Mientras tanto, en el templo de Santa Rita de Casia ya estaba listo para recibir a la santísima virgen y sus acompañantes, Sofía sentó al niño en una silla a su lado, ya que ella era la encargada de recoger los boletos a las personas que subían a la rueda de la fortuna, el niño saboreaba una rica paleta de chocolate, estaba a la vista de las personas por si alguna lo conocía.

Pasó el evento y nadie lo conoció, esa noche el niño pasó la noche con la familia durmió al lado de su protectora, al día siguiente con todo el dolor de su corazón, Sofía se dispuso a llevar al niño a la delegación, caminaban lentamente ella quería alargar el tiempo no quería dejar al niño rodeado de desconocidos, de pronto a un lado del templo vio un gran letrero.

"Albergue santa Rita de Casia" era una casa antigua muy grande la puerta estaba abierta, ella entró por un largo pasillo estaba adornado con macetas con plantas ornamentales había una banca de madera, al final del pasillo estaba un cancel, de ahí se apreciaba un gran patio donde varios niños corrían alegremente, Sofía pensó.

-Este lugar es más agradable que una delegación.

Se decidió a tocar el timbre del cancel, una religiosa acudió al llamado.

- ¿Dígame señorita que se le ofrece?

-Mire madre, me encontré a este niño desbalagado ya pregunté a varias personas y nadie lo conoce, quería ver si lo puedo dejar aquí, quizá su madre venga a buscarlo aquí.

- ¿Dónde lo encontraste?

-Afuera del templo del espíritu santo, desde ayer lo encontré, pero nadie lo conocía por aquel rumbo.

-Pues déjalo aquí esperemos que sus familiares vengan a buscarlo lo más posible es que así sea.

Sofía le dijo a Ozi con una voz dulce.

-Mijo aquí te vas a quedar, la monjita te va a cuidar mientras viene tu mamá por ti.

El niño se abrazó fuertemente a ella suplicándole.

-Yo no me quelo quelal aquí, yo me quelo il contigo.

-No mijo yo no te puedo llevar, si te llevó tu mamá no te va a encontrar.

El niño ya no dijo nada y dócilmente tomó la mano de la religiosa y los dos se perdieron en la enorme casa,  lo llevaron a un patio donde había más niños  se integro rápidamente.

Sofía se regresó con su familia deshecha en llanto, su madre al verla le preguntó.

- ¿Y ahora tú que te pasó? ¿Por qué vienes chillando?

- ¡Ay ama es que ahorita que deje al niño se me abrazo, no quería que lo dejara con las monjitas!

- ¿Cuáles monjitas no lo ibas a llevar a la delegación?

-Si, pero al otro lado del templo hay un albergue y mejor allí lo deje lo van a cuidar las monjitas y es más fácil que ahí lo encuentre su mamá.

-Ay mija eres muy sensible, solo fue un día y ya te encariñaste con el muchachito.

-Es que tú lo viste como se me abrazaba y me decía que se quería venir conmigo.

-Lo que pasa es que le ha de haber dado miedo las monjas con esos hábitos tan feos que usan.

-Sofía no pudo más que sonreír con las ocurrencias de su madre.

-Lo bueno que hay muchos niños.

-Ya vez, el niño va a estar mejor allí, aquí se la pasaba nada más sentadito.

-Si tienes razón, ojalá vaya su amá pronto a buscarlo.

-Esperemos que sí.