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Parte/40



La tarde del día siguiente los ancianos del asilo veían la televisión de pronto salió el servicio social donde aparecía la foto de Ozi de niño, uno de los señores se quedó viendo detenidamente la pantalla, para Sor Natalia no pasó desapercibido el gesto, enseguida le pregunto al anciano.

- ¿Don Felipe reconoció al niño?

Mire madrecita mi amigo Melquiades tenía una tienda y una señora llevó un retrato de un niño igualito a ese que están anunciando, duró mucho tiempo pegada en la tienda para ver si alguien lo había visto, como yo iba seguido a platicar con mi compa (Amigo) cada que iba, veía al muchachito, pos se me quedó muy grabado el retrato.

-Y usted sabe cómo se llamaba la mamá del niño.

-No, pos eso no, solo que varias veces la llegué a ver cuando iba a preguntarle a Melquiades, si le tenía alguna razón. (noticia).

- ¿Y usted cree que su amigo la conocía?

-Yo creo que el sí, porque le hablaba con mucha confianza.

- ¿Su amigo todavía vive en donde mismo?

-Yo creo que sí, pos era casa propia, pero si lo quiere ver esperece pa dentro de ocho días, su hijo Melquiades chico me lo trae cada mes pa que echemos la platicada y pa de hoy en ocho le toca venir no siempre lo trae su hijo, a veces lo acompaña su nieto o bisnieto ya ni se.

Sor Natalia no cabía en sí de felicidad, pensó en sus adentros.

No le voy a decir nada al doctor hasta que no hable con el señor, no vaya hacer que se trate de otro niño y solo le voy a dar falsas esperanzas.

El siguiente jueves Sor Natalia se sentó en el jardín junto a don Felipe a esperar a su amigo Melquiades, quería salir de dudas cuanto antes, rogándole a Dios que el hombre recordara el nombre de la madre del niño.

A las cuatro de la tarde empezaron a llegar los familiares y amigos de los ancianos, de pronto entró un señor entrado en años acompañado de un joven, cuando don Felipe lo vio exclamó lleno de alegría.

- ¡Mire madrecita ese es mi amigo Melquiades el que lo acompaña es su nieto, o su bisnieto vaya usted a saber ya estamos re viejos jajaja.

-Buenas tardes don Felipe aquí le traigo a su amigo para que platiquen voy a un mandado más tarde regreso por él.

Ándale si mijo vete sin pendiente aquí te lo cuidamos.

-Adiós sor Natalia ahí se lo encargo.

-Ve con Dios hijo.

- ¡Mira Melquiades aquí la monjita te quiere preguntar algo!

-Está bien pero no me grites que no estoy sordo como tú, mi nieto me compro mi aparato para oír y ya te oigo muy clarito —. Dígame madre para que soy bueno.

-Mire uno de los doctores anda en busca de su madre.

-Ah sí, y yo que tengo que ver en eso.

-Ay Melquiades no se te quita lo bruto deja que termine de hablar la monjita.

-Perdóneme, sígame diciendo madre.

-Mire a uno de los doctores, se le extravió a su madre cuando era apenas un niño hace muchos años, una joven que lo encontró vagando por la calle lo llevó a un albergue, como nadie lo reclamó lo dieron en adopción y se lo llevaron a otro país, y aquí don Felipe me contó que usted tenía en su tienda una fotografía de un niño perdido ¿Lo recuerda usted?

-Como olvidarlo duro tanto colgado en mi tiendita y cuando ya se hacía fea, su madre traía otra, y otra hasta que yo vendí él changarro.

-Recuerda el nombre de la madre del niño.

Pues al principio no, pero poco a poco fuimos haciendo amistad y así fue como supe que era costurera que ese año que se perdió el muchachito la virgen de Zapopan pasó por su casa, usted sabe el gentio que acompaña a la virgen.

-Si claro es demasiada gente.

-Bueno pues me dijo la señora que ella soltó al niño unos segunditos para tocar el vuelo del vestido de la virgen solo eso basto para que el niño se perdiera entre el gentío, ella lo busco ayudada por los vecinos, pero nunca lo encontró, ella casi se volvió loca.

-Pobre mujer ya me imagino ¿Pero recuerda el nombre de la señora?

-Creo que me dijo que se llamaba Chayo.

La religiosa al escuchar el nombre de la señora se sintió desilusionada, pero no se dio por vencida y sacando una fotografía de Ozi se la mostró al hombre.

De casualidad este niño se parece a la foto del niño que estuvo en su tienda.

-Espéreme déjeme me pongo mis antiparras (lentes), sin ellas no veo bien, a ver déjeme ver el retrato.

El hombre duro algunos minutos viendo la fotografía, Sor Natalia le volvió a preguntar.

- ¿Y dígame se parece el niño?

-No, madre, no se parece.

- ¿Esta seguro?

-Muy seguro madrecita, no se parece porque este niño es el hijo de la señora Chayo, si lo sabré yo que lo primero que veía al llegar a la tienda era la cara del muchachito.

La religiosa volvió a sonreír, quizá don Melquiades o el mismo Ozi, estaban confundidos con el nombre de la mujer.

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