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🛬 D O S ✈

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Está sentado en una incómoda banca, preguntándose con intranquilidad las razones por las que respira, no entiende cómo en un segundo su vida se escurre entre sus dedos y al otro simplemente está a salvo. Su existencia ha llegado a tal punto tortuoso que dejó de creer que la vida le daría segundas oportunidades, pues por lo general es él quien busca alternativas. Aunque en este momento está bien, no puede quejarse, cumple su sueño y tiene cierta estabilidad, fruto de un camino largo que le ampolló hasta su piel más dura.

Todo su mundo está acostumbrado a dar vueltas, pero este giro en especial lo ha dejado estupefacto. Sentir que lo tiene todo bajo control, y de repente... pensar que lo ha perdido, que se ha perdido, sumergiéndose de a poco en la muerte, es una situación que deja a cualquiera pensando, reflexionado en su propio sentido de vivir, porque casi ha dejado de hacerlo.

V I V O — parece una palabra irreal que ha adquirido un significado más fuerte. Casi no lo cree, pero aquí esta, justo ahora, respirando dentro de la carpa improvisada de atención medica del equipo de rescate. Vivo.

Antes de que pueda repetir una vez más la palabra en su cabeza, escucha una voz que de pronto le resulta melodiosa: — te dije que saldríamos de esa — le dice Pablo.

— sí.

— ¿y cómo te sientes?

"Con la boca seca" quiere responder, y no es para menos, recién enfrentó su miedo más grande, cara a cara; pero las palabras se le atoran por la conmoción de que su amigo Pablo también este vivo y opta por encogerse de hombros mientras curva los labios.

— estuvo muy fuerte eso del accidente ¿no? — prosigue el de ojos azules.

Pablo está sin camisa y en cuanto se sienta al lado suyo, se percata de una profunda y dolorosa herida que le cruza el costado. Gabriel se traga un jadeo de horror.

— Pablo — casi suspira su nombre —, no me dijiste que...

— ah ¿esto? — Señala la carne algo abierta — es sólo un rasguño comparado con estar vivo, además es sexy, ¿te imaginas cuántas chicas lindas quedaran atrapadas por la historia de cómo me la hice? Esto me da un toque varonil, como los tipos estos de las pelis de acción, claro que más guapo y real.

Gabriel sonríe por la actitud despreocupada de su amigo, ese rasgo suyo siempre le gustó. De hecho, una parte de su interior cree que si Pablo no hubiese sido su copiloto, jamás lo hubiera logrado.

— deberías ir a curación antes de que se infecte

— vale, Gabi, deja tu tono paternal, estoy esperando a que esa paramédica de allí termine con su paciente.

— Ese enfermero de allí está desocupado.

— pero tiene que curarme ella.

— ¿porque te da confianza?

— no, porque mola mucho.

Gabriel rueda los ojos y ese simple gesto le resulta valiosísimo, tal vez porque la muerte le miró de cara.

No dice nada más y disfruta del silencio mientras Pablo está embobado mirando a la paramédica.

Uno de los rescatistas enciende una diminuta televisión, demasiado anticuada, aun así todos giran la cara para encontrarse con la noticia de última hora: ellos, su accidente. La mayoría de las personas no entienden lo que dice la reportera pero se guían por la imágenes, Gabriel en cambio hace uso de su pulido inglés para enterarse de cómo se está viendo la noticia del otro lado de la pantalla — otro lado de la pantalla, le resulta curiosa esa expresión porque es la primera vez que la usa, porque nunca ha vivido la situación en carne propia mientras espectadores ven su tragedia con el control remoto en la mano, porque nunca entendió que había «otro lado» con las calamidades —. Parpadea después de un largo tiempo viendo a la periodista de blusa amarillo banana, jamás en su vida se ha concentrado tanto en las noticias, pues su trabajo ocupado lo mantiene en su propia burbuja; cuando abre los ojos escucha su nombre seguido por una foto suya (más exactamente la que la aerolínea donde trabaja tiene archivada en su expediente), se ve pulcro, porque lo es.

— ¿a que no me veo como todo un galán? Mirad, que sujeto tan guapo — escucha la voz de su mejor amigo, tan vivaz que no pareciera tener una rajadura en el torso —, vale que si fuese otra persona y fuese gay, me enamoraría de mí mismo, soy una chulada.

Pablo se refiere a su retrato, que ahora está en la pantalla, a pesar de que sólo es una fotografía de documento le parece genial estar en televisión y estar vivo para verse, con su cabello rubio y una expresión juguetona tras sus orbes azules.

— Modestia te llaman — se burla Gabriel.

— venga, tío, que tú saliste mejor

— ¿qué dices? ¿Ahora halagas a hombres?

— No, pero soy de mente abierta — se toca la sien con el índice repetidas veces.

Gabriel le mira confundido pero lo deja pasar porque la reportera capta su atención

"[...] Y aún no se sabe mucho de este accidente, ni las autoridades ni la aerolínea han reportado el número de sobrevivientes o de víctimas de este vuelo que viajaba de Brasil con destino a Londres y que colapsó cerca al canal de la mancha, pero expertos estiman que debido a la magnitud del choque, no podría hablarse de resultados esperanzadores.

Estaremos cubriendo la noticia para ampliar la información. Sigan en el estudio"

Suspira y se quita la cobija que cubre su empapado cuerpo antes de mandar a Pablo a curación y pararse para ayudar al cuerpo de logística. Su conocimiento de cuatro idiomas le facilita comunicarse con los distintos pasajeros, de esta manera llena la lista con los nombre, edad y procedencia de los sobrevivientes para reportar a los noticieros, pues sin importar que no tenga familia, siente angustia tras las palabras de la reportera.

Y a pesar del horrible frío que se cuela por su cuerpo, Gabriel siente un calor reconfortante al ver la larga lista de sobrevivientes que recién terminó de llenar. Son muchos.

Incluso sin rechistar, ayuda a subir las camillas improvisadas a los helicópteros médicos que se dirigen a urgencias con los sobrevivientes en condiciones más serías, entre ellos Pablo, quién a pesar de poder caminar requiere puntos en su herida.

— ¡que yo quiero ayudaros! — se niega a subirse.

— estás herido.

— Anda, Gabi, esto es algo pequeño — insiste.

— No, la paramédica dice que ese corte está muy profundo para tratarlo aquí, a mitad de la nada sin las mínimas condiciones de higiene. Así que te subes por las buenas.

— ¿cómo que por las buenas?

— créeme, no querrás que explique.

Con un gestó infantil Pablo se sube al helicóptero sintiéndose un inútil. Siempre ha sido muy humanitario y le parece un desperdicio estar en volando hacia el hospital en vez de ayudando, haciendo uso del curso en primeros auxilios que le exigieron en el instituto de aviación. Le duele a horrores la cortada y la clavícula también, sin embargo, se siente enojado con Gabi por no dejarlo quedarse en la carpa. Y es que Gabriel siempre ha sido mandón, en especial porque es piloto, no entiende cómo es su mejor amigo porque se siente demasiado ligero para el carácter estricto de Gabriel.

A veces siente que lo odia, y se asusta porque no le gusta pensar que es mala persona, mal amigo. Sabe que Gabi lo quiere y él también lo hace, sólo que no con toda la honestidad que quisiera. Quizás porque Gabriel a pesar de ser una gran humano se centra demasiado en su trabajo, pone los aviones por sobre los sentimientos y eso lo saca de quicio, porque le recuerda la primera persona que rompió el corazón, una muchacha que le dejó porque su familia no aceptaba la relación, y el amor que Pablo le tenía no pareció siquiera significante. Siente que así es Gabriel, y no puede soportarlo a pesar de ser sólo una hipótesis.

Siente que todo el mundo debería dejarlo todo por amor, aunque él acostumbra a ser el dejado. Y es precisamente Gabi quien se lo recuerda sin siquiera saberlo.

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