Parte/8
Ozi estuvo un poco triste, pero pronto se integró con los demás niños que jugaban alegremente en el patio, pronto llegó la hora de la comida, acomodaron a todos los niños y les dieron de comer, antes tuvieron que repetir una oración y al final de la comida otra.
La mayoría de los niños y niñas que estaban en el albergue eran hijos de madres solteras o viudas que se veían en la necesidad de trabajar y no tenían quien les cuidara a los niños, a ellos se les catalogaban como niños de entrada y salida, las mujeres los llevaban el domingo por la tarde y salían el sábado a mediodía las que trabajan de lunes a viernes iban por sus hijos el viernes por la tarde.
Las religiosas eran muy ordenadas con los niños que recibían, le formularon su expediente al niño, le hicieron unas preguntas.
- ¿Cómo te llamas?
-Ozi.
- ¿Y cómo se llama tu mamá?
-Cuca.
-Y tu papá.
-Mi tito.
Mientras una religiosa le hacía las preguntas al niño, otra escribía. enseguida le tomaron una fotografía de cuerpo completo. La religiosa escribió en el expediente del niño.
El día 6/9/75, Llegó a un niño de aproximadamente 4 o 5 años, que fue encontrado por la señorita Sofía Miranda en los alrededores del templo del espíritu santo el día 5/9/75.
El niño dice llamarse Ozi, su madre Cuca, menciona a una persona del sexo masculino como "Tito", no se sabe, si sea su padre, tío o algún amigo de la familia, vestía.
La religiosa describió la ropa del niño y calzado y guardo la carpeta.
Después del informe bañaron al niño y le pusieron ropa limpia.
Y así quedó registrado un niño más perdido o abandonado por sus padres, el siguiente paso era avisar al templo del espíritu santo, para que pusieran un anuncio con la foto del niño por si alguien lo conocía, avisaran a su familia para que fueran a recogerlo al albergue.
También los sacerdotes cuando daban los avisos, decían que había un niño en el albergue daba su nombre y el de la madre, pero desafortunadamente ningún conocido de Cuca vio el aviso la mayoría de las personas en cuanto terminaba el oficio salían lo más pronto posible sin fijarse en los avisos.
Pasaron los días, las semanas y los meses, sin que nadie reclamara al niño, el albergue tenía un permiso del gobierno de dar en adopción a niños que no reclamaran después de seis meses, Ozi, se adaptó al lugar olvido su antigua vida, pero lo que nunca pudo olvidar fue a su madre.
Siempre recordaba a una mujer que lo arropaba y le cantaba una canción de cuna antes de dormir, las facciones de su madre poco a poco iban desapareciendo en su mente, pero el rostro aún sin cara lo seguía recordando.
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