Narra Thalía

Sentía que me quedaba sin aire, tenía miedo y mis patas tenían sangre por correr sobre este líquido que estaba en todas partes. Mamá me agarra por el lomo para detenerme justo cuando una bala de plata roza mi hocico, solté un alarido de dolor pero seguimos corriendo.

-¡Rápido, Thalía! ¡Corre más rápido! ¡Solo sigue!-la escuchaba a mi lado.

Pero de repente escuché otro disparo y mi madre dejó de correr a mi lado. Llegué al bosque y me escondí entre los arbustos para darme vuelta y ver a mi manada. Todo ardía en llamas, los disparos eran incesantes y el olor a sangre me causaba náuseas.

Los gritos y súplicas se hacían escuchar, las lágrimas corrían por mis mejillas sin intenciones de detenerse. Vi el cuerpo de mi madre en el suelo, ella se retorcía de dolor antes de que unos cazadores se le acercaran.

-¡Mamá! -quería ir y ayudarla.

Papá llegó antes y la protegió como pudo, pero los rodearon. Quise salir a ayudarlos pero mamá me había visto y negó con la cabeza antes de recibir varios balazos junto a papá. Retrocedí del miedo y el dolor de perder a mi familia. Todos en mi manada recibían disparos, morían uno a uno sin lograr escapar. Me agaché cuando un disparo fue hacia mí, eso me ayudó a reaccionar.

Salí corriendo de nuevo, pero recibí una bala en el lado izquierdo que me hizo caer y lloriquear.

-¡Síganla, en cualquier momento debe caer! -escuché como gritaban los cazadores.

Me levanté desesperada. Salí corriendo una vez más a tres patas, corría lo más rápido que podía, escuchaba las motos acercarse. Me disparaban constantemente pero conseguía esquivarlos gracias a los arbustos que me resguardaban. Me alejé de mis tierras por primera vez, no sabía a donde iba pero tenía que escapar.

Me adentré en lo desconocido. Corrí por tanto tiempo y los cazadores aún no me dejaban tranquila. Seguían tras de mí sin perderme el rastro por más que lo intentara.

Yo solo quería llorar la muerte de mis padres y mi manada, ¡¿no pueden dejarme en paz?!

Sentía que no iba a poder aguantar por más tiempo. Mis patas ardían por el esfuerzo de correr tanto tiempo, mi respiración se volvía cada vez más pesada. Pero percibí cuando entré en un territorio diferente. No sabía de quién era, ni si me matarían antes que los cazadores. Quería salir de aquí lo más rápido posible antes de que fuera tarde, pero no lo conseguí.

Alguien salta sobre mí hasta tumbarme en el suelo, gruñe en mi rostro, causándome terror.

-P..Por favor... Ayuda. Me vienen siguiendo.

-¿Quiénes?

-Cazadores.

Los motores volvieron a escucharse, los lobos que aparecieron me soltaron para ir en contra de los cazadores. Intenté levantarme pero mis heridas ya no me lo permitían.

De repente fue como si todo se detuviera, percibí un olor que era tan perfecto como el mismo portador que lo vi acercarse. Tal aroma me embriagaba, olía tan bien...

"¡Mate!"

Frente a mí aparece un gran lobo negro que salta sobre mi cuerpo hasta pararse con firmeza frente a los cazadores. Su gruñido gutural asusta a los humanos que no consiguen apuntar sus armas con presicion. El lobo salta sobre ellos y con gran facilidad acaba uno a uno con los cazadores. Me sentía tan aliviada, tan feliz de que mi Mate apareciera para ayudarme. Pero toda felicidad se desvanece cuando me encontré con su mirada.

-Esto no puede estar pasando -habla él gruñendo con molestia- ¡¿Por qué apareciste?!

No lo entendía, ¿no me quiere? Esto no era como me lo había imaginado desde niña. Chillé del dolor que me ocasionaban sus palabras. Traté de levantarme e irme pero él se colocó en frente de mí, gruñendo demandante y ocasionando que me sintiera diminuta a su lado.

-Llévensela -gruñe.

Dos de sus guardias aparecieron a mis lados para comenzar a empujarme, me gruñen amenazantes ocasionando que sintiera miedo y agachara las orejas junti a la cabeza mientras escondía la cola entre las patas. Todos ellos escoltándome dentro de la manada, mientras los demás veían.

Me detuve un segundo y volteé la vista a mi Mate pero él pasa junto a mí y gruñe para que siguiera caminando. Eso hice. Todo me dolía, no quería meterme en más problemas, así que solo caminé y evité hacer enojar más a mi Mate.

Llegamos a lo que parecían ser los calabozos, bajamos por unas escaleras y los guardias me lanzaron dentro de una celda. Mi Mate ya no estaba aquí, me transformé en mi forma humana y me escondí en una esquina de la celda. Vi mi cuerpo, estaba herida y sangrando... ni siquiera me ha querido brindar ayuda médica.

Escuché unas pisadas y su aroma inundó mi nariz. Lo vi acercarse con las manos en los bolsillos. Me miraba con frialdad y un dolor profundo en sus ojos. Me acerqué a los barrotes y me sujeté de estos.

-¿Por qué me tratas así? Soy tu Mate... -fue lo primero que pregunté.

Lo vi cerrar los ojos y suspirar, como si mi voz le afectara pero él se resistía a mí.

-Tú no eres nada para mí -habla furioso-. No sé a qué esté jugando la Diosa Luna pero no funcionará.

-Entonces... ¿por qué me encerraste? ¿Por qué me trajiste aquí? -las lágrimas se acumulan en mis ojos-. Si no me quieres, déjame ir. Por favor... no quiero estar en este lugar.

Podía sentir las lágrimas comenzando a resbalar por mis mejillas. Él se acercó y se agachó hasta estar a mi altura, creí que se apiadaría de mí. Acercó su mano y limpió las lágrimas, me miró a los ojos pero nada cambió.

-Pero aunque no quiera nada de ti, es inevitable necesitarte... -me tomó por la barbilla y me hizo mirarlo mejor-. Antes de ti, yo tenía una Mate. El amor de mi vida, construí una casa para vivir juntos y criar a nuestros cachorros cuando los tuviéramos. Viví un sueño con ella...

A pesar de lo lindo que sonaba todo eso su mirada se oscurecía más, como si repudiara todo sobre su Mate.

-Me engañó con nuestro enemigo, el rey vampiro. Así que, la rechacé. Fue extraño, no sentí dolor alguno y no me enfermé hasta morir como debía de haber pasado.

Yo tampoco comprendía. Se supone que al ser rechazados el dolor es insoportable y uno enferma de tristeza hasta que su lobo interior muere.

-Tú eres la razón-siguió, soltó mi barbilla pero no dejó de mirarme a los ojos-. Es por ti que mi lobo aún vive, por ti no me ha dolido el rechazo de mi Mate. Todo gracias a ti...

-Si es gracias a mí, ¿entonces por qué haces esto?

-¿No lo entiendes? -aprieta los dientes y agarra los barrotes con fuerza-. Quiero rechazarte, quiero dejarte en el bosque para que la naturaleza o los cazadores se encarguen de ti y librarme de tu lazo para siempre.

Sollocé del dolor. Mi loba lloraba en mi interior al igual que yo. Él me veía con odio y era algo que no podía soportar.

-Cuando lo hice con mi anterior pareja me sentí mejor. Más fuerte y seguro, era poderoso que hasta estuve tan cerca de ganar la guerra con los vampiros. Pero tú apareciste, creaste un lazo y ahora seré débil otra vez. Si mueres ahora que te he encontrado, yo también lo haré. No puedo permitirlo.

Me aparté agachando la cabeza y apretando los dientes para no volver a sollozar, pero no podía. El dolor en mi garganta por el llanto ya era demasiado.

-¿Entonces me mantendrás aquí para siempre?

-Probablemente.

Negué con la cabeza sin poder creer todo lo que estaba pasando. Él ya no dice nada y simplemente se va de aquí. Era tan difícil de aceptar todo esto... primero mi hermano desaparece, luego mi manada y mis padres son asesinados por cazadores y ahora mi Mate me tiene encerrada. Esto es una jodida mierda.

Abracé mis piernas de nuevo y enterré mi rostro entre mis rodillas para sollozar en silencio hasta secarme.