Después de ocho meses sin su madre, Ozi volvería a tener un nuevo hogar y unos padres nuevos que eran adorables y altísimos, él niño fue registrado con el nombre de Jack Thompson.

Ya en su nueva casa en Ottawa Ozi se puso en forma, con la adecuada alimentación se le quito la desnutrición, llegó a su altura normal a la que le correspondía según su edad, aunque él no iba a ser tan alto como los niños canadienses debido a sus genes.

Él no sabía nada de inglés, pero estaba decidido a aprenderlo, pronto se hizo amigo de los niños de su colegio donde fue inscrito, le encantaba jugar hockey sobre hielo, aprendió el idioma gracias a sus a sus padres, a su maestra, a sus compañeros de escuela, pero sobre todo viendo los programas de dibujos animados en la televisión.

En los primeros meses escolares se las ingenió para comunicarse en las conversaciones de sus compañeros del salón de clases en las que señalaba objetos a la vez que intentaba expresarse; no temía detenerse a recordar la palabra adecuada mientras sus compañeros lo miraban expectantes, su maestra le dijo a Emma.

-Ozi es un pequeño muy inteligente y persistente.

Emma y Scott estaban impresionados por la manera en que Ozi se adaptaba a su nuevo entorno y al estilo de vida canadiense muy opuesto al de su complicada vida mexicana.

No obstante, había indicios de que algo se estaba gestando bajo su alegre apariencia. Un día seis meses después de llegar a Canadá, Ozi le preguntó a Emma.

-Mamá ¿Cuándo me volveré blanco?

Emma descubrió que él esperaba que su piel se aclarara como arte de magia tras vivir un tiempo en aquel país ella le explicó que eso no iba a suceder.

-No mi niño eso no va a pasar.

-Pero porque no, todos mis amigos son blancos ¿Por qué yo no puedo ser como ellos?

-Tú no puedes ser como ellos y ¿sabes por qué?

- ¿Por qué?

-Porque tú eres un niño muy especial.

El niño esbozó una amplia sonrisa y ya no preguntó más. Cuando cumplió el año de su llegada al albergue, Emma y Scott adoptaron legalmente al niño, en su acta de nacimiento aparecía la fecha en la que fue adoptado, cuando entró a la primaría los maestros solo lo llamaban Jack, pronto se acostumbró y el nombre de Ozi quedó en el olvido.

Cuando el niño cumplió un año de su llegada a Canadá Emma empezó a sentirse mal, con algunos mareos y ascos matutinos, ella los atribuyo a la pre-menopausia, ya contaba con 38 años, pero grande fue su sorpresa cuando fue con la ginecóloga y le dijo que tenía dos meses de embarazo, Emma quedó estupefacta, ella ya se había hecho a la idea de no tener familia propia.

Emma preparo a Ozi, para la llegada del nuevo integrante de la familia, el niño se entusiasmó, con la pronta llegada del bebe, a los siete meses llegó al mundo una linda niña, blanca como la leche, rubia y con grandes ojos azules. Cuando Ozi la vio le preguntó a Emma.

- ¿Tú eres su mamá?

-Si, ella es mi hija y tu hermanita.

El niño la miro largamente de pronto le volvió a preguntar a Emma.

- ¿Cuándo iremos a buscar a mi mamá?

Emma se sobresaltó, sin embargo, sentó a Ozi y le dijo tomando sus manos con mucha delicadeza.

-Lo siento cariño no hay manera de encontrarla, ojalá pudiéramos, pero es imposible, te puedo asegurar algo, ella te ama algún día ella te va a encontrar o tu a ella.

Ozi ya no dijo nada, miró a Emma largamente le sonrió y siguió acariciando a su hermanita.