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Capítulo 11

Narra Thalía

Hm... algo peludo, pero suave; se sentía tan cálido y agradable. No pude evitarlo y sonreí, mi hermano es genial en su forma lobuna. Lo abracé con entusiasmo pero él me colocó en su lomo y me llevó por todo el bosque, no paraba de reír junto a él. Espantamos aves y algunos otros animales.

-¡Vamos para allá! -dije apuntando a una cascada muy hermosa.

Mi hermano me hace caso y me lleva pero antes de poder llegar allí sentí que él desaparecía y yo caía al suelo hasta rodar en el. Levanté la cabeza y miré a todos lados.

-¿Hermano? ¿Hermano dónde estás? -me erguí comenzando a asustarme.

No lo podía ver, no estaba en ningún lado. El viento vuelve a soplar haciéndome ser consciente del frío que hacía.

-¡Hermano! -lo llamé asustada- ¡Mamá! ¡Papá! Ayúdenme... estoy... perdida.

Nadie aparecía y yo me sentía sola de nuevo. Todo se me vino a la mente, Ethan y los cazadores, pero eso... eso solo había sido un sueño ¿no? Eso no fue real.

-Thalía.

Volví la mirada hacia atrás pero antes de poder ver a quien me llamó de una manera que todos los vellos de mi cuerpo se erizaron... abrí los ojos.

Miré a mi alrededor esperando comprender lo que estaba pasando, pero al caer en cuenta de que aquello sí había sido un sueño quería volver a dormir. No me importaba donde estaba, me giré y cerré los ojos esperando soñar con lo mismo pero ni siquiera podía dormir otra vez. Solté quejidos de desesperación, intenté con diferentes posiciones.

-Aunque consigas dormir no podrás volver a ese sueño.

Me senté de golpe y asustada, Ethan estaba a un lado de una fogata apagada. Se levantó y fue hacia unas cosas que estaban un poco alejadas.

-¿Qué... Qué...? ¿Qué pasó? -pregunté- ¿Dónde estamos?

-En una cueva a la mitad de la nada en las tierras de nadie. ¿Recuerdas cómo llegamos a esto?

-Yo... me escapé... -bajé la cabeza.

No dijo nada más, pero se voltea teniendo como un tronco pequeño y cortado en una mano y en la otra tenía comida recién cocinada. Creía que eso sería para él mientras que a mí me mataría de hambre o me obligaría a buscar mi propio alimento, ni siquiera mi miré. Me da hambre solo olerlo, peor es ver que hay comida que no puedo tocar.

-Toma.

-¿Hm? -lo miré rápido pero me topé con la comida frente a mi rostro.

Lo agarré dudosa y confundida, igualmente me tiende el trozo de madera y noté que estaba hueco y cargado de agua. Lo miré a él, estaba hincado en una rodilla para estar a mi altura al entregarme las cosas.

-¿No estás... enfadado? -me atreví a preguntar.

-Lo estoy, créeme que sí -se levanta mientras que yo bajaba la cabeza de nuevo y se aleja-. Pero gritarte o golpearte no solucionará nada, no nos llevará de regreso.

-¿"Nos"?

-Sí -me mira con advertencia-. Cuando comas todo nos iremos. Recuerda, eres mi Mate, si tú mueres o yo lo haré.

Comenzó a acercarse de nuevo, pero ahora con una actitud más amenazante. Por reflejo retrocedí unos pocos centímetros, pero al estar sentada se me dificultó.

-Si te alejas, seré débil. No puedo serlo, no en estos momentos respondió agachandose hasta mi altura de nuevo y me toma por las mejillas-. Así que no permitiré que vuelvas a escapar, te amarraré una cadena al cuello o las patas si es necesario. ¿Entiendes?

Asentí temerosa mientras mis manos temblaban y trataba de no tirar lo que tenía en ellas.

-Bien, porque no me gustaría tener que partírtelas.

Lo creía capaz, eso era lo peor de todo. Creer que mi propio Mate fuera capaz de partir mis piernas para que no me escapara, era horrible.
Ethan mira mis manos aún temblorosas y suelta mi rostro, se queda mirando aquello y decide apartarse y darme la espalda.

-Vamos, termina de comer antes de que pierda la paciencia.

Eso hice, no quería hacerlo enfadar más. Tenía todas las de perder con él. Empecé a comer la carne que me había dado y bebí del agua que se sentía refrescante. Hubiera disfrutado de cada bocado si no fuera por la prisa que llevaba para no hacerlo esperar.

-L..Listo... -mencioné dejando las cosas a un lado.

-Bien, ¿puedes caminar?

-Lo... lo intentaré.

Apoyé las manos en el suelo y eso hice, pero apenas sentía las piernas. Traté de ponerme de pie, tambaleaba y caía de vez en cuando.

-No puedo creerlo... -lo escuché.

Se acercó como si quisiera levantarme de una para no perder el tiempo. Tenía miedo, no quería que me tocara porque podría hacerme daño por su enojo.

-No -levanté una mano y él me miró sorprendido-. P..Puedo hacerlo, yo puedo...

Me apoyé en una piedra para intentar levantarme, lo hice finalmente. Mis piernas solo estaban cansadas, necesitaba moverlas un poco para poder usarlas.

-Ya.

-Está bien -suspira-. Vámonos.

Asentí. Él se aleja hacia la salida de la cueva y yo lo seguí a tropezones que con el pasar de la caminata iban disminuyendo hasta ya casi no darme problemas al caminar. Lo seguía de cerca porque si me alejaba un poco él me miraba y me apuraba con la mirada. Me abracé a mí misma, sintiendo frío y cansancio. Caminamos por horas, él no parecía inmutarse, pero yo no tenía la misma resistencia que él y mucho menos de los cuidados que él tuvo mientras yo estaba encerrada en una celda sin mucha movilidad y buena luz solar.

Levanté la mirada hacia él de nuevo, notando que se tocaba mucho su lado derecho. Traté de ver mejor lo que tenía allí y abrí los ojos de par en par cuando noté, porque se miró el lugar, que eran heridas de las balas de ese cazador. Parecía doler...

-Auch -solté cuando tropecé con una raíz saliente de la tierra y caí al suelo.

Lo escuché resoplar y luego se plantó frente a mí. Me tomé un tiempo antes de levantarme porque este era el primer "descanso" que tuve desde que salimos de la cueva.

-No puedes seguir -asegura.

-S..Sí, sí puedo. Solo... estoy cansada... ¡P..Pero! Estaré bien -hablé rápido y me intenté levantar de nuevo.

-No, no puedes.

Se agachó e hizo el amago de levantarme en brazos, pero vi mucho mejor las heridas que tenía y sin darme cuenta, me preocupé.

-No. No... Yo puedo.

Me levanté antes de que pudiera tocarme, me miró desde su lugar mientras yo respiraba profundo.

-¿Ves? Yo puedo... -repetí.

-Como quieras.

Se levantó y miró a nuestro alrededor por un tiempo, se ubicó fácil pero no se movía. Volteó a verme de reojo y sorpresivamente me tomó del brazo.

-Ven, por a...

-¡Hm! -por acto reflejo me solté de su agarre y retrocedí un paso, cubriendo el lugar donde me había agarrado.

Me miró confundido mientras yo temblaba. Miré mi brazo, creyendo que me había agarrado con fuerza, pero... no lo hizo en realidad. Creí que iba a hacerme daño.

-¿Por... Por dónde? -pregunté bajando la cabeza para evitar mirarlo luego de eso.

No respondió, se había quedado quieto. Podía sentir su mirada sobre mí y con más razón evitaba verlo. Finalmente resopló y siguió caminando.

-Por aquí.

Su voz sonó más fría que antes, no me miró de nuevo. Lo seguí caminando tras él, volví a revisar mi brazo y realmente no tenía nada. Quizás porque había actuado más rápido antes de que pudiera ser más bruto conmigo.

Lo miré un segundo, su espalda estaba erguida pero tensa y sus manos se apretaban en puños que luego se aflojaban. ¿En qué está pensando? ¿Querrá golpearme? ¿Se sintió ofendido por lo que hice? Oh Diosa... por favor que no me haga nada.

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