Tercera parte
Michael baja a la sala y entra su queridisima amiga Elizabeth Taylor. Sonríe y la saluda de beso en la mejilla.
−Me alegra que estés conmigo.
−¿Y eso?
Michael bufa y la mira.
−Monse y yo hemos sido elegidos para hacer la fiesta, y sabes como me siento.
−Oh querido, yo lo único que puedo decirte es...− se detiene al ver una chica bajarse de la escaleras, y no sólo llamó la atención de ella, sino de todos los invitados que iban entrando, Michael no entiende el por qué y voltea hacia la dirección donde todos posan las miradas.
Atracción. Es lo que Michael siente al ver a Monse con esa vestimenta, mira sus piernas y traga saliva, Monse se acerca a donde están ellos y Michael de inmediato se baja de las nubes.
−Monse, te presento a Elizabeth Taylor, una de mis grandes amigas. Liz, ella es Montserrat Laferte.
Ambas se dan la mano.
−Mucho gusto conocerte, querida.
−Lo mismo digo.− muestra una sonrisa amigable.
−Liz, si nos disculpas... tenemos que atender a los invitados.− comenta Michael.
−Adelante, adelante.− sonríe.
Michael y Monse se dirigen a los demás invitados y se saludan, risas por acá, risas por allá, pláticas divertidas, gente saliendo y entrado del hogar de Michael, algunos con la curiosidad de subir a la Rueda De La Fortuna, otros al Carrusel, o también querían visitar a los animales en el pequeño Zoológico.
Son las 9:00 de la noche, todos se meten al hogar y se sientan para estar en la sala del comedor, Michael y Monse tratan de llevarse lo mejor que pueden, ya que Frank Dileo está presente en la fiesta. Ella se sienta a lado de Michael para que parezcan que no se llevan tan mal.
−¿Tenias que sentarte a lado de mí?− susurra entre dientes Michael.
−Mira idiota− Monse lo mira a los ojos. −Tenemos que fingir que nos llevamos bien, por que pobre de ti si me despide.
−No sólo a ti, también a mí.
−Por una parte está muy bien.− Monse pone sus dedos en la barbilla, Michael la ignora y trata de calmarse.
−Tonta...− murmura por lo bajo para que no lo escuchara.
Ella voltea a verlo, y decide darle una patada con esos tacones que trae; entonces Michael se queja y la mira de mal modo a ella.
>>¡No puedo más!<<
Michael se levanta y agarra del brazo de Monse disimuladamente para que no notaran lo molesto que está, y la saca afuera a lo que ella se queja.
−¡Que te sucede! ¡como te atreves a...
−¡Silencio!− cierra los ojos tratando de calmarse.
−¡No tienes derecho a hacer eso!
−¡¿Ah no?!− se cruza de brazos −¿Yo si tengo que soportar tus barbaridades que dices y yo no puedo hacer lo mismo?− ríe con ironía.
Monse lo mira y se da la vuelta y pone las manos en su frente.
−De acuerdo− se da la vuelta dándole la cara. −Tienes razón, se que a veces actúo sin pensar, pero... ¿que no lo entiendes?
−¿Que cosa?− Michael no logra entender.
−Tú eres mi enemigo, yo soy tu enemiga, y sé que me odias, y yo igual... pero a lo que quiero llegar es que...− Monse abre los ojos como fantasmas al ver que llegan dos personas en la dirección donde ellos están. Michael mira hacia la pareja y se queda inmóvil.
Entonces... como un impulso entre Michael y Monse se acerca y sin querer se toman de las manos. Ambos miran sus manos entrelazadas y se miran con confusión.
−¡Oh, hola!− habla la chica con clase.
−Hola... Lisa.− Michael la mira con algo de nervios.
−¿Monse?− habla el chico de ojos verdes.
−Oh... hola Josh... ¿que haces aquí?
−¿La conoces?− habla Lisa.
−Sí, fue... mi novia.− no deja de mirar a Mon.
−Oh, ¡pero que extraño! Michael fue mi novio también.
−Muy extraño.− Monse comienza a entender.
−Sí− Michael los mira a Lisa y a Josh. −Y ahora Monse es mi novia.− agarra la cintura de ella y lo atrae más a él.
>>¿Que rayos sucede aquí?<<
−Es verdad.− responde Monse.
Monse y Michael miran como a los dos se le tensan la mandíbula.
−Por favor, pasen.− Michael se hace un lado y deja que pasen los dos.
−Ahorita me vas a decir por rayos hiciste eso.− susurra en el oído de Michael para asegurarse de que no los oigan mientras se dirigen al comedor.
−¿No es evidente?− llegan y se sientan. −Lisa me ha estado rogando que volvamos, y apuesto a que también Josh ha hecho lo mismo contigo− Monse lo mira por unos segundos y asiente con la cabeza. −Es por eso que tu y yo automáticamente nos agarramos de la mano y fingimos ser novios para que no nos molesten.
−Demonios...−Monse lo mira fijamente. −No sé cómo rayos tienes la razón en todo.
Michael alza los hombros en forma de victoria con esa sonrisa.
−Pero ni creas que nos vamos a dar besos o hacer esas cosas cursis, de una vez te lo advierto, solo tomarnos las manos.
−¿Y si tenemos que llegar a darnos un beso? No creo que puedas impedirlo.
−Pues te doy una cachetada como la de hace rato.
Michael la agarra del brazo y acerca su rostro a la de ella.
−Mira Montserrat− habla con una voz algo gruesa. −Tendremos que hacerlo por las buenas o por las malas, tu decides.− le suelta el brazo y ella rueda los ojos, y todos comienzan a comer.
Después de una hora de comer la rica comida, todos se encuentran en la sala, Michael se encontraba a lado de ella tomándose la mano, los empleados y unos cuantos amigos más comenzaban a sospechar de ellos.
−¿Quieres champaña, amor?− Michael le pregunta a Monse, ella lo mira y asiente con la cabeza.
Michael se aleja y busca al mesero que sirve la campaña, entonces de pronto Monse mira que Josh se acerca a ella, así que con la mirada busca a Michael y en cuestión de segundos lo encuentra, se acerca a él pero tropieza algo en el suelo y ambos por poco caen al suelo.
−¿Que sucede?− la agarra de los brazos. −¿Por que corres como loca?
−¿Que? No seas estúpido, yo lo que hacía era...
Los invitados los interrumpen y ambos se sobresaltan.
−¡Están bajo el muérdago! Así que ya saben que hacer.− habla una persona de tercera edad.
−¡Y para comprobar si andan juntos!− habla una de la empleadas.
Frank Dileo se encuentra frente a Monse y Michael. Ellos sonríen algo nerviosos, no saben que hacer.
−Hagamoslo.− dice Michael.
−¿Estás loco? Te advertí que nada de eso.
−¿Por las buenas o por las malas?
Monse lo mira y suspira.
Ambos se acercan, Michael la agarra de la cintura, mira los ojos de Monse y ella los de él, entonces se pierden en esas miradas. Y de pronto... los labios de él se unen a los de ella formando un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro