Una sonrisa fácil
Un amor que cosquillea
Atrapado...
Ahora estoy enganchado a ti
Aomine Daiki podría ser muchas cosas menos un mal hijo y en su caso, jamas seria o se veía en su futuro como un mal padre.
Tampoco abandonaría a un hijo.
En su libro de vida era como dispararse a si mismo.
Así que aquel día en él que había visto como un desconsolado Kouki era abandonado nada mas y nada menos que por él emperador; su ex capitan, enfureció.
Internamente y sin darse cuenta en un principio, se sintió con la responsabilidad de cuidar del castaño.
Fue meses mas tarde, cuando la ya visible barriga del embarazo que lo noto.
Había algo en él castaño y obviamente no era él embarazo, que le atrajo.
Tal vez la tristeza en su mirada, o la sonrisa que aun así le regalaba, la obvia torpeza o la forma en que temblaba cuando se asustaba.
Quizá también influyó aquella vez en la que toco su vientre y sintió esa patada atravesar la piel y llegar hasta la calidez en su mano.
Kouki le gustaba.
No quería darle él título de amor porque temía que él corazón del castaño no lo soportara, pero tampoco quería quedarse de brazos cruzados.
Así que año con año, se había colado queriendo y sin querer en su vida.
Acompañándolo en los mejor es y peores momentos, aun estando lejos se tomaba el tiempo para visitarle.
Enji le quería, lo sabia pero en su inocencia algo perdida sabia que no le llamaría padre.
Kouki era todo lo que quería en su familia, madre y padre a la vez, y de fuerte temple. Sabia que él niño había sufrido desde su corta edad al saberse rechazado por su progenitor.
Porque para Aomine, Akashi era solo eso. Un cadena de adn que uniera al pequeño con él.
Sentía que no podia dejar la oportunidad de tener a tan bella persona en su vida y ni siquera ahora, ya varios años después. mientras observaba como el niño al que había visto crecer corría a sus brazos para saludarlo a su llegada.
Sin duda la oportunidad de una familia con ellos dos seria, lo mas bello que pudiera pasarle en la vida.
-No estoy de acuerdo Kouki -
Menciono él moreno mientras bebía de la botella entre sus manos, el castaño se acerco quitándosela para ponerla en la mesa frente a ambos, Aomine vio como se tomaba el rostro apretando un poco su piel y su cabello, no se contuvo y se acerco, tocando las ebras castañas, acariciandolas entre sus yemas, haciendo que este saliera de su escondite y volteara a verle.
-Yo tampoco estoy de acuerdo Aomine-san... Pero Enji no cede y aunque no lo quiera Akashi es su padre-
Aomine se acomodo mas cerca, limpiando con ambas manos las lágrimas que ya derramaba el castaño, atrayéndolo hacia el y apretandolo contra su pecho.
En ese momento Aomine se sentía desgraciado, no solo por él dolor de quien amaba, sino por estar aprovechandose de eso para poder tenerle entre sus brazos aunque fuera un poco.
-Ya he hablado con él...-
Aomine lo separó con rapidez, no esperaba eso. No quería eso.
-¿Porque? ¿Cuando?-
Kouki no respondió inmediatamente, buscando respuestas entre sus recuerdos.
Desde aquella primera vez en la que le preguntara a su hijo si no quería conocer a su padre, no se dio cuenta de que havia plantado una semilla de curiosidad.
Si bien su hijo era solo un niño, sabía que las circunstancias lo habían obligado a madurar demasiado rapido y aunque Akashi por muchos años no quizo saber nada de el...
Hubo dos ocasiones en las que tubo oportunidad de verle, no sabe y no quiere saber si lo hizo o no, pero ahora era su mismo hijo que expresaba la inquietud, simplemente no podría negárselo.
-Hace unos dias, le contacte por medio del abogado-
Aunque la voz que escuchase tras la linea se le hiciera algo conocida.
Y era una cosa que odiaba mas del pelirrojo, Aomine no podía creer que hubiera obligado al castaño a firmar un contrato, como si su hijo se tratase de una inversión.
Kouki se dio cuenta de a donde iban los pensamientos del moreno y aunque pensaba de la misma forma decidió callar.
-Lo siento Aomine-san, pero ya esta decidido-
-No tienes porque disculparse Kou, despues de todo aunque lo odie, el es su padre...-
Aomine se levanto del sillon donde se encontraba, pasando ambas manos por su cabello, estaba molesto y aun mas porque con cada palabra que escuchaba tenia la sensación de perder algo que aun no tenia.
Kouki le siguio poniendose frente a frente y tomandole de las manos como si quisiera calmarlo. Pero no sabía que lo único que lograba era ponerle a un hombre hambriento un filete en sus manos.
-Claro que tengo que hacerlo Aomine-san ha estado para Enji como un padre todo este tiempo, tiene mucho que ver. No quiero que mi bebe sufra mas de lo que ya lo había hecho-
Kouki se sentia egoísta, al haber concertado la cita sin la previa información hacia el moreno. Sentía que de alguna manera lo traicionaba y no entendia bien porque.
Aomine ya tenia una resolución y no importaba si a Akashi le hubiera llegado una especie de iluminación redentora.
Simplemente no podia llegar años después y hacer como si el tiempo no hubiera pasado.
Akashi estaba sentando frente a la única persona a la que medio le tenía respeto.
Su padre.
Kouki no tenia la culpa, debía admitirlo, pero últimamente estaba tan lleno de trabajo que casi por primera vez en su vida, se habia descuidado.
Kouki había dejado un mensaje de voz en su contestadora y su padre al creer que era algo relacionado a la empresa ya que él numero era solo para llamadas de ese tipo, respondió.
Así que cuando entro a su oficina y vio la expresión que tenía supo que algo no andaba bien.
Así que ahí estaba Akashi sentando frente a su padre, como quien espera una condena.
-No puedo creerlo Seijuuro ¡Esos no son los valores que te di como hombre!-
-Tu a penas y me diste valores, padre, no lo olvides-
-Ese no es él punto Seijuuro, abandonaste a tu hijo ¡A mi nieto!-
Su padre bullia en molestia y a Seijuuro podia importarle poco.
Tenía sus razones.
-Quiero que vayas con Kouki y te hagas responsable de tus actos, ya no eres un niño y... ¿A donde crees que vas? Estamos hablando-
Akashi ya se hayaba en la puerta, con la mano en la manija.
-Tu estas hablando padre y a diferencia de ti, tengo cosas importantes que hacer-
Masaomi no lo entendia ¿En que habia fallado?
Se sentía impotente al haberse perdido casi seis años de crecimiento de su nieto, sangre de su sangre.
Y empeoraba el hecho de haber conocido a Kouki aunque fuese un poco y por corto tiempo.
A pesar de que sabia que él castaño no provenía de una alta cuna, había sabido darle su lugar como buen doncel. Era simpático y lo que las valoraba, integro y de buenas costumbres.
No como a esas tantas chicas con las que había estado saliendo Seijuuro, a las que incluso les quedaba chico él llamarlas señoritas.
Si Kouki hubiera querido abría desfalcado a la familia, mas no lo hizo y con ello se ganaba un respeto que pocos obtenían.
Pero lo que mas le causaba conflicto era la mirada de su único heredero, una muy parecida a la que sabia tuvo alguna vez cuando perdiera a su amada esposa.
¿Que habia pasado para que Seijuuro sintiera que había perdido a Kouki de esa manera?
Mas a un, a su hijo.
-¿En que piensas Seijuuro?-
Enji estaba inquieto, sabia que lastimaba a su madre, pero era algo que venía queriendo desde que supo como se hacian los niños.
En su anterior colegio fue que se dio cuenta que algo andaba mal con su familia.
Tenia a su tío Taiga, el bombero que siempre le traía un hamburguesa cada que lo visitaba.
A su esposo, él tío que siempre asustaba a su mamá y secretamente a él a veces, cuando aparecía y desaparecía de repente.
Estaba súper tío él super modelo.
Al que conocia pero pocas veces veía por su trabajo, a su tío él doctor y su esposo él enfermero, al que no quería ver porque temía que lo inyectara, ya lo había hecho una vez y ya no confiaba en el, no señor.
Y por último; a la persona en quien mas confiaba después de su madre, su tío Aomine, en policia.
Recuerda aquella vez en la que lo llevo en una patrulla a su colegio. Fue la primera vez en que sus amigos se acercaran a él y lo elogiaban por pensar que era cool conocer a un gran policia.
Aomine Daiki, deseaba ser alguien importante y de honor como lo era el... Su tío.
Y había ocaciones en las que aun con corazon y pensamientos de niños, deseaba fuera su padre.
Entonces ¿Donde estaba la otra persona que había contribuido a su concepción?
Pero no era asi. Así que ahí estaba, en ese elegante restaurant esperando a quien se suponía le había dado la vida.
Su madre había estado aprensivo de dejarle ahí solo, pero así lo había pedido él mismo. No queria causarle algún dolor innecesario.
No fue necesario esperar mucho tiempo, escuchó él intercambio de unas palabras por demas corteces llenas de protocolario social.
Él primer contacto lo estremeció, él intercambio de miradas le hizo sentir que le faltaba el aire.
Por dios, su madre tenia razón. En aquella ocasión en la que haciendose él dormido le escuchara decirle él enorme parecido que tenia con su padre.
Instintivamente llevo una de sus manos a su cabello, esa era la unica diferencia que tenían. Lo demás... Eran iguales.
Incluso él andar despreocupado lleno de autoestima era él mismo.
-Buenas tardes- le escuchó decirle
-¿Si quiera sabe mi nombre?- hablo sin querer con algo de impulsividad
-Veo que tu madre no ha sabido enseñarte modales y si; lo se, Enji -
-Si lo hizo- contra ataco -Es solo que lo veo innecesario, esto no es una reunion social -
Ellos no lo sabían, pero las personas a su alrededor sentían tal presión en él ambiente que temían que algo malo fuera a pasar, aunque no supieran que.
-Entonces ¿Que es lo que deseas?-
Si; eso mismo se preguntaba Enji. Solo poco tiempo había tenido esa idea en la cabeza.
Ver a su padre.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no de dolor, si no de furia. Él que él hombre que decía ser su padre se comportará tan calmo, como si su reunion fuera cosa tan normal, y no él hecho de ser la primera vez que en la que se vieran.
-Hubo momentos... - hablo por fin, sintiendo su garganta estrecharse - En donde todo lo que tenias que hacer, todo lo que yo quería; era que fueras mi padre e incluso entonces, sabía que me despreciabas... Necesito saber porque-
Enji le sostuvo la mirada, aun con lágrimas que se negaba a dejar caer. Él ambiente se torno mas tenso de por si y vio un destello en la mirada heterocromatica que no supo identificar, después de todo aun era un niño.
-No lo se... Simplemente, lo hice -
Enji enfureció ¿Que clase de respuesta era esa?
-¡No deberias "hacer" personas si vas a abandonarlas!- grito sin poder evitarlo, golpeando con sus pequeñas manos la mesa, atrayendo atención de los demás comensales - Por que lo unico que lograras es que vayan a sentir que hicieron algo mal toda su vida -
Enji tenia solo cinco años, a escasos meses de cumplir seis, pero sentía tanto peso en su alma y esa era una de las razones por lo que había concertado esa reunion.
Su cabeza comenzaba a doler, punzando muy cerca de sus ojos tambien bicolor.
Levanto la mirada con su rostrl lleno de lágrimas en cuanto la voz de quien decía ser su padre llego a sus oídos.
-En mi experiencia... Los padres causan dolor, ya sea por su presencia o ausencia, hay cierto daño que sólo los padres pueden lograr... Así que temí y te deje-
No supo porque pero la mirada de su hijo hizo que fluyeran todos esos pensamientos que tenia atorados en su mente -Porque siempre estuve destinado a dejarte roto-
-¡Eres un egoísta! ¡Te odio!-
Enji se levanto de la mesa con rapidez, haciendo que varias cosas cayeran y se quebraran contra él piso.
Pero fue solo cosa de segundos para que él dolor que lo aquejada acabara con su tierna mente de niño. Cedió a la oscuridad y antes de que sintiera él frío del piso sintió tibieza y unas palabras que no llegaron a registrarse por completo en su mente.
-¡Enji! ¡Hijo!-
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