que me estoy volviendo un viejo.
— Y yo estoy embarazado..
— ¡Ah! — me caigo de la banca y siento como mis mejillas se ponen rojas de la vergüenza,¡¡que susto!! Creí que estaba solo — Tu eres...
— Jajaja Degel perdón por asustarlo, pero creí que era el día de decir mentiras jajaja, no quería asustarlo —me da la mano y me ayuda a levantar— perdóneme si lo asusté.
— e-eh, no tranquilo, Señor Kardia...— ¡¿por qué tartamudeo?!— y-yo no me asuste.
En realidad si me asuste pero ¿por qué lo niego?
— Si, no se asustó para nada. —me mira y me pongo más rojo, lo que provoca que tenga que mirar hacia otro lado— por cierto, ¿qué hace un hombre de tan alta alcurnia en un lugar como este?
— No se a-a que se refiere...es solo un parque y yo soy solo un hombre.
— Degel, dejando las formalidades por favor. Si no te diste cuenta este parque es muy peligroso, hace rato que unos tipos se están drogando detrás de aquellos arbustos y hay un hombre que no ha dejado de verlo desde que entró al parque, es ese que está ahí, lo ve —señala detrás de la fuente— y es casi imposible no darse cuenta que usted tiene dinero
— No me fije en eso...pero no me parece bien que juzgues a esos hombres sin conocerlos, no puedo negar que aquellos se están drogando pero de aquel hombre imagínate que talvez quiere preguntarme algo. Además, ¿qué diferencia hay entre ese hombre y tú? Tu también me has de haber estado viendo desde que entre en este parque, o me equivoco.
Lo que menos me gusta en este mundo es que se juzguen a las personas sin conocerlas.
— No, no te equivocas, pero yo soy un policía y si, te estaba viendo —entonces si me estaba viendo, un momento ¿por qué me da felicidad que me estuviera viendo?— Te veía porque tenía que protegerte de que algo malo te suceda...
— Ah ya veo...y tú ¿qué hacías por aquí?
— Yo vivo cerca de aquí, ese departamento que está en aquella esquina es donde vivo.
Se ve que es un edificio viejo y está algo...algo..¿demacrado?
— Si...no es tan bonito, además es antiguo y está para caerse, pero es donde vivo.
— ¡Es bonito! ¡Se ve muy acogedor! Y...y...me gusta... bueno, se podría pintar las paredes y tal vez arregl-
— Degel, ¡estás hablando muy rápido! Y tienes las mejillas rojas, —sonríe y pone una de sus manos en mi frente— ¿te sientes bien?
Ya ni se que digo, ni en que pienso...lo más seguro es que sea el cansancio que me tiene de esta manera...
— ¡Degel! ¡Tienes fiebre! Y estás muy pálido, ¡debo llevarte a un hospital!
Antes de que de alguna esclusa, el me carga en su espalda y antes de salir del parque suena mi teléfono.
— Esta en...en mi bolsillo...—se lo doy a Kardia— contesta...por mi..
El asiente y contesta por mi.
— ¿Buenas tardes?.......no, yo soy Kardia....si, el hermano de Milo.... Pero....¿como?....donde, ¡¡¿dónde está Milo?!!...... ¿Camus?...... maldición se cortó la llamada Degel..
— ¿quien era? — creo que me voy a desmayar — ¿Kardia?
— Era tu hijo... Camus.....el y Milo... ellos fueron....
No puede ser...
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Manzanita Fuera 🍎💛
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