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#17;

Pov.Narrador/ra

Oscuridad, eso era todo lo que podía ver.

Dolor, era lo que podía sentir.

La voz de los desgraciados y risas de las bestias más inmundas era lo que escuchaba.

Para Venezuela, ese era el panorama, lo único que le tranquilizaba era el tacto suave en su mano por la mano de alguien más.

Su ángel de la guarda, ese con el que siempre peleaba por el origen de muchas cosas, entre esas las arepas.

—¡Chile gonorrea, deja de reírte de Vene.!

Soltó el colombiano molesto, ese día su hermano había tenido un bajón y sus ojos se pusieron de un color oscuro, completamente negros, este normalmente quedaba ciego cunado le pasaba.

Había sido en casa de Bolivia, se supone que habían ido a jugar en la play pero de pronto todo se oscureció para Vene y termino chocando con la mesa y cayéndose de bruces al piso, ea ahí la risa del de cola de lagarto.

—dejalo, ojalá se ahogue con su saliva Por mamawebo.— se quejo Venezuela dejándose ayudar por Colombia, estaba fastidiado, hace tiempo no le pasaba aquello, suspiro pesadamente —¿Me llevas al sofá?.

Colombia asintió aunque fue algo estúpido ya que el de estrellas no le podía ver; lo guío hacia el sofá y ayudó a sentarse.

—Vene, podemos regresar a casa si quieres...

—no es necesario, tu quería jugar al Fifas con México ¿No?.

—si pero...

—dale marica, me puedo esperar.— soltó mirando hacia donde Colombia no estaba parado, este suspiro para luego sonreír, tomo las mejillas del de cabello largo y le hizo girar hacia si para que le "mirara" —bueno, como decía, no te preocupes por mi, diviértete, puedo escuchar música mientras y así no escuchar a esta banda de mente'pollos.

—si tu lo dices Vene...



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Pasaron unas cuantas horas y si, Colombia jugaba entretenido junto a los demás latinos presentes mientras que Venezuela escuchaba música con sus audífonos puestos y mirada hacia la nada.

El de estrellas no podía ver pero si escuchar entre su música los gritos y discusiones de los demás, en especial de Colombia el cual era bien conocido que solía ser muy competitivo.

Estaba aburrido, por lo que cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño.

Colombia estaba estresado, ya le habían metido dos jodidos goles, iba a mentarle la madre a México cuando sintió un cálido cuerpo contra el suyo, Venezuela se había quedado dormido con su cabeza apoyada en su hombro, callo, no quería despertarlo pues sabía que este no podía conciliar el sueño en las noches.

—uhh chicos, creo que por hoy ya no juego.— suspira, tratando de acomodar a su hermano —Bolivia ¿Puedo utilizar una habitación?.

El nombrado asintió y se levanto para mostrarle por donde era, Colombia por su lado se llevó a Venezuela en su espalda.

Dejo a Venezuela en la cama con cuidado, retiro sus zapatos y acomodo para que estuviera más cómodo.
Se sentó a su lado en la orilla de la cama y suspiro.

Le miro notando las grietas en su piel, por mucho que esté pareciera mejorar las grietas no se iban, de hecho aumentaban, fruncio levemente el ceño acercando su mano y acariciando una de las mejillas del contrario sintiendo las grietas y cicatrices en esta.







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Venezuela despertó, su visión había vuelto aunque seguía algo borroso, suspiro, al menos ya podía ver algo además de oscuridad, iba a levantarse pero sintió algo aferrándose a su cintura, miro a su lado notando una mancha, amarillo, rojizo... Oh, Colombia.

Sonrió de lado, acercó su mano a la mancha amarilla y acaricio el cabello del contrario con cariño, Colombia se había quedado dormido a su lado seguramente y ahora le confundia con su almohada.

Recordaba que se pequeño Colombia solía abrazarse a algo siempre que dormía, le enternecia ver que esta maña seguia.

—Colombia, despierta.— dijo en voz algo baja moviendole levemente —tengo hambre y me quiero comer unas panquecas con queso, Colo vamos mamawebo, arriba.

El de cabello más corto se quejo y acurrucó más contra el cuerpo ajeno, estaba calentito y cómodo, no quería moverse de su lugar.

—Colo, no soy tu osito de peluche, arriba.— insistió pero el otro siguió sin prestarle atención —parame bolas marica.

Pero nada, de pronto sintió como el colombiano se giraba en la cama, aplastandose levemente eh impidiéndole que se levantará, quedando en una pose algo comprometedora.

—¡Colombia trimardito quítate!.



Continuará...

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